En el campo de la derecha vuelven a estar las cosas. ¿«Arreglaránse»?, como me preguntaba en un ensiertu anterior en este blog. Desde luego, de no ser así, el conjunto de la derecha asturiana —no sólo los elegidos, atención, también los electores— habrán hecho por cuarta vez en pocos años un pan como unas hostias, en lo que resulta en ejercicio de masoquismo histórico de escasa similitud.
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PP y FAC, pues, han fracasado rotundamente, tanto en su trayectoria como en los concretos resultados de estas elecciones.
El PSOE ha mantenido sustancialmente su voto y mejorado sus resultados. IU ha crecido menos de lo que esperaba, entre otras cosas porque el PSOE no ha bajado. La alta abstención ha sido una nota llamativa, que ha facilitado, por otra parte, la entrada en el parlamento de UPyD.
Queda, a partir de hoy, la partida abierta. De no haber encuentro entre las dos ramas de la derecha —bastante difícil—, gobernará don Javier Fernández con el apoyo de IU. Es decir, que tras el paréntesis de estos meses, volveremos a la política que durante décadas han protagonizado con tanto éxito PSOE e IU.
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SEGUNDA ADICIÓN: Los resultados electorales sitúan, por ahora, a la UPyD en el limbo de la irresponsabilidad, posición ideal para ellos. Si el voto de la emigración arrebata un escaño a FAC, se convertirá en auténtica llave (o «puerta», como ellos dicen). «Entonces será el llanto y el crujir de dientes».
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