Resucitar cadáveres en tiempos de difuntos

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(Ayer, en La Nueva España) RESUCITAR CADÁVERES EN TIEMPOS DE DIFUNTOS Hace cinco años, como saben ustedes, una iniciativa sacada adelante con los votos de PP, Podemos, Ciudadanos y Foro eliminó el Consejo Económico y Social (CES), con el voto en contra de IU y del PSOE. El Consejo Económico y Social es una institución que funciona en otras comunidades autónomas, en el Estado y en otros países europeos. En ellos están presentes la patronal y los sindicatos, el Gobierno y algunos otros entes. Son órganos consultivos que elaboran informes sobre los proyectos de normas socioeconómicas y laborales, en algunos casos de forma obligatoria, en otros casos por iniciativa propia. Siendo sus informes preceptivos, el Gobierno puede tomarlos en cuenta o hacer oídos de mercader a los mismos, como suele hacer. La financiación de estos entes proviene en su mayoría de los gobiernos de cada territorio. En el caso asturiano, el presupuesto en 2016, un año antes de su liquidación, fue de 754.000 euros; de los gastados, 455.000 se fueron en personal. Es difícil ver la utilidad de estos organismos en estos momentos, al menos en un ámbito territorial como Asturies: lo que opinan sobre cada una de las normas o proyectos en marcha la patronal o los sindicatos lo sabemos día a día y hora a hora, a través de la cuentas sociales y de los medios de comunicación. Lo sabe también el Gobierno, que suele convocarlos para informarlos y oírlos, y, si se trata de iniciativas legislativas, los convocados se hacen oír en la Xunta Xeneral, a la que son llamados para emitir su opinión (que ya se sabe antes por mil conductos, además de los internos de los partidos). Es cierto que, relativamente, el gasto no es excesivo, para lo que puede dilapidarse en tantas cosas dentro de los presupuestos, pero la utilidad del CES es bien escasa, por ser benévolos. Cierto es también que es uno de esos instrumentos “de sonadía” que les gustan a ciertas izquierdas (a Podemos, al menos hasta ayer no) para hacer que hacemos, y no quiero decir que por otras razones. Bien, pues ahora IU y PSOE, a impulso de IU, se proponen resucitar el cadáver. No digo que los tiempos, estos de difuntos, no sean propicios para la iniciativa. De difuntos y de búsqueda de justificaciones para los acuerdos presupuestarios.

Los ensueños de la razón engendran monstruos

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(Ayer, en La Nueva España) LOS ENSUEÑOS DE LA RAZÓN ENGENDRAN MONSTRUOS Ahí tienen ustedes la última plasmación del monstruo más universal y perseguido: Xi Jinping, sentado, mira con indiferencia y una cierta sonrisa cómo se expulsa de la sala de congresos a su predecesor, Hu Jintao. La imagen no es más que la epifanía del proceso por el que la dictadura se acendra en China, se barre a los disidentes o se los hace desaparecer, se modifican los estatutos para que el dictador alargue su mandato, se restringen las libertades en Hong-Kong… Y aun en el caso de que la imagen de la conducción de Hu Jintao respondiese a otra cosa, el proceso, el acendramiento de la dictadura, es ese. Eso es el comunismo, dondequiera que se da, Cuba, la antigua URSS, los países de ella dependientes, Corea del Norte, dondequiera: brutal dictadura, militarismo, miseria, y nada digamos del respeto al medio ambiente. El comunismo, ese sueño o fantasía de la razón por el que tantos en Occidente suspiran, en una operación mental, en un metaensueño de la razón que se niega a ver la evidencia de la realidad, invariable, universal, de sus sueños. Pero también otros sueños de la razón se convierten en monstruos y provocan daños, si no irreparables en su totalidad, sí cuantiosos. Así las teorías económicas que se plantean como un absoluto, al margen de los datos concretos de la realidad de cada país o coyuntura. Ahí tenemos el «lafferismo», esa idea, un día plasmada en una servilleta, de que la rebaja de los impuestos provoca indefectiblemente inversión, crecimiento y, en último término, si es que es ello lo que se busca, empleo. ¿Ha funcionado esa teoría en algunas ocasiones? Sí, cuando ha ido acompañada de otras variables que propiciaron el crecimiento económico. ¿Ha funcionado ahora, cuando Liz Truss tomó ese ensueño de la razón como parte central de su programa político-económico? Ya lo saben ustedes: en menos que canta un gallo, caída de la libra, subida de la inflación, retracción de capitales… Caos absoluto y un récord menos que lechuguil de solo cuarenta y cinco días al frente del gobierno. ¿Y cómo es posible, se dirán ustedes, que se nieguen evidencias incontrovertibles o se pongan en marcha experimentos que no son más que una teoría incompleta que necesita miles de indagaciones sobre la realidad para que pueda suponerse su correcto funcionamiento? En general por la fe, especialmente en el caso de los «socialismos reales» (fíjense qué ironía histórica el sintagma), que consiste en negar lo que vemos en función de lo que queremos ver. Pero también mediante la construcción de falacias clasificatorias que se convierten en falacias argumentativas que defienden la fe propia. Así, como afirmó don Gaspar Llamazares o reitera Podemos: «Cuba no es una dictadura, es otra cosa». ¿Cuál es la implicación de esa falacia-ficción? Esta: las dictaduras son solo las de derechas, los regímenes comunistas son, por definición, regímenes del pueblo (como en Grândola, Vila Morena, donde «o pobo é quem mais ordena»), ergo, no son dictaduras. Por sus ensueños, los conoceréis. Pero, sobre todo, temedlos, porque intentarán convertir sus ensueños en hechos, y serán monstruos.

Babayaes y bocayaes

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU BABAYAES Y BOCAYAES Entrevista a Luz Gabás, ganadora de un millón de euros en el Planeta. Arroja la siguiente frase: «Me cuesta creer que el amor heterosexual sea fascista». Aceptemos que la frase no es enteramente suya, que tiene dudas sobre su verdad, pero es ella quien la considera. Analicémosla. ¿Qué entraña, de ser cierta? Que solo el amor homosexual no es fascista. Sigamos. ¿Qué significa, en realidad? Nada. Es una frase tan vacía como «El amor heterosexual es el satélite oculto de la luna» u otra tontería. Volvamos a darle veracidad. Puesto que una parte del amor es sexo y, salvo en organismos primarios, el sexo y la reproducción se realizan mediante yunciones heterosexuales, concluyamos: «El universo es fascista». ¿Cómo dicen que decía Albert Einstein?: «Solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro de la primera». Dejemos la babayada y pasemos a les bocayaes. Nuestro Gobiernu, con don Adrián a la cabeza, lleva un tiempo quejoso y gayasperu. Quejoso porque la ejecución presupuestaria de los dineros del Central en Asturies es baja. Manifiesta sus molestias por ello («Barbón reclamará al Gobierno “un amplio margen de mejora” en la en la inversión estatal») y pondrá en marcha una comisión bilateral de seguimiento. Es solo una bocayada, un gesto, un paraxismu para “hacer que hacemos”, semejante a los acuerdos sobre el lobo que dice haber acordado con el Ejecutivo Central, de nulo valor. Lo curioso es que si ustedes revisan la hemeroteca verán que también el Gobiernu redujo también sus ritmos de inversión este año. Así que «dixo la sartén al cazu, quita p’allá culu prietu». Ya saben ustedes que uno de los géneros de literatura fantástica son los presupuestos: sus ingresos y su ejecución. Solo una cosa es cierta de ellos: la cifra de impuestos que a usted le van a cobrar por sus gastos (IVA), salarios (IRPF) u otros gravámenes.

Las verdaderas cifras del paro y de la necesidad

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(Ayer, en La Nueva España) LAS VERDADERAS CIFRAS DEL PARO Y DE LA NECESIDAD Desde hace décadas, viene España figurando a la cabeza de los países de más desempleo de Europa. Y, al mismo tiempo, con unas altas tasas de personas o familias que necesitan ayudas sociales para subsistir. Es innegable que ambas cuestiones existen, ¿pero cuál es su dimensión real? En primer lugar, y como he señalado muchas veces aquí, el número abundante de personas que rechazan un trabajo porque no cumple sus expectativas salariales o de otro tipo lo hace porque sus necesidades ya están cubiertas sin esa aportación dineraria que les daría el trabajo “insuficientemente remunerado”, es decir, porque vive sin el dinero que le proporcionaría ese tiempo y esfuerzo de ocupación de su vida. Supongo que ustedes, igual que yo, habrán visto titulares todas las semanas en que empresarios o jefes de recursos humanos se quejan de que no encuentran empleados, no solo en la construcción o en la hostelería, que parecen los sectores más aquejados por esa falta de mano de obra, sino en otros varios. Ahora bien, no es que no haya “parados” para cubrir esas plazas, es que esos parados no quieren cubrirlas. Estos últimos días ha venido a abrirse una ventana más de clarificación sobre el problema. La conseyera del Gobiernu, doña Melania Álvarez, supongo que más harta que preocupada, ha hecho público que uno de cada cuatro perceptores de salario social resultó ilocalizable para ofrecerle un trabajo, y que de las 470 personas a los que se les ofreció únicamente 162 lo aceptaron. Si ustedes reciben información sobre contrataciones saben también que existe, asimismo, un cierto número de trabajadores que solo aceptan ser contratados si toda su retribución o parte de ella la reciben en negro o que prefieren un contrato limitado o temporal a otro más estable. La razón, en todos los casos, es una: seguir cobrando las prestaciones que reciben de la Administración, ya sea específicamente como paro, ya por otros conceptos. El novedoso ingreso mínimo vital debe ser también una fuente de anomalías, al menos así se deduce de que las previsiones del Gobierno sobre la población acreedora al mismo no se han cumplido. En todo caso, en lo que ya está en marcha no dejan de darse casos que resultan escandalosos. He aquí uno reciente: “Un ruso cobra el ingreso mínimo vital en España pese a venir con 65.000 euros en metálico y tres cuentas con 33.000”. ¿Un caso único de abuso? Seguramente no. ¿Un caso generalizado? Probablemente tampoco. La cuestión central es que ese dinero que se recibe de forma inadecuada no sale del cielo, o, como gusto decir, “del burru cagarriales”, procede del bolsillo de usted cada vez que va a la compra y paga el IVA por el aceite, el vestido o el cine; lo devenga el esfuerzo de todos quienes tienen un trabajo regular con el que producen riqueza y pagan impuestos, muchos de ellos, además, con unos ingresos, que, tras trabajar varias horas al día, apenas superan, o simplemente igualan los ingresos de quienes los tienen por ese medio tan particular. Y, entre otras cosas, pensemos en que la economía sumergida no son solo la actividad económica que los empresarios no declaran, sino, asimismo, la de las personas que no quieren que conste su trabajo. Así que, de verdad, convendría repensar algunas cosas y es lícito, al tiempo, hacerse una pregunta semejante a la de aquel título de la novela de Jardiel Poncela, «Pero… ¿hubo alguna vez 11.000 vírgenes?», ¿pero hay tantos millones de parados en España?

Contenedores justificados sin justificación

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU CONTENEDORES JUSTIFICADOS SIN JUSTIFICACIÓN EMULSA, la empresa de medio ambiente de Xixón, acaba de publicar en LA NUEVA ESPAÑA un comunicado que es una muestra ejemplar de falta de coherencia y confusión argumentativa. Vengamos al origen. La empresa trata de justificar por qué se han quitado los anteriores contenedores, que se levantaban pisando un pedal y no hacía falta abrir con la mano, como los actuales. De forma indirecta, el comunicado viene a responder a las críticas, orales y escritas, que censuran dicha sustitución (“lo que obliga a tocar la tapa, algo que a muchos no les agrada demasiado”). Esas críticas vienen de muy atrás, de los instantes duros de la pandemia, que fue cuando se realizó su sustitución. Yo mismo hice algunas en su momento. Por concretar el problema, hay que señalar que, tras levantar la tapa con la mano, lo higiénico sería a continuación lavarla o desinfectarla. Eso en los contenedores de mondicies varies, los de basura orgánica obligan a posar sobre ellos la tarjeta ciudadana, que, después, debería limpiarse de alguna forma. Es decir, que los nuevos contenedores acrecientan los riesgos de contagio, aunque sean mínimos, y las molestias o ascos. Pues bien, al respecto de estos dos aspectos, no menores, el comunicado propagandístico no dice nada. Se limita a un batiburrillo donde se nos informa del número total de contenedores de Xixón y de que se han cambiado todos (¿y el coste de la operación, tan vez injustificada?); se describen los nuevos contenedores, su eficacia; nos informan de que durante la pandemia EMULSA desinfectó mucho; nos incitan a “separar o reducir […] porque # GijónMeImporta”; y nos cuenta que el plan se aprobó en el Consejo Municipal de Residuos. ¿Qué quieren?, a mí ese mangaráu de desechos argumentales me recuerda aquella cuarteta que Cela anota en Ribeseya: Tengo cochura muy buena. / Comedme sin regodeos / porque soy pura canela. / También se venden fideos.

Al guchu gurdu, unta-y el reu

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(Ayer, en La Nueva España) AL GUCHU GURDU, UNTA-Y EL REU El Ayuntamiento de Ribeseya acaba de decidir bonificar la “viñeta” a los coches eléctricos y a los coches con emisiones cero. En unos casos, con una bonificación del 10%, en otros, de hasta el 50%. El pretexto o motivo es favorecer la menor contaminación, pero ha matizado el alcalde, Ramón Canal: “queremos motivar el uso del eléctrico, pero sin que ello implique premiar a los coches eléctricos de alta gama”. No es la única corporación que lo hace, la medida se extiende como una plaga por toda España, porque todo el mundo quiere ser progresista, esto es, ecologista, esto es, anticontaminante. Y a mí no se me ocurre más que la frase que es el título de este artículo, con metafonía además, como ya se va usando cada vez menos en algunas zonas de Asturies. Porque ustedes, sin duda, habrán visto los precios de los coches eléctricos o híbridos, precios disparatados que rondan los 50.000 euros, aunque algunos puedan bajar de ese precio. ¿Quién puede, pues, comprarlos? ¿La clase mediatrabajadora de don Pedro? Evidentemente, quien disponga de bastante dinero para invertirlo en ese tipo de bienes. De modo que se premia al que tiene y se castiga, de paso, al que no tiene, prohibiendo la entrada en ciertas zonas de la ciudad a los coches de más años —los de la mayoría de la población, que no dispone de dinero para cambiarlos—, esto es, miren ustedes las estadísticas, a la mayoría del corpus automovilístico, o sea, a la mayoría de la población. En contradicción con ello, los coches históricos, es decir, los que tienen más de treinta años, pueden circular sin limitaciones por el centro de las poblaciones. Es cierto que tienen que pasar la ITV, ¿pero no pasan también la ITV todos esos vehículos a los que se condena? Y si pasan el examen de la ITV, ¿dónde está su extraordinario riesgo contaminante? ¿Se trata solo de que son vehículos de quien no tiene dinero para comprarse otro más caro de un día para otro? Y añadan ustedes los problemas para ir a ganar el pan en las grandes ciudades. En un reportaje de estos días en Madrid, señalaba un trabajador que ahora que no puede entrar con su coche en el centro para ir al trabajo —vive en la periferia—, y, puesto que no puede comprar uno nuevo “no contaminante”, tiene que echar hora y media para ir al trabajo en transportes públicos. En El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, se dice que un personaje, la señora Venancia, «tiene una filosofía bailonesca», como San Pascual Bailón, quien, según la creencia popular, «baila delante del Altísimo, y que dice siempre: «más, más, más». Si uno tiene suerte, le da más, más, más; si tiene desgracias, le da también más, más, más». Pues bien, esta filosofía bailonesca, de favorecer al que tiene y dar palos al que no tiene, es la que parece guiar una gruesa parte de la actividad política, europea, estatal, autonómica, municipal. Eso sí, bajo variadas banderas o pretextos. En este ecologismo para ricos no sabe uno si los gobernantes se ríen de la gente, son tontos de la urna (“de capirote”, se decía antes), o, simplemente, desconocen el mundo y las implicaciones de sus dictados. Bueno, todo ello no son conjuntos disjuntos. Miren, el Ayuntamiento de Xixón acaba de sacar unas subvenciones para la compra de coches eléctricos. La cuantía de la subvención es de mil euros, y la condición es que las familias con dos miembros no superen los 1.351,04 euros de ingresos brutos mensuales, es decir, 16.212, 48 euros al año (brutos), cantidad que, como ustedes saben, alcanza para la renta o la hipoteca, la luz, el agua, otras cargas del hogar, la comida, un par de cenas fuera de casa a la semana y unas vacaciones en el Caribe, y, por supuesto, comprar un coche de 40.000 o 50.000 euros. Lo dicho: ¿se ríen de la gente o son tontos de la urna?

Un manifiesto autonomista poco conocido

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(Ayer, en La Nueva España) UN MANIFIESTO AUTONOMISTA POCO CONOCIDO Para una parte importante de nuestra población la autonomía asturiana es un hecho reciente, más bien administrativo, que surge como consecuencia de la Constitución del 78 y la institución generalizada de las comunidades autónomas. Sin embargo, la idea de una identidad fuertemente diferenciada cultural y políticamente viene de muy atrás. Podíamos remontarnos al Poema de Almería (mediados del XII) para observar cómo se apunta allí que llega a la batalla, singularizándonos, el «vivaz astur», «animoso para el combate»; o más atrás: en la construcción del muro de Adriano, junto a tropas de Hispani hay otras de Astures. Pero vengamos a la articulación política específica. Como saben, en razón de diversas circunstancias dinásticas, en 1388 se establece el Principado de Asturies y, con él, la Xunta Xeneral del Principáu, organismo político con ciertas competencias, que perdura, y malvive, hasta la reorganización provincial de 1833. Su desaparición provoca alguna limitada protesta y la memoria de Caveda sobre su historia, Memoria histórica sobre la Junta General del Principado de Asturias. Pero la conciencia de la singularidad cultural y política de nuestro país no desaparece. Fruto de ello, es la consideración de Asturies como uno de los trece estados de España en el proyecto de constitución federal de la I República. Fracasada esta, y en torno al fuerte movimiento regionalista y nacionalista que se agita durante las primeras décadas del veinte, surgen en Asturies algunos intentos —efímeros— de ese tipo, la Liga Pro-Asturias y la Junta Regionalista del Principado, así como varios manifiestos; al tiempo se crea también una, asimismo pasajera, Academia de la Lengua. Pero, entre esas fechas, la de la primera República y los comienzos del XX, existe también una pujante conciencia autonomista, regionalista o nacionalista, como prefieran llamarla. Fruto de ello, son los constantes éxitos del republicanismo federal en sucesivas elecciones. Pongamos como ejemplo de esa pujanza la militancia en él de personajes tan destacados como Tomás Zarracina, Eladio Carreño, Pin de Pría o Félix Aramburu; añadamos que el primer alcalde de Xixón de la I República es federalista, lo mismo que lo es el de la segunda. Quiero ahora señalar un momento menos conocido de esa voluntad autonómica. Lo traigo de tres textos periodísticos de finales del XIX: La Almudaina (Palma de Mallorca, 29/12/1897); La Autonomía. Diario republicano (Reus, 25/12/1897); Germinal, (Madrid, 24/12/1897). En ellos se recoge un manifiesto a favor de la autonomía regional, con una fuerte componente explícitamente obrerista. Se propone el impulso de las asociaciones obreras y, para ello, la creación de Bancos Públicos para su crédito, la expropiación de tierras sin cultivar y las que convenga; la enseñanza pública y gratuita y talleres de formación para obreros; el sometimiento «a la inspección de comisiones obreras de todos los talleres, fábricas y minas». La Almudaina, sin dejar de señalar ese programa obrerista, se fija más en el aspecto jurídico y político, que establece como constitutivos de la autonomía («región autónoma y libre») los poderes legislativo (dividido en dos cámaras elegidas por sufragio universal), ejecutivo y judicial. Asimismo, señala los deberes y obligaciones con “la Nación” (España), con cuya Constitución no debe colisionar. La Autonomía reproduce el comienzo del manifiesto, en que se refleja el estímulo que para muchas regiones españolas supuso la autonomía concedida a Cuba y Puerto Rico, en un intento frustrado de contener la independencia: «Asturianos: la autonomía concedida a Cuba y Puerto Rico por el partido Liberal abre un nuevo campo a la vida interior y de relación de todas las Provincias españolas. […] ¿No está Asturias por lo menos en condiciones iguales de cultura y desarrollo que nuestra Antillas? ¿Acaso es la provincia de Asturias un pueblo en embrión? La historia de nuestra provincia confirma las justas pretensiones que formulamos en este Manifiesto- Programa. Indómitos los astures hostilizaron continuamente a las legiones romanas durante la dominación de la ciudad inmortal. En lucha tenaz vivieron contra los bárbaros. En Covadonga nació la unidad nacional. Y la provincia de Asturias fue la primera en declarar la guerra al gran Napoleón. ¿Nada nos dicen esta gloriosas páginas de nuestra historia?». Y vienen después la demanda de autonomía y el programa.

El Musel: historieta con sonrisa

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU EL MUSEL: HISTORIETA CON SONRISA El proyecto de ampliación de El Musel fue una larga batalla, y su ejecución, una larga historia. La idea inicial era que la ampliación fuese mucho mayor de lo que fue. Algún proyecto suponía prácticamente convertir el horizonte de la playa en un muro. Tras una variada oposición popular, y la ministerial de Álvarez-Cascos, se optó por una opción menos dañina. Las razones para la ampliación eran dos: la captación de tráficos de y hacia la Meseta; el transporte de carbón. Los redactores alegaban que en el futuro dicho transporte iría en vertiginoso aumento: a El Musel llegarían barcos cada vez más barquísimos, que traerían toneladísimas de carbón, que se depositarían aquí y serían después reenviadas. El proceso de construcción tuvo graves problemas de materiales, de financiación y de sobrecostos. Como consecuencia, hubo reclamaciones por parte de las empresas y se abrieron investigaciones judiciales —aquí y en Europa— y procesos contra particulares. La mayoría de estos procesos se resolvieron negativamente, pero, tantos años después, aún colea alguno de los pleitos contra particulares, a mi juicio, sin mucha justificación. Ahora bien, lo que quedó claro desde el primer momento es que ninguna de las expectativas de captación de tráficos se cumplió: ni la de traerlos del interior de la Península (ahí está todavía, tantos años después, esa fantasía de la ZALIA si resolver) ni, mucho menos, lo de los barquísimos con toneladísimas de carbón. Y, por ello, autoridades portuarias, políticos y sindicalistas se esforzaron en rellenar los terrenos de la ampliación con actividades o industrias no directamente portuarias. Algunas propuestas provocaron al tiempo alipori y risa. Así, sindicalistas propusieron construir viviendas en los nuevos terrenos ganados al mar. Pero la guinda la ha puesto recientemente, doña Ainoha Puebla González, responsable de Proyectos. Atiendan: “El Musel tiene que ser un puerto digital, sostenible y estar descarbonizado”. “¡Estar descarbonizado!”. ¿Cómo decía el señor Trillo? ¡Ah, sí! ¡Manda huevos!

Nós tamién tuvimos na "Marcha de Fierru"

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Nós tamién marchamos pa defender Ensidesa (la siderurxa). Ayer publicaba LNE un reportaxe tituláu "Tres décadas de "La marcha de hierro"". Nun solo sindicalistes marcharen a Madrid en defensa de la siderurxa asturiana, pa presionar al Gobiernu de Felipe González, nós anduvimos tamién ellí, como otres fuerces polítiques. Na semeya, un momentu de descansu na marcha. (Semeya tomada del llibru PAS. Partíu Asturianista. Trenta años d'historia).

Me alegra el covid de Pedro Sánchez

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ME ALEGRA EL COVID DE PEDRO SÁNCHEZ No porque él esté enfermo, por supuesto, que le deseo la mejor salud del mundo, sino porque la noticia de su contagio puede significar un toque de atención Me explico: con la retirada de medidas precautorias, la extensión de un cierto discurso de que “no pasa nada” y el entenebrecimiento de los datos de los enfermos (seguimiento únicamente de los mayores de sesenta años, información sobre los contagios en fechas espaciadas), se ha instalado en la población la impresión de que ya no existe el peligro de infección y, en consecuencia, de que no hay que tomar medida alguna y en ninguna circunstancia para prevenirse del covid. Y, sin embargo, continúa habiendo muertos a diario, hay ingresados en las ucis, los contagios siguen siendo abundantes, aunque, en general, menos virulentos. Paralelamente al discurso oficial y al “clima” generalizado de calma chicha, existe un segundo discurso, emitido con sordina por los especialistas, alertando de que no debemos relajar las precauciones, de que un pico o una nueva variante pueden aparecer en cualquier momento y que la llegada del otoño y la coincidencia con la gripe estacional puede traer un aumento de la incidencia del virus. Es por eso por lo que me alegra el covid de don Pedro y la noticia del mismo. A ver si sirve de timbre de alarma para la toma de conciencia por parte de la población y de las autoridades políticas y sanitarias. En conexión con la materia, conviene señalar que aumenta el número de enfermos en espera de una intervención quirúrgica, se retrasan los plazos para una primera cita, algunas pruebas diagnósticas tardan meses en ser informadas, etc. Tenemos un problema de medios, de médicos, de enfermeras, que se ha visto agravado por las bajas por covid y las debidas y merecidas vacaciones del personal. ¿Soluciones? Pocas y con más dinero, que no tenemos. Revisemos la gestión del que tenemos.

Asturianismu y asturianismos

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(Ayer, en La Nueva España) ASTURIANISMOS Y ASTURIANISMU La palabra asturianismu (asturianismo) tiene tres acepciones fundamentales: 1) “Locución, giro o modo de hablar propio de los asturianos”, según el DRAE, y que el DALLA define de forma semejante, 2) “Doctrina política que centra sus prioridades en Asturies, la defensa de sus intereses y su identidad”, significado que el DRAE no recoge y que el DALLA traduce de forma timorata y elíptica, 3) “Amor o apego a las cosas características o típicas de Asturias”, que, con distintas formulaciones, acogen ambos diccionarios. Faltaría por formular una cuarta acepción: “Amor y defensa de las características de Asturies y de sus intereses, sin necesidad de adscripción a una doctrina política”. De la tercera acepción tenemos ejemplos múltiples y variados. «Verbi gratia, el noreñense Jesús Ortea, investigador marino, pone nombres de localidades o de personas asturianas a las especies nuevas que descubre; una científica de nuestro país, Carmen Martínez, bautiza como «Rosa Narcea» una rosa única en el mundo por su antigüedad. ¿Y quién de todos los emigrantes entrevistados por este periódico no han manifestado su amor o su entusiasmo por tal o cual lugar, por este o aquel alimento, por el conjunto de la tierra? Sin embargo, de lo que andamos muy escasos es de manifestaciones entre nosotros de la cuarta de las acepciones: el amor activo y con traducción efectiva en la defensa de nuestros rasgos de identidad, en la percepción de Asturies como un todo, en la defensa y lucha real por nuestros intereses como colectividad. Como dice un amigo, con lúcida aunque quizá exagerada imagen, muchos asturianos son capaces de llegar a las manos en Albacete por una discusión sobre algún personaje o paisaje asturiano, pero luego, aquí, son incapaces de mover un dedo por nada colectivo, si no es que manifiestan hacia ello el más absoluto desprecio o indiferencia. Por lo demás, no es infrecuente que seamos acérrimos de nuestra localidad, pero que permanezcamos inconmovibles ante lo que afecta a otras localidades o al conjunto del país. Y no digamos ya nada sobre la ignorancia que sobre nuestra tierra o nuestras cosas tenemos —parte de esa culpa es de la escuela, donde está ausente su conocimiento, o solo aparece en los programas, pero no en las clases—. “Pocos asturianos sabrían decir diez variedades de queso de aquí en una encuesta”, manifestaba la productora polesa Isaura Souza Ordiales en estas páginas. Sobre nuestra tolerancia para que nuestros representantes políticos sometan siempre los intereses asturianos a los de sus jefes políticos en Madrid o a los de otras comunidades, ¿qué les voy a decir? Es una tradición inveterada que pueden ustedes encontrar, por ejemplo, en el proceso de tramitación de los estatutos durante la Segunda República. Y, además, esa sumisión o indiferencia se viste como «sentido de Estado», «responsabilidad», «altruismo»…, algo de lo que nosotros estaríamos imbuidos y los demás (ciegamente egoístas), no. Ello, en la práctica, se traduce en lo que ustedes saben, ser los últimos de la cola, pero, además, en nuestra invisibilidad. En 2014 don Gaspar Llamazares presentaba, sin éxito, en las Cortes una proposición para que la RAE modificase la inaceptable (y discriminatoria) definición que del asturiano (lengua asturiana) daba. Con ese motivo escribí un artículo titulado «El DRAE nos desvela», en el que señalaba que en comparación con la definición de «gallego», la nuestra era discriminatoria, que frente a «galleguismo», «asturianismo» como “apego a las cosas asturianas” no había aparecido hasta el 2001, y que, así como constaba «galleguista», «asturianista» estaba ausente (ha aparecido más tarde). Y afirmaba que «Pese a que nos creemos los más grandes y afamados de la Tierra, por Covadonga o por el 34 o tal vez por nuestra capacidad potatoria (si acudimos a la copla popular que niega que no estemos en el mapa, pues «bebiendo sidra conoznos hasta el Papa), lo cierto es que somos unos grandes desconocidos: nosotros y nuestra cultura». Ni nos vemos ni nos ven titulé el último libro en que recopilo los artículos semanales que publico en LA NUEVA ESPAÑA. Es una implicación: «no nos vemos (como colectividad, no nos queremos) y, por tanto, no nos ven». ¿Creen ustedes que es una manía o un error de percepción de quien esto firma? Miren ustedes. En una entrevista en estas páginas el 17 de septiembre, Ramón Medrano Llamas, un alto ingeniero de Google, preguntado sobre nuestra patria, aseveraba: «Asturias tiene una historia muy larga y rica, y pocas cosas creo que nos faltan por hacer. Hoy en día pienso que debemos intentar pasar a la primera división en España, querernos y creérnoslo». Me limito a reiterar: «querernos y creérnoslo».