El 12/02/13.
Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
¿Cómo que el limbo no existe?
¿Qué no existe? Y Carmen (Carme, Carmina, Carmiña) Chacón, ¿dónde está más que en el limbo? En un estado ingrávido ni-ni.
¡Qué barato!
¡Home, vaya barato! Por seiscientos euros que-yos ponen de multa a estos rapazos del PSC, salen en primera de tolos medios, abren tolos informativos, ocupen páxines y páxines durante unos díes y, pa enriba, pronucien frases misteriores, como la Carme/Carmen/Carmina/Carmiña.
Pues si nos la dan a mi y al PAS pol mesmu preciu tamos dispuestos a que nos multen diez vegaes (más perres nun tenemos).
Asina ye valiente cualquiera.
Por cierto, ¡vaya "castigu"! Como mandar a la cama ensin tomar el tercer postre a un ñeñu que yá ta fartu y refalfiáu.
¡Nunca la mano te duelga, Rubalcabina!
Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (LI)
Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu
asturianu-castellanu. Les novedaes,
en gris.
caín,
m. Niebla, masa de vapor de agua
condensado en nubes bajas, que se acumula al ras de la superficie terrestre o
de la mar. || Vientu
de Caín,
viento que sopla del Oeste. cainada, f. Niebla, masa de vapor de agua condensado en nubes bajas,
que se acumula al ras de la superficie terrestre o de la mar. || 2. Borrina
especialmente densa, intensa o persistente.
calaborniegu, m. Herrerillo común, pájaro párido. Su nombre científico es Parus caeruleus.
calabornu, m. Tronco viejo y muerto de árbol.
|| 2. Persona necia y
desobediente.
caldu,
m.
Caldo, líquido que resulta de cocer en agua la vianda. || 2. Agua barrosa que se forma al limpiar el alfarero sus manos en el
agua del calabáu. || 3. Potaje, comida de cuchara, elaborada con alimentos como judías,
tocino, patatas, berzas u otros. || Caldu baldu, calducho. || Caldu
birote,
agua de cocer las morcillas. || Caldu de castañes, cocido realizado con castañas. || Caldu
de cultivu,
sustancia adecuada para desarrollarse microbios en un laboratorio. 2 Situación
que favorece el surgimiento o el desarrollo de un conflicto. || Caldu
falsu,
caldo realizado con pan. || Como caldu, dícese de lo que está muy
caliente.
|| Como caldu gordo, fam. Sin voluntad
ni determinación. 2 Tranquilo, sin ninguna preocupación. || En
caldu,
dícese del hierro o del objeto metálico candente, al rojo vivo. || Fechu
caldu,
dícese de lo que se encuentra en malas condiciones. 2 Huevo candente. || Golvese caldu, cambiar a peor algo que se esperaba mejor. || Nun
dar un
güeyu al caldu, dícese de la persona
o del animal esquelética. || Los probes con agua faen caldu, dícese para subrayar que los
pobres tienen que administrar bien lo poco que tienen.
calduña, f. Corteza que se desprende del tronco de los árboles y se usaba
para diversas utilidades,
como colmenas para las abejas o cubos para la colada.
¿No tendrán más quehacer?
El viernes, 22 de febrero, portada de El Comercio:
El Principado pide cambios profundos en el Sporting
Más:
José Ramón Tuero, director de Deportes: "El club necesita cambios y no solo que afecten al presidente"
Y más:
La renovación es necesaria en todos los ámbitos profesionales
¿No tendrán más quehacer? ¿No tendrán más que hacer? Les falta cabeza, prudencia, discreción y sentido común.
EL COMPLEJO DE ATLAS
Los asturianos. Padecemos complejo de Atlas. Nos parece, al pueblo llano y, especialmente, a sus élites, que sobre nosotros reposan la armonía y la estructura del Estado y de España toda. Ejemplos, a miles. Por venir a la era política actual. Años treinta. Ahí los políticos y los intelectuales asturianos negándose a plantear ninguna cuestión asturiana, ningún estatuto de autonomía, porque eran primordiales los asuntos de vascos, catalanes o gallegos, y aun los del conjunto de la península. Después, corriendo a salvar a España y a ser luminaria del mundo en un movimiento suicida al que (al margen ya de sus inaceptables voluntad e intenciones) nos arrastran sin planificación y nos dejan solos. Curiosamente, muchos asturianos aun siguen gloriándose de aquel disparate que tanto costó en vidas, dolor y destrucción y cuyas consecuencias negativas en la estructura social tuvieron una larga descendencia. Curiosamente también, o no tan curiosamente, nadie ha pedido aun cuentas a sus responsables si no por el disparate ideológico, sí por el dislate estratégico.
En los fiensos más cercanos de nuestra historia, he aquí a un partido, el socialista, que se apresura a suscribir con entusiasmo la marginación de Asturies a través de Cataluña, a impulsarla y aplaudirla. Al conjunto de ellos, que corren a suscribir restricciones a la autonomía asturiana, que permiten que no se desarrolle su estatuto, que apoyan lo que sucede en otras regiones en detrimento de la nuestra. He ahí que aparece uno nuevo cuya pretensión es limitar la autonomía asturiana, y aun jibarizarla, y recibe el refrendo de una parte de la población. Esa mentalidad, lo he contado otras veces, la ilustran sendas exposiciones —allá por los 80 del pasado siglo— sobre los pueblos prerromanos en Cantabria y Asturies. Mientras allí la exposición era «Cántabros, los orígenes de un pueblo», aquí «Pueblos bárbaros en la frontera del imperio». Y agradecidos de que nos viniesen a esclavizar, saquear, violar y civilizar.
Y es que una parte importante de la ciudadanía y todos los partidos políticos de una cierta entidad en Asturies —aunque alguno padezca tercianas, al menos en su discurso, y algunos otros ostenten una trayectoria semejante a la del «ayer mujer maldita y hoy hábito de santa Rita»— no tienen del mundo otra imagen que esa ficción que se han creado de que son los Atlas de quienes depende el cosmos. ¿Y cómo es posible, se preguntarán ustedes, que forzados a inclinar la cabeza hacia el suelo para sostener la bola no vean la miserable realidad sobre la que se asientan? Pues es fácil que, al ser este un país tan lluvioso, la laguna que anega sus pies les impida ver otra cosa que el reflejo del lejano cielo y la imagen del globo que creen sostener sobre sus espaldas.
Pero ese complejo de Atlas no agota la descripción de nuestro conjunto social. Es preciso decir que nuestro gigante tiene ojos facetados, como los insectos, y miopes. En virtud de ello, nuestra mirada no puede percibir nuestra realidad más que como múltiple y, al mismo tiempo, solo lo más próximo. De ahí que pasemos de lo colectivo y pensemos solo en nuestra cuerria llariega. Para los asturianos, en general, lo importante de lo inmediato es la localidad de cada uno, Illas, Tapia, Llanes, Uviéu, Xixón, Llangréu…, y ahí volcamos toda nuestra pasión y nuestros esfuerzos sociales. De ese modo, por ejemplo, llevamos décadas intentando lo imposible, mantener el empleo y la población en los valles mineros del centro, lugares en donde, si hubo tanto empleo y población, fue solo porque los talleres estaban abajo y los hogares se apiñaban a orillas del río o subían monte arriba. A diez minutos, con mejores comunicaciones, con otra mentalidad social, con terreno abundante, había mucho mejores opciones para que los habitantes de esas zonas encontrasen ocupación laboral. El ojo facetado y miope —y su condicionamiento cerebral— impidieron esa posibilidad y obligaron a tirar dinero y oportunidades a manos llenas.
¿Y hemos conseguido algo los asturianos a cambio de esa continua renuncia a lo nuestro para sacrificarnos por el resto? No miren el paro, ni la población ocupada, ni la emigración. Atiendan al culebrón minero: cuando unos gobiernan avanzan hacia el cierre y los de la oposición protestan; al cambiar el poder invierten los papeles. Rememoren las infraestructuras, las que quieran: ocurre exactamente igual. Y aun en aquello que podría depender más de nuestra voluntad, el turismo, fracasamos por nuestro mimetismo con lo estatal, por nuestra renuncia a ofrecer una imagen particular, no sea que se venga abajo España.
Es posible que, a estas alturas, piensen que este cronista percibe la realidad de forma errónea debido algún particular condicionamiento de su retina. Acaso. De todas formas, examinen ustedes su conciencia y los resultados históricos de su voto. «Su» «de él», naturalmente, es decir, del votante de la acera de enfrente. ¿No es cierto que, en lo relativo a la retribución que de «su» voto ha recibido de Madrid, lo han engañado siempre?
Como si el benemérito Areces no nos hubiese ilustrado (¡loado sea!) suficientemente de la realidad en que consiste la política en Asturies, con esa alegoría que enseñorea el Museo del Jurásico en Colunga, mediante un dinosaurio que desde atrás, esto es, por la espalda, introduce a uno menor y dominado el cetro de su dominio. Probablemente, en agradecimiento por el respaldo que, en su día, el sometido le diera en las urnas dinosauriescas.
Rafael Palacios, un asturianu más (por desgracia)
Antayeri atopé a Rafael Palacios na presentación de dos llibros de poesía, La otra hija, d'Alba González, y Parentesco, de Sofía Castañón, dambos en castellanu.
Contóme que ta pa fuera, n'Arxentina; que ta iguando los papeles; que va porque ellí hai trabayu y equí non; que va entamar faciendo lo que sea: descargar camiones, ser pión d'obra...
Un asturianu más, por desgracia. Un exiláu d'esta tierra, d'esta sociedá inútil y incapaz.
(Y, tanxencialmente, ¡qué difícil ye ser asturianista políticu nesta tierra!).
La bella y Pistorius
Anden diciéndose estos díes munches coses sobre Pistorius, l'homicida confesu de la so moza, Reeva Steenkamp, una moza guapísima, la belleza personificada.
Pero nun vi yo entrugase polos previos, pol misteriu de cómo ye posible qu'una muyer, y, sobre too, una muyer con toles posibilidaes d'opciones d'escoyer, s'arreyase a un paisanu al qu'había que llevar a la cama con un par de prótesis de titaniu.Imaxínenlo.
Pueden dase munches desplicaciones. Munches d'elles, además, pueden superponese, tener coincidío na realidá psíquica de Reeva. Pero hai una que toi seguru que se daba, la del impulsu redentor-protector -mui cercanu al maternal- que dalgunes muyeres sienten hacia delincuentes, drogadictos, enfermos psíquicos, violentos, y que los fai entregase a ellos pa redimilos.
¿Ven cómo nun somos nada? (millonésima vegada)
8,31. Emisora Cope. Güei, 21 de febreru
El magníficu periodista Luis del Val resume la prensa: "Acaba d'aparecer un nuevu presuntu corruptu, l'empresariu Victorino Alonso: El Mundo infórmanos esta mañana de que desaparecieren n'Hunosa más de quinientes mil tonelaes".
Pus nada, ¡como si nun llevase la prensa asturiana informando d'ello, en primera, yá va más d'un mes!
Y ye que, como nun queremos ser, somos lo que queremos ser: nada. Eso sí, siempre al serviciu del Estáu y d'España. ¡Nun faltaría más! Que, ensin nós y la nuestra renuncia a ser, diba fundise'l mundu (y hasta El Mundo).
La recuperación, ¿enantes de lo esperao?
Yá-yos conté en dalgunes ocasiones, fai poco, qu'hai dellos signos qu'anuncien una recuperación más rápida de lo que pensamos.
Nesi sentíu, y escontra de "la cofradía del santu desastre" -que diría Sabina- voi dir poniéndo-yos equí dalgunes de les opiniones qu'apunten nesa dirección.
¿Que al final nos equivocamos? Bueno val más eso que facese'l llistu diciendo que too va dir peor siempre.
El primer artículu ye ún de Manuel Lagares, caderalgu de Facienda Pública, n'El Mundo del 19/02/13, titúlase "Un nuevo panorama económico" Lagares.
El segundu, más antigu, del 12/02/13, ye un informe de Morgan Stanley que diz qu'España puede ser la Alemania del sur nel futuru. Asoleyóse en tolos medios. Equí l'enllace nun d'ellos: Morgan
El primer artículu ye ún de Manuel Lagares, caderalgu de Facienda Pública, n'El Mundo del 19/02/13, titúlase "Un nuevo panorama económico" Lagares.
El segundu, más antigu, del 12/02/13, ye un informe de Morgan Stanley que diz qu'España puede ser la Alemania del sur nel futuru. Asoleyóse en tolos medios. Equí l'enllace nun d'ellos: Morgan
La "educación" (o la civilización) de los españoles
Trescribo equí un artículu de Roberto L. Blanco Valdés, caderalgu de Derechu Constitucional y autor de dellos estudios interesantes, el más reciente sobre l'actual estructura federal del Estáu. L'artículu ye de La Voz de Galicia (Portugal, la civilización y nós), del 17/02/13. El títulu, "Menos mal que nos queda Portugal".
¡Menos mal que nos queda Portugal!
Eran las 11.07 horas del pasado 15 de febrero: el primer ministro portugués, Passos Coelho, se subía a la tribuna de oradores de la Asamblea de la República cuando comenzó a sonar Grândola Vila Morena, la maravillosa composición de José Afonso, contraseña en 1974 del comienzo de la Revolución de los Claveles. Desde una de las tribunas de invitados de la Cámara una treintena de personas la cantaban al unísono, mientras el primer ministro sonreía y la presidenta de la Asamblea solicitaba, muy tranquila, que los invitados mantuviesen silencio o fueran desalojados, lo que se produjo, pasados apenas tres minutos, con absoluta corrección. Mientras, algunos diputados entonaban con sus labios, pero en silencio, la canción que había interrumpido al presidente. Fue todo tan conmovedor y tan cordial con la institución parlamentaria, que Passos no pudo por menos que proclamar sobre la marcha: «De las formas en que los trabajos pueden ser interrumpidos, esta parece la de mejor gusto».
Solo hay que comparar ese incidente, cuyas imágenes pueden consultarse en Internet (http://www.youtube.com/watch?v=M53-cxC8B1E), con los acontecidos recientemente en otros Parlamentos españoles (en el de Galicia o en el Congreso de los Diputados, por ejemplo) para constatar la inmensa diferencia que existe entre un país donde el respeto a las instituciones forma parte de su cultura civil y otro donde la barbarie gana prestigio social a paso de gigante.
En la Asamblea portuguesa cantan el Grândola, mientras en el Parlamento gallego un grupo de energúmenos, convencidos de que sus problemas son los peores que tiene hoy la humanidad, insultan brutalmente a los diputados y a la Xunta y los amenazan de muerte de forma reiterada, sin que el fiscal superior de Galicia actúe de oficio, como es su obligación, cuando se ha cometido un presunto delito de forma pública y notoria.
En la Asamblea portuguesa los llamados al orden por la presidenta de la Cámara abandonan el lugar sin dar ni media voz o hacer un aspaviento, mientras que en el Parlamento gallego o en las Cortes los alborotadores -pues ese, y no otro, es su nombre en castellano- han de ser sacados a empellones en medio de una tangana vergonzosa, mientras siguen insultando como salvajes a los representantes populares.
En la Asamblea portuguesa viejos diputados comunistas, curtidos en mil luchas, acompañan el Grândola en silencio, solo con el movimiento de sus labios, mientras en O Hórreo diputados de la oposición que acaban como quien dice de nacer jalean a los que amenazan de muerte a sus colegas, y los de IU aplauden en el Congreso a los que patean como locos.
En Portugal, su larga dictadura acabó con la Revolución de los Claveles. Aquí con el dictador pensando que lo dejaba todo atado y bien atado. Un contraste. Unos contrastes.
Roberto L. Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés
Julianus
Un pastor, Julián Rodríguez, afayó en Bercial de Zapardiel, Ávila, lo que-yos dio por llamar "el primer retratu conocíu d'un castellán-lleonés", una escultura en bultu reondu de barru, de 116-82-92 milímetros y 628 gramos. N'honor al descubridor van pone-y Julianus a la escultura.
Paez que ye del sieglu I -sería un tipu de manifestación artísticu-funeraria que se popularizara a partir de la dinastía Flavia.
Pa más información pinchar equí (Julianus).
La xeneración meyor preparada de la hestoria
Ehí lo tienen: la xeneración meyor preparada de la hestoria. Nel cabildru de Duz. La semeya del 03/02/13.
Álamos soberbios espíos (V)
El 29/01/13, la semeya.
Son del parador nacional El Molín Vieyu, de Xixón. Guarden la puerta como dos Busgosos.
¡Impresionantes y prestosos!
RIESGOS MÁS ALLÁ DE LA PRIMA
El diagnóstico es general, nos encontramos en una situación de un cierto riesgo, cuyos motivos son variados: la crisis económica, los problemas en la estructura del estado (voluntad independentista en algunos territorios, críticas a la Corona), la hostilidad aparentemente generalizada hacia los políticos y los partidos. Todo ello ha causado un, a lo que parece, generalizado estado de ánimo constituido por el malhumor, la desconfianza, el pesimismo, la intolerancia y una tentación larvada de actitudes radicales. Pero, sobre todo, diría yo, el elemento central de ese estado de ánimo es el que no se vislumbre nada que pueda emocionar, de alumbrar el camino hacia el futuro, ni en lo económico, ni en lo político.
Algunos elementos de ese combinado no son nuevos: la desconfianza y hostilidad hacia los políticos es la ganga inevitable de la democracia. Lo que ocurre ahora es que estamos en uno de los momentos en que esos elementos de difidencia alcanzan la altura de las mareas equinocciales, por la conjunción de muchos factores. Algunos de los parámetros que forman ese estado de opinión son objetivos y autónomos, como la crisis económica o los casos reiterados de sospecha o evidencia de estafa o robo por parte de políticos y personajes públicos. Pero no hay que olvidar que otros son inventados —no hay relación alguna de causa a efecto, por ejemplo, entre nuestra escasamente competitiva economía y las cuentas del señor Bárcenas o los ERES de Andalucía— o que vienen hinchados por razones de otro tipo. Entre estas, quiero señalar tres: la crisis de los medios de comunicación y la proliferación de tertulias, que hacen que, en general, un hecho nimio deba ser presentado como terrible, una apariencia como una evidencia; la existencia de un grupo de voluntades —institucionales e individuales— que ganan con que todo vaya peor o esperan ganar con un colapso institucional generalizado; las tramas que parten de la concupiscencia personal o la venganza, donde tal vez, y a propósito de algunas noticias de actualidad, debamos a incluir a doña Esperanza Aguirre o a Baltasar Garzón.
La noche anterior a la comparecencia de Rajoy tras su comité ejecutivo (el 2 de febrero), una persona de derecha tibia me preguntaba si el Presidente convencería con lo que dijese. Mi respuesta fue contundente: no convencería en ningún caso, dijese lo que dijese y mostrase lo que mostrase. La razón, le expuse, la falta de crédito de los políticos, especialmente si son de derechas. «Aun si Rajoy se declarase culpable y ladrón, no se le creería: la opinión pública pensaría que, puesto que confesaba siete, robaría diez, e, incluso, sería posible que ocultase delitos más graves».
El lector, avisado como es, ya habrá, a través del párrafo anterior, rememorado algunos datos de la realidad: que si fuese de izquierdas una parte importante de sus votantes habrían sostenido su crédito contra viento y marea; que un sector notable de los votantes de derechas tienen, como ha sido siempre, más desapego hacia los suyos, se sienten menos comprometidos con su iglesia. Y un dato fundamental que corresponde a la estructura emocional básica del ser humano: nadie va a quedar como tonto (ante sí, en primer lugar) diciendo que confía en un político, desconfiar de él lo hace aparecer a uno como «listo» y como «honrado». Quiero decir con ello que el valor de las encuestas en que se pregunta por valores o juicios de valor es muy escaso, puesto que el encuestado tiende a decir aquello que cree que está bien visto decir.
En traducción quiere esto significar que muchos de los que ahora reniegan de Rajoy y del PP y los volverán a votar, incluso aunque no mejorase en exceso la economía. Otro tanto ocurre con la difidencia que las encuestas parecen traducir hacia PP y PSOE. Que nadie se haga ilusiones (o desilusiones): cuando llegue el momento, y pese a todo y aunque nunca es descartable la emergencia de un fenómeno populista coyuntural, volverán a tener niveles de voto aproximados a los de siempre. Lo que ahora expresa el encuestado es su malhumor, su desorientación, pero, especialmente, la buena opinión que de sí mismo tiene.
En artículos de opinión y en los chigres etéreos, además de cultivarse por algunos el sansonismo, se viene proponiendo un puñado de recetas para superar la actual crisis. Algunas de esas propuestas traducen enfermedad, odio e ignorancia, y, en el fondo vienen a afirmar que no quieren políticos ni partidos políticos, y puesto que la política es la vida misma, lo que quieren expresar, en el fondo, es que no quieren democracia. Algunas otras, como la mayoría de las que proponen modificaciones de la ley electoral, o son inútiles en la práctica o tienden todas, al final y en sus efectos prácticos, a acentuar los peores aspectos de nuestro sistema representativo: disminuir la pluralidad, hacer inviable para la mayoría de la población con capacidades la presencia en cargos públicos. ¿Por qué será, por cierto, que nunca he oído a nadie, absolutamente a nadie, hablar de limitar el suelo de la ley electoral, suelo que perjudica gravemente el pluralismo? Pero de todo esto trataremos otro día.
Algunos auspician la reforma de la Constitución. Dejando aparte el discurso federalista que el PSOE nos viene endilgando desde el año 2003, y que no se sabe lo que dice, aunque, en parte, nos haya traído hasta el lío territorial actual, existen propuestas variadas. Unas plantean modificar la estructura territorial o institucional del Estado, otras las normas generales de representación política, algunas pretenden abrir el debate sobre la III República, aquellas permitir la independencia de los territorios, estas solo la prelación en la sucesión del Reino… Permítaseme decir que sería una auténtica locura abrir cualquier proceso sin un acuerdo cerrado entre PP y PSOE, y un acuerdo, además, con una fuerte voluntad política que resistiese las tensiones de las propuestas tendentes a revisar multitud de cuestiones. En el PSOE ello es en estos momentos imposible, pues perdería mucho, tanto en los desgarros internos como en el voto por su izquierda. Para el PP algunas cuestiones no pueden ser planteadas sin arriesgarse a la aparición de un partido más a su derecha y de emblema nacionalista.
Terminaré recordando que estos momentos de afecto álgido hacia la política ya se han dado en España. «El desencanto» fue el vocablo con que designó el desafecto surgido hacia la política tras los momentos entusiásticos de la restauración democrática, al ver que los políticos no eran capaces de solucionar los concretos problemas económicos y de paro de los ciudadanos. Y recordaré una anécdota que se me ha transmitido: II República, pocos meses después de su proclamación. Madres y esposas en la tienda, apuntando al fiado en la libreta, como antes; con sus maridos sin trabajo, como antes. «¿Y para esto hemos echado al Rey? ¿No nos habían dicho que echando al Rey todo se solucionaba?».
Y es que es relativamente fácil conmover a las gentes con palabras, y aun hacer revoluciones con ellas. Pero es más difícil hacer aparecer patatas y empleos con solo las palabras.
Álamos soberbios espíos (IV)
El 29/01/13, la semeya.
Son del parador nacional El Molín Vieyu, de Xixón. Guarden la puerta como dos Busgosos.
¡Impresionantes y prestosos!
La recuperación económica, ¿pronto?
Yá-yos conté en dalgunes ocasiones fai poco qu'hai dellos signos qu'anuncien una recuperación más rápida de lo que pensamos.
Nesi sentíu, póngo-yos equí l'enllace a un artículu de Juan Carlos Barba n'El Confidencial, "España se engancha a la recuperación económica mundial".
L'únicu problema ye que l'autor estima que, sobre la marcha propia la economía, van ser necesaries una serie de reformes perfonderes de l'articulación y la representación política. Si esti parámetru ye necesariu, según estima l'autor, nun sé si podremos contar con ello. Pero val más que lo vean vustedes:
El Meruca y el carbón d'Hunosa
El Meruca fue un lladruepu mui conocíu de principios del XX. Entraba y salía a cada poco de la cárcel. Y yera inxeniosu: una vez pescárenlu con centenares de metros de calabrote de barcu: dixo que se-y engancharen nun terrafín.
¿Eso son disculpes, y non otres!
El general Prim fue estrangulado y suplantado por sus asesinos
Dempués de dellos meses d'investigación sobre la momia de Prim, los investigadores creen que queda demostrao qu'a Prim estrangulárenlu porque nun quedara "bien muertu" dempués de los tiros que-y dieren nel atentáu de la calle d'El Turco (esto ye, sería too el frutu d'una conxura dende dientro).
En fin, esperemos que l'estudiu sea menos escuru que la capacidá d'espresión de los investigadores, porque esi "suplantado" que se repite en dellos medios, en fin, que nun vengan los de PISA a medi-yos la capacidá d'espresión.
Póngo-yos equí un enllace:
Álamos soberbios espíos (III)
El 29/01/13, la semeya.
Son del parador nacional El Molín Vieyu, de Xixón. Guarden la puerta como dos Busgosos.
¡Impresionantes y prestosos!
DIAL CANCIÓN ASTURIANA
Tal vez sean ustedes amantes de ese patrimonio nacional
—compartido parcialmente con otros territorios— que es nuestra canción
tradicional. Acaso ustedes se emocionen con el pathos que entraña el dolor
individual y social de «A La Pipiona, madre, a La Pipiona»; o con la señardá
que entrañan las voces que van dejando su hogar o su pareja, como en el «Adiós,
pueblín de Col.lanzu»; tal vez, con ese inmenso dolor de la soledad del hombre
en el mundo que es «L’aire apagóme la vela»; posiblemente se estremezcan con el
fracaso amoroso que se encierra en el «Anda, señálame un sitiu». O, por un
decir, admiran la renovación estilística, temática y actuacional
que suponen las jóvenes Anabel Santiago o Marisa Valle Roso. Pero la canción
patria puede servir también de dial para buscar en la realidad.
Anabel Santiago |
Empecemos por el señor Bárcenas y otros presumibles
presuntos del PP, no por ser los más, sino simplemente por someternos al
precepto evangélico de que los últimos serán los primeros. Pues bien, he aquí
dónde se para la aguja: «Da-y la vuelta, Pepe, / da-y la vuelta, / que quiero
ver el forro de tu chaqueta». Aunque bien pensado, por qué citar solo a unos y
solo a los políticos y al PP. Ampliemos el campo de visión a los demás que
están en el estrado en este momento, a PSOE, a Convergencia, a Unió y a tantos
«responsables» de las cajas y bancos. ¿En
qué estación se detiene ahora la aguja? En aquello que se podría decir sobre
las rotundas protestas de honradez de unos y otros: «Dices que no la quieres /
y has de quererla, / has de enturbiar el agua / y has de beberla». Y de tantos
de ellos, y de los propios partidos, podríamos decir, de manera alegórica,
aquello de «La ca, la ca, la ca / la casa del señor cura / nunca, nunca, nunca,
/ nunca la vi como ahora: / venta, venta, venta, / ventana sobre ventana, / y
el corre, corre, / y el corredor a la moda». Y, sobre su presunción de
inocencia moral y de entrega a la colectividad: «Al saltar la portiella, / vite
los baxos: / creí qu’eren puntielles, / yeren pendaxos». ¿Pero habrá muchos
votantes que, con propósito de la enmienda, digan: «De noche m’enamoré, / fue
la luna y m’engañó: / otra vez que m’enamore / será de día y con sol»? Hagan
apuestas.
Obdulia Álvarez, La Busdonga |
Giremos hacia la derecha la aguja. Nos hemos detenido en
los seis millones de parados. Y en tantos que trabajan por poco más que el pan:
«Les oveyes son blanques / y el prau ye verde. / El galán que les cuida /
muerre de sede». O en el futuro oscuro de la minería en León y Asturies, para
poner al alto la lleva el «Los mineros del Fondón / todos gastamos boína / con
un lletreru que diz / «Too nos sal de la mina». O, por gritar ánimo, aquel
«¡Viva la xente minera / de Llaviana a Carbayín! / ¡Pumarabule y Candín, / Saús
y La Mosquitera!».
Pero dejemos la coyuntura, situémonos en el centro de la
escala. Relaciones humanas, afecto, sexo, amor, codicia. ¿Cómo lo diría mejor
una examante a quien su pareja quiere retener contra su voluntad que con el «Por
una triste peineta / que me diste para el pelo / me quieres tener sujeta / como
el anillo en el dedo»? Y de qué otra forma echaríamos en cara a alguien su
infidelidad o su desafecto que con «Demoniu del moliñeru, / ¿tu qué-y ficiste /
a aquella probe moza, / que está tan triste?» Y, ahora sí, otra vez, volvemos a
la actualidad. Es posible que nos queramos burlar de esos hombres provectos a
los que —sin señalar, pero los tienen ustedes a decenas en las crónicas de
sociedad— se arriman las jóvenes despampanantes por su dinero: «Don Antonio
está malo, / ¿qué le daremos? / Agua de caracoles, / que críe cuernos». Pero,
¿por qué no han de ser ellas el objeto de nuestra burla? : «Yo caséme con un
vieyu / por comer bon xocolate, / y a la mañana va y dizme: “el morenillu
(molinillo) non bate”».
Marisa Valle Roso |
Es tal vez la hora de volver a la coyuntura, a la tropa de
presuntos y encausados de todos los pelajes, colores y palmas. Velahí, con un
par de morcillas (sería más apropiado otro género de «carne en calceta»):
«Axuntábense, axuntábense, / con un garabatu / y al pie d’un tonel. / Mozos mui
gayasperos, / que, amás de “coyer”, / cantaben, baillaben y axuntábense». Ante
lo que podría entonar la ciudadanía: «Dicen que los pastores / vieron a Cristo,
/ pero lo que hay ahora / nunca se ha visto».
Seamos, con todo, optimistas, confiemos en nosotros mismos,
en la gente, en el país: «Señor San Pedro, / nu hai patria como la mía. / Señor
San Pedro, / tengo un palu d’avellanu: / mientres que dure nun hai mieu. /
Mientres que dure un hai mieu, / que si’l d’avellanu ruempe / tengo ún d’acebu
nuevu».
Álamos soberbios espíos (II)
El 29/01/13, la semeya.
Son del parador nacional El Molín Vieyu, de Xixón. Guarden la puerta como dos Busgosos.
¡Impresionantes y prestosos!
PONGO EQUÍ ESTI ARTÍCULU QUE, SOBRE LA MIO POESÍA, ASOLEYÓ ANTÓN GARCÍA NEL SUPLEMENTU DE CULTURA DE LA NUEVA ESPAÑA DEL 05/02/13.
Xuan Xosé Sánchez Vicente, poeta
L'autor más importante del primer Surdimientu, y al que nada-y ye ayeno, lleva publicaos cinco llibros de poesía nos últimos trenta años
Antón GARCÍA L'autor más importante del primer Surdimientu ye Xuan Xosé Sánchez Vicente (Xixón, 1949), fundador de Conceyu Bable, de l'Academia de la Llingua o del Partíu Asturianista, tres exes esenciales del asturianismu nos años setenta, ochenta y noventa del pasáu sieglu XX. Ye autor de cuatro diccionarios indispensables, de miles de páxines d'ensayu políticu, lliterariu o llingüísticu, ente les que podemos destacar el llibru «Les producciones clasiscistes d'Antón de Marirreguera» (2004), un estudiu lúcidu y eruditu sobre la obra del nuesu primer escritor. Tamién ye un críticu atentu y arrogante d'esta lliteratura, al que debemos les primeres reediciones de los clásicos («Esvilla de poesíes na llingua asturiana», 1979, modernización de l'antoloxía de Caveda de 1839), los primeros estudios sobre les nueses lletres dende dientro d'elles y una guía esencial p'averase a esta lliteratura, «Crónica del Surdimientu (1975-1990)», publicada en 1991 y que pide una actualización que traiga hasta los nuesos díes el repás de lo fecho.
L'inmensu trabayu que vien desendolcando en favor de la recuperación cultural d'Asturies ye prácticamente inabarcable, y quiciabes por eso nun ye raro que se pase de dides pela so contribución, como si'l so llabor perteneciera a un universu creativu paralelu al propiamente asturianu. Na obra lliteraria de Sánchez Vicente topamos cuentos, noveles n'asturianu y español y varies obres de teatru... Sicasí, ye la so faceta d'escritor de poesía la que destaca especialmente, porque tamos delantre d'un autor intelixente, de sólida formación clasicista, discursivu, metalliterariu y sobre manera innovador. La so poesía empieza a publicase en 1980 («Camín de señardaes») con una propuesta que nun va tener ente nós antecedentes nin consecuentes. A partir d'entós la so obra crez como si se tratara d'una islla desaverada d'esi conxuntu que llamamos lliteratura asturiana, que tampoco ye nin tan zárzanu nin tan variáu como pa permitise prescindir d'un autor mayor.
Son cinco los llibros de poesía que lleva publicaos Sánchez Vicente a lo llargo de casi trenta años: «Camín de señardaes (Antoloxía poética, 1974-1979)», 1980; «Poemes de Xixón», 1981; «De reidores costes», 1988; «...Y de llastientes picos», 1999, y «As de corazon/es/y/es», 2001. Cuando publica'l primer llibru tien trenta años y la so voz poética ta formada y madura. Los estremaos caminos qu'alcontramos naquel llibru son, en gran midida, pelos que va caminar la so obra posterior: poesía social, amorosa, de la naturaleza y la de referente lliterariu. Sánchez Vicente ye un poeta al que nada-y ye ayeno, nin temática nin formalmente, atentu a la forma del poema y a la manera na que s'agrupa en secciones nos llibros, a vegaes acarretando textos d'una entrega pa otra si considera que dalgunos yá publicaos cuadren meyor al par de les propuestes nueves.
Na so obra poética topamos sonetos y otres formes clásiques xunto a tiraes llargues de versu llibre, alcontramos poemes de tipu popular, cásique cantarinos, xunto a recreaciones erudites que xueguen a recuperar fragmentos clásicos perdíos. Con «Poemes de Xixón» afonda na construcción d'una poética civil y urbana a través d'imáxenes novedoses y riques, radicales en tanto que falen d'un mundu, el de la ciudá, que llevaba munchos años alloñáu de la escritura nesta llingua, anque tamién andulia brevemente peles zones rurales del conceyu.
«De reidores costes» ye'l llibru que marca'l puntu más altu d'inflexión llingüística (onde la creatividá léxica de Sánchez Vicente rescampla más notablemente, non siempre nel camín más aparente), pero ye tamién un llibru mayor, enormemente imaxinativu y orixinal, nel que les distintes voces del autor suenen plenamente, hasta construir una obra experimental y inconformista na que predomina'l versu llargu y envolvente y la construcción d'una épica social (Asturies siempre como fondu) y d'una lírica personal.
Na obra de 1999 «...Y de llastientes picos», que completa la xera entamada nel anterior, sigue ofreciendo recreaciones populares al par d'erudites reflexiones metafísiques. Hai una novedá nesti llibru que paga la pena destacar sobre l'interesante conxuntu, «Les cinco alfayes de política moral», na parte final, onde l'humor y la crítica social cargada d'ironía llogren eses xoyes poétiques qu'anunciaba'l títulu, poniendo en relación de manera sorprendente y divertida al Goethe morrebundu col paisanu de Ponga que se dispón a catar, o a Acebal y a Ánxel de la Moría con Heráclitu y l'agua contaminao de los ríos d'Asturies.
«As de corazon/es/y/es,» del 2001, última entrega poética de Sánchez Vicente, ye un llibru de cuarenta y tres poemes que fain por reinventar tou un pasáu lliterariu pa la nuesa llingua, al tiempu que se proxecta pa contra'l futuru. Empieza xugando yá dende'l títulu, un caligrama en forma de corazón que pue lleese de distintes maneres: «yes as de corazones», «y ases de corazones», «as de corazón es yes»... en fin, lo que se-y ocurra al llector. Con él, Sánchez Vicente conforma un volume heteroxeneu: romances históricos a la (re)conquista d'Almería, al nacimientu del reinu asturianu, poemes d'inspiración barroca, a la manera d'Antón de Marirreguera o de Góngora; poesía realista que podía tar escrita nel sieglu diecinueve, caligrames al estilu de les primeres vanguardies, recreaciones cultes de la poesía popular, al estilu de la poesía negrista antillana, pero cambiando los «sóngoro cosongo» por repeticiones fóniques asturianes: «carbayu de la carba, de la carba qu'escarba...» o «carbayu caramiellu/ carbayu caballeru». Nun falten les onomatopeyes, pero tampoco les xitanxáfores: «Sega, sega, sega/ Segadorí/ Ri, ri./ Segadorí». Ye tal la bayura d'estilos, formes, xuegos, cites... d'esta poesía culturalista y rica que nos aparra y cásique nun nos dexa ver l'extraordinariu esfuerzu creativu d'un poeta en plena madurez, al que siempre-y gustó innovar y el xuegu lliterariu.
Sánchez Vicente, que lleva más d'una década ensin publicar poesía, ye un autor nel que nun hai una única voz lliteraria, sinón munches. Como cada llector acarreta con él les sos propies querencies, tienen pa min un interés mayor les dos que conformen el carrastiellu de la so obra, dende los primeros textos a los últimos: la voz social, por esa mirada qu'echa en versu llibre a la cultura urbana, a la sociedá industrial en decadencia, sabiendo retratar mui bien los veros sueltos del estáu del bienestar, la marxinalidá, la vida de los más desfavorecíos... Y d'otru llau, la que yo llamaría poesía d'altu aliendu, la qu'escribe dende l'arte mayor, con rigor métricu y fondura, describiendo les impresiones que produz nel yo poéticu la mirada qu'echa a la naturaleza o a los obxetos cotidianos, onde ocupa una parte fundamental la so poesía amorosa, de la que topamos exemplos soberbios en tolos sos llibros.
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