San Silvestre, Xixón

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Güei vuelvo correr la San Silvestre de Xixón, la d'esti añu, naturalmente (nun se vaya pensar que cuerre ún con ventaxa corriendo una atrasada).

Cuerro col dorsal 1590. Dígolo como avisu, pa que nun hebia reclamaciones si atropello a daquién.

Na semeya, nel Xurásicu (mui propio) d'esti añu.

Feliz 2014 a toos y bona carrendera a los corredores.


San Silvestre, Xixón

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Mañana vuelvo correr la San Silvestre de Xixón, la d'esti añu, naturalmente (nun se vaya pensar que cuerre ún con ventaxa corriendo una atrasada).

Cuerro col dorsal 1590. Dígolo como avisu, pa que nun hebia reclamaciones si atropello a daquién.

Na semeya, nel Xurásicu (mui propio) d'esti añu.

Feliz 2014 a toos y bona carrendera a los corredores.


PRESUPUESTOS, JUSTICIA, FÍSICA Y NARIZ DE CLEOPATRA

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Dibuxu de Pablo García na Nueva España

El anuncio de la aprobación de los presupuestos de la capital mediante un acuerdo de inversiones entre el PP e IU y la abstención de estos en el pleno nos invita a realizar una reflexión sobre algunos aspectos de la política asturiana y, asimismo, sobre el significado y valor de las leyes presupuestarias.

Conviene subrayar que, al igual que se encontraba Uviéu hasta hace dos días en la perspectiva de no tener presupuestos para el año 2014, se encuentran la propia Comunidad autónoma y otros cuantos ayuntamientos: de momento, Xixón, Avilés, Corvera, a los que seguirán más.

Roberto Sánchez Ramos, Rivi
En principio, es siempre deseable que exista una Ley presupuestaria renovada, que no una prorrogada: permite partidas de inversión nuevas, las cuales en otro caso no serían posibles; modificar otras que se habrían quedado desfasadas y, en general, aprovechar todos los recursos disponibles. El problema de alcanzar mayorías para la aprobación de los presupuestos en los concejos ha quedado más o menos resuelto en los últimos años con la modificación de la ley: rechazado el proyecto, el alcalde presenta una moción de confianza. Si no la supera, la oposición tiene un mes para constituirse en alternativa. De no producirse, entra el presupuesto en vigor.

Ahora bien, apuntada la bondad genérica de disponer de presupuestos, cabe hacerse algunas preguntas que relativizan este aserto. En primer lugar, ¿cómo es posible que en épocas de estancamiento o recesión siga subiendo el monto total de ingresos y gastos o, al menos, no disminuya en la proporción adecuada? Porque ese incremento que no va en paralelo con el crecimiento de la riqueza se hace a costa de empobrecer a los contribuyentes (la clases medias bajas y las bajas, fundamentalmente) y de destruir empleo o dificultar su creación. Algunas de las medidas, por ejemplo, que el PP ovetense pactó con IU y PSOE en el capítulo de ingresos van en esa dirección de manera alarmante y disparatada. Algunas de las que IU proponía para aprobar los presupuestos de la Comunidad lo iban también. De modo que, en ocasiones, más valdría no tener presupuestos que tenerlos con determinadas líneas de actuación, ya en los ingresos, ya en el gasto (lo últimos años son la evidencia misma del despilfarro inversor de todas las administraciones).

Emilio Huerta Rodríguez, Triqui
Pero cabe también recapacitar acerca de la justicia o equidad del gasto presupuestario. En general, las partidas del llamado «gasto social», donde se suelen producir los mayores incrementos en los últimos años, gozan de universal beneplácito, especialmente en estos tiempos, con situaciones tan desesperadas. Pero, al margen de que habría que realizar una minuciosa indagación sobre su concreto destino individual, merece la pena una reflexión general sobre su valor político. Porque ¿cuál es la justicia de que un sueldo de 800 o 900 euros ganado en ocho o diez horas de trabajo financie unos ingresos iguales o superiores —por la vía de salarios sociales, asistencias, subvenciones, becas y otros— de quien lo gana en casa sin trabajar? Sé que esta pregunta presenta muchas aristas, no desconozco tampoco que la realidad es multifacética, pero esa cuestión, que tiene que ver con la justicia ética, con la equidad social y con la eficacia política, es una cuestión que todos nos negamos a plantearnos año tras año.

Don Javier Fernández ha señalado que la inexistencia de acuerdo en la Comunidad «constituye un fracaso de los políticos». Ni don Javier ni el PSOE son ninguna autoridad moral en esta cuestión, ya que cuando ellos están en la oposición hacen todo lo posible porque el gobierno de turno no disponga de presupuestos, y aun más, efectúan virulentas campañas de desprestigio contra quienes permiten que los haya. Pero, en todo caso, esa reflexión, a la vista de la situación de los ayuntamientos, debería extenderse a la mayoría de Asturies. ¿Es ello así? ¿Es un fracaso de los políticos? En parte, nada más.

Tengamos en cuenta que la adscripción y la devoción política tienen sus «leyes físicas», tan inexorables como las de la naturaleza, aunque puedan variar ligeramente de comunidad política a comunidad política. Y que esas leyes físicas —muy primarias y escasamente complejas, casi binarias— son las que conforman la decisión final de voto de las parroquias de cada una de las formaciones y de las dos partes del tablero (izquierda/derecha; nacionalista/no nacionalista). Dicho con una parábola, el can puede llegar a una bifurcación de caminos y correr alacre en una dirección moviendo alegremente su rabo mientras olfatea un rastro. Si su dueño escoge otra dirección, el can ha de desandar lo andado, con el rabo entre las piernas. En concreto, nunca se supo que un solo votante recompensase a una fuerza distinta a la suya por haber apoyado sus presupuestos. Lo que sí es seguro es que los votantes castigan a los suyos si piensan que los «han traicionado» por pactar con «el enemigo», «con el mal». No son, pues, tanto los partidos los que tienen en España grandes dificultades para pactar, son sus parroquias las que ven con hostilidad los acuerdos.

En la situación actual española, además, en cada una de las orillas los partidos aledaños a los grandes creen que van a crecer a costa de estos. Y ahí, sí, a la «física de los votantes» se superpone la «física de las empresas»: acordar con el próximo es perder opciones. Si a ello añaden la peculiar situación asturiana, donde los partidos dependen en todo o casi todo de las órdenes que les den en Madrid, y donde, por otra parte, la derecha está aojada por la sombra de Caín (he ahí algunas de las más notables señas de identidad de nuestra tierra), comprenderán la dificultad de acuerdos.

Alejandro Suárez
¿Y los pactos de los ovetenses? Pues, miren, dos cosas. La primera: los acuerdos se hacen de orilla a orilla, es decir, cada uno de los firmantes cree que muerde a su adlátere (Alejandro Suárez: «Se ha terminado lo de pactar solo con el PSOE»). Y dos, la nariz de Cleopatra, esa circunstancia «objetiva» tan determinante como indetectable: ese acuerdo nunca se hubiese producido de no mediar las relaciones personales y la química de caracteres existentes entre el señor Caunedo y los concejales de IU.

Una disculpa p'Alejandro Suárez

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L'edil d'Uviéu por IU, del PCA si nun m'enquivoco. Persona y políticu escepcional. Pues bien, por un tracamundiu desplicable pero inxustificable nel artículu que s'asoleyó na Nueva España, "Presupuestos, justicia, física y nariz de Cleopatra", punxe "Alejandro Sanz" por Alejandro Suárez. ¡Imperdonatible! Asina que mil disculpes.

Dende equí, y con ello, mándo-y un abrazu.


Alejandro Suárez

Sobre los poderosos y l'asturianu nel pasáu

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En contraste colo que pasó equí nes caberes cinco décades, vo señalar una anécdota que tomo del llibru Vida y tiempos de Faustino Rodríguez San Pedro (1833-1925), una biografía del prócer fecha por Antonio Fontela Talín, y asoleyada pola Fundación Alvargonzález (Xixón, 2005). La cita afáyase na páxina 360 y ye, a la vegada, una cita de Miguel Adellac - director del Institutu-, del 08/01/1925 n'El Comercio de Xixón.

Nun hai que recordar que Rodríguez San Pedro, además de ministru y senador munchísimos años, fue un impulsor destacáu de la industria, la cultura, la enseñanza y les comunicaciones asturianes: una persona de munchísimu poder, equí y en Madrid.

Y esta ye la cita:
Era curioso el contraste entre don Faustino y don Fermín Canella. Este, vivo e impaciente, hablaba ante mí con el ministro gijonés (Rodríguez San Pedro) sobre la adquisición de una casa próxima a la Universidad cuya escritura ofrecía no sé qué dificultades. Replicábale pausadamente el ministro, pero don Fermín no le dejaba acabar. Al fin, don Faustino, dirigiéndose a mí, dijo sonriéndose:

—Esti Canella siempre está ferviendo.
Por ciertu, los sos rivales y enemigos "aponderábenlu" col llamátigu d'El Raposu.

Llexislando coles témpores: La factura eléctrica y la Llei eléctrica

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Que ye un eufemismu, como supondrán, a partir del conocíu refrán de "Hailos que confunden el c... coles témpores".

Si vustedes repasen esti blog y busquen les entraes "llexislación" y "acéfalos llexislantes", van ver una balagarada d'elles. En toes ocurre lo mesmo: llexíslase y nun se sabe nin qué nin sobre qué; llexíslase y a los dos díes hai que camudar ("rectificar") lo llexislao (ver EQUÍ).

Lo cabero: lley 24/2013 del Sector Eléctricu, que sustituye a la que s'aprobara 1997. Asoléyase güei nel BOE pa qu'entre en vigor mañana sábadu. Pues el Conseyu de Ministros de güei, modifícala de facto pa evitar la suba descomanada del recibu la llume.

¡Norabuena! Un récord: camúdase la llei enantes d'entrar en vigor.

¡ACABÁREMOS!

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Grafismu de Pablo García en La Nueva España

Mi madre, que era una persona creyente a su modo (como casi todos los creyentes), gustaba de ofrecer una vela en situaciones difíciles, sin olvidar, no obstante, que «Pa con Dios, tener pol carru», o, como dice la paremia castellana, «A Dios rogando y con el mazo dando». En cierta ocasión, pues, hablaba con mi sobrino Guillermo, que realizaba uno de sus primeros exámenes de primaria, y le ofreció poner una vela para ayudar al éxito. Imagino que, inocente, al interlocutor debió bailarle el ánimo de alegría por unos instantes. Mas, prudente y realista, a continuación mi madre añadió: «Bueno, pero eso no quita que no tengas tú que estudiar mucho». Momentos de silencio al otro lado de la línea. Y después un «Bueno, pero entonces no hace falta que pongas la vela».

En cualquier disciplina, oficio o arte en que uno quiera tener un nivel aceptable o destacar (músico, atleta, pintor, empresario, ebanista…) es necesario estar dotado de una cierta disposición o capacidad innata para ello (nadie pinta bien o corre en registros notables si su estructura cerebral o física no parte de unos niveles altos iniciales), tener interés por la materia y, finalmente, afanarse muchas horas en adquirir las habilidades y los conocimientos necesarios para tal fin. Pues bien, ello, que es la «ley común» de cualquier actividad humana, parece obviarse por completo en la enseñanza española.

La idea implícita que estructura los niveles básicos y medio de la instrucción (incluido el bachillerato, y me temo que últimamente, en parte, la universidad) es que no existe ningún alumno que sea constitutivamente incapaz, ninguno que carezca de interés y, desde luego, que el esfuerzo es un valor despreciable (como memoria, por ejemplo) o no considerable o estimable, frente a valores «superiores» como los de la sociabilidad, la empatía social u otros.

Por lo tanto, la falta de capacidad sería subsanable mediante medidas ad hoc; la falta de interés sería culpa del profesor o del sistema (ese campo invisible, como el de Higgs, que, sin embargo, explica todos y cada uno de los defectos de la realidad, cada una de sus imperfecciones). En consecuencia, si alguien obtiene malos resultados es siempre por causas exteriores a él.

El campo de la enseñanza y el de las instituciones donde se imparte es, además, un ámbito en que se junta la cháchara de muchas personas que nunca han pisado las aulas como docentes pero que discursean sobre ello; de eructemas que teorizan sobre la práctica docente y discente, pero que desconocen la «física» de las personas en grupo y aun la «física» particular de los individuos sometidos a diario a la rutina y a la convivencia en grupo; de reformadores y predicadores sociales, tanto en el aula como fuera; de personas que proyectan sobre los alumnos sus pulsiones redentoras o transformadoras; de poseídos de lo que yo llamo «síndrome del presidente de comunidad de portal», que cree que todo cambia o mejora si se sustituyen los apliques de la pared que hasta su mandato había por otros nuevos. Y, no lo olvidemos, en torno a las instituciones giran un montón de discursos que, aunque se digan otra cosa, son simplemente intereses pane lucrando, tanto por los puestos de trabajo como por los votos ligados a determinadas fes.

Estamos hablando de enseñanza, pero quizás deberíamos hablar de «instrucción» pública, tal como en lo antiguo se denominó al ministerio del ramo. Porque bajo el término «enseñanza» la escuela actual pretende transmitir valores y conductas de tipo social: idearios políticos o religiosos, preferencias personales, conductas públicas… Supongamos que todo ello es magnífico y deseable. Sin embargo, y en general, la capacidad de la escuela para vehicular todo eso es prácticamente deleznable. Son la familia, los medios, las redes —hoy— y el grupo quienes imponen (y no por este orden) principalmente valores y conductas a niños y adolescentes. Y quien no lo quiera ver vaya a los centros y observe cómo tras la clase de ecología y medio ambiente, el suelo se llena de basura y no se apaga una luz en las aulas; compruebe cómo tras décadas de discursos ellos y ellas siguen siendo igual de machistas que siempre; quiera ver de qué manera, tras las clases de educación sexual y de información al respecto, los adolescentes se creen inmunes a la enfermedad y al embarazo.

Pero vengamos a las comprobaciones, a los datos del reciente informe PISA (muchos de los cuales se interpretan mal, por cierto: en la interesada dirección, precisamente, de reafirmar la cháchara que causa nuestros malos resultados). He aquí un dato: los alumnos que mejores notas obtuvieron, de entre los países y centros encuestados en el mundo, fueron, tanto en 2009 como en 2012, alumnos de los institutos públicos de Shanghái, que estudian desde las 9 de la mañana hasta las 9,30 de la noche. Pero no hace falta ir tan lejos. Aquí también ocurre. Si ustedes leen la Evaluación de Diagnóstico 2012 de Asturies, hecha por nuestro Gobierno (la tienen ustedes en www.educastur.es), comprobarán que los alumnos que dedican entre 30 y 45 minutos diarios a realizar sus deberes en casa obtienen unos 50 puntos más que quienes no lo hacen. ¡Acabáramos! ¡Ya ven! ¡Qué descubrimientos! O sea que, como en cualquier oficio o disciplina, hay que poder, querer y trabajar (mucho) para tener buenos resultados.

Es decir, que como diría mi sobrino Guillermo, «entonces no hace falta ninguna vela». Ni planes educativos, ni discursos ideológicos, ni prédicas redentoras, ni cháchara pseudocientífica, ni mentalidad mágica o metafísica. Cosas sencillas básicamente: trabajo, esfuerzo, responsabilidad, realismo y atención a los alumnos en los términos en que ellos —concreta, individualmente, no en virtud de una abstracción— lo necesitan.

Dos cuestiones finales. La primera: si, en general, los resultados de los alumnos reproducen las condiciones previas —ambientales, familiares— con que entran en la escuela, la ausencia de exigencia no ayuda a la igualdad de oportunidades y a la promoción social, sino a la reproducción de las condiciones de entrada. Otra cosa es que, en aras de un discurso pretendidamente justiciero, se los mantenga durante unos años en un nirvana embaucador y frustrante (aunque viagrante para algunos teóricos y redentores).

La segunda: si la escuela tiene tan escaso poder transformador de conductas, actitudes y valores, ¿por qué no miramos hacia el lugar donde reside el problema? El que nuestros niños y jóvenes sean de los menos preparados de Europa para enfrentarse el mundo, de los más protegidos en el ámbito familiar, de los que asumen menos responsabilidades y viven a expensas de los demás durante más tiempo, de los que más creen que todo son deberes para con ellos y sienten que tienen escasas obligaciones, sino ninguna ¿no tendrá nada que ver con todo ello?

Primer película n'asturianu de la TPA

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Mañana vienres 27, a les 22:30 hores pel primer canal de la TPA (A7) emitirase la pelicula "El rostru impenetrable" (One-Eyed Jacks, 1961) con Marlon Brando de protagonista y director.

Y será la primer película n'asturianu de la TPA.


EL ROSTRU IMPENETRABLE - Clip from Gonzali Producciones on Vimeo.

¡Cómo anden los tiempos!

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Detenido un atracador que dejó olvidado su currículum en uno de los bancos que asaltó

La Policía Nacional, que le atrapó en Vallobín junto al cómplice que conducía el coche que usaba para huir, le imputa cinco robos a sucursales de Oviedo

En La Nueva España, de güei y d'ayeri.

Reflesiones, chistes y comentarios, los que-yos presten.

La lluna y el Sagráu Corazón

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Dende El Parchís (o Plaza l'Institutu), en Xixón, a les 08,45 la mañana del 20/12/13.


La lluna y el Sagráu Corazón

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Dende El Parchís (o Plaza l'Institutu), en Xixón, a les 08,45 la mañana del 20/12/13.



Reflesión navidiega

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¿Danse cuenta de que tolo mundu diz:
¡FELICES FIESTES!
o:
 ¡FELICES PASCUES!
o:
¡FELIZ NUECHIBUENA!
o (el mismu 24) l'espantible, mísere y morfeícu (o prozaicu):
¡FELIZ NUECHE!
Pero que naide diz yá aquel:
¡PRÓSPERU AÑU NUEVU!?

Felices Pascues, otra vegada

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A toos: amigos y menos amigos. Asturianos y asturianes. Inmigrantes y residentes temporales. Asturianos tresterraos tresallá de les nuestres fronteres, por voluntá o por necesidá. A toos.

FELICES PASCUES

Pa lleer y regalar estes Navidaes

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Una invitación pa ustedes, pa que la llean. Pa los amigos, pa que-yos la regalen. La mio novela No miréis al mar. Un ésitu ente los sos llectores. Un llibru que pasa revista a la sociedá española contemporánea y, especialmente, asturiana. Una novela complexa lliterariamente y enllena erotismu. La primer novela mía en castellán.

Hai tamién edición dixital (No miréis al mar).

¡DÍA DEL GAITEIRU! 22 D'AVIENTU

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Güei ye'l día del "gaiteiru gallegu Hevia", como dicen en RNE.

Yá que nun tocó nada, HEVIA SALÚ.

Y, de pasu, vamos cantar villancicos, que pa eso Hevia, de verdá, ye de La Villa.


La lluna dende El Muru

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De Xixón, a les 08,45 la mañana del 20/12/13.

La última de "Ignoramus et ignorabimus". ¿Y de verdá venimos d'África?

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Fai pocos díes, a propósitu del debuyamientu del xenoma mitocondrial d'un  antepasáu, un heildebergensis de 400.000 años que se topara na Sima los Güesos, d'Atapuerca, decía yo que:

Más de una vez me habrá visto citar aquí el Ignoramus et ignorabimus ("desconocemos y desconoceremos") del fisiólogo alemán Emil du Bois-Reymond, en su Über die Grenzen des Naturerkennens (1872).

La cita debe ir siempre acompañada de una sonrisa o de una gargayada, si lo prefieren. Pues, en efecto, cuanto leemos de ciertos ámbitos científicos nos llega siempre acompañado de una pretenciosa presunción de certeza e infalibilidad. Ello resulta así especialmente en el ámbito de la paleontología, de la historia, de la antropología, de la evolución en general y de la evolución humana en particular. Si ustedes se dan cuenta siempre nos dicen "el hombre x procede de tal sitio", "x e y nunca convivieron", "tal cualidad humana aparece solo en tal fecha", "el fósil recientemente hallado es el eslabón fehaciente entre tal y tal". Con rotundidad absoluta, sin asomo de duda.

Y poco después, un mes, un año, un lustro, aparece un nuevo dato que convierte en agua de borrajas y bla, bla, bla todo lo anterior. ¿Creen ustedes que alguien se disculpa? ¿Piensan acaso que el próximo aserto se realiza con un mínimo de prudencia o de humildad? ¡Ni hablar! Se efectúa con la misma rotundidad de siempre.

Pues bien, otra vegada, menos d'una selmana dempués. Agora resulta que nun somos, en puridá, una especie tan especial, tan única, tan nós, l'Homo sapiens (y, otra vegada, "sapiens"), sinón que venimos (polo menos y de momentu) de cuatro tribes d'homínidos, o, por meyor decir, d'homes. ¡Pues, hala!.

Pa más y meyor información, invítolos a pinchar equí: ttp://www.abc.es/ciencia/20131218/abci-cuando-humanos-eramos-cuatro-201312181914.html#.UrIP6ycxhUw.email

POR CIERTO, ¿Y ESA SEGURANZA BABAYA COLA QUE S'AFIRMA QUE VENIMOS D'ÁFRICA? ¿CUÁLOS?



Cales n'avientu

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N'El Piqueru, Llastres, d´una vecina que en tol añu cales maravioses, delles blanques, delles marielles.

El 14/12/13.

Pa lleer y regalar estes Navidaes

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Pa ustedes, pa que la llean. Pa los amigos, pa que-yos la regalen. La mio novela Retrato de desposados con panamá a su frente. Un ésitu ente los sos llectores. Un llibru que pasa revista a la sociedá española y, especialmente, asturiana, dende 1916 a 2001. Una novela que fala de les pasiones y los sufrimientos del ánimu.

Ye la mio segunda novela en castellán.


Rosácea arrecendiendo'l remanecer (y IV)

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O embarullada pola llume. El 09/12/13. Campus de Viesques, Xixón.



¡Quítome la montera!

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Y hasta'l gorru de nalar. Delantre esta Mireia Belmonte, de tantos ésitos, de tantes medalles, de tantu valir (lo que quier decir, aparte la xenética, de tantu entrenar y de tanta testonería y enfotu).

Cuatro medalles d'oru nel caberu européu de piscina curtia.

Lo dicho, ¡puxa! Y quítome la montera.


Rosácea arrecendiendo'l remanecer (III)

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O embarullada pola llume. El 09/12/13. Campus de Viesques, Xixón.


Felices Pascues

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A toos: amigos y menos amigos. Asturianos y asturianes. Inmigrantes y residentes temporales. A toos.

FELICES PASCUES

Rosácea llamando al remanecer (II)

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O embarullada pola llume. El 09/12/13. Campus de Viesques, Xixón.

CONSULTA CATALANA CON GABITA DEL CONSTITUCIONAL

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¿Hasta dónde van a llegar? ¿Se atreverán a salir al balcón de la Plaza San Jaume otra vez? ¿Convocarán una consulta pese a que se prohíba? Y el Gobierno y otras fuerzas, ¿se atreverán a suspender, en ese caso, la autonomía catalana? ¿Llevarán a los tribunales a dirigentes catalanes por haber cometido un delito? Pues no lo sé, e ignoro si ellos lo saben o lo tienen decidido en este momento. Lo que tengo por seguro es que, a partir de ahora, se inicia un largo viaje de pleitos y contrapleitos en los tribunales. Y al final…

De momento, a lo que los invito es a que escuchen las palabras. Como siempre les digo a mis alumnos, las palabras nos desvelan: las que pronunciamos, las que callamos, incluso aquellas que decimos para mentir; oídos con atención somos una urna transparente. Pues bien, si ustedes escuchan a los convocantes del acto indagatorio del 9 de noviembre de 2014 (ERC, CiU, ICV y otros), se darán cuenta de que lo que dicen siempre es que van a convocar «una consulta», y que evitan cuidadosísimamente la palabra «referéndum». En uno de los muchos ejemplos de esa actitud, la portavoz adjunta del grupo parlamentario de ERC, Anna Simó, durante una entrevista con Carlos Alsina en Onda Cero, el día 14 del mes en curso, cada vez que este hablaba de «referéndum» ella respondía utilizando «consulta». Es más, en un momento determinado ella replica: «No es un referéndum, es una consulta, ya nos hubiese gustado que fuese un referéndum, un referéndum implica negociarlo con el Estado, que sería para nosotros la mejor opción».

Anna o Ana Simón o Simó
Detrás de esta preferencia se encuentra la sentencia del Tribunal Constitucional del 28/06/2010, que es la que ha abierto para los independentistas y compañeros de viaje (¡Ah, manes de la III Internacional!) esa vía de «la consulta». Veamos cómo. La redacción inicial del artículo 122 del estatuto zapaterino-masino-socialistino salió de la siguiente manera del Parlament: «Corresponde a la Generalidad la competencia exclusiva para el establecimiento del régimen jurídico, las modalidades, el procedimiento, la realización y la convocatoria por la propia Generalidad o por los entes locales en el ámbito de sus competencias de encuestas, audiencias públicas, foros de participación y cualquier otro instrumento de consulta popular». La intención manifiesta de al menos algunos de quienes suscribieron el texto era la de colar por esa vía la posibilidad de un referéndum sobre las relaciones de Cataluña con el resto de España (incluida una consulta de independencia). Como ello se sabía, el Congreso de los Diputados, cuya comisión Constitucional presidía el feroche Alfonso Guerra, que lo mismo come niños crudos que cepilla inconstitucionalidades estatutarias y que se cubrió de ridículo durante la tramitación del Estatut, añadió: «con excepción de lo previsto en el artículo 149.1.32 de la Constitución».

Como se sabe, el Partido Popular recurrió el estatuto catalán por entender inconstitucionales varios de sus artículos. Pues bien, en lo tocante al citado 122, el de las consultas populares, el TC lo declaró válido con respecto a las «consultas populares»: «En consecuencia, el art. 122 EAC no es inconstitucional interpretado en el sentido de que la excepción en él contemplada se extiende a la institución del referéndum en su integridad, y no sólo a la autorización estatal de su convocatoria, y así se dispondrá en el fallo». Porque los sabios del Constitucional, capaces de cuantificar cuántos ángeles, ángelas y angelarrobos caben en la cabeza de un alfiler, pero un poco angélicos ellos en cuanto al mundo real, entendieron que bajo el título de consultas populares, podían incluirse cosas perfectamente lícitas como «encuestas, audiencias públicas y foros de participación». ¡Como si a alguien le interesase organizar un parareferéndum sobre ello!

He ahí a dónde se agarran los independentistas y compañeros de viaje para llevar adelante su «consulta» (en ningún caso su «referéndum»), que si es cierto que no tendría carácter vinculante y legislativo, sería, sin embargo, un formidable instrumento de presión, de ser sus resultados positivos para los convocantes.

Cuando a los pocos meses de ser elegido senador, en 1977, dimitió de su escaño Wenceslao Roces, lo sustituyó, mediante elección y presentado por el PSOE, mi amigo y buen escritor, después ministro de Exteriores, Fernando Morán López. Pues bien, procedente del PSP, partido enormemente crítico con el PSOE, Fernando Morán fue recibido por Alfonso Guerra antes de comenzar el proceso electoral. Guerra enseñó a Morán un extenso dossier y le dijo «Esto es todo lo que has dicho en contra del PSOE. Ahora, sin contradecirte, arréglate para decir exactamente lo contrario». Pues bien, en alguna medida, el TC deberá ahora subsanar su alegre suponer de que bajo la forma de «consulta popular» podía alguien pretender averiguar el color preferido de los catalanes para pintar la pared oeste de las masías.

Añádase a todo ello que no existe en el Estado ningún texto de legislación primaria que diga lo que es un «referéndum», para saberlo hay que acudir al saber experiencial, a los diccionarios o a la historia. Porque ni los artículos que contienen la palabra en la Constitución Española ni la chapucera «Ley Orgánica 2/1980, de 18 de enero, sobre regulación de las distintas modalidades de referéndum» —que se hizo para arreglar aquella irregularidad chambona que fue el estatuto andaluz— nos dicen qué diablos es el concepto que la palabra encierra. Es cierto que el Tribunal Constitucional ha hecho una definición del mismo, de una forma tangencial, en la sentencia que, sobre una pretensión semejante del Gobierno vasco y Juan José Ibarretxe, emitió en 2008.

Pero, hasta que el TC vuelva a reiterar su doctrina sobre lo que es un referéndum, el Parlamento Catalán elaborará una Ley de Consultas en donde, bajo la idea de esa oposición entre «consulta» y «referéndum», trate de sortear todos los obstáculos conocidos y poner todas las salvaguardas posibles. Y, a partir de ahí, una larga cadena de pleitos y recursos, en que, ante todo, irán haciendo progresar la idea de que se impide la libre expresión de la voluntad popular catalana y de que se niegan las competencias que el propio Tribunal Constitucional permitió tras sucesivos y agraviadores recortes competenciales.

Nun semos nada, y menos n'España

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Según los mios informantes, RNE fartóse d'informar que'l "famoso gaiteiro gallego Hevia" iba a tocar en Segovia. 

Pues eso, que nun somos nada; o meyor, somos, satamente, lo que queremos ser y lo que nos esforzamos por ser.

Como les xelaes de siempre (IV)

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A les yá casi once la mañana del 09/12/13. 5º de temperatura. Viesques-La Coría, Xixón.


Más datos para el optimismo

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Yá saben que, frente al pesimismo vaticinador -que siempre goza de prestigio, aunque ignoro por qué- hace tiempo que vengo subrayando muchas de las señales y análisis optimistas que, desde el verano para acá, vienen anunciando no sólo el fin de la recesión, sino el comienzo del crecimiento.
Saben también que dicha situación -la de la salida de la recesión y el comienzo del crecimiento- los anuncié en julio del 2012, cuando el euro estuvo a punto de romperse, la prima de riesgo superaba las seiscientas centésimas, y todo el mundo pedía la intervención de España (que hubiese sido un desastre absoluto). Y allí decía que, "a partir del verano de 2013 la economía empezaría a crecer y que lo haría más aprisa de lo que éramos capaces de intuir".


Pues bien, este fin de semana se ha sumado otra voz a ese diagnóstico, la de Fernando Casado, director del Consejo empresarial para la Competividad. En una entrevista en La Nueva España este pasado domingo anuncia que los análisis que ellos realizan pronostican que la economía española crecerá en 2014 el 0,9%, dos décimas más de la última previsión del Gobierno, que fue del 0,7%, y, desde luego, más que la del FMI y la Comisión Europea, que sitúan el crecimiento en torno al 0,5%.
Pues bien, déjenme pecar otra vez de pronosticador optimista: mi pronóstico es que en el 2014 -salvo grave catástrofe externa o en la zona del orto- la economía crecerá el 1% o por encima de esa guarismo.

Rosácea llamando al remanecer

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O despistada pola llume. El 09/12/13. Campus de Viesques, Xixón.


MÁS ALLÁ DEL PENSAMIENTO MÁGICO

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                Ignoro por qué motivo el pasado fin de semana, el de la Constitución, el señor Anguita andaba paseando su pomposa vacuidad por las televisiones. Lo sorprendo el jueves 5, a primera hora, en una de las tertulias. Tengo escaso tiempo para escucharlo, pero en ese medio minuto lo oigo decir y teatralizar uno de los eructemas de moda: «no existe la democracia —pontifica—, porque si Ángela Merkel nos obliga a cambiar la constitución y el presidente del BCE (se refiere a la conocida carta que el anterior presidente, Jean Claude Trichet, envió a Zapatero el 5 de agosto de 2011, en que lo urgía a tomar medidas urgentes para modificar el déficit, el paro y la economía) nos impone la política económica, ¿qué democracia hay?, ¿para qué votamos?» No tengo tiempo para seguir atendiendo (después me entero de que en su soflama ha incluido otros sonoros eructemas), pero sí creo percibir en tertulianos y público asistente rapto de admiración  y arrebato de asentimiento.

                Como todos los que utilizan ese discurso, el señor Anguita miente, ya no en la propia trabazón lógica de su discurso (que también), sino en la preterición de todo el proceso anterior al comienzo de su argumentación. Ocultan por completo que todos los meses salimos a pedir prestados miles de millones de euros, y que, en un momento determinado, nuestros prestamistas no se fían y, por tanto, nos piden más garantías, y, sobre todo, que cambiemos el rumbo del despilfarro y que dejemos de seguir gastando más de lo que podemos, con un incremento exponencial año a año; no hace mención alguna a que nos hallamos voluntariamente dentro de una moneda a la que estuvimos en un tris de llevar a la quiebra o a la división, y a que aun llegamos a poner en riesgo grave ciertos aspectos de la economía mundial (como lo prueban las llamadas al respecto de los presidentes de EEUU y China en mayo del 2010); obvia manifestar que el BCE tiene la obligación de velar por la moneda y la economía de todos los estados, no solo de la de los españoles; y evita decir que nuestra quiebra no solo la pagaríamos nosotros, sino que podrían dinero para pagarla —en caso de salvarnos— todos los europeos, especialmente los alemanes, que son quienes más contribuyen, o que, en caso de debacle fiduciaria y ruptura de la unidad monetaria, se verían especialmente dañados otros muchos europeos. Es decir, que no es que no tengamos soberanía política porque nos la hayan quitado, es que la hemos enajenado, en parte, porque hemos ido a pedir a otros el dinero que no tenemos para que nos permitan seguir viviendo como queremos (que es, precisamente, lo que hemos votado). Y que no es que nos impongan nada, sino que nos hacen ver nuestra situación y nuestros compromisos. Y que, incluso, somos nosotros los que ponemos en un cierto riesgo a otros.
                Pero los autores de este y otros eructemas semejantes mienten también en otra cosa: nunca se atreven a proponer la única alternativa posible (y, tal vez, con el tiempo, necesaria, que no digo yo que no): salir del euro, emitir moneda propia, arrostrar al menos cinco años de dura inflación, pérdida de competitividad, ausencia de financiación, destrucción de empleo, recorte de salarios, pensiones y paro, etc, para posiblemente, después, crecer mejor y más armónicamente. ¿Lo han oído ustedes a alguno de ellos? ¡A ninguno, en absoluto!: que una cosa es echar a los demás la culpa del desastre y otra ofrecernos nosotros a provocar otro distinto e imprevisible.
                Pero, evidentemente, toda esa falacia argumental no se debe plantear de esa forma para que tenga éxito de público y de aplauso. Necesita redondearse en dos vías: con el recurso a la conspiración universal, a los protocolos (versión izquierdista) «de los sabios de Sión»: el capitalismo, la globalización, los mercados, Wall Street, las agencias de calificación y otros daimones, xanes males, brujas y maléficos. Y, en la otra dirección, con «lo que debería ser»: Europa como un espacio de igualdad y solidaridad, no como la patria de los egoísmos y de los intereses de los mercaderes; Europa fuera de la tiranía de los mercados, la Europa social y no la Europa competitiva. ¿Que eso —más allá de lo que tiene de vacuidad y tópico— implica y podría implicar que los ciudadanos de unos países trabajasen para los de otros; pusiesen en riesgo el fruto de su trabajo para que lo malgastasen los de otros? Bueno, ¡peccata minuta!
                Siendo bondadosos, podríamos calificar ese tipo de pensamiento como aquello que Francis Bacon tipificaba como «Idola tribus»: «…el intelecto humano, cuando se complace en una cosa (ya porque sea generalmente admitida y creída, o porque cause deleite), obliga a todas las otras cosas a ser confirmadas y estar de acuerdo con ella; y por más grande que sea la fuerza y el número de las pruebas en contrario, o bien no las observa, o las desprecia, o las quita de en medio y rechaza valiéndose de un distingo cualquiera y ello no sin grande y pernicioso perjuicio, con tal de que sus primeras conclusiones permanezcan invioladas».
                Pero, en realidad, este discurso de que hablamos, repleto de eructemas,  va más allá del pensamiento-fe que niega la realidad en virtud de las creencias: es pensamiento mágico, que piensa que la realidad puede someterse por medio de los discursos y la voluntad, al modo en que Jerjes I hizo castigar con látigos al Helesponto para que «aprendiese» por haberse opuesto a su voluntad; por eso el pensamiento mágico necesita de seres malignos que expliquen sus desgracias, y contra los que imprecar, y de espíritus favorables, a los que deprecar. El pensamiento mágico, por cierto, es ante todo pensamiento social: funciona únicamente en el supuesto de una fe y un discurso-ficción sobre el mundo compartidos por muchos.
                Pero esta actitud está todavía un paso más allá del pensamiento mágico, dado que lo que verdaderamente oculta el señor Anguita son sus remedios y su modelo de sociedad: cómo sería ese mundo ideal que el preconiza y cuáles las recetas para conseguirlo. Porque, de expresarlo tal cual, en sus crudos términos, es posible que algunos de los creyentes ocasionales cayesen en la cuenta de que eso que él y otros preconizan de forma ladina, su particular  Ciudad de Dios, en realidad ya ha existido y existe en algunas partes del orbe. ¡Y con qué resultados y a qué precio!
          

Ignoramus et ignorabimus

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Más de una vez me habrá visto citar aquí el Ignoramus et ignorabimus ("desconocemos y desconoceremos") del fisiólogo alemán Emil du Bois-Reymond, en su Über die Grenzen des Naturerkennens (1872).

La cita debe ir siempre acompañada de una sonrisa o de una gargayada, si lo prefieren. Pues, en efecto, cuanto leemos de ciertos ámbitos científicos nos llega siempre acompañado de una pretenciosa presunción de certeza e infalibilidad. Ello resulta así especialmente en el ámbito de la paleontología, de la historia, de la antropología, de la evolución en general y de la evolución humana en particular. Si ustedes se dan cuenta siempre nos dicen "el hombre x procede de tal sitio", "x e y nunca convivieron", "tal cualidad humana aparece solo en tal fecha", "el fósil recientemente hallado es el eslabón fehaciente entre tal y tal". Con rotundidad absoluta, sin asomo de duda.

Y poco después, un mes, un año, un lustro, aparece un nuevo dato que convierte en agua de borrajas y bla, bla, bla todo lo anterior. ¿Creen ustedes que alguien se disculpa? ¿Piensan acaso que el próximo aserto se realiza con un mínimo de prudencia o de humildad? ¡Ni hablar! Se efectúa con la misma rotundidad de siempre.

Hace poco más de una semana ha aparecido una noticia que todo el mundo ha calificado de sensacional, la recuperación del genoma mitocondrial de un Homo heildebergensis de 400.000 años de antigüedad encontrado en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Pues bien, el análisis del genoma ha vuelto a poner patas arriba todo lo que creíamos establecido sobre la evolución humana y las relaciones entre los diversos "tipos" de homínidos conocidos hasta ahora.

Para informarse en profundidad, pasen ustedes al enlace que a continuación se pone, pero no dejen de meditar sobre lo que arriba está escrito, y tal vez, para complementar su señardá, pueden ustedes evocar el poema de Quevedo, "A Roma sepultada en sus ruinas", que ahora les transcribo:

Buscas en Roma a Roma ¡oh peregrino!
y en Roma misma a Roma no la hallas:
cadáver son las que ostentó murallas
y tumba de sí proprio el Aventino.

Yace donde reinaba el Palatino
y limadas del tiempo, las medallas
más se muestran destrozo a las batallas
de las edades que Blasón Latino.

Sólo el Tibre quedó, cuya corriente,
si ciudad la regó, ya sepultura
la llora con funesto son doliente.

¡Oh Roma en tu grandeza, en tu hermosura,
huyó lo que era firme y solamente
lo fugitivo permanece y dura!

Más en: http://www.abc.es/ciencia/20131204/abci-humano-antiguo-revela-parentesco-201312041453.html#.Up-WykckRkI.email

Los collores la seronda (II)

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Esta cerezal, el 09/12/13. Viesques-La Coría, Xixón.

Como les xelaes de siempre (III)

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A les yá casi once la mañana del 09/12/13. 5º de temperatura. Viesques-La Coría, Xixón.


Microsoft, Windows XP y la seguridad

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Invítolos a lleer esti artículu con delles reflesiones sobre los efectos de la prósima esapaición d'actualizaciones pal XP. Pongo l'entamu. Pal restu, llanto l'arreyu correspondiente.

L'autor ye Rubén Sánchez Vicente


Recientemente Microsoft ha anunciado oficialmente que a partir del próximo 8 de Abril dejará de dar soporte a Windows XP SP3, la última versión del sistema XP.

Bien. Es una de esas noticias con las que uno no sabe si echarse a temblar, cortarse directamente las venas o encogerse de hombros. Personalmente me recuerda esas noticias que aparecen últimamente en la prensa con una frecuencia llamativa sobre las tormentas, explosiones y erupciones solares. Leemos continuamente titulares como "Una explosión solar abre una enorme grieta en el sol...", "La Tierra escapa de una violenta explosión solar que pudo causar un apagón global..." y otras del mismo tono apocalíptico que, por así decir, acongojan. Aunque luego, pasado el día en cuestión, siempre parece que nos hemos librado por los pelos y nadie se ha enterado de nada.

¿Es la de Microsoft una de esas noticias? ¿Qué implicaciones tiene el que Microsoft deje de dar soporte a Windows XP? ¿Va a pasar algo al día siguiente?

En primer lugar, veamos que contenido real tiene la noticia. La terminación del soporte a un sistema operativo implica fundamentalmente dos cosas: que Microsoft no dará soporte técnico a este sistema y que no desarrollará más actualizaciones para tapar fallos de seguridad del sistema.

La primera no creo que tenga que preocuparle ya que, a no ser que sea usted el responsable de informática de una empresa de grande para arriba, dudo que haya recurrido jamás al soporte técnico de Microsoft, dado su elevado coste.

La segunda es más preocupante. Si tiene usted activadas las actualizaciones automáticas de sistema (Panel de Control, Windows Update) y se ha molestado en mirar alguna vez las actualizaciones que se descarga e instala, probablemente habrá notado dos cosas curiosas. Una de ellas es que Microsoft parece tener una imparable incontinencia actualizativa y, la segunda, que casi todas ellas son actualizaciones de seguridad. Y, claro, ahí es donde empieza usted a preguntase cómo un sistema operativo puede ser tan inseguro que después de un número tan grande de parches de seguridad todavía sigue siendo inseguro. Pues verá. Si tiene un poco de paciencia intentaré explicárselo.

El mayor agujero de seguridad de los sistemas operativos está en el navegador de Internet, llámese Internet Explorer, Firefox, Safari o el que usted prefiera. Tenga en cuenta que cuando su ordenador, a través del navegador, entra en contacto con un servidor web, queda totalmente expuesto a cualquier cosa que el programador de la página web quiera pasarle. Piense que una página web es un código de programación que se ejecuta en su navegador. Es cierto que usted podría prohibir que se ejecute nada que no sean comandos de dibujo de página limpios, o sea prohibir la descarga y ejecución de Java, JavaScript, VBScript, ActiveX, Cookies y compañía, pero entonces le aseguro que no podrá visualizar prácticamente ninguna página.

Hasta aquí no hay mayor problema. Los diseñadores del sistema operativo son perfectamente conscientes de este riesgo y, por eso mismo, fueron diseñados como un entorno totalmente aislado del sistema principal, como un sistema operativo dentro del sistema operativo. Imagínese su navegador como una especie de burbuja que el sistema operativo abre al exterior y desde donde solamente pueden entrar imágenes de páginas. En esta concepción original no existía riesgo en la exposición al exterior ya que cualquier ataque, cualquier malware, solo podía ejecutarse dentro de la burbuja y, como mucho, podría afectar a las imágenes visualizadas. Pero nunca, bajo ningún concepto, podría nada pasar desde la burbuja aislada del navegador hacia el indefenso y tierno sistema operativo. Y así fue durante un cierto tiempo.

Pero este tiempo de prístina pureza contemplativa tuvo corta duración. ¿Cómo explicar a los usuarios que pueden asomarse a un mundo maravilloso, que pueden contemplar sus maravillas, pero no interactuar con él? ¿Por qué no puedo descargar esta foto? ¿ Por qué no puedo subir este documento? ¿Por qué no puedo imprimir esta página en mi impresora? ¿Por qué no…? Y el aislamiento se rompió, y las puertas se abrieron, y el sistema operativo, la totalidad del ordenador, quedaron expuestos al mundo exterior. Solo un poco, la puertita nada más, pero lo suficiente para que los hackers entraran en tromba y encontraran, un día sí y otro también, nuevas formas de penetrar en el interior del sistema.

http://bilbomicro.blogspot.com/2013/12/microsoft-no-soportara-windows-xp.html