Escribir torcío con ringleres dereches

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ESCRIBIR TORCÍO CON RINGLERES DERECHES A veces, decisiones de los gobiernos que nacen llenas de buenos propósitos, al menos en apariencia, acaban resultando torcidas o crean problemas que no se sospechaban. Y es que, en general, se vomitan disposiciones con desconocimiento de la realidad y sin evaluación de las consecuencias; a veces, tan solo con la urgencia de quedar bien. He aquí una, el llamado “bono de tren” para Cercanías, Rodalies y Medias Distancias. Gratuito, venía provocando quejas porque no era infrecuente que trenes que venían con todas las plazas «ocupadas» no admitiesen más viajeros, cuando en realidad tenían plazas vacías, es decir, «okupadas» por desaprensivos que, al no tener coste la gracia, reservaban un billete para no utilizarlo después. Tras muchas protestas, RENFE ha advertido a 75.000 «ocupadores» de que vienen utilizando esa práctica y les ha mandado un aviso, no de que les quitan el derecho al bono, sino de que, si siguen haciéndolo, perderán el derecho y la fianza (20 euros). Al margen de lo discutible de la medida de la gratuidad absoluta, entre otras cosas, porque lo es para el que está en paro o para el estudiante y para el que cobra 3.000 euros al mes, uno se pregunta si quien puso en marcha la genialidad no sospechaba que otra cosa que no fuese la picaresca era impensable. He aquí otra imprevisión. Se estimula la dotación de placas solares para los edificios. Pues bien, en toda España la Administración es incapaz de dar una respuesta, tanto a la tramitación de los expedientes como a la concesión de las subvenciones anejas. Aquí en Asturies, el Gobiernu admite que carece de los recursos humanos suficientes (en una Administración que engorda cada año) para la gestión y que existen retrasos que superan los seis meses. Hombre, por lo menos no estamos solos. Mas la pregunta es siempre la misma: ¿nadie hace previsiones? ¿Pero qué hay en esas cabezas?

No siempre el mejor camino

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(En La Nueva España, el 19/12/2022) L’APRECEDERU NO SIEMPRE EL MEJOR CAMINO Un estudio científico (subrayo la palabra) realizado por don Pablo Méndez en el ámbito de nuestra Universidad al respecto de la catástrofe del Prestige muestra que la decisión de alejar el petrolero de la costa fue la peor que se pudo haber tomado. Como consecuencia, resultaron afectados 2.980 kilómetros de costa, 450.000 metros cuadrados de rocas y 1.137 playas; murieron unas 200.000 aves marinas. Para este caso y para cualquier otro, el estudio demuestra que la mejor opción es acercar a un puerto o lugar de resguardo el navío: se limita el ámbito de la contaminación y es más fácil reducirla. La opción de alejar el barco, lo expuso a su quiebra y causó una catástrofe de grandes dimensiones. No era esa la opción inicial de las autoridades marítimas, pero la negativa de los ayuntamientos, movimientos sociales y la opinión pública cerró esa posibilidad. Naturalmente, muchos de quienes más protestaron contra la opción buena fueron quienes más algarabía levantaron después. En el ámbito asturiano, una persona, Fredo el de Campañones (LA NUEVA ESPAÑA, 21/11/2022), proclama una verdad que nadie quiere enfrentar: «Ahí era un valle [donde se ubica Cogersa] donde había cien metros de profundidad o más. Y ahora está lleno. Tenía que haberse hecho la incineradora para evitar eso. Pero los mayores problemas fueron, pa mí, la política y los ecologistas. La incineradora hubiera sido la solución del vertedero.». Y aduce, además, la subida de precios de recogida de la basura. ¿Causa? La cobardía del PSOE y de los alcaldes de Xixón y Uviéu. Y recuerda que Viena, Londres u otras ciudades europeas conviven con incineradoras en su interior sin que ocurra ningún mal. Quienes siempre hemos estado a favor de la incineradora aplaudimos las palabras de Fredo y sabemos que no poner en marcha la incineradora es una factura que estamos pagando y que espera su cobro principal dentro de no muchos años.

Navidad en Cuadonga: Una asturiana excepcional

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(Antiyer, en La Nueva España) NAVIDAD EN COVADONGA: UNA ASTURIANA EXCEPCIONAL Navidades de 1936. El Gran Hotel Pelayo, en Covadonga, es un hospital de guerra. Al frente, en lo profesional, está Luis Laredo Vega, sobre médico, alcalde d’Uviéu y diputado por Izquierda Republicana. Su mujer es Ángeles López Cuesta, nada menos que nieta de Teodoro López Cuesta, el escritor más popular de nuestra literatura. (Teodoro no solo fue popular porque escribía literatura humorística. Como fue habitual en todo el XIX, también los asuntos o los momentos serios -la protesta por la posesión de Las Carolinas por Alemania, la vida y martirio del protomártir asturiano san Melchor de Quirós, por ejemplo- forman parte de su escritura). Pero volvamos a nuestra protagonista y su estancia en Cuadonga. Para evitar la destrucción o el expolio de la imagen de la Santina, la ocultan en un armario un tiempo, después la hacen llegar a Xixón, de donde embarcará a Francia y, más tarde, llegará a París. Tiempo después (1957), Ángeles recordará discreta y tangencialmente aquella estancia en «Nochegüena en Covadonga»: «Pel caminín de los Llagos / baxaba la Noche güena / a carrerines de galgu, / co la cara gayaspera / engüelta’n mantu d’escarcha / cuayáu d’estrelles […] / La lluna diba delantre / tocando la pandereta, / y oise música nel aire, / e na cascada, e na cueva, / onde xuntando les voces / canten col alma’nllena / de amor los de Covadonga / pa qu’haiga paz e na tierra… / Aquella noche Jesús / nació allí, ¡benditu sea!». Al final de la Guerra Civil, ella y Luis se refugian en Francia y de allí pasan a México: un poema de 1943 agradece a Lázaro Cárdenas la generosa acogida que dio a tantos expatriados, al tiempo que hace un señardosu recorrido por toda España, pensando en el pronto regreso: «Yo sé bien que cadún dientro del pechu / un nombre con unción lleváis d’afechu, / y esi nombre que todos repetimos / homes, muyeres, vieyos y neñinos / y’el de Cárdenas». Su marido muere en 1943. En 1946 vuelve a España, aquí reside en Madrid y Santiago. A partir de 1967, lo hace en diversos países europeos y en EEUU, siguiendo a su hija menor, casada con un diplomático estadounidense. Finalmente, y hasta su muerte en 1989, se asienta en México, con su hija mayor. En dos «Cartes a la Catredal (d’Uviéu)» muestra su amor y añoranza de Asturies, por sus gentes, su clima, su paisaje. En una de ellas llora también la muerte de un hijo de ella y de Luis (Ángeles casó dos veces, del primer matrimonio tuvo dos descendientes, del segundo, tres), Pepe Luisín. Algunos otros poemas suyos cantan asimismo temas luctuosos, por ejemplo, el dedicado a José Álvarez-Prida, primo de Luis, asesinado en 1936 en León, o el que tiene como destinataria la memoria de su hermano Tomás; otros, por el contrario, festivos, tal, «Na boda de Lenis y Brian», familiares suyos. Nacida en 1892, en el extranjero desde 1967, nunca pierde el contacto con Asturies, ni en lo emocional ni con su realidad. Así, en 1978 compone «El mio dolor ante’l robu y la destrucción na Cámara Santa de la mio Catredal d’Uviéu», que comienza «¿Quién me diba decir, torrina mía, / Catredal de mi Uviéu idolatrada…» y concluye con el deseo de reparación: «Entonces volverá el repicotéu / feliz de tos campanes, y la Bamba, / igual que cuando yo era rapacina, / llame a coru sonora y reposada». A comienzos del los setenta dedica un poema de ánimo y reconocimiento a los «Amigos del bable», asociación creada para la promoción de la lengua asturiana. De este modo concluye: «Y pa qué cansavos más / si con lo dicho ya fuelga / solo qu’habéis de antainar / e nesa noble tarea / por lo que vos doy les gracies / por asturiana y por nieta / d’aquel qu’al fuxir del mundu / dexóme la rica herencia / del amor a mio tierrina / y el apellidu de Cuesta». Si excepcional es su vida, también lo es su escritura. En primer lugar, por las materias tratadas, en segundo lugar por su tono, noticiero, moderno y lírico, a un tiempo, aunque mantenga el molde tradicional del verso. NOTA: La poesía de Ángeles, manuscrita y en posesión de sus herederos, fue editada por el editor y escritor Antón García, en 1994, con el título de «Cartes a la Catredal d’Uviéu». Es posible que existan más textos de la autora, de los que, de momento, no dispongamos.