Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Mocinos, pero menos
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
MOCINOS, PERO NO TANTO
La verdad es que en materia de pandemia y vacunaciones estamos —el Gobiernu, si quieren— haciéndolo bien. Somos de las comunidades que más vacunan, y, aunque no conseguimos rebajar drásticamente la transmisión, las cosas van por buen camino (a ver qué pasa ahora sin mascarillas).
Pero no en todos los ámbitos podemos ponernos medallas. Por ejemplo, en el del saneamiento. Como es sabido, incumplimos la normativa europea desde 2005 en lo relativo a esa materia para varios núcleos de población: Xixón, Avilés, Llanes, Lluarca, Uviéu. En algunos casos, con tratamientos insuficientes, en otros, echando directamente la porquería a la mar, así la mitad de Xixón. Es más, el retraso en algunas infraestructuras, tal el pozo de tormentas de Isabel La Católica, hace que tengamos que pasar episodios como el cierre de parte de la playa, por vertidos al Piles, hace una semana. Y si ustedes se van a lugares menores, pueden ver en LA NUEVA ESPAÑA cómo cada mes se anuncia que se va a empezar o completar el saneamiento de tal o cual pueblo o concejo.
(Existe por cierto una fotografía de Pedro de Silva, Borrell y Areces firmando en 1991 un acuerdo para acabar de sanear Xixón en 5 años).
Sobre la contaminación, esa situación no es gratis. Por esos y otros incumplimientos, España fue sancionada en 2018 con 12 millones de euros de multa y a pagar 10,36 millones cada semestre. En ciernes, una nueva multa. De modo que, en esta materia, pocos voladores.
En lo que sí destacamos, es en ser bueninos. Las declaraciones de los responsables del Gobiernu demuestran (sotto voce) que no están de acuerdo con la decisión de Sánchez de tirar al aire las mascarillas. Prudencia, piden Cofiño y Barbón: estaremos “a lo que diga el Consejo de Ministros” (o sea, Pérez-Castejón), “vamos a ver cómo queda la norma”.
Siempre en primer tiempo de saludo. Genuflexos, dirían otros.
Esto traerá cola (indultos)
(Ayer, en La Nueva España)
ESTO TRAERÁ COLA
Sobre los indultos hay una cosa que no les diré: el número de veces que don Pedro afirmó que era contrario a indultos a políticos o que los hoy indultados cumplirían íntegras sus condenas.
Sí hay una cosa que recordaré, que he venido diciendo desde 2003, desde la Declaración de Santillana, en que el PSOE, por unanimidad, puso en marcha un confuso proceso parafederal o plurinacional, que, en su día, y poco a poco, fue empujando a Cataluña hacia la situación actual. Confuso, digo, porque, en realidad, nadie supo explicar lo que querían decir con esas palabras (aquella pregunta de López a Pedro el día de san Isidro de 2017 lo sustancia todo: “¿Pero tú sabes lo que es una nación, Pedro?). Con todo, ese pensamiento confuso-difuso ha sido parte de lo que nos ha traído hasta aquí y es parte, sin duda, del ánimo ideológico (el sintagma está perfectamente pensado) que impulsa a una parte del PSOE a meterse, en palabras de González, en “este callejón estrecho” con “salidas complejas”.
Dejemos aparte el que sea Sánchez “mobile qual piuma al vento…”; supongamos que el interés principal por el que se (nos) adentra en ese callejón estrecho no sea su exclusivo interés de permanencia en la Moncloa; pensemos que, efectivamente, lo hace, en parte, por buscar un punto de encuentro con el independentismo catalanista, en parte, por esa ilusión de una facción del PSOE de dirigirse hacia una España ¿plurinacional?, ¿confederal?, ¿federal?, ¿solo Dios lo sabe?
Bien, pero hay que tener una fe ciega. Hay que pensar que existe al otro lado alguien que va a aceptar otra cosa que no sea un referéndum de independencia (aunque sea como alternativa a un nuevo estatuto de autonomía, tal como sugería ayer Artur Mas i Gavarró en un medio de comunicación): no hay nadie. Así, pues, o Sánchez es un optimista ciego o está dispuesto a esa alternativa.
Yo tengo amigos que piensan que conceder el derecho a la independencia a Cataluña es una exigencia democrática. Aceptémoslo. Pero no es un juego, no es una mera cuestión de derechos abstractos. Un referéndum triunfante condena en un país extranjero a la mitad de los catalanes. Causa una enorme convulsión en toda España.
Pero trae, además, cola. En primer lugar la de los que se ponen a la cola. Euskadi, ante todos, fuese cual fuese la voluntad del PNV. Y, después, con menor capacidad de hacer efectivo su derecho, pero sí de reclamarlo, otros, Galicia, Navarra, Baleares, Comunidad Valenciana…
Y otra cola, distinta a la de la urna, pero de una gravedad enorme para cada uno de los españoles: las consecuencias en el crédito de España en los mercados, las inversiones, el empleo, el descenso del nivel de vida.
¿Una cosa de políticos? ¿Un juego o un derecho limitado a Cataluña? ¿El cumplimiento de los vagorosos sueños de parte del PSOE (con el apoyo siempre del PSOE asturiano, por cierto)?
Un asunto que traerá cola y colas. De qué tipo y gravedad, queda dicho.
Mascarillas: Sánchez, embarullándolo todo
(Ayer, en La Nueva España)
MASCARILLAS: SÁNCHEZ, EMBARULLÁNDOLO TODO
El miércoles 16 se reúne el Consejo Interterritorial de Salud y lleva en el orden del día el estudio de la exigencia de las mascarillas al aire libre. No se llega a conclusión alguna y se deja para otra reunión. El viernes 18 Sánchez sube al Sinaí y nos anuncia que convocará un Consejo de Ministros extraordinario para anunciarnos lo que ya nos anuncia en ese momento, que, a partir del día 26 no será necesario el uso de mascarillas: "Este será el último fin de semana con mascarillas en los espacios al aire libre".
Como ven ustedes, lo del “diálogo” y la “cogobernanza” significan para Sánchez “yo mando y tú obedeces”, es decir, palabras para seducir. Pero la cuestión no es únicamente que haya pasado por la entrepierna al Consejo Interterritorial y a los presidentes autonómicos, la cuestión no es tampoco que sea una medida en algún modo temeraria —como han denunciado muchos profesionales de la medicina—, en tanto que aún existe un relativo alto índice de transmisión del virus y que la población vacunada es numerosa, pero no suficiente; lo peligroso es la forma —el fondo y la forma— en que ha sido hecho el anuncio.
Es cierto que hay otros países que han tomado una medida semejante o están a punto de tomarla, pero verán. ¿En qué va a consistir ese librarse de mascarillas en exteriores? Pues, si no estoy equivocado, en eliminar las prohibiciones que nunca debieron ponerse: que cuando estemos en medio de Muniellos, en el Urriellu, en la playa separados de los demás, paseando por la solitaria ciudad de las siete de la mañana o por los prados de los alrededores, no tengamos que ponernos la mascarilla. Tampoco cuando estemos con convivientes. Pero sí tendremos que seguir llevándola, aparte de en interiores y con no convivientes, cuando no podamos mantener la distancia de 1,5 metros con los demás, esto es, para entendernos, paseándonos a horas de tránsito por la calle Uría de Uviéu, la calle Corrida de Xixón o los aledaños de la Plaza España de Avilés.
Si esto es así, la forma de enunciarlo de Sánchez —cuestiones de respeto institucional aparte— constituye una invitación a pensar que la ausencia de mascarillas en el exterior va a ser incondicional: lean ustedes la frase entrecomillada del principio.
Y establecida esa opinión entre la gente, a ver quién da marcha atrás o es capaz de hacer que se cumplan las limitaciones de ahora sí, ahora no.
También contra la pesca deportiva
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
TAMBIÉN CONTRA LA PESCA DEPORTIVA
En los últimos años ha crecido el número de embarcaciones de recreo que ocupan los puertos españoles, en contraste con el progresivo descenso de las dedicadas a la pesca profesional. Esa situación deriva de tres parámetros fundamentales: el decrecimiento de la pesca artesanal; la pesca masiva en aguas internacionales o la importación de la misma; el crecimiento de las rentas que pueden dedicarse al ocio. Lo que eran antaño puertos pesqueros son hoy fundamentalmente, por el número de atraques, puertos deportivos.
Recientemente, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha publicado un borrador de Real Decreto por el que se regula la pesca marítima de recreo en aguas exteriores que ha suscitado serias críticas y encendidas protestas entre los propietarios de embarcaciones de recreo que, con más o menos asiduidad, practican la pesca deportiva.
El borrador contiene notables restricciones sobre los usos y capturas anteriormente permitidos. Restringe estas y limita los aperios. Obliga, además, a “capar” todas las piezas antes de ser desembarcadas y a dar noticia de su cuantía.
La idea que dirige esta serie de restricciones es la de que los deportivos contribuyen de forma notable a la disminución de la masa pescable y la sospecha de que muchos actúan como vendedores ilegales, en competencia con los profesionales. Ahora bien, comparar la potencia de capturas de unos y otros es simplemente risible, al margen de que existe una cuestión de legitimidad de fondo, una especie de atribución exclusiva del derecho de pesca de unos bienes mostrencos, los peces, a los profesionales.
El Decreto entra, además, en notable barullo conceptual al incluir en la pesca en aguas exteriores la “pesca desde tierra” (¿), lo que hace aún más risibles algunas de las normas que pretende.
Y no digamos ya nada de la lista de especies de las que ha de darse cuenta y marcar, como sarrianos, xulies, muiles o gobitos.
Póngales usted la etiqueta
Ayer, en La Nueva España
PÓNGALES USTED LA ETIQUETA
El Gobierno proclama que las nuevas medidas ucasadas (este Gobierno es el más ucasador de todos los de la democracia) por el ministerio de Teresa Ribera (mírenla ustedes a los ojos y lo comprenderán todo, pero no es ella la responsable última: lo es quien la aupó y la sostiene, así como los que la aplauden) harán bajar el recibo de la luz. A partir de ese momento, la luz no para de subir hasta alcanzar niveles de récord. Pero no es eso lo más sustancioso del asunto. Otro ministerio, el de Industria, realiza fuertes críticas contra el nuevo sistema de distribución de costos de la energía y el que se proponga bajar la luz (que no baja, sino que sube) subiendo los carburantes y el gas. Y, para más inri, a la vista de la realidad, la de Transición Ecológica y Reto Demográfico (¿y por qué no “Y Churras y Merinas”?) reconoce que los efectos de sus planes “tardarán en verse”. Ya ven ustedes qué Gobierno.
Y esa mezcla de incompetencia, tragedia, comedia bufa y daño a los ciudadanos ocurre con más frecuencia que la falta de sol en Asturies. Un ejemplo. El BOE publica la exigencia de que desde el 7/06/2021 los viajeros provenientes de Portugal, por cualquier medio, han de hacerse un PCR, norma hasta entonces inexistente. Golpe al sector turístico. Anulación de reservas. Sólo dos días más tarde, el 9/06/2021 el BOE da a luz la liquidación de la orden. ¿Quién lo parió? ¿Con quién consultó? ¿Era necesario? Si no, ¿por qué se puso? Si sí, ¿por qué se anuló? Pues nada, como la norma de llevar mascarilla en el Urriellu o en la soledad de Muniellos, que apareció de repente en el Senado, cayó en el BOE y ahí sigue. ¿Quién? ¿Nadie se percata nunca de los disparates?
Dejaremos para otra ocasión la falta de voluntad del Gobierno central para sacar una nueva ley que permitiese a las comunidades autónomas establecer restricciones sobre la pandemia sin que tuviesen que verse sometidas al arbitrio o arbitrariedad de los jueces, limitando así su capacidad para atajar la enfermedad, pero no podemos escaparnos de poner el ojo en el ministerio del ramo, el de Sanidad.
El 2 de junio se reúne el Consejo Interterritorial de Salud. El Ministerio trae a la reunión unas normas que no reciben la aprobación más que de una parte de las comunidades. El 5 de junio el BOE las publica y las declara obligatorias. La ministra Darias sale a la palestra y amenaza con las penas del infierno a los incumplidores. Se arma el escándalo: el Consejo puede acordar, pero no “legislar”, y menos obligar. El día nueve, cuatro días después, la ministra rectifica y da la razón a los discrepantes. ¿Quién los asesora legalmente? ¿Quién los aconseja políticamente? ¿Con qué otros miembros del Ejecutivo hablan estos tipos?
Y la última. Suben al Urriellu y al Monsagru (“que nos sieglos sirvió d’escondidiella a les Santes Reliquies”), a lo alto del Guadarrama, y proclaman urbi et orbi un pajiniano (por cierto, Zapatero las colocó bien a todas) “acontecimiento histórico”, una entrevista entre los progresistas Biden y Sánchez. No reparen ustedes en la brevedad del encuentro (casi una eyaculatio praecox), no atiendan tampoco a todo lo que Pérez-Castejón afirma haber eyaculado sobre el estadounidense en ese breve trayecto y tiempo (sería como un antigua cinta pasada de revoluciones), miren simplemente el vídeo: Biden no le dirige la mirada (¿tiene tal vez tortícolis?), Biden no dice nada (¿es que no oye?, ¿acaso está un poco duro de oído por la edad?) en todo el microtrayecto en que Pedro acompaña a Joe; al final, sí, le da una especie de palmaduca y debe decirle un “¡Hala rapacín!”, una actualización del cervantino: “Caló el chapeó, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada”. Ridículo cósmico.
¿Ustedes que etiqueta le pondrían a estos fenómenos? Eviten, por supuesto, que les venga a la mente lo que a mí me adviene en estos momentos, aquel “una casa de lenocinio de módico estipendio”, de una de las primeras novelas de Pérez de Ayala.
Eso sí, también podemos reírnos un poco.
PS. Llegará la caída de las mascarillas, se han suavizado muchas restricciones, pero ahí siguen las limitaciones en el uso de los urinarios, que nunca tuvieron ningún sentido, para que la gente se aglomere y desespere en sus puertas. Llegará la normalidad y ocurrirá con ellas como con esas leyes antiguas que siguen en vigor décadas después de que el objeto de las mismas haya desaparecido. ¡Gobiernos y legisladores!
Na presentación d'En el muro de tu corazón
El 17/06/21
En la Feria del Llibru de Xixón.
Na semeya, Antonio Trevín Lombán, el presentador y el mio heermanu, Rubén Sánchez Vicente, escritor, ente otres coeses.
Prestándome lleer la Biblia
(De La Nueva España, ayer, 14/06/2021)
PRESTÁNDOME LLEER LA BIBLIA
Cuando estudiaba bachiller, un de los primeros temes yera la Biblia. La Biblia formaba tamién parte del temariu de les mios oposiciones a cátedra. Sorrayo con ello que la Biblia ye, enantes qu’otres coses o además d’elles, un testu lliterariu.
L’Antiguu Testamentu tien histories magnifiques: amores, odios ente hermanos, traiciones, incestos, adulterios, migraciones, batalles, episodios fantásticos, como’l de Xonás y la ballena, etc. Pero, ensin dulda, el principal ye la historia del pueblu d’Israel al traviés de los sieglos y los sos encuentros y desencuentros con Yahvé, asina como los enfados “homéricos” d’esti y los sos castigos y prescripciones al so pueblu.
Pero, si quieren seguime, vo señala-yos dalgunos detalles menores de gran calidá lliteraria, de perfina percepción de lo que ye la conducta humana, de los que toi disfrutando na llectura hodierna que toi faciendo del Llibru n’asturianu.
Dalgunos episodios son d’una capacidá descriptiva (e inventiva) magnífica. Por exemplu, esti momentu del pasu del mar Roxu, que los guionistes de la película Los diez Mandamientos nun tuvieren más que trescribir n’imaxes:
“…Pa los exipcios la ñube yera prieta, pero a los israelites allumábalos na escuridá, y asina nun fueren quien a averase unos a otros en tola nueche […] Moisés espurrió la mano enriba de la mar y el Señor, arreflundiando un airón del este mui fuerte que duró tola nueche, fixo que la mar fendiera en dos, y l’agua dixebróse a los dos llaos dexando’l terrén seco. Lo israelites cruciaron la mar en seco, metanes de dos muralles d’agua a esquierda y a drecha. Los exipcios entraron tres d’ellos con tola caballería y los carros del faraón […] Al alborecer, Moisés espurrió la mano enriba la mar y l’agua volvió al sitiu […] L’agua, al volver al so sitiu, achapló los carros y tola caballería del exércitu del faraón”.
N’otros casos lo que nos cautiva ye’l detalle psicolóxicu, como esti de l’angustia d’una madre pola suerte’l fíu y pola so posible culpa:
Ana cree que’l so fíu, Tobíes, morriera, porque tarda en volver del sitiu a onde fuera. Y diz:
“—¡Ai de min, fíu, que dexé que marchares, lluz de los mios güeyos!
Y toles mañanes diba mirar el camín per onde marchara’l fíu… N’atapeciendo, diba otra vez pa casa y echábase en llamentos y en llorar tola nueche. Nun yera quien a garrar el sueñu”.
(L’episodiu ye completamente superfluu pa la historia de Tobíes, el so viaxe y la vuelta cola felén del pexe pa curar a so padre. Ye la sola voluntá lliteraria del escritor la que lu crea.)
N’otres ocasiones al escritor présta-y contar l’astucia los personaxes (y a nós lleela):
Labán persigue a Xacobu, que marchó a les escondidielles llevando sigo a les sos fíes. Na fuga, Raquel, fía de Labán y muyer de Xacobu, robó los ídolos familiares. Cuando los algama, Labán escazobiella per toes partes buscando los ídolos robaos:
“Al salir de la tienda de Lea, entró na de Raquel, pero ella garró los ídolos, metiólos na albarda del camellu y sentóse enriba d’ellos. Labán tuvo restolando per tola tienda, pero nun atopó nada. Entós Raquel díxo-y a so pá:
—Á pá, nun t’enfades porque nun me llevante delantre de ti, pero nun puedo, ye que tengo la menstruación”. ¡Fantástico!
Y, siguiendo con Xacobu, el que-y quitó la herencia al so hermanu por un pote llenteyes un día que lu garró con floxera, esti detalle d’astucia y de conocencia la psicoloxía del ser humanu:
Al volver pa casa, Xacobu tien mieu que’l so hermanu se vengue. Entós “garró un regalu pal so hermanu Esaú: doscientes cabres, venti castrones, doscientes oveyes, venti carneros, trenta camelles acabante de parir coles críes, venti burres y diez burros. Toos estos animales dió-yoslos a los siervos, rebañu por rebañu, y díxo-yos:
—Dir delantre de min dexando una ralura de terrén ente rebañu y rebañu”.
Y asina manda dir delantre d’él, espaciaos, a tres siervos con tres rebañaos, pidiendo que-y desplicasen a Esaú, según los topara, que yeren un regalu de Xacobu, que venía detrás. “Ello ye que Xacobu pensaba: «Voi ver si consigo apangua-y l’enfadu col regalu que-y mando per delantre; después yá lu veré en persona. Igual asina me recibe bien»”.
N’otres ocasiones lo que tenemos ye llírica, a vegaes erótica. D’esti mou y manera, como saben, entama’l Cantar de los Cantares:
“¡Bésame colos tos llabios! / Los tos afalagos son meyores que’l vinu, / los tos perfumes dexen un golorín prestosu / y el to nome ye como arume arramao. / ¡Por eso te quieren les moces! / ¡Llévame contigo aína! / ¡Llévame, mio rei, pal to cuartu!”.
Y llueu tenemos manuales de conocencia del home, de la so psique, como l’Eclesiastés, un tratáu de filosofía, sabiduría y escepticismu:
“Pa too hai un momentu / nesti mundu / y un momentu hai pa cada cosa. / Hai un momentu pa nacer / y un momentu pa morrer; / un tiempu pa plantar / y un tiempu pa recoyer lo plantao”.
“Tamién me decaté de que nel mundu / hai maldá en cuentes de xusticia / y d’honradez”.
“¿Quién podría saber si l’espíritu de los homes sube al cielu y el de los animales baxa a les fondures de la tierra? Comprobé que nun hai cosa meyor pal home que disfrutar del trabayu, porque esta ye la so recompensa, teniendo en cuenta que naide-y va poder enseñar lo que va pasar cuando elli muerra”.
Invítolos a lleela. Ta enllena d’histories, d’observaciones, de detalles precisos y prestosos. Lliteratura del más altu nivel, nuna pallabra. Y la escritura de la traducción, una maravía, equilibrada ente lo coloquial ensin vulgarismos y un estándar ensin rebuscos.
ESCALADAS
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
ESCALADAS
Comienzan las pruebas de acceso a la Universidad. Con ellas, va terminando la larga y difícil escalada que este año han tenido que pasar todos los estudiantes, los que recibieron enseñanza presencial y los que la tuvieron semipresencial o a distancia. Un curso incómodo, desmoralizador o poco estimulante, al que a las dificultades académicas se han sumado las sociales: la falta de contacto directo con los amigos, la falta de juegos. En mayor o menor medida, dependiendo de las familias, las circunstancias o la propia personalidad de cada uno, el curso dejará sus huellas negativas. Esperemos que esa negatividad desaparezca o sea más llevadera el próximo curso. Rastros, sin duda, quedarán.
Una escalada supermeritoria la de Miguel Ángel Roldán, afectado de ELA, que subió el Urriellu para reclamar atención e investigación sobre la enfermedad. Poso la montera.
El ataque del oso de Cangas viene a resultar un punto más en la escalada contra los vecinos de las zonas rurales. Como si no bastase con los Gobiernos.
Distinta escalada, aunque rápida y a altas cumbres, es la del precio de la luz. Uno, que tiene cierta memoria histórica, recuerda perfectamente cuando la conjunción PSOE-Podemos criticaba ferozmente el precio de la electricidad, acusaba de ello a la voracidad de las empresas eléctricas y apuntaba la complicidad del Gobierno del PP. ¿Hoy? Los precios alcanzan cimas nunca igualadas y lo único que se oye es el silencio más atronador.
Lo que no cesa es la progresión del ataque contra la gran industria asturiana del Gobierno de PSOE y Podemos (Ribera no es más que una mandada): a la descarbonización exprés, al estatutín electrointensivo, se suma ahora un impuesto a los residuos. Eso sí que es escalada.
CCOO y UGT acusan estruendosamente al Gobierno de “condenar al sector a la extinción”. ¿Pero por qué protestan, si ellos son el sustento permanente del Gobierno y, por tanto, de sus políticas?
Xuan Xosé Sánchez Vicente
Divinas palabras
Esti día (06/06/2021), en La Nueva España
DIVINAS PALABRAS
O su versión actualizada: “Divinos planes”. Al modo en que Pedro Gailo en la obra de Valle-Inclán lanza su jaculatoria en latín para apaciguar a los circunstantes, este Pedro, Sánchez Pérez-Castejón, lanza planes para tratar de calmar las aguas del presente e infundir alguna esperanza en los ciudadanos.
Ya saben, hace muy pocas fechas aquel de la España del 2050 (¡qué de inmediato acude a nuestras mentes el “cuán largo me lo fiáis” de nuestros clásicos!), en que todos seremos felices, sostenibles, resilientes, no contaminantes y trabajaremos poco. Pues bien, más recientemente, el 22 de mayo, presentó en la Moncloa un plan de 10.000 millones de euros de los fondos europeos para luchar contra la despoblación rural. Con el título de Pueblos con futuro: un plan para la cohesión y transformación del país, el documento enuncia 130 medidas que “pretenden garantizar la incorporación de los pequeños municipios en una recuperación verde, digital, con perspectiva de género e inclusiva”. Y afirmó que la "batalla" del Gobierno "contra la despoblación y por lo rural es sincera, decidida y comprometida hasta el final".
Lo que más llama la atención de todos estos planes es que, por un lado, la situación real de nuestra economía y nuestras finanzas no parece ser nunca obstáculo para que el Gobierno prometa euros sin cuento y que, por otro, esos fondos europeos parezcan un maná caído del cielo que nunca tendrá límite y que no habrá que devolver en cuantía alguna. Pero, a continuación, uno no puede dejar de reparar en que una parte sustancial de la voluntad mágica de esos planes se sustenta en las “divinas palabras” con que se califican: sostenibles, resilienciantes, inclusivos, verdes, digitales, con perspectiva de género… Y, si uno indaga en sus significados, esto es, en aquello que significan en cuanto a lo que designan, empieza a dudar de su capacidad de comprensión. ¿Qué significa con precisión, por ejemplo, “sostenible”, cuando se califica así un desiderátum sobre los alimentos, el transporte, las ciudades, la actividad económica y otros cuantos designata? Créanme, a mí se me escurre de las manos, como una anguila que se intentase capturar a mano.
Pero la cuestión de fondo es la mentira en que consiste gran parte del discurso sobre el despoblamiento. Ante todo, el despoblamiento de las zonas rurales es una tendencia mundial, que tiene dos componentes. El primero histórico y económico: con una escasa capacidad de producir bienes y viandas, el hombre fue extendiendo su dominio sobre todas las tierras que podían proporcionarle cobijo y alimento, por precario o miserable que fuera, a lo que iba unido una natalidad abundante (el de la demografía es, en parte, otra cara de la historia). Modificada por fortuna esa situación, esas tierras y lugares han ido siendo abandonadas progresivamente, en busca de mejor fortuna o empleo. Por otro lado, y en paralelo, los seres humanos han venido tendiendo a buscar hábitats (la ciudad) donde no solo hay mejores empleos o servicios, sino donde la vida social es más variada y atractiva: y, así, con necesidad o sin ella, se abandona el caserío por la aldea, esta por la villa, la villa por la ciudad, y la ciudad por las grandes capitales. De manera que ese es un proceso inevitable e irreversible. En todas partes ese abandono del campo va unido a una demografía declinante y dominada por grupos etarios de avanzada edad, al tiempo que “el monte” va ocupando lo que antes era “dondo”, tierra domada para el cultivo o el pasto.
Se puede, es cierto, y así sucede, “volver al medio rural”, pero no “al campo”. Se establecen, de este modo, servicios ligados al turismo, algunos cultivos nuevos en zonas fáciles y accesibles, trabajos ligados a la ocupación digital, pero poco más. Para estos nuevos y escasos moradores o trabajadores cabe facilitar las comunicaciones y algunos servicios, a fin de ayudarlos en su residencia. Pero, sobre todo, lo que es necesario es que a quienes aún resisten (con vocación, es cierto, muchos de ellos, no meramente con resignación) en el sector primario, ya en el cultivo, ya en la ganadería, no se los persiga con normas absurdas, con exigencias que no tienen ningún sentido o poniéndoles todo tipo de obstáculos para desarrollar su actividad económica y su vida social.
He dicho aquí que, frente a tanta palabrería, “¡a por ellos!” parece ser la consigna real que guía la actuación real de la Administración y la política, para acabar con esa actividad y esas personas, y acelerar el despoblamiento.
Lo demás son divinas palabras y divinos planes, o, como dice el Martín Fierro del pájaro Tero: “En un lao pegan los gritos / y en otro tienen los güevos”.
El símbolo de Sobrefoz
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
EL SÍMBOLO DE SOBREFOZ
Acabamos de asistir a una especie de milagro: la reaparición de un valiosísimo objeto, una espada de bronce de 3.000 años de antigüedad. Hallada en Sobrefoz en 1873, se perdió después su pista. Recientemente la familia del “rescatador” del objeto la ha donado al Museo Arqueológico.
Existen pocos modelos semejantes en el entorno europeo. Desconocemos si tuvo una utilidad meramente simbólica, como atributo de un jefe de clan, o si se destinó al combate. Sí sabemos que tuvo una utilidad práctica recientemente: se utilizó durante un tiempo para cortar maizón, lo que viene a poner una nota cómica y chocante en la historia del objeto.
Pero no es mi intención glosar lo que los expertos dicen mejor, sino señalar el carácter industrial del objeto (de hacia mil años y pico antes de Cristo) y poner ese dato en relación con otros: la existencia de una minería del cobre muy antigua en el Aramo, por ejemplo, o la existencia prerromana de un grupo humano conocido como los “cilúrnigos” (caldereros) en la Campa Torres (Xixón). Esta larga tradición industrial y minera nos debería servir de símbolo y acicate para enlazar con el presente.
Es bien sabido que Asturies ha sido lo que fue gracias fundamentalmente a la industria y la minería, como previó Xovellanos. Hoy, desaparecido el carbón, ajusticiadas antes de tiempo las centrales de carbón, con sobrecostos la gran industria, sacrificados por los intereses de vascos y catalanes ciertos intereses asturianos, nuestra industria va a menos, y sabido es que la industria, sobre un empleo mejor retribuido, tiene un gran efecto de arrastre sobre otras actividades.
¿Qué podemos hacer? Algunas cosas: apartar los obstáculos burocráticos que se oponen al crecimiento industrial; centrar nuestra mirada en tantas empresas de pequeño y mediano tamaño que viven crecen y exportan; dejar de poner ciertas dificultades “las fuerzas vivas” a las empresas hoy en día existentes; exigir al Estado igualdad.
Una entrevista a propósitu de Asturies: ni nos vemos ni nos ven
En La Nueva España del 27/05/2021
XUAN XOSÉ SÁNCHEZ VICENTE Autor del libro “Asturies: ni nos vemos ni nos ven”
“No podemos permitir que el Estado nos siga ‘mexando’ mientras dice que ‘chove’”
“Los asturianos somos incapaces de tener una actitud colectiva en defensa de nuestros intereses y de vernos con orgullo”
Ramón Díaz
Oviedo | 27·05·21 | 03:01 |
Foto de Juan Plaza
Xuan Xosé Sánchez Vicente (Gijón, 1949), político, escritor y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, presenta mañana en el Centro de Cultura Instituto Jovellanos, a las 19.30 horas, el libro “Asturies: ni nos vemos ni nos ven”, una selección de artículos publicados en LA NUEVA ESPAÑA.
–¿Por qué no nos vemos?
–No hay país o no hay pueblo. Somos incapaces de tener una actitud colectiva en defensa de los intereses propios y de vernos con orgullo. Las disculpas siempre son del tipo “es que somos pocos, somos menos que un barrio de Madrid, no pintamos nada…” No pintamos nada porque no queremos pintar nada.
–¿Por qué no nos ven?
–En parte por culpa nuestra y por una larga tradición: la cultura dominante en Asturias es muy centralista. Hay una actitud permanente de subordinar voluntariamente nuestros intereses a los de los demás porque nos parecen mucho más grandes o mucho más importantes. Pasa siempre.
–¿De verdad cree que Asturias no pinta nada?
–Nada. Algunos artículos del libro revisan lo que juraron y perjuraron Pedro Sánchez, el Gobierno, el PSOE y los sindicatos: que no se cerraría ni una sola central en Asturias, que se mantendría el carbón… Y de un día para otro se cierra todo y queda el silencio más absoluto. Pero siguen acudiendo con banderas y gran entusiasmo a vitorear a quienes nos torean.
–¿Ayudó el “covadonguismo” a invisibilizar Asturias?
–En alguna medida, sí; pero mucho más el 34 y el franquismo. Es inconcebible que el 34 sea visto como un hito histórico positivo, porque no pretendía restaurar la democracia sino un golpe de estado socialista. En el franquismo aquí hubo régimen de estado. Hunosa, Ensidesa, etcétera llegaron a sumar cerca de 100.000 empleos. La mitad de la población dependía del Estado. Y queda en los ciudadanos la mentalidad de fondo de que, ante cualquier reivindicación laboral, es el Estado el que lo debe solucionar y ponernos una empresa.
–¿Se rieron de Asturias en el Congreso al rechazar la ley de la sanidad pública universal?
–Igual fue peor: una burla sangrienta. Que hagas a los tuyos arrastrar el culo por el ridículo más espantoso es la muestra absoluta de que Asturias y sus intereses no pintan nada. A los que fueron al Congreso como “pininos”, con entusiasmo, acabaron diciéndoles: “Hala, ir a rascala”. Eso no entra en ninguna relación humana, de mínima cortesía, de mínimo respeto.
–¿Se habrían atrevido a hacer lo mismo con otra comunidad autónoma?
–Con ninguna. Hubiesen llamado antes para retirarlo o aplazarlo.
–¿Hay en Asturias políticos con agallas?
–Creo que no. Dicen que no van a aceptar, que van a protestar... pero a final todo se acepta, todo se calla y se va llevando el asunto con disimulo. Habría que enfrentarse y correr el riesgo de romper, de perder el escaño y marcharse para casa. Pero hay una subordinación a los “grandes intereses del Estado”, como si no fuesen al final los de Cataluña o los del País Vasco. Esa es la gran falacia que los dirigentes asturianos tragan, porque están adoctrinados, “adomaos”.
–¿Van a descarbonizar Asturias a las bravas?
–Ya están en ello. Se abren centrales en Europa y aquí estamos empeñados ser los primeros de la escuela sin medir los efectos. Porque todo eso que se va a instalar, cuando se instale, de fondos verdes crea muy pocos empleos, nada.
–¿Cómo interpreta la llamada a la “rebelión” de Barbón?
–Será una ‘rebelión’ contra la propia naturaleza: aceptar la derrota y empezar a caminar por la nueva senda con la cabeza levantada, como si no hubiese pasado nada.
–¿Queda algo de la Asturias que el 25 de mayo de 1808 declaró la guerra a Napoleón?
–Es muy complejo. Fue un acto muy extraordinario dentro de España, de afirmación. Pero no fue, como algunos intentan hacer ver ahora, en favor de la independencia asturiana, ni de la república. Fue, al menos en principio, por Fernando VII, por el régimen absolutista, por seguir igual.
–¿Solución para pintar algo?
–Soy escéptico, pero creo saber cuales son los caminos para darle la vuelta a esta mentalidad colectiva de dependencia del Estado. Hay que podar la Administración hasta que quede “en tueru”; apostar por las empresas que tenemos, muchas de las cuales funcionan, crecen, exportan; y centrar la visión de los ciudadanos, los políticos y, fundamental, los sindicatos en lo que vive en el mundo y lo que puede vivir en el futuro. No podemos permitir que el Estado nos siga “mexando” en la cara mientras dice que “chove”. Hay que cambiar el chip y dejar de decir eso de que no somos nada, que a dónde vamos a ir solos si solo somos un millón... La Rioja y Cantabria son menos y “espoxiguen”.
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