LOS DERECHOS DE LOS DERECHOS
En Asturies han arrancado la
campaña los cabezaleros de PP y Vox, Casado y Abascal. Pelayo y la Reconquista
han aparecido de formas distintas. En el PP, días antes, mediante una ofrenda
floral de la candidata Paloma Gázquez a Pelayo en Covadonga. Los de Abascal, de
forma más explícita y altisonante: tras Blas de Lezo en Madrid, Covadonga,
Pelayo y la Reconquista. Y aprovechando estos aires, el candidato autonómico
del PSOE, Adrián Barbón ha manifestado que a él
“lo que le preocupa es la reconquista de los derechos: paro, pensiones,
salario mínimo, parados de larga duración, mujeres…”
En realidad, don Adrián no ha
hecho más que enumerar el catálogo de propuestas de todos los partidos
políticos, las comunes. Los partidos de la derecha añaden a ello, una rebaja de
diversos impuestos (IRPF, sucesiones y donaciones, IBI, gravámenes a las
empresas…). Los de la izquierda, una subida, de esos y otros: bancos, transacciones
bancarias, empresas, “ricos en general”.
En realidad, todas esas ofertas de “regalos”, de derechos, que
proponen unos y otros no son más que embelecos, cebos con que se pretende
llevar a sus votantes a los apostales del voto en que se los espera. En primer
lugar, porque las cuentas en los programas electorales son inexistentes o están
hechas a ojo de buen cubero, o, mejor, de buen engatusador. En segundo lugar,
porque es imposible, al mismo tiempo, recaudar menos y ofrecer más, como hacen
los de derechas; o quitar más o dar más donde no hay, sin que eso tenga
consecuencias negativas en el empleo y en una mayor pobreza, presente o futura.
La situación económica y de gasto
es de sobra conocida: en las cuentas públicas, insuficiencia altísima en la
recaudación para las pensiones, peor panorama de estas para el futuro;
encarecimiento progresivo de la sanidad, presión impositiva alta y creciente
sobre las rentas medias y las empresas; en la economía productiva, alto paro
–con el gasto subsiguiente-, salarios bajos, limitada productividad, escasa
innovación, ralentización de la economía mundial, limitación de las
exportaciones, pequeño tamaño de nuestras empresas. En resumen, problemas en la
recaudación, en el gasto, y, sobre todo, en la creación de riqueza.
Por eso, todo cuanto se prometa
en materia de mayor gasto social o individual, de mayores retribuciones
calificándolas de “dignas”, lo que se afirme de garantizar la seguridad de las pensiones mediante su
escritura en la Constitución un puro flatus
vocis, puro camelo y palabrería, si la economía no funciona y las cuentas no
tienden al equilibrio. Porque los derechos que consisten en devengos sólo
pueden constituirse en tales, ser efectivos, si hay riqueza para ello. De donde
no hay, no se puede sacar. Aunque es posible vociferar y engañar.
Claro que también se puede
sospechar que algunos, más que querer engañar, creen, como los que creen en la
magia, como los niños, que las palabras pueden procrear la realidad.
De modo que así están los
derechos: esperando por sus derechos para serlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario