Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Inventores del bable y comedores
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
INVENTORES DEL BABLE Y COMEDORES
Puerto Rico. 1894. Atraca la corbeta Nautilus, buque escuela que está dando la vuelta al mundo. Al mando, Fernando Villaamil, natural de Castropol, uno de los marinos más destacados de nuestra historia.
El comercio local —trascribimos del diario La Correspondencia de Puerto Rico, del 9 de abril— ofrece un “suntuoso banquete” a Jefes, oficiales y marinos. A la mesa, sesenta comensales. El menú: Hors d’oeuvre: Beurre. Radis. Anchois. Galantine de Dinde trufée. Jambon. Consommé: Poissons. Sauces varieés. Filet de boeuf financiére. Pigeons aux olives. Asperges sauce blanche. Rotis: Mouton. Dinde. Salade. Glace, créme á la vanille. Vins: Chapagne Veuve Clicquot. Ponsardin. Manzanilla. Jerez. Graves. Rioja Ugalde. Bourgogne. Chambertin. Desserts variés: Petits gateaux. Chartreuse. Créme de cacao. Café Yauco.
Ocupa la presidencia el señor Gobernador General. A su derecha, el comandante de la Nautilus; a la izquierda, el presidente de la Cámara de Comercio. La otra presidencia la ocupa el señor General Gobernador militar, a su derecha el señor comandante principal de Marina General, y a su izquierda al segundo comandante de la Nautilus.
Durante el banquete “reinó la mayor animación y cuando se sirvió el espumoso champagne”, las autoridades realizaron diversos brindis en honor de los marinos el Rey y la Patria. Seguidamente, el señor Infiesta, interrumpido muchas veces por grandes aplausos, leyó una poesía en bable dedicada a Villaamil, poesía que por su éxito hubo de volver a leer dos veces.
Algunos de sus versos: «Villaamil, aquí non vienes / a yantar fabes agora […] S’empapiella la mio boca / y non cabe nel pelleyu / mio corazón de patriota […] Si non mueres afogáu / y al to conceyu retornas […] enxareyes a tos fíos / los fechos de la to historia».
¡Ya ven qué antiguo el mal! ¡Inventores del bable y comedores! No me extraña que los amigos de la verdad intenten extirpar el mal de raíz oponiéndose raizalmente a la oficialidad.
El hórreo ha muerto, viva el horreo
(Ayer, en La Nueva España)
EL HÓRREO HA MUERTO, VIVA EL HÓRREO
La reciente distinción por parte de LA NUEVA ESPAÑA como “Asturianos del Mes” a la asociación Los Amigos del Hórreo me incita a volver sobre un tema que me preocupa y me emociona al tiempo, el de los hórreos (engloben en este término, desde ahora, los de “paneras” y “cabazos”), materia sobre la que me he ocupado en público algunas veces, y aun en vía parlamentaria (con la desconsideración del resto de la Cámara hacia nuestras propuestas).
Hórreos los hay en muchas partes del mundo, existen también en regiones vecinas, especialmente en Galicia, pero los hórreos asturianos constituyen una extraordinaria singularidad en ese conjunto, por su tipología, por su abundancia, por su conservación hasta el día de hoy. Por todo ello, representan una de nuestras más evidentes y atractivas señas de identidad. Conservar esa singularidad para el futuro debería ser obligación moral, proporcionar satisfacción emocional y representar un atractivo para el visitante.
Pero el hórreo, en propiedad, ha muerto. No cumple ninguna de las funciones para las que fue creado, por las que se multiplicó y por las que se sostuvo a lo largo de siglos: no es ya granero, ni guarda el samartín, ni sirve de vivienda; ni siquiera vale para que en su sotecho se cabruñe en los días de lluvia, porque nadie siega ya con guadaña. Esa muerte del hórreo no es sino la muerte de la ruralidad histórica: de sus formas de producción, de la ocupación del territorio. Los hórreos no solo no tienen hoy funcionalidad alguna o la tienen muy marginal, sino que muchos de ellos se alzan en zonas donde ya no hay habitantes o donde es muy escaso y de mucha edad el número de ellos.
Los hórreos se mantienen en pie hoy fundamentalmente porque son construcciones bien hechas que tienden a sostenerse siempre que no les entre el agua. Otros se sostienen por el orgullo y la estima de sus propietarios, a veces gente que ni siquiera vive al pie de ellos, que disfruta con su vista escasos días al año y que los repara con no poco gasto. Pero es evidente que la realidad conspira contra el hórreo, mejor, contra su cadáver en pie.
Frente a esa evidencia, la legislación asturiana actúa como si la realidad fuese exactamente la contraria, como si el hórreo fuese útil a sus propietarios, como si estuviese ligado a la actividad agraria, como si los propietarios fuesen ricos y jóvenes y, con buena renta, tuviesen la obligación de cuidarlos como monumentos. De ese modo, la legislación —las sucesivas normas desde 1973—unen los hórreos a la vivienda y esta a la actividad agraria, impiden prácticamente su traslado, limitan su uso al de granero, tasan los materiales para su reparación, dictaminan sobre los hórreos de nueva construcción, etc. Y, por si fuera poco, someten cualquier actuación sobre ellos a la insoportable y tortuguesca burocracia de la Administración; más aún, incluso, durante largos períodos no han destinado un duro en los presupuestos para ayudas a la conservación. En una palabra: pretenden que el cadáver se mantenga incólume haciendo todo lo posible porque esbarrumbe. ¡Todo tan fuera del mundo! ¡Todo tan asturiano!
Para que el hórreo viva como elemento perceptiblemente constitutivo de nuestra identidad paisajística y emocional (contando, con todo, con que es inevitable la desaparición de muchos) hay que eliminar la mayoría de las trabas que pesan sobre ellos, empezando por las de los hórreos de menos de cien años y los nuevos. Para los demás, hay que quitar los impedimentos sobre la movilidad y desligarlos de la vivienda y de la actividad agraria; hay que permitir para ellos nuevos usos, entre ellos el de acogimiento, por ejemplo, de peregrinos o el de templos de la coyunda nupcial. Y ya que la ley obliga al propietario a la conservación, la eliminación de tasas por reparación, la eliminación o compensación del IBI, la agilización de la tramitación administrativa, el soporte presupuestario supondrían un pequeño estímulo.
Puesto que la población rural ha venido a la ciudad, ¿por qué no ha de venirse el hórreo —ahora que ya no tiene función en el campo— a la ciudad, más allá de tímidas iniciativas como la de servir de centro de información turística? ¿Por qué no trasladar ese símbolo identitario a las plazas y los parques? ¿Cuál es la razón para que no constituya parte del ornato y del orgullo de las urbanizaciones abiertas? ¿Acaso no embellecería el paisaje de los campus universitarios o de los parques tecnológicos?
Démosle nueva vida al hórreo, hagámoslo presente donde habita la mayoría de la población y por donde pasan nuestros visitantes, sigámoslo y amémoslo, haciendolo parte de nuestra identidad y nuestro paisaje, no en la lejanía, sino en la inmediatez.
¿Delirios o milagros o?
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
¿DELIRIOS O MILAGROS O?
“Crear 10.000 empleos en el sector primario hasta 2030, objetivo que se marca Asturias”. Miro la fecha de LA NUEVA ESPAÑA. No, no son los Santos Inocentes.
¿1.000 empleos anuales en el sector primario? Si acaso fuese destruirlos... Porque toda la política de los gobiernos asturiano y español no es otra que la expulsar a los campesinos productores de su trabajo en el campo, y aun ayudar a que emigren quienes no trabajan pero todavía viven en él. Prohibiciones de usos agrarios e impedimentos en vivienda, dificultades para reparar cobijos y obstaculizar en ellos una vida aceptable, creación de parques y espacios protegidos con habitantes en su seno y restricción de actividades, protección al lobo frente al ganado…
Las evidencias son palmarias. Ahí tienen ustedes a los ganaderos en cencerradas, manifestaciones y tractoradas continuas. O el testimonio del alcalde socialista d’Onís, José Manuel Abeledo: “Alcaldes y militantes preparamos un frente común contra la política del lobo. Los concejos ganaderos nos encontramos humillados y abandonados por la Administración estatal. Los alcaldes socialistas estamos en una situación crítica frente a nuestros vecinos, pues es una Administración socialista quien aprueba este despropósito”.
Todas las Administraciones conspiran contra el sector primario. Eso sí, como el pájaro tero, en un lado dan los gritos contra el despoblamiento; en otro ponen los huevos para acelerarlo.
Así que es posible que se trate, pura y simplemente, de un delirio, lo que no sería extraño en discípulos y conmilitones de don Pedro Sánchez, quien, como ustedes recuerdan perfectamente, el 5 de septiembre anunciaba en El País que “cuando acabe 2021 (es decir, dentro de dos semanas) se habrá pagado de luz lo mismo que en 2018”. Otro delirio, una “aluzinación”, en este caso.
O tal vez no. A lo mejor esperan un milagro, vía Roma, ¡vaya usted a saber!
O, simplemente, lo que es más verosímil, pretenden engañarnos. Por no perder el hábito.
Comunistes
(Ayer, en La Nueva España)
COMUNISTES
¿Ustedes qué países comunistas conocen? Probablemente, al menos, los mismos que yo: Rusia, antes del colapso, los países dependientes de ella, incluida la RDA, Cuba, China, Corea del Norte, Vietnam. ¿Y qué caracteriza a todos ellos? La dictadura (de los mandamases del partido, no del proletariado ni otras gaitas), con más o menos crueldad, que va de la más férrea censura a la cárcel o la desaparición para los disidentes o los molestos; la pobreza generalizada; el absoluto desprecio por el medio ambiente y, consecuentemente, escasos cuidados con la contaminación. China es una excepción parcial: desde hace décadas combina una feroz dictadura, con la miseria de una parte de la población y la creciente riqueza de otra. ¿Les apetece a ustedes vivir en alguno de esos países?
El dato fundamental, sin embargo, es este: no hay ningún país comunista que no tenga esas tres características, ninguno, sea del este, del oeste, del Pacífico o del Caribe. Es difícil imaginar que el comunismo pueda ser de otra manera, mejor, es contra toda evidencia el afirmarlo. Y, sin embargo, existe un número cuantioso de individuos en nuestro país que se declaran comunistas, y que, incluso, frente a los demás, presumen de ser ellos los auténticos demócratas, los café-café, los pata negra.
Podría pensarse que creen ellos que, pese a la evidencia, reiterada desde 1917, es posible otro comunismo. ¿Lo creen? Es muy dudoso. Las señales ponen de manifiesto que es precisamente en ese comunismo real, encarnado históricamente, en lo que piensan, incluso aunque en su pensar se engañen (ya no solo que pretendan engañarnos, que también) con esas turbias brumas con que el cerebro nos hace a veces creer que no vemos lo que vemos o no pensamos lo que vemos o queremos.
Acérquense ustedes a la mayoría de los pontífices de Podemos o del Partido Comunista. Todos ellos respiran idéntico entusiasmo (¡y admiración!) por Cuba. ¿Y cómo soslayan ante los ciudadanos libres que Cuba, un país comunista, sea una dictadura? Pues seguramente como en su día lo solventó una persona a la que tengo aprecio por muchas cosas menos por sus ideas, don Gaspar Llamazares: con un sofisma argumental que, en el mejor de los casos, tal vez corresponda a esas turbias brumas del cerebro de que en el párrafo anterior les hablaba: “Cuba no es una dictadura, Cuba es otra cosa”. ¡Magnífico!
Y vengamos a un recentísimo ejemplo. Don Enrique Santiago, Secretario General del PCE y Secretario de Estado de la Agenda 2030: “El sistema capitalista no solamente se ha mostrado que es incompatible con garantizar los derechos de las personas, sino que según dicen los científicos se acredita que es una forma de producción incompatible con el futuro del Planeta, porque consume más recursos de los que puede soportar el Planeta, contamina y destroza los ecosistemas y el medio ambiente.
Es un sistema que hace que la vida no pueda mantenerse en la Tierra, (*¿incompatible?) con la propia existencia de la Humanidad”. Pero, si ustedes me lo permiten, ¿lo único que conozcamos que no es sistema capitalista (de capitales particulares y estatales, sí, pero también de libre comercio, de libre iniciativa, de libertades individuales) qué es? Pues el sistema comunista, tertium non datur.
Y ese es el argumento general de estos pensadores: “no al capitalismo”. Bien, entonces ¿sí a…? Vean ustedes el entusiástico prólogo con que doña Yolanda, la visitadora emocionada de Su Santidad, saluda la última edición del Manifiesto Comunista, señalando su vigencia, no solo intemporal, sino, más bien, cuasi eterna. Flotan ahí idénticas ideaciones. Porque entre estas gentes la sofistería y la nebulososidad, una clase de “no pensamiento” ocultador, son universales.
Nota: el “comunistes” del titular ye asturianu, nun ye llinguaxe neocursi.
Los expropiadores
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
LOS EXPROPIADORES
La Unión de Comerciantes ha planteado en Xixón que se prohíba convertir los bajos en trasteros, garajes o pisos turísticos, porque ello “mata la vida de las calles completamente el pasar a tener una pared ciega con una puerta de hierro en vez de un escaparate con la luz encendida”. El Ayuntamiento, y ciertos partidos y sindicatos, parece proclive a la idea, ya que “esa conversión en trasteros, garajes o pisos turísticos genera una imagen que no es la deseable y no es el modelo de ciudad que queremos”.
Recapitulemos. Durante añísimos se ha prohibido que se construyesen viviendas en los bajos, como si toda la ciudad fuese un inmenso zoco con comercios innúmeros y un tropel de ciudadanos comprando en esos comercios. Si ello nunca ha sido posible, las últimas décadas han supuesto el cierre de cientos de establecimientos por razones varias: impuestos, dificultades de aparcamiento, competencia de supermercados y grandes superficies, ventas por internet, cambios en las formas de consumir. Ello ha hecho que progresivamente innumerables bajos comerciales hayan ido quedando sin otra ocupación que servir de soporte a las pintadas.
En esa situación es lógico que los propietarios de esos locales traten de buscar rentabilidad para ellos, dándoles nuevos usos. No es sorprendente que sindicatos y partidos de izquierdas ignoren o nieguen ese derecho, lo sorprendente es que los comerciantes, gente que no debería ignorar lo que es la propiedad y los derechos del capital a obtener rentabilidad del mismo, lo vean de la misma forma y propongan, de hecho, su expropiación en función de su propio interés, de que la calle donde ellos tienen su negocio esté más brillante.
Al margen de que estéticamente no sé qué es más deseable si una calle con locales cerrados y escaparates que son soporte de pintadas y carteles gritando la decadencia del comercio, o una calle con menos huecos heridos por un fracaso visible.
Logomaquia y verborrea
(Ayer en La Nueva España)
LOGOMAQUIA Y PALABRAS MÁGICAS
“El que quiera ser dictador haría bien en estudiar semántica”, decía el lingüista Hjelmslev. Y es que el lenguaje no sirve solo para comunicar, sino también para ocultar, dar una pátina brillante a lo que es siniestro o atemperarlo, emitir sonidos que, sin significar ninguna cosa concreta, muevan emociones… Ese uso del lenguaje es muy frecuente en nuestros días, aunque no exclusivo, y lo es especialmente en el ámbito de la política y la propaganda comercial.
Vengamos a algún uso reciente, las nuevas normas escolares sobre el pase gratuito de curso, sin repeticiones pese a tener suspensos, novedad relativa, pues viene a continuar la línea dominante de estos últimos años. Recuerden ustedes, a propósito, que el curso pasado ya hubo prácticamente un aprobado general en Asturies en las etapas previas al bachillerato. He aquí a la ministra de Educación, Pilar Alegría: “El cerco a la repetición busca una motivación basada en el esfuerzo, no en el castigo”. Es decir, el alumno renuente ya sabe que va a pasar de curso, apruebe o no. Ahora bien, el saberlo lo ayuda a esforzarse, puesto que no va a tener el castigo de suspender, perder a sus compañeros y que lo riñan en casa. ¡Perfecto!
Reyes Maroto es ministra de Industria de un Gobierno que presumió de ser los más rápidos en desenfundar al oeste del Volga, y, pese a lo que hacen otros países de la UE, y no digamos China o la India, corrió a desmontar las térmicas. Pues bien, ahora se estudia, ante las necesidades, dilatar el proceso en alguna de esas industrias. La frase: “No se rectifica con la descarbonización, solo acompasamos los tiempos del proceso”. Es decir, no “rectificar”, no “corregir”, no “retrasar”. “Acompasamos”. ¿Qué les parece? ¡Magnífico!
Se suprimen centenares de plazas de aparcamiento, se anulan calles para el tránsito o se reducen los carriles de circulación, todo ello con las consecuencias que ustedes suponen, o padecen, depende de dónde vivan. ¿Se prohíbe? No. ¿Se elimina? No. ¿Se restringe? Tampoco. ¿Qué ocurre entonces? Se “pacifica el tráfico”, he ahí la invención semántica del edilazgo xixonés.
Y ya que estamos en Xixón. No es malo recordar la donosa invención de doña Ana, la alcaldesa. ¿Ha prohibido ella los toros en la ciudad? ¡Qué va! ¡Líbrela el Diañu Burllón de tal cosa! ¿Prohibir ella? Lo que ha hecho ha sido “dar otros usos a la plaza de toros”.
Claro que, para hallazgo, el de don Hugo Morán. ¿Lobos carniceros en exceso? ¿Lobos escandalosamente depredadores? ¿Lobos exterminadores de rebaños? ¡No, hombre, no! “Lobos conflictivos”. Eufemismo se llama la figura. Ocultación del problema, la finalidad.
Pero no se centren ustedes en los políticos. Ahí tienen un vocablo, que como en las procesiones de ciertos rituales, recorre manifestaciones, manifiestos y proclamas: “digno”. Así, unos reclaman “pensiones dignas”, otros, “salarios dignos”, y de ahí extiendan ustedes el adjetivo por innúmeros campos: empleos, viviendas, lo que quieran.
¿Pero qué es una pensión digna, qué un salario digno? ¿Cómo es un empleo de ese jaez o una vivienda? Esto es, ¿cuál es su cuantía en los dos primeros casos? ¿Cuáles son las características de un empleo así? ¿El que está bien pagado? ¿Aquel en que se trabaja pocas horas o días? ¿Donde uno no se ensucia?
Nadie contesta a ello. Seguramente porque el bajar a la realidad entraña problemas, mientras la proclama satisface a todo el mundo y es difícil que, así dicho, nadie se niegue a que los exigentes tengan un lo que sea digno.
El problema comienza cuando se echan los números o se indaga en las condiciones y se hace la pregunta siguiente, ¿y eso de dónde sale? ¿Aumentamos el déficit, la deuda, los impuestos?
No aprieten mucho porque la respuesta se va a producir entonces: “Me es igual, yo quiero lo mío”. Y, más apretados e ideologizados: “de los ricos”. Resuelta la incógnita de la jaculatoria.
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La irresponsabilidad de Gobierno e invacunados
(Ayer, en La Nueva España)
LA IRRESPONSABILIDAD DE GOBIERNO E INVACUNADOS
Sobre el virus del Covid-19 aún desconocemos aspectos de su comportamiento. Del mismo modo, de las vacunas no sabemos con precisión la duración de la inmunización producida por ellas, que seguramente variará con la edad o los parámetros individuales de salud, pero sí hay cosas que conocemos con certeza: atenúan notablemente la gravedad de la enfermedad en los vacunados, si no la evitan; aminoran de forma importante la mortalidad; restringen, aunque no impiden, la transmisión. Visualmente: han reducido los números dramáticos de las primeras oleadas a una enfermedad contagiosa de efectos limitados en los individuos y sobrellevables en el sistema hospitalario.
Pero los efectos de la pandemia no son únicamente sanitarios en relación con los afectados. Lo son muy grandes en las repercusiones que sobre el conjunto de la sanidad tiene: retraso en las intervenciones quirúrgicas y en las revisiones periódicas, dolencias que no se detectan a tiempo, hartazgo y cansancio de los sanitarios. Naturalmente, todo ello tiene su traducción en costos económicos, no pequeños, relativos a la salud y la enfermedad; pero los tiene también, dramáticos, sobre la economía y el empleo: nada he de decirles a ustedes de lo que ha ocurrido estos dos años en lo relativo al paro, la desinversión, el cierre de empresas y, en lo macroeconómico, el crecimiento de déficit y deuda. Y las amenazas sobre la actividad económica siguen ahí, como un buitre. Así, esta semana pasada, el solo anuncio de una nueva variante, la ómicron, ha hecho caer las bolsas, restringirse el tráfico aéreo y los desplazamientos y establecer nuevas limitaciones en la vida social, daño este, el de las limitaciones en la vida social, que no hemos hasta ahora enumerado, pero que no es el menor de todos los que ha causado el SARS-19.
En España las cosas se han agravado por las desafortunadísimas interpretaciones del Cosntitucional, la falta, en consecuencia, de una legislación ad hoc y la arbitrariedad de algunos tribunales, que emiten dictados al aire de sus miembros.
La situación, efecto de la vacunación, es, como hemos dicho, mejor gracias a las vacunas, pero puede ir a peor si acaso alguna nueva variante del virus no puede ser contrarrestada por las actuales vacunas o si se produce una transmisión incontrolada, fruto de la falta de prevención en la interacción social.
De modo que se hacen necesarias dos intervenciones para, en el estado actual de las variantes del SARS-19 y sus vacunas, reducir al máximo transmisión e infección: la vacunación de toda la población; disponer de una legislación que permita actuar a las autoridades de forma rápida y efectiva, sin estar sometidas a los avatares de las contradictorias decisiones judiciales.
En cuanto a lo segundo, es evidente que el Gobierno central, con su negativa a legislar al respecto, es responsable de una parte de la propagación de la enfermedad, y su responsabilidad pasará a ser gravísima si se produce un empeoramiento drástico de la situación pandémica (aunque no se nos deben escapar las dificultades para redactar una normativa adecuada, al haber ligado el T.C al estado de excepción confinamientos y toques de queda).
En cuanto a los invacunados, sobre señalar su responsabilidad al negarse a hacerlo, por las razones que sean, salvo si son relativas a su estado de salud, hay que mostrar la extrañeza que produce el que se entienda esa negativa como parte de su derecho de libertad. Hagámonos una pregunta: ¿qué habría ocurrido si la gente hubiese rechazado las vacunas de la viruela o la poliomielitis? Y otra: ¿qué libertad es esa que incluye el derecho a hacer enfermar o matar al vecino? Más aún: ¿vamos a vacunar a los niños y permitir que una parte no pequeña de la población adulta no lo haga por razones que van desde las del pasotismo a las de tipo religioso o ideológico?
De todas maneras, en caso de que la situación se estabilice, que debamos convivir con la enfermedad en un nivel de la misma que sea más o menos “aceptable”, y visto que vamos a tener que estar vacunándonos cada cierto tiempo hasta que no aparezcan otras vacunas de duración permanente o prolongada, seguramente será necesario plantearse una convivencia más “normal” con la enfermedad, como otra infección vírica y respiratoria cualquiera, de modo que, sin dejar de prevenir mediante la vacunación, permitamos que la atención sanitaria general fluya sin restricciones exageradas y que la economía mantenga un nivel de actividad que no suponga crisis de crecimiento, riqueza y empleo.
Cofiñu nun ye Cofiño
(Ayer, en La Nueva España)
COFIÑU NUN YE COFIÑO
La frase no expresa su literalidad, sino un juicio. Cofiñu (Parres) ha recibido de forma indirecta una distinción de notabilidad al haber recaído sobre un hotel sito en él un doble reconocimiento, como mejor hotel de lujo de montaña. Sin embargo, sobre Rafael Cofiño, el director general de Salud Pública, y Juan Cofiño, vicepresidente del Gobiernu, cuyo apellido proviene precisamente de esos confines geográficos, Cofiñu, pero cuyos antepasados han sido sometidos a la oficialidad del castellano (que, ya se sabe, no es una lengua de imposición), sobre ambos, digo, no debe recaer premio alguno, sino una reprobación, el primero por haber salido de su departamento el disparate de la licitación del hospital de Cabueñes, que, como saben, no ha tenido ni un solo concurrente; el segundo, por haber asegurado, frente a los avisos en contrario, que sí se presentarían licitantes al concurso.
No, no son lo mismo, ni aunque ambos políticos no hubiesen sido arrancados de su asturianidad en el registro del apellido de sus antepasados: no se han cubierto de gloria.
Como no se ha cubierto de gloria don Adrián Barbón al afirmar que las inundaciones del hospital de Les Arriondes eran culpa del cambio climático. ¡Hombre, don Adrián, si siempre fueron los donde sito está terrenos inundables! ¡A ver si ahora el cambio climático va a ser también el responsable del déficit!
Quien sí se gana todas las medallas en su persecución de los conductores es Pere Navarro, el capo de la DGT (dicho sea en castellano dialectal). Ahora amenaza con reducir la validez del carné de conducir de los mayores de 65 años, según él porque se ven involucrados en el 28% de los accidentes mortales. Bien, pero informa él, en el caso de peatones o bicicletas son el 50% de las víctimas. ¿Alguna alerta sobre los peatones? ¿Sobre las vacas sagradas?
Al señor Navarro solo le quitan el sueño los conductores.
Memoria histórica: Agora, Masip como'l PP y Cascos
Memoria histórica.
Otru que tal bailla: Antonio Masip
Como Cascos, Rozada, Cherines, el PP, en xeneral. Mirái cómo na tramitación del Estatutu d'Autonomía proponía la cooficialidá, ¡y mirái cómo lo proponía! Y agora anda esprecetándose en contra:
Memoria histórica: PDP y Óscar Alzaga
Memoria histórica
Queda entovía pel mio barriu esta pintada del PDP, el partíu que tuvo como cabezaleru a Óscar Alzaga, y qu'atropó non más qu'una relativa mozaína de votos en toa España.
Non mui lloñe, a menos de 150 m, quedaba hai dos años otra pintada igual. Pel restu de Xixón yo nun les veo. Nun sé si sobrevivieron tanto nel mio barriu porque hubo militantes mui trabayadores, porque'l barriu conservó munchu tiempu baxos ensin ocupar o porque, cenciellamente, yo nun caleyo peronde les hai. En tou casu, ehí queda esti ñiciu de memoria histórica del PDP, del so cabezaleru, Óscar Alzga, y del so emblema.
Alfredo Canteli, un tipo
(Ayer, en La Nueva España)
ALFREDO CANTELI, UN TIPO
El día 18 de este mes LA NUEVA ESPAÑA recogía una conversación en San Miguel de Lillo entre el alcalde d’Uviéu, Alfredo Canteli, y la Conseyera de Cultura, Berta Piñán. En ella el regidor le decía a la conseyera que “el sí que hablaba de verdad el asturiano, y no ese bable inventado que usaba ella”. Y, para poner un ejemplo, afirmó que él, para agilizar una obra, dice a los técnicos “Emburrie p’allá ese expediente”. Piñán le contestó que ella hablaba “el auténticu”.
La conversación es enormemente ilustrativa. Fijémonos en que Canteli, vamos a dar veracidad a sus palabras, esto es, creamos que, efectivamente, dice eso en el Ayuntamiento a los técnicos, utiliza el vocablo “emburriar”. “Emburriar” es voz que, salvo en su acepción material de hacer fuerza sobre un cuerpo, no cabe más que en el lenguaje festivo o muy vulgar, difícilmente en otro más formal. En ese contexto podría decirse “entaíne con ese expediente (o “esos papeles”)” o “de-y priesa (o prisa) a esi expediente”, o, en fin, alguna fórmula que saliese del lenguaje vulgar y cupiese en el formal y administrativo. ¿Porque sería concebible que dijese en castellano algo así como “tío, empújeme el expediente”?
Ese “gracia” argumentativa, unido al que nunca se ha oído al alcalde hablar en asturiano en público, indica a las claras qué es para don Alfredo el asturiano: un hablar propio de momentos festivos o, todo lo más, familiares o entre amigos. La respuesta de doña Berta, que habla asturiano en prácticamente todas las ocasiones, es el envés del decir del munícipe, “el auténticu”: no necesita emplear una palabra “rara”, exótica, le basta con un término culto convertido en asturiano por su impronta morfológica.
Pero la visión del alcalde sobre el asturiano (“el bable”, como no dejan de decir los enemigos de la normalidad del asturiano, por marcarlo con una palabra que señale el exotismo de la lengua y alejarla de su conexión con el nombre de la Comunidad Autónoma) nos desvela una realidad que se está ocultando en el debate sobre el artículo 3º de la Constitución, las profundas implicaciones sociales (de “estatus”, de “clase”) y emocionales que para una parte de la población tiene la posibilidad de que la lengua asturiana salga de su gueto de marginalidad, de lengua casera, de lengua propia para la chanza o los momentos festivos (para el “monólogo”) y pase a ocupar un espacio de dignidad y uso equivalente al del castellano, español, si lo prefieren.
Porque en muchos casos, lo que late tras los argumentos de costos o tramas conspirativas en contra de la oficialidad (dejemos, en fin, de lado lo que no son más que infamias) no es más que eso, la incomodidad, la desazón, la irritación de ver cómo una lengua que sobrevive en los sótanos sociales —y asociada, por tanto a los de abajo, campesinos, gente poco ilustrada— asoma su cabeza para convivir con la otra, aquella en nombre de la cual ha sido y es perseguida en la escuela, reprimida en el uso social, prohibida en el (R)IDEA fuera de los usos de las clases bajas, y pugna por sentarse en los asientos de los mismos lugares que hasta hace poco ocupaban en exclusiva los portadores de la lengua buena.
A quienquiera que conozca un poco las situaciones de diglosia en cualquier parte del mundo no haría falta explicarle nada: es siempre igual en todos los lados, aquí, a la asturiana, al asturiano modo. Pero quizás podamos iluminarlo con un hecho autóctono de una meridiana claridad, el del pateo que sacude los suelos del Campoamor cuando se pide en asturiano —tras pedirlo en castellano y antes de hacerlo en inglés—que se apague el teléfono y se da la bienvenida. ¿Los “señores” de toda la vida, en su mundo exquisito de la música o del teatro, pateando como vulgares espectadores de un antiguo cine de dos perrones? ¿Qué les pasa? Pues simplemente se remueven porque en su mundo ha entrado lo nefando, lo que ellos tienen por vulgar, que debe ser alejado de ese delicado y exquisito mundo suyo. Ese es el trasfondo real, emocional, de cosmovisión, de muchos de las argumentaciones contra la oficialidad.
Don Alfredo es un tipo ejemplar de esa visión del asturiano, y, seguramente, de esa consideración del mismo como un hablar pintoresco ligado a momentos ocasionales o festivos. Eso para él es la autenticidad. Cuando sale al escenario desde las bambalinas o emerge desde debajo del mismo, donde se lo tenía recluido en sus funciones ancilares, causa sorpresa, inquietud, desazón, malestar; el mundo de seguridades y exclusividad, el mundo que no compartían con nadie más, se mueve.
Nada extraño que a los dos días don Alfredo corriese a abrazarse con don Juan Luis Rodríguez-Vigil y a firmar ambos contra el artículo 3º de la Constitución, actuaciones que, aunque parezca que son contra la oficialidad del asturiano, son, en realidad, contra el asturiano y sus hablantes, los que hablan y lo usan sin restricciones de lugar, situación o grupo social, los que hablan “el auténticu”, es decir, una lengua no discriminada y cuyos hablantes no se resignan a utilizarlo solo en situaciones de marginalidad, ya consueta, ya obligada.
Conflictivos
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
CONFLICTIVOS
A través de don Hugo Morán el Gobierno central sugiere que los lobos “conflictivos” podrían ser trasladados a otros lugares.
¿Qué sería un lobo conflictivo? No nos lo han dicho, pero supongamos que sea el que “se pasa matando”. Ahora bien, ¿cuándo y cuánto es ese pasarse? ¿Existirá un baremo objetivo?
¿Y cómo identificar al concreto culpable? Habrá que disponer de cámaras per uquiera y, tal vez, de un procedimiento identificador, aunque, acaso, y ya que en esto del hermano lobo andamos muchas veces en un mundo de Walt Disney, podrían la ovejas sobrevivientes de una matanza, una vez superado su pánico traumático, identificar al agresor y testimoniar al respecto. ¿Pero se atreverán o tendrán miedo a la venganza del delincuente y sus congéneres?
Y no acabará ahí la cosa, seguro que los defensores del lobo estimarán insuficientes o dudosas las pruebas y exigirán un tribunal que las valore adecuadamente. Serán necesarios juzgadores, acusadores y defensores, y tendrán que acudir los testigos. ¿Cómo podrán dar testimonio los supervivientes de algún estrago? Aunque estamos en el mundo Disney, es difícil que hablen. Pese a que está feo señalar, ¿moverán una pata en dirección al acusado para señalarlo, al modo en que los de VOX señalan al forista Adrián Pumares?
Y resuelto el juicio, ¿adónde se trasladará al reo?, ¿qué comunidad o recinto recibirá al conflictivo?
¡Ay, don Hugo, lo que hay que hacer para seguir triunfando!
Como conflictivos, asimismo, fueron tenidos por el Gobierno y la Ejecutiva del PSOE los presidentes socialistas de Asturies, Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura y La Rioja, por su empeño en asistir a una reunión de presidentes de comunidades de diversos partidos que pretenden ofrecer una alternativa a los proyectos de financiación autonómica que maneja el Gobierno central y defender los intereses de sus comunidades.
Muchas, víctimas del canis lupus; todas, del lobo centralista y de los depredadores de Cataluña y Euskadi.
El puente de Curniana está mal intriquinquadrillado
(Ayer, en La Nueva España)
L’APREDECEDERU
EL PUENTE DE CORNELLANA ESTÁ MAL INTRINQUINCUADRILLADO
Conocerán el trabalenguas: “… el intrinquincuadrillador que lo desintrinquincuadrille buen desintrinquincuadrillador será”. Trasládenlo ahora al praviano puente de Quinzanas. Derribo del antiguo, por problemas de seguridad. Un año largo de espera. Por fin, el nuevo puente. Atentos a los titulares: “Quinzanas presume de su nuevo puente”. “La alegría dura poco en Quinzanas: El autobús no puede utilizar el puente por la estrechez de su acceso”. Y en el cuerpo de la noticia: tampoco pueden cruzarse dos coches, ni pasar los camiones o la maquinaria pesada.
Pues eso: el puente de Quinzanas está mal intrinquincuadrillado… ¿Responsables?
Lo que, asimismo, está mal intrinquincuadrillado, no en la construcción, sino en la gestión y la tramitación administrativa es la regasificadora de Xixón. Desdeñada en un principio por las administraciones socialistas, metida después a calzador en el sistema por el Gobierno Areces, la planta acabó de construirse en 2012. Desde entonces está parada, devengando dinero público. En este momento se encuentra a la espera de unos últimos y siempre retrasados papeles. Como en la paradoja de Aquiles y la tortuga: por más que avance en la tramitación, la regasificadora nunca alcanza el permiso de apertura.
Menos mal que de tanta incuria y despilfarro nos consuela la candidatura de la sidra, aquel “vino de pobres” que se dijo antaño, a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Se reconoce ahí una forma de producción, de consumo y de socialización de la misma únicos en el mundo.
La alegría es tanta que nos hace olvidar algunos episodios del chusco conservadurismo asturiano: los plantes porque hubiese más de un precio para la sidra, las afirmaciones de que no se podían etiquetar las botellas porque se despegarían y la cola haría resbalar la botella de la mano... Incluso, nos hace olvidarnos de aquel consejero del ramo, hoy enemigo de la oficialidad, que declaraba que el sector de la sidra no tenía ningún interés económico.
Alegrémonos, solamente.
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Emigración y empleo
(Ayer, en La Nueva España)
EMIGRACIÓN Y EMPLEO
En sus Cartas del viaje de Asturias dedicadas a la agricultura y la industria señala Xovellanos la continua y numerosa emigración causada porque la tierra no es capaz de dar sustento a sus naturales y señala las causas: las continuas subdivisiones del terrazgo, la ausencia de comercio, la falta de formación, la inexistencia de industrias y la falta de capitales. Sobre esto último: “¿Dónde, pues, se hallarán capitalistas? Y sin ellos, ¿cómo se podrán erigir ni promover establecimientos industriales? ¿Cómo formar empresas grandes y dispendiosas?”.
Asturies ha sido siempre tierra de emigración por su pobreza, desde los asturianos que van a servir al ejército romano a los aguadores o esportilleros que pueblan las tierras castellanas en los Siglos de Oro o aquellos que practican la emigración temporera (segadores o teyeros). Esa emigración se convierte en masiva hacia América durante el XIX y gran parte del XX. Después a Europa, fundamentalmente, y al resto de España.
¿Qué ha cambiado desde los tiempos de don Gaspar hasta hoy? En primer lugar, la emigración no se debe ya a la sobreocupación del campo (más bien, el problema hoy es su abandono), tampoco a la falta de formación: la mayoría de los jóvenes que salen del país lo hacen con una magnifica preparación. Pero en cualquier caso, como en el pasado, Asturies no es capaz de dar empleo a sus hijos, no de acuerdo con su preparación y expectativas, al menos.
Permítanme un excurso. Durante estos meses, el debate en torno a la oficialidad se ha visto acompañado por las cuestiones relativas a la emigración y la falta de empleos en el país, a veces sin conexión entre esas cuestiones, otras sí, como si la oficialidad fuese la culpable, retrospectivamente, de nuestra secular emigración o la fuese a agravar en el futuro.
En todo caso, y al margen de los lamentos melancólicos, algunos de los análisis sobre la emigración y su complementario, la falta de empleos, realizan propuestas meramente voluntaristas (que regresen, sí, ¿pero cómo y a qué?) o confían toda la solución a las inversiones del Estado o a los fondos europeos.
Asturies ha sido siempre deficitaria en capitales, piénsese solamente en toda la creación industrial e inversiones de los siglos XIX y XX. Para evidenciarlo, hágase un somero repaso a esas industrias, desde las extractivas a las productivas, a las empresas bancarias, y a los apellidos a ellas ligadas. Durante los años del franquismo, un capitalismo de Estado empleó a más de 70.000 ciudadanos en la industria asturiana (multiplíquese por cuatro o cinco de familia, para calcular el número de “beneficiados”). Y hoy en día las grandes inversiones siguen la misma procedencia: Thyssen, Dupont, Mittal, Amazon, por ejemplo.
Con todo, hay una serie de empresas, de número no tan pequeño, digamos de capital asturiano o de capital arraigado en Asturies, que viven, crecen, compiten con multinacionales en nuestro territorio o exportan. El pasado día 13 LA NUEVA ESPAÑA titulaba: “La pymes asturianas ganan peso entre las que lideran la expansión empresarial en España”. En el PAS instituimos un premio anual a la “Meyor empresa del añu” que entregamos durante más de una década. Alguna de esas empresas, como Talleres Alegría, están entre las que el artículo de este periódico señalaba, otras como la de El gaitero llevan muchísimos años por el mundo.
Esa situación de capitalismo de Estado durante el franquismo ha producido un fuerte núcleo de poder y de mentalidad que se realimenta mediante el voto y que ha producido un doble efecto. En primer lugar, que la mayoría de las políticas de los sucesivos gobiernos asturianos se hayan dedicado más a defender lo existente y llamado inevitablemente a desaparecer que a atender a pymes y sectores con futuro. En segundo lugar, que exista una cierta generalizada desconfianza o despego hacia la empresa y la iniciativa privadas, tanto en el terreno de las realidades como en el de las mentalidades.
Y, sin embargo, es en este campo en donde se asienta nuestro futuro, nuestro crecimiento; de forma lenta, no como una inversión milagrosa y creadora de miles de empleos por parte del Estado. Ahí deben volcarse estímulos y facilidades (entre otras, agilizar la insoportable maquinaria burocrática, tan ahuyentadora de inversiones y encarecedora de empleos). Las inversiones en empleos tecnológicos dependientes de la Administración son de efectos económicos limitados y no constituyen más, en último término, que un incremento del funcionariado. Y los millones que se empleen en parques, carreteras, centros culturales, etc., que parecen ser la demanda mayoritaria de las corporaciones locales, agotan su virtud en su instalación.
¿Seremos capaces de verlo y obrar en consecuencia?
Disonancias, mala educación, pentecostés alicorto
(Ayer, en La Nueva España)
DISONANCIAS, MALA EDUCACIÓN, PENTECOSTÉS ALICORTO
Agosto. La vicepresidenta del Parlamento de Baleares, Gloria Santiago, que realiza el camino de Santiago, llama al 112: la persigue un hombre masturbándose. Posteriormente, denuncia a la operadora que la atendió por hacerlo “con tono bronco y dirigirle reproches por ir sola”. Se abre expediente a la operadora. Un mes después, exonerada: “ni tono bronco ni reproches”. Un mesín de aforfugón para la trabajadora. ¿Se ha disculpado la podemita balear? Pues no.
Podemos dar crédito a su palabra con respecto al acoso, pero no tiene ninguno con respecto a su capacidad de decir la verdad en lo sucedido durante la llamada al 112. Tampoco tiene saldo en la cuenta de su educación, al no disculparse por su mentira o error y por el mal trago que hizo pasar a la trabajadora.
En la dialéctica por la oficialidad, a favor de la cual se han manifestado recientemente dos Expresidentes, Silva y Trevín, se producen fenómenos sorprendentes. Así, entre los contrarios, la disonancia cognitiva en el área cerebral de las matemáticas, cuando afirman que no puede aprobarse la oficialidad por un solo voto, el de Adrián Pumares. ¿Uno? ¿Y los otros veintiséis? ¿Los ha llevado el Sumiciu? ¿O son para estos sesudos argumentadores como lo que Bergamín decía en El traidor Franco: "no eres voto, no eres hombre, / no eres nombre, no eres nada"?
La ofensiva contra la oficialidad ha propiciado un milagroso pentecostés, todo el mundo se ha convertido en filólogo: saben que se dice fíu y h.iyu, que se denomina a un instrumento angazu, pradera, garabatu, etc., de lo cual concluyen que es imposible una lengua unificada.
Lástima que este pentecostés, sea alicorto. Y así, ignoran que en castellano dicen almirez, mortero, majador o que pronuncian chiquillo, chiquiyo, chiquixo, quiyo, etc., y eso por no hablar de leísmos y laísmos.
Alicorto, como la sidra de antaño: no es capaz de pasar el puertu.
Tiempos de confuso discernimiento
(Ayer, en La Nueva España)
TIEMPOS DE CONFUSO DISCERNIMIENTO
Como todos, dirán, y no les faltará razón. Pero permítanme que comparta con ustedes la confusión que se produce en mi percepción de la realidad económica presente y la dificultad subsiguiente para ver con alguna claridad la evolución en lo inmediato de la misma.
Empecemos por Asturies. Los últimos datos de empleo, los del mes de octubre, confirman una tendencia reiterada, el de nuestra evolución distinta, y, en general, negativa, con respecto al conjunto de España. Así, mientras en todo el territorio ha crecido el empleo por primera vez en la historia en ese mes, siguiendo el crecimiento de septiembre, en Asturies, ha crecido el paro durante esos dos meses. Y, paradoja, nuestro desempleo ha aumentado, en parte, por el incremento de demandantes de empleo, y con una subida del número de afiliados a la Seguridad Social. Al tiempo, y por completar la paradoja, a lo largo de estos meses, el paro ha caído a tasas de 2008.
Pero, sin duda, estos datos son únicamente la superficie de la realidad, realidad que marcan otros elementos. Por ejemplo, la alta demanda de empleos informáticos para la empresas y, especialmente, las TIC, empleos que no se pueden cubrir totalmente porque no existen tantos especialistas como se demandan, lo que concurre al tiempo con las quejas de la Universidad de que no es fácil el relevo en el área de matemáticas, porque a los licenciados se los llevan las empresas. Completen el panorama con este reciente titular de La Nueva España: “La Milla del Conocimiento (Xixón) sigue creciendo y ya alcanza los 7.000 trabajadores”. Espoxigue que se da en el resto de Asturies en al área de las empresas que se mueven en el ámbito de la informática.
La cifra del alto número de parados (67.000 en números redondos, sin incluir ahí los ERTE) contrasta con otro dato, las continuas (y reales) quejas de las empresas de que no encuentran trabajadores, especialmente en la construcción, el metal, y, como queda dicho, en las TIC, al igual que sucede en todo el Estado. ¿Las causas? Por un lado, la falta de especialización, por otro, según los sindicatos, los bajos salarios, que no hacen atractivas las ofertas. Ahora bien, si el parado encuentra insuficiente la oferta de trabajo es evidente que encuentra esos recursos por otros medios.
En esa situación, digamos, estructural, se suma ahora el estallido de la coyuntura para la actividad económica: la falta de suministros, el alza de los precios, en algunos productos disparatada, y la crisis energética, cuestiones todas que dificultan esa actividad, distorsionan el mercado, crean incertidumbres y retraen la inversión, reducen la competitividad (otra cosa, naturalmente, son las repercusiones en el bolsillo de cada uno de los ciudadanos-consumidores) e, incluso, hace que las licitaciones de las administraciones queden sin adjudicarse o se renuncie a ellas una vez adjudicadas, por el desfase en los precios.
¿Es esta situación coyuntural, como piensan algunos cráneos privilegiados (con permiso, la expresión, de don Ramón María) o durará, como opinan otros? Es una incógnita, como ven. Esa misma incógnita provoca una duda en los organismos internacionales del dinero: ¿restringir el crédito y subir los tipos para atajar la inflación o mantener la actual política más bien expansiva?
En España, además existe otro vector de incertidumbre para las empresas, la economía y los trabajadores: el de la enésima reforma de la legislación laboral, ese reiterado proceso que comenzó con Felipe González. Déjenme, por cierto, recordarles algo que se recuerda poco: antes de la reforma de 2012 no se creaba empleo en España con un crecimiento inferior al 2,2% del PIB, a partir de entonces se creó, y no escaso, con crecimientos del 0,5% o del 1%.
La próxima llegada de más fondos europeos o su retraso, así como lo adecuado de su uso, en aceras y parques o en las empresas y en inversiones productivas, aumenta la incertidumbre, aunque, en mayor o menor grado, no dejará de ser un elemento positivo. El peso del déficit y la deuda, en contrario, ensombrecen el panorama.
La incertidumbre se convierte en misterio, cuando se quiere examinar el presente en relación con el futuro. ¿Ha sido nuestro crecimiento inmediato tan intenso como pregona el Gobierno —y, en consecuencia, da verosimilitud a las previsiones de los presupuestos para el año que viene— o ha sido menor, como aseveran otros organismos, tales el INE o el Banco de España?
Pues ya ven ustedes, es posible, como aseguran muchos, que el INE haya medido mal, a la baja, nuestro crecimiento, en parte por razones metodológicas, en parte por escasez de personal.
Es decir, donde estábamos confusos en nuestra percepción parió la abuela.
Nuevu: Diccionariu asturianu-castellanu
Acaba de salir. La última versión del mio Diccionariu asturianu-castellanu (toles anteriores, agotaes).
Agora, en dos tomos, con nueves pallabres, con más definiciones, con dalgunes precisiones en dellos vocablos.
Lo local, lo global y lo de siempre
(Ayer, en La Nueva España)
LO GLOBAL, LO LOCAL Y LO DE SIEMPRE
En Xixón acaba de darse una negociación que no ha llegado a puerto y que ejemplifica la evolución de los negocios, las relaciones laborales y el empleo en los últimos tiempos, sus ventajas e inconvenientes.
Las tres cooperativas de taxis de Xixón han tratado de llegar a un acuerdo de fusión que no ha podido cerrarse. La causa principal ha radicado en los empleos ligados a las centralitas de recepción y comunicación. Una de las tres sociedades tiene el servicio externalizado (en Colombia) y sus costes son relativamente fijos y menores. En caso de despidos o bajas no existen gastos. Las otras dos tienen aquí sus empleados y no quieren prescindir de ellos.
No hace falta señalar que la baratura del servicio y la ausencia de costes de uno conllevan la transferencia de riqueza y empleo fuera de de España. En los otros dos casos, el mayor gasto y riesgo aporta la creación de riqueza y de empleos aquí, de vecinos, de compañeros.
Inútil apuntar que esos dos modelos de gestión, digamos el “tradicional” y el “moderno”, se hallan en conflicto casi universal en todos los ámbitos empresariales y que, si, por un lado, permiten mayor competitividad y mantenimiento de la actividad, por el otro precarizan el empleo o lo trasladan a otros países.
Donde no parece haber novedades y donde la relación entre costos y servicios no parece cambiar nunca es en las administraciones públicas, que disparan con pólvora del rey, muchas veces contra sus administrados. Así, por ejemplo, el empeño obsesivo de los ayuntamientos en producir las mayores molestias a los conductores (que pagan por vía doble el uso del coche) y llenar las calles de carriles bicis que, salvo los de recreo, no tienen apenas ocupación.
Y encima, en sus ideaciones, en Xixón pretendían sacar adelante un millonario y deficitario plan de bicis “públicas”, al que hasta los suyos se han opuesto.
Renumbranza y señardá
Renumbranza y señardá:
Revolviendo papeles, apaezme esta postal cola que me despidieren los mios alumnos de 2º de Bachiller al obligame a xubilame.
Nun tengo qu'aponderar lo que me presta y lo agradecíu que-yos estoi.
Foro y su trampa saducea
(Ayer, en La Nueva España)
FORO Y SU TRAMPA SADUCEA
¿Está Foro dispuesto a pactar una reforma estatutaria que suponga una declaración nominal de cooficialidad? Pues siendo muy generosos, es dudoso. Como todos ustedes saben, para ese “sí”, semiForo, es decir, el del diputado Adrián Pumares, no el del otro diputado, Pedro Leal, ha planteado una serie de condiciones: liquidar prácticamente el impuesto de sucesiones, rebajar en medio punto los cuatro primeros tramos del IRPF, tipos reducidos para la primera adquisición de vivienda para jóvenes y en núcleos rurales, destinar el 5% de presupuesto autonómico al impulso demográfico (¿), políticas de apoyo al mundo rural, algunas líneas de inversión y, final, y tal vez especialmente, que el PSOE xixonés se trague su Plan de Vías para la futura estación y vuelva al plan anterior, que acaba de anular, el que proyectaba la anterior alcaldesa, doña Carmen Moriyón, de Foro, presidenta hoy de dicho partido.
Digámoslo de mano, algunas de las propuestas de la formación excasquista parecen razonables y pudieran ser atendidas, aunque habría que señalar qué otras partidas se reducirían o qué impuestos se subirían para cuadrar los ingresos, sobre lo que, naturalmente, nada se dice. Ahora bien, los foristas saben de sobra que hay algunas de sus propuestas que provocan un rechazo absoluto en dos, al menos, de los partidos que apoyan la cooficialidad, Podemos e IU, y seguramente también en el PSOE. Lo es, sin duda, la del impuesto de sucesiones, seguramente también la del IRPF. Pero, además, para los socialistas hay otra condición imposible, el trágala del Plan de Vías de la Villa de Xovellanos. En esa medida, la propuesta foro-pumarista es una trampa saducea: malo si se acepta para quien la acepte, malo si no se acepta, pues quedarán como culpables de no haber querido la reforma estatutaria.
¿Juega Foro de farol y es capaz de modificar o eliminar las propuestas inaceptables para las demás fuerzas políticas y está en estos momentos, simplemente, ocupando un espacio para llamar la atención sobre su programa? ¿O no? ¿O de lo que trata es de, al tiempo que publicita su programa y atrae la atención, tener una disculpa para hacer recaer sobre las espaldas de los demás el fracaso negociador?
Con todo, y de alcanzarse un acuerdo, podríamos llegar a la paradoja de una cooficialidad sin cooficialidad. Como saben ustedes, el cumplimiento del artículo 3 de la Constitución (“Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”), esto es, la declaración de oficialidad, es un puro flatus vocis, un contenido jurídico inane y vacuo hasta tanto una ley posterior no desarrolle esa oficialidad y la dote de contenidos, reglamentos, etc., hasta que diga cómo será de amable o poco amable, por ceñirnos a un vocablo de moda.
Foro exige para esa ley de desarrollo normativo un quórum de 3/5 de la Cámara, esto es, 27 votos. Esa ley tendría que negociarse en la próxima legislatura. Pero no es imposible que la composición de la próxima Xunta no cuente con la presencia de Foro y que el equilibrio de fuerzas entre izquierda y derecha sea el mismo que ahora, 26 la izquierda, 19 la derecha, con Cs presente o no, o, incluso, con una mayor presencia parlamentaria de la derecha. De ese modo, la cooficialidad no sería más que una palabra espetada en el Estatuto, como un coleóptero disecado y clavado con alfileres, pues no podría ponerse en práctica.
En esas estamos, como calificaba don Torcuato estas situaciones de inevitable salida con daños, no para el proponente, sino para aquellos a quienes se les propone. Eso, dentro de la Cámara, que también existe el fuera, es decir, los asturianos.
Don Antonio Trevín presenta En el muro de tu corazón
En el muro de tu corazón.
Nos convocan hoy aquí una flor, un escritor y una novela. La Erinus hispanicus, Xuán Xosé Sánchez Vicente y “En el muro de tu corazón”. Tres asuntos distintos y una sola presentación verdadera. Porque de eso se trata, de presentar la nueva obra de uno de los escritores asturianos, más prolífico y asturianista.
La Erinus hispanicus no es flor ni de un día, ni de un árbol, pero el autor nos demuestra que es tan asturiana y universal como el “Asturias Patria Querida”. Nuestro himno, que nació en Cuba y creció con influencias polacas, nos anima a subir a un árbol, coger una flor y “dársela a mi morena”. Para recolectar nuestra Erinus basta con agacharse. En las orillas del Nora o a la vera del británico muro de Adriano. Para ofrecerla a una morena, una rubia o una roxa. O a un moreno, a un rubio o a un roxo, como Xuán, que, en estos tiempos, conviene ser políticamente correcto.
Más que al amor, la historia de esta flor, se asocia a lo bélico. Si viajó, con el Ala II de las astures unidades romanas, hasta El Fuerte Cilurnum de la Gran Bretaña, otro, de sus grandes hitos referenciales, fue su encuentro con Michael Charles Durie de Maisonneuve, capitán del ejército francés, que formó parte de una expedición científica gala, que visitó nuestra tierra allá por 1835.
Pero Xuán, nuestro autor, es más de “hacer el amor y no la guerra”. Por eso la convierte en reconciliación de enamorados. En ofrenda para el: “yo por tí cuchaba en chancles” y no para “engarradiellas”.
Eso le viene, en parte, de su cultura política generacional. La de la Transición. La de la Constitución de 1978. Es decir la que algunos, ahora, despectivamente, califican de “vieja política”. Se equivocan de medio a medio. Como dice el refrán “a caballu nuevu, caballeru vieyu”.
Y nuestro Sánchez Vicente es un caballero de la vieja escuela. Nada que ver con los que los anglosajones denominan “politicians”, aquellos que hacen de la política y del acceso a los cargos públicos su modo de vida, dedicándose en cuerpo y alma al “pasilleo” y la conspiración partidaria. Catedrático de Instituto, por oposición libre, Xuan, llevaba cotizados varios años, ya, a la Seguridad Social cuando empezó a hacer política institucional. En el Ayuntamiento de Piloña, como concejal, militando en el PSOE. Antes en la política orgánica, en el PSP de Tierno Galván, que tantos y tan importantes cuadros asturianos aportó al socialismo liderado por Suso Sanjurjo.
Llegó a la política con la vida resuelta. Al no depender de un “sueldo político” fue siempre libre para seguir o para irse. Y llegado un momento, `se fue del PSOE. Por sus ideas. Cuando le pareció oportuno. Demandaba un proyecto político del socialismo asturiano nítidamente asturianista y al considerar que no lo había se dio de baja del partido en 1983. El año que mayor número de altas registró el socialismo asturiano, al rebufo del histórico triunfo en las elecciones generales de1982, él, pidió la baja.
No coincidimos en el análisis de las propuestas socialistas para Asturias en aquellos años, lo que no es óbice para que tengamos otras muchas coincidencias. Tengo además respeto por su trayectoria y admiración por su audacia. Porque si audaz fue marcharse del PSOE, cuando se vislumbraban atractivas responsabilidades institucionales, más aún fue plantarse ante el último alcalde no democrático de Piloña y exigirle que le nombrara concejal para representar en dicha corporación a un partido democrático. La anécdota, no se si es o no cierta, pero corrió como la pólvora y todos los que habíamos oído hablar de “sus hazañas” la creímos a pie juntillas. “Les coses val más créeles, que dir veles”, nos indica Luciano Castañón en su refranero asturiano.
Coherentemente con sus principios, en 1985, fundó un partido asturianista, el PAS, que presidió y por el que fue diputado en la Junta General del Principado entre 1991 y 1999. Coincidimos esos años como representantes de la soberanía popular de los asturianos. Y no tengo mas que buenos recuerdos de nuestra relación en aquel tiempo.
Pero hoy aquí no vengo a recordar “batallitas políticas” de antaño, sino a presentar su “En el muro de tu corazón”. Y mi primera recomendación es animarlos a que la lean. Comprándola primero, porque si no la adquieren no funciona la industria editorial y sin ella no hay libros. Ni en papel, ni en soporte electrónico. Un desastre, vamos.
Pero si los animo a hacerlo es por muchas más razones que las mercantiles. En esta novela se encontrarán con emigrantes asturianos, los de ahora y los de hace un par de milenios. Y también con claves laborales y anímicas de nuestros millennials, que nos sorprenden e ilustran a los “baby boomers”.
Y, sobre todo, hallarán nuestra constante histórica. Desde hace dos mil años, al menos, los astures somos emigrantes. Cambian los tiempos, pero ese fenómeno permanece entre nosotros. “Así compensaremos a los que fallen, por rancios o porque estén fuera … ¡Hay tantos, y muchos tan lejos …! dicen los millennials en esta novela. “Saldrían jóvenes, con la señardá de la tierra, si, pero seguramente, sobre todo, con sus paisajes, sus familiares, sus costumbres, su lengua, sus palabras más entrañables, de esas que es difícil traducir a otra lengua en su pleno significado”, nos dice Xuán de los enrolados en el Ala II Asturum, destinados en el muro de Adriano.
Aquí nunca cayeron en el olvido. Y ellos, los que se fueron, tampoco olvidan. La bisabuela Eugenia, de Xuán Bello, subía al tinetense Picu La Mouta para escuchar a la tierra por ver si oía noticias de los hijos que tenía en Buenos Aires y Xuán Xosé nos revela la morriña de los que se fueron y su tendencia secular al “axuntémonos todos” cuando estamos lejos de esta patria chica. Y también su tozudez a mantener nuestras costumbres y modos lingüísticos por lejos que estén de esta tierra nuestra.
Fui testigo de ello hace más de tres décadas en Ciudad de México. En mi primer viaje al país azteca quedé perplejo al escuchar a un mejicano un ¡”zancañeru”!, al llamar a otro compañero, en el hotel donde me hospedaba. Y siguió por los mismos derroteros su conversación, durante un buen rato. No fui capaz de entenderla por completo, pero si pude traducir algún término de la misma: “gorreta” para nombrar a las mujeres; “bai”, para afirmar o “cusbar” para mencionar un robo. ¡Hablaban en xiriga!, la jerga de los tejeros llaniscos. De tanto oírla al llanisco propietario del hotel, de guaje en la tejera, la habían hecho propia.
Voy terminando. Se preguntarán cómo ordena todo este puzzle - botánico, lingüístico, sentimental, comercial y guerrero - una planta endémica del territorio astur, la Erinus hispanicus. Lean “En el muro de tu corazón” y lo entenderán. Yo los animo vivamente a ello. La editorial Trabe les estará muy reconocida. Y Xuán Xosé, estoy seguro, se lo agradecerá de corazón.
Muchas gracias.
Las imanas de Podemos
(Ayer, en La Nueva España)
LAS IMANAS DE PODEMOS
El ministerio monteriano, que es parte del Gobierno de Sánchez, pretende legislar sobre el acoso sexual en el trabajo, y bajo la palabra “acoso” incluye prácticamente cualquier tipo de confluencia espacial que pudiera darse entre un hombre y una mujer. Por ejemplo, califica como acoso las “miradas impúdicas”, los “gestos”, el “acercamiento físico excesivo”. Ya me dirán ustedes de qué modo se establecen o certifican parámetros como el “acercamiento físico excesivo” o los “gestos”, pero fijémonos únicamente en uno: las “miradas impúdicas” (otros hablan de “miradas lascivas”). ¿De qué manera se establece que una mirada es impúdica o lasciva? ¿Basta con el criterio de la lascivada o impudicada? ¿Tendrán las empresas que instalar lascivómetros o impudicómetros para un control de las miradas y su exacta valoración? ¿Podemos sospechar que alguna entidad o persona próxima a la organización podemita tiene ya inventado y registrado el aparato para colocarlo en el mercado y ayudar a la financiación de la organización?
¿Y qué ocurrirá cuando las denuncias lleguen a la justicia? ¿Examinará al acusado el tribunal pidiéndole mirar a la denunciante y establecer así, por el brillo, intención o malicia de su mirada, si es capaz de emitir miradas lascivas? ¿O examinará a la denunciante y valorará si es ente suficientemente capaz de suscitarlas?
Pero como ven ustedes, los destinatarios de esa normativa, los prejuzgados por ella, son los varones. ¿Ignoran acaso las monterianas ministeriales que también las mujeres son capaces de comentarios, miradas, gestos de aprecio y valoración de los varones? ¿De sus pectorales, sus espaldas, sus glúteos, su paquete? ¿No las han oído nunca? ¿Jamás han visto a un grupo de mujeres en una empresa valorar física y sexualmente al recién llegado o al ya visto pero siempre vistoso?
Por otro lado, parecen ignorar cómo se producen las relaciones interpersonales, los ligues, coyunturales, afectivos o sexuales. Se hace a través del intercambio de miradas, de gestos (¿qué es la coquetería, si no?), de palabras, que una cosa es el acoso, el abuso de dominio, por ejemplo, o la insistencia tras el rechazo, y otra el feedback, la realimentación de señales entre dos seres humanos en un procesos de pruebas y ensayos hacia una mayor intimidad. ¿Lo desconocen las postulantes o lo hacen porque su discurso es una red que las hace distorsionar el mundo?
En cualquier caso, el objetivo último de estas damas es semejante al de los imanes más radicales: encerrar en un burka al varón (no al suyo, ¡mehercle!), impedirle la acción, la palara y hasta la mirada.
Sé a dónde nos quieren llevar estas damas podemitas, lo que ignoro es de qué espelunca enfermiza y estrábica ha salido esta perturbada, diurna y nocturna turba, que alarida triste y que vuela grave (y que don Luis me perdone).
No se pase, don Adrián, como se pasan otros
(Ayer, en La Nueva España)
NO SE PASE, DON ADRIÁN, COMO SE PASAN OTROS
“El feminismo es el mayor avance de la humanidad en siglos”, proclamó nuestro Presidente en Madrid, sin duda levitando en medio de la atmósfera entusiasta del congreso socialista. ¿De verdad, don Adrián? ¿Más que la vacuna contra la viruela? ¿Más que la penicilina? Y, por no irnos al comienzo de nuestra era, ¿más que la Declaración de los Derechos Humanos? No se pase, don Adrián.
Y, por cierto, ¿qué ha sido de las peticiones de la FSA en el congreso del PSOE, de las enmiendas pensando en Asturies? Nada he visto de ellas por ninguna parte. De lo del lobo, por ejemplo. Como en aquella frase que Pepe Iglesias, “El Zorro”, popularizó: “Y del pobre Fernández nunca más se supo”.
Pasada gorda y grave la de los precios de la luz, que viene a sumarse a las alzas de los combustibles, el gas y la inflación. Está apretando los bolsillos de mucha gente. Y, especialmente, está apretando los costos para los pequeños negocios y los autónomos, costos que va a ser difícil, si no imposible, trasladar a los precios. Y ello conlleva cierres y paros. Por cierto, no será difícil que al vaticinio de don Pedro Sánchez de que a finales de año “se habrá pagado de luz lo mismo que en el 2018” le ocurra lo mismo que al pobre Fernández, como a las enmiendas de la FSA.
Pero pasarse de verdad, los voxeros y sus adláteres, colocando vallas con la efigie de Adrián Pumares y marcándolo con una equis, en práctica no desemejante a la de colgar una coroza y un sambenito para señalar públicamente, o una estrella de David. Inaceptable. Y eso que sus dirigentes son de buenas familias, ricos, con estudios; supuestamente, de buenas maneras. ¡Si no llegan a serlo!
¡Cuántas veces les habrán dicho en sus casas que está feo señalar! Pues ya ven, ni ese rasgo de educación aprendieron.
Sobre la oficialidá: un artículu de don Antonio Trevín
Artículu de don Antonio Trevín, ayer, en La Nueva España, a favor de la oficialidá, y el mio comentariu ayer nel so facebook (al final d'esti ensiertu):
Lo asturiano, oficial y en Netflix y HBO
Por qué y para qué defiendo que salga adelante la cooficialidad de la llingua
31·10·21 | 04:00
La familia y la escuela me convencieron de que la lengua asturiana tiene que ser oficial. El asturiano del centro y del oriente. Y el eo-naviego.
Aunque de mi francés del bachillerato nunca me atreveré a presumir y del inglés tampoco, aquí donde me ven, uno fue bilingüe. En casa hablábamos como la gente de los Oscos, en gallego-asturiano o fala. Y en la escuela y la calle, castellano.
Mi abuela Amelia vivía con nosotros y nunca dominó el castellano. Lo entendía mal y de hablarlo, nada. Mi padre, de A Ponte Nova; mi madre y mis abuelos santalleses, compartían área lingüística común. Se entendían en sus lenguas maternas sin problema y para que mi abuela no quedara arrinconada, todos hablábamos como ella.
Los concursos de traslado del magisterio español me convirtieron en nómada. De Oviedo a Candás. De Candás a Llanes. De Llanes a Oviedo. Y vuelta a empezar. Entre tanta ida y venida perdí la facilidad para la “fala”. Necesito visitas de varios días a Santa Eulalia de Oscos para recuperar fluidez.
En la escuela descubrí que los niños asturianos, en los años setenta, se expresaban mayoritariamente así. Cuando en los noventa volví a dar clase, comprobé que eran muchos menos los que lo hacían. Y compañeros, que siguen en activo, me indican que en el centro y oriente de asturias muy pocos lo hablan ya. El asturiano en estas dos circunscripciones está en peligro real de extinción. Más que el lobo.
La oficialidad, para mí, es cuestión de derechos. El de mi abuela a utilizar, en cualquier ocasión, la única lengua que hablaba. Y el de quienes pretenden preservarla dado su inexorable declive. El artículo 3, punto 3, de nuestra Constitución es meridianamente claro: “La riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y protección”.
Me resulta llamativo el contraste en el tratamiento del asturiano y el gallego. En la calle o en los despachos oficiales. Visito Galicia con asiduidad, tengo allí tíos y primos. Progresistas unos y conservadores otros. Todos defienden el gallego. Empezó Fraga, al final del franquismo, admitiendo intervenciones en dicha lengua durante el desarrollo de actos públicos. La democracia conllevó una explosión, lingüística y literaria, en dicha comunidad. Tengo primos que me “chinchan” habitualmente, con textos y autores en gallego, por WhatsApp. Y desde que Netflix ofrece series basadas en obras de algunos de ellos no hay quien les tosa.
Contraataco con Antón de Marirreguera o Xuan Bello, e incluso con Xosefa Jovellanos, Fernán Coronas, el padre Galo, Ángel de la Moria, Xuan Xosé Sánchez Vicente, Berta Piñán o Maxi Rodríguez. Aspiro a restregarles, algún día, una serie de HBO inspirada en alguna de sus obras.
En Asturias la defensa del asturiano no goza de la misma unanimidad. Discrepo con un buen número de familiares y amigos a este respecto, aunque ello no resta un ápice de calidez a nuestra relación. Lo conseguimos desterrando el tremendismo catastrofista de nuestras argumentaciones; condenando la utilización de nuestra lengua por parte del activismo nacionalista; abominando de cualquier imposición lingüística; renegando de quienes señalan públicamente para intimidar a diputados que la defienden, y sonrojándonos ante el mercadeo fiscal que algunos exhiben en la Junta General antes de apoyarla.
Como maestro, me preocupa la formación del profesorado que imparte lengua y cultura asturiana en escuelas e institutos. Nuestra Universidad debería hacer un especial esfuerzo en la formación del profesorado, preparándolo para adaptarse adecuadamente a la diversidad de situaciones lingüísticas que tendrá que afrontar. No es lo mismo impartir esta materia en Cudillero que en Llanes. O en los Oscos que en Navia, por lo que a la fala se refiere. El alumno tiene que recibir sus clases en un lenguaje semejante a su lengua materna. Ello contribuirá a un mayor respeto y valoración social de la asignatura.
Lo consiguió Roberto González Quevedo en el Instituto Pando con sus clases de lengua y cultura asturiana. Y también Nacho Fonseca con su primer disco “Seliquín”, y su coro de niños Xentiquina, en las escuelas de Porrúa y Lieres. “Yo que yera’l más gallu /de la quintana/ toi yá que nun m’aguanto de la medrana” (de “Una de mieu”).
El asturiano merece un respeto. No debemos consentir algunas de las expresiones carpetovetónicas y hasta casposas que se vierten sobre nuestra lengua, tratando de ridiculizarla. Independientemente de la postura personal que cada uno tenga respecto a la oficialidad.
Tengo la convicción de que en el uso diario camina hacia su desaparición si no lo remediamos. La televisión aceleró, en su momento, dicha tendencia. Los nuevos artilugios electrónicos con los que nuestros niños se comunican, informan y juegan continuamente pueden darle la puntilla definitiva. Y nuestro deber y obligación es conservarla. Como escribió Rosa Montero: “Una lengua es uno de los mayores logros de la mente humana (…). Asombra todo ese ingenio, esa creatividad, ese esfuerzo invertido por una comunidad durante milenios no solo para crear una herramienta de comunicación eficaz sino también para dar forma a sus sueños y a sus miedos, a su manera de ver el mundo”.
Y renunciar a la visión asturiana del mundo... ¡No con mi complicidad! ¡No con mi indiferencia!
El mio comentariu, ayer, nel so facebook:
Buenos díes, Antonio. Déxame date les gracies pola entrevista y l'artículu de güei en LNE. Por ciertu, el to artículu invítame a recordar un conceptu, el de la "fidelidá llingüística", porque, nesto de los enemigos de la cooficialidá, hai, ente otros -non munchos otros-, dos parámetros: los que'inxamás tuvieren l'asturianu como llingua familiar o prósima, pa los que l'asturianu ye una cosa ayena, más o menos como'l chinu (como si fueren l'alcalde de la Pola); los que teniendo l'asturianu como llingua familiar o prósima refuguen d'ello por motivos de despreciu o de vergoña personal, yá propia, yá enxertada dende la sociedá o la escuela.
Per otru llau, el to artículu tien un valor especial: dempués de que tanta cuitralona del PSOE saliera contra la cooficialidá (y n'últimu términu, y na práctica, digan lo que digan, contra la pervivencia del asturianu o contra'l mesmu), bien ta qu'un exPresidente, exdiputáu, exDelegáu del Gobiernu, exDirector Provincial d'Educación y, non menor, maestru, salga en defensa de la cooficialida, o sea, en la práctica, de la supervivencia del asturianu. Un abrazu.
Sobre la cooficialidá. Un artículu de Jorge García Monsalve
EN LNE del 30/10/2021
Razonamientos ensin espatuxos nin aspavientos
La necesidad de separar la cooficialidad de la crispación política
Jorge García Monsalve
30·10·21 | 04:01
0
Observando, desde la distancia, la controversia surgida por la propuesta de reforma del Estatuto y la consiguiente oficialidad del asturiano, me ha venido a la cabeza mi primera experiencia como estudiante de esa lengua. A mediados de la década de los ochenta del pasado siglo, nuestro profesor de Literatura, el ya fallecido Xosé Bolado, montó, al margen de la oferta académica del centro y fuera del horario lectivo oficial, unas clases semanales de lengua asturiana; y fue aquel excelente docente y notable poeta el que, a horas intempestivas y de forma “semiclandestina”, nos inculcó a los pocos alumnos del instituto público de La Calzada que asistíamos a sus clases, sino el amor, sí, al menos, el respeto por nuestra lengua autóctona. Así, tras las clases sobre el Surrealismo, la Generación del 27 o el teatro de Buero Vallejo, el profesor Bolado nos enseñaba en horario “nocturno” los rudimentos de aquella otra lengua. Lo cierto es que ha corrido mucha agua bajo el puente y, en estos cuarenta años, los sucesivos gobiernos asturianos, sus ayuntamientos, instituciones como la misma Universidad de Oviedo junto con la propia sociedad civil, han llevado a cabo un loable esfuerzo para desarrollar y potenciar el uso y protección del asturiano. Por ello, somos muchos los que creemos que es el momento de dar un paso más; y este paso no puede ser otro que la cooficialidad del asturiano.
Y, llegados a este punto, creo obligado hacer una aclaración. Entiendo el asturiano y leo habitualmente la obra de los “clásicos” de la literatura en esa lengua (Antón García, Esther Prieto, Xuan Bello o Esther García); pero no soy nacionalista, no pretendo utilizar la lengua como arma política arrojadiza y no tengo relación directa con los distintos colectivos de asturiano hablantes, más allá de haber nacido en la Cuenca del Caudal y tener mis ancestros familiares en lo más recóndito del valle de Cenera. Por ello, me causa cierto estupor ese intento pueril de la derecha por hacer creer a la sociedad asturiana que la defensa del asturiano es cosa de radicales y que su cooficialidad abre la puerta a un nacionalismo de extrema izquierda que no va a cejar en el empeño de imponernos el uso de la lengua, en una suerte de remedo de lo que ellos entienden que está ocurriendo en Cataluña. Sin embargo, la defensa a ultranza de las otras lenguas minoritarias distintas al castellano en nuestro país ha venido, en la mayoría de las ocasiones, de la mano del conservadurismo político y, si me apuran, del más furibundo reaccionarismo. Y así, todos esos esforzados servidores públicos de nuestra derecha patria, deberían leer las soberbias memorias del escritor catalán Josep Maria de Sagarra para saber que aquel movimiento político y cultural de renacimiento de la lengua catalana que supuso la “Renaixença” fue obra de los sectores más conservadores de la sociedad catalana; que los más y mejores “euskaldunes” fueron los carlistas del País Vasco y Navarra, en connivencia con el clero más retrógrado del lugar; y, en fin, que uno de los más grandes poetas en lengua asturiana, Xuan María Acebal, fue un ferviente católico que militó en el más rancio tradicionalismo, hasta el punto de exiliarse en Francia tras la última guerra carlista.
Hagamos, pues, un esfuerzo común por desbrozar el camino hacia la normalización lingüística, limpiándolo de toda esa hojarasca política y mediática que tanta crispación crea en una sociedad tan plural y diversa como la asturiana. Solo así podremos entender que la lengua asturiana es un patrimonio más de nuestra comunidad, que todos tenemos el derecho de conocer y utilizar y la obligación de proteger. Y esa máxima protección solo puede alcanzarse, en nuestro marco constitucional, a través de una decisión política como es la incorporación de su cooficialidad a la norma institucional básica de la comunidad autónoma: el Estatuto de Autonomía. Hagámoslo; y, sobre todo, hagámoslo sin aspavientos.
Nel ABC de güei
Miembros de la RAE cuestionan el futuro del bable como lengua cooficial
El proyecto tendría un gran coste y pocas posibilidades de incidir en la realidad, según varios académicos
Bruno Pardo Porto
Bruno Pardo Porto
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Actualizado:30/10/2021 02:51h
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Ignacio Blanco (Vox Asturias): «Barbón quiere ser el Fraga asturiano, pero no lo va a lograr. Debe dimitir»
Hay un aforismo recurrente atribuido a Max Weinreich que reza que «una lengua es un dialecto con un ejército y una fuerza naval». Tiene gracia, y lo que señala es que las fronteras entre un término y otro no están muy claras, tal y como señaló en su día el académico Gregorio Salvador, fallecido en 2020. Con el bable, que ahora podría convertirse en la lengua cooficial si se aprueba la reforma del Estatuto de Autonomía de Asturias, se ha discutido mucho al respecto, y las posiciones dominantes han bailado bastante. Hasta 2014, la Real Academia Española (RAE) recogía en su Diccionario que el bable era el «dialecto de los asturianos», una denominación que levantaba resquemores y que fue modificada tras una propuesta de Iniciativa pol Asturianu. Ahora, la institución define el bable como una «variedad actual del asturleonés», y lo plantea como sinónimo de asturiano, que es el nombre que prefieren en la Academia de la Llingua Asturiana. Ni rastro de dialecto.
«No tenemos una posición oficial al respecto», asevera Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, al otro lado del teléfono. En la Docta Casa hay muchos matices al respecto. Veamos... Paz Battaner, lexicógrafa y directora del Diccionario de la RAE, apunta que «toda lengua es un dialecto y todo dialecto es una lengua». ¿Y el asturiano? «Es una lengua reducida en extensión, un dialecto del latín». Para Pedro Álvarez de Miranda, también de la Docta Casa, estamos ante «una cuestión en la que pesan más los factores políticos que los factores lingüísticos», y tendríamos que «despolitizarla, desdramatizarla». «El concepto de dialecto es bastante impreciso, y sobre todo tiene mala prensa. Parece como si el dialecto fuera una lengua de segunda categoría o de segunda división. Y no es exactamente así. Hablamos de un concepto más bien histórico», afirma. La diferencia, según él, tiene bastante que ver con la fijación escrita de un habla: si hay mucha estamos más cerca de una lengua, y si no puede que estemos ante un dialecto. «Nadie quiere ser dialecto, todos quieren ser lengua. Supongo que es legítimo, pero los lingüistas ven las cosas bastante distintas de cómo las ven los políticos», remata.
Un coste muy elevado
Salvador Gutiérrez Ordóñez, miembro de la RAE y hablante de bable, considera que el problema no es si el asturiano es una lengua o un dialecto, porque eso depende del punto de vista. «El bable es una lengua desde un punto de vista interno, porque es un instrumento de comunicación, pero desde el punto de vista de los criterios externos, como puede ser el peso literario, el lenguaje de la administración, o la estandarización o uniformidad de la lengua… esos no los cumple en estos momentos el bable». Para él, la cuestión importante es la de la cooficialidad del bable, que no comparte. ¿Es posible convertir el bable en una lengua administrativa? «Si me preguntan si quiero comprar un Ferrari, yo digo que sí. Si me preguntan si puedo comprarlo, diría que no. En estos momentos la estandarización del bable, el convertirlo en una lengua de la administración, tiene un coste muy grande, porque esa oficialidad implica que todos los documentos oficiales estén en bable, que todos los documentos de empresas que estén relacionadas con la administración estén en bable. Y eso tiene un coste elevado», afirma, al tiempo que recuerda que Asturias es una comunidad con problemas de desarrollo. Hay quien sostiene que todo esto costaría unos setenta millones de euros, aunque Xuan Xosé Sánchez Vicente, de la Academia de la Llingua Asturiana, apostilla que la apuesta es por una oficialidad amable y barata, y que además aún queda mucho camino legal por recorrer hasta que esta pueda llevarse a cabo.
Con todo, Gutiérrez Ordóñez no confía en que las inversiones logren su objetivo: «La posibilidad de que el bable resurja y se convierta en un idioma de estado autonómico tiene pocos visos de futuro. En estos momentos las lenguas minoritarias, sobre todo las lenguas que han padecido una discriminación, que han padecido un debilitamiento histórico o profundo, no tienen prácticamente posibilidades de subsistir. Desgraciadamente, por muy amantes que seamos de lenguas como el bable, no tienen futuro». «Nos duela mucho o no, y a mí me duele porque soy hablante bable, no veo una salida por mucho dinero que gastemos», concluye.
Del bable de Jovellanos al asturiano de hoy
El término bable fue ‘popularizado’ en el siglo XIX por Gaspar Melchor de Jovellanos en su texto ‘Instrucción para la formación de un diccionario del dialecto asturiano’, y así se recogió en el Diccionario de la Lengua Española. También en el Estatuto de Autonomía de Asturias, donde se afirma que «el bable gozará de protección». Sin embargo, en la Ley de Uso de 1998 se utiliza la fórmula «bable/asturiano», que modernizaba la anterior sin perderla del todo. Según sostiene Xuan Xosé Sánchez Vicente, de la Academia de la Llingua Asturiana, hoy se prefiere el término asturiano antes que bable.
Entre la rendición de cuentas, el modelo y el debate
(Ayer, en La Nueva España)
ENTRE LA RENDICIÓN DE CUENTAS, EL MODELO Y EL DEBATE
Traje azul oscuro que parece grisáceo a veces en la retransmisión, corbata azul celeste con pintas blancas, camisa clara y sus habituales gafas con un toque de modernidad color caramelo en las patillas, el Presidente habla rápido y claro. Cada vez que pasa un folio, escrito con letra grande, ordena la pila de los ya leídos. De vez en cuando, un tic lo lleva por un brevísimo instante al pantalón, que quizá le molesta.
El discurso comienza con lo que señala como tres hitos: los compromisos de Mittal, y, por tanto, del futuro del tractor de nuestra industria; la llegada ya próxima del AVE, con su implicación de futuro y de reparación de un retraso inaceptable; la vuelta al casi estado de normalidad de la pandemia, que es en parte mérito de su Gobierno, y que marca un punto de salida.
Después, las grandes líneas de lo que él llama “su modelo”: igualdad entre las personas (lo que incluye el par mujeres/hombres), igualdad territorial, modernización. Como al final, unas líneas en asturiano ahora. Marca, sin duda, una diferencia con los anteriores presidentes.
Los primeros momentos son para subrayar datos que invitan al optimismo, las mejoras en empleo (evita decir cuánto de ello es empleo público), el crecimiento en la industria y la construcción, el auge del turismo. Y, a partir de ahí, desarrolla un análisis de logros y propuestas, cuya primera parte corresponde a lo que es el grueso del presupuesto: educación, sanidad, asistencia social, y una nota de la administración: la vuelta a la presencialidad, tanto en la sanidad como en los mostradores de las oficinas.
(De vez en cuando los subtítulos de la TPA dejan ver con claridad cuál es, en realidad, el estado de la cuestión lingüística: todos en castellano y la toponimia, al revés. Subrayan, así, las incongruencias del Ejecutivo y el discurso vacío de cierta oposición).
Aborda después una serie de logros y fracasos, totales o parciales, de su Gobierno, que quieren señalar su capacidad de defender los intereses asturianos frente a sus conmilitones de Madrid: el estatuto electrointensivo y los derechos de emisión de Co2, la cuestión del lobo, ligada a la ganadería extensiva y el despoblamiento, el peaje del Huerna, la financiación autonómica. El reconocimiento de esos fracasos o medios éxitos, da paso al planteamiento de las grandes cuestiones inmediatas o de futuro: la financiación autonómica, el nuevo estatuto (con el cumplimiento del artículo 3º de la Constitución española), el medio ambiente, el reto demográfico, el peaje del Huerna, las cercanías, la reforma administrativa, los nuevos presupuestos, y, especialmente, la digitalización y la transformación industrial, la ocasión para, con el auxilio de los fondos europeos y los proyectos ya en marcha (no podía dejar de citar la instalación de Amazon en Bobes), poner a Asturies “en la vanguardia de la revolución industrial” (dice, erróneamente, “por primera vez”).
El tono general del discurso, fue mansulín, sin apenas picotazos a la oposición, salvo uno al PP por la prolongación del peaje del Huerna, y varias a “la extrema derecha”, por su desprecio a la autonomía y por su hostilidad casi barriobajera hacia el asturiano. Parejamente, sus llamamientos al diálogo y el acuerdo —por el bien de Asturies, más que por el del Gobierno, vino a decir— constituyeron el elemento central de su discurso.
Es evidente que de esa forma, sobre construir la alabanza de los méritos de su Gobierno, al señalar qué no han podido alcanzar pese a sus esfuerzos, sobremanera en la pugna con el Central, prepara la segunda parte del debate: méritos, humildad, reconocimiento de objetivos no logrados y petición de acuerdos.
La oposición, por su lado, ya habrá buscado los datos y les resquiebres del discurso por donde se pueda distinguir del Ejecutivo y atacarlo, algunos con más fiereza, otros con menos. Casi ninguno dejará de ofrecer disposición al diálogo desde sus premisas.
La pulsión arbitrista: visites a los enfermos
(Ayer, en La Nueva España)
LA PULSIÓN ARBITRISTA: VISITES A LOS ENFERMOS
Cuando lo vi la primer vez pegué un surtíu na siella: “la Conseyería de Sanidá quier acabar cola visita social a los enfermos hospitalizaos”. Bueno, pensé, será un comentariu marxinal, pero llueu, al ver les disposiciones que se tomaben en tolos ámbitos pa esaniciar dalgunes de les restricciones de la pandemia, volví tópalo. Efectivamente, Sanidá (el Gobiernu, digo yo) quier acabar cola “visita social” a los hospitales.
L’arbitrismu, el proponer midides o remedios que tienen más que ver coles ideaciones del que les propón que cola realidá o cola capacidá de solventar los problemes de la realidá, ye una llarga tradición española, que vien de los Sieglos d’Oru. Pero l’arbitrismu va envueltu tamién nuna pulsión autoritaria, especialmente cuando l’arbitrismu provién de quien manda o pue mandar.
Nestos últimos tiempos esa pulsión por organizar la vida y les idees de los demás vien tomando un incrementu tan notable como insufrible. Desurde na derecha, sí, pero especialmente na izquierda. En realidá, lo que define nos últimos tiempos a la izquierda ye, más que les polítiques económiques empobinaes a la equidá y la igualdá, la pulsión por ordenar vides y mentalidaes, llexislando dende’l BOE, adoctrinando dende la escuela y les redes sociales. Curioso ye que, además, munches de les propuestes arbitrista-autoritaries de la izquierda provengan d’un estáu que, en xeneral, tienen como l’exe del mal:EEUU.
Ún nun entiende que tien de malo la “visita social” a los enfermos, y nun creo yo que palpite nel fondu d’esa voluntá la d’atacar lladinamente una de les obres de misericordia de la Ilesia Católica, “Visitar los enfermos”. Si fuere asina, que nun lo creo, menuda tochura.
Entiéndese perfechamente que Sanidá trate d’acabar con situaciones del pasáu onde se xuntaba nuna habitación una catrapada de persones, molestando al visitáu si nun taba mui allá, y a lo meyor, fastidiando al vecín, que taba más p’allá que p’acá. Pero pa eso basta con llimitar el númberu de visitantes por habitación nun mesmu momentu.
Nes nueves normes de visites hospitalaries, amplíase’l númberu d’hores que se pue visitar a un enfermu, pero, al tiempu, llimitase a una la persona que pue vistar nel día (o, polo menos, asina lo interpreten dellos hospitales). Nun ye posible, entós, que, ensin dexar de tener una sola visita a cada vegada, puedan visitar al enfermu delles persones, turnándose. ¿Y qué pasa, per otru llau, cuando’l prósimu, poles razones que sea, nun pue disponer más que d’un tiempu llimitáu? ¿Nun se castiga asina al enfermu?
¿Y por qué nun pue haber eses visites turnantes de fíos, hermanos y parientes? Eses visites nun solo calmen la esmolición de los parientes pol estáu del familiar prósimu ingresáu, animen y distraen al enfermu, que, nun se nos escaeza, pasa venticuatro hores, siete díes a la selmana, “en prisión”. Y permiten facer fluir ente unos y otros la empatía, el cariñu y l’amor, que son remedios pal ánimu, si non pa la cura. Pero, anque nun fuesen les visites de parientes cercanos, ¿qué tienen de malo les visites de vecinos y conocíos? ¿Por qué la sociabilidá, una de les virtúes que calteriza, de momentu, a la sociedá española ye mala? ¿Nun ye, al mesmu tiempu que vínculu emocional, sofitu munches vegaes d’ausilios ente unos y otros?
Podíamos pensar que hai neses restricciones (inxustificables) de Sanidá un ciertu interés egoísta, al sostener que “la visita” debería facese, precisamente, nes hores nes que’l visitante pudiere ayudar a dar la xinta al enfermu, lo que vendría a sumase a un sentimientu de que les mesmes visites son una molestia.
Non, más que cuestiones d’orde o de necesidades del enfermu, nesi discursu contra la “visita social” llate una visión ordenancista, ideolóxica si quieren, que va contra la sociabilidá y contra l’interés, d’afectos y d’entretenimientu, del propiu enfermu.
Y apaézseme na pantalla el mio trasgu particular, Abrilgüeyu, que durante la pandemia tuvo dafechamente desapaecíu: “Ye qu’hailos –dizme-, que-yos gusta más mandar… (llarga pausa) qu’eso.
Al so delláu, una que nun conocía y que paez trasga, de la que nun tuvieren la delicadeza de dame’l nome. Lo que sí sé ye que nun ye muda, polo que dixo:
-¿Pero ye que nun ye lo mesmo pa munchos d’ellos?
Ún que nun ye partidariu de la cooficialidá y col que merez la pena dialogar.
Copio equí de La Nueva España esti artículu de Raúl Suevos, articulista, ente otres coses, del periódicu.
Evidentemente, nun coincido con él nos temores que tien sobre les posibles consecuencies de la cooficialidá, pero merez la pena escuchalu y dialogar con él, nun solo por qu'escribe n'asturianu, sinón polo que diz sobre la nuestra llingua y sobre les babayaes qu'esberrellen munchos escontra ella.
Y, por supuestu, toi d'alcuerdu colo que diz sobre La Llei d'Usu y el so "usu".
Va dellos díes, otra vegada, volví a sentir vergoña por culpa de la llingua asturiana. Nun por ella, válgame Dios, una llingua a la qu’amo y valoro como’l segundu valir de la nuesa tierra, tres el paisaxe; sinon pola propuesta llevada al Congresu por unos diputaos valencianos, creo, pa que se reconoza la especialidá docente de llingua asturiana a los 300 profesores, más o menos, que la imparten anguaño. Los Nuesos diputaos asturianos, toos, con independencia de la so color político, nun paecen sentise afectaos por esi problema.
La llei d’Usu y promoción del asturianu data de 1998. Unos 23 años llargos yá de la so promulgación con mui pocos resultaos hasta’l momentu; daqué que da pie a los defensores de la llingua a guetar el saltu ensin rede de la cooficialidá. Un saltu que sirve a dalgunos pa, ensin conocimientu, espotrexar escontra la llingua. Que si ye una llingua inventada; falso ¿Qué ye, que los nuesos mayores falaben nel castellán de Valladoliddd, o el de Madrizzz? Que si v’acabar colos estremaos bables de los valles; falso, la normalización nun acaba coles variantes, namái adopta’l asturiano central como referente; que si ye inventao; falso, dái-vos una vuelta pol diccionariu etimolóxicu de García Arias y váis ver. En fin, ye lo qu’hai.
Dicho esto, toi escontra la cooficialidá pola cenciella razón de que, una vegada abierta esa puerta, entramos nun mundiu que nun se sabe a ónde conduz. Nun me sirve que los bien pensantes digan qu’hai qu’esperar al desendolcu de les lleis posteriores porque eso, cola cooficialidá nel Estatutu, déxanos al azar de lo qu’a cada gobiernu, faltu d’otres aportaciones más conducentes, se-y ocurra, y nel sentíu que quiera, como yá asocede en dalgunes de les rexones españoles con llingua cooficial. A falta de polítiques reales entretengamos al ciudadanu con discutinios ociosos sobro qué llingua ye más interesante. Ye un riesgu que güei, na España y na Asturies de 2021 nun me resulta asumible.
Voi siguir defendiendo l’asturianu au faiga falta, arriesgándome a que me partan la cara unos y otros. Unos por falta de llealtá llingüística col asturianu y otros por traidor al español, mientes quienes durante estos 23 años de Llei d’Usu nada o poco ficieron por desarrollala descansen sabiendo que’l personal va tar enguizáu en discutinios estériles mientres un tiempu, a la espera de qu’aporte dalgún globu nuevu enllenu d’aire de colorines pa vende-yos. Ye lo qu’hai, pero yo nun fui a la manifestación pola cooficialidá.
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