Al este del cabu Peñes: norabones y displaceres

(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU AL ESTE DEL CABU PEÑES: NORABONES Y DISPLACERES Felicitación efusiva a quienes han llevado a cabo, con gran éxito de público, el XXXII Salón del Teatro Costumbrista, en Candás, del 17 al 28 de agosto. Al director, Alain Fernández, y su equipo, a los grupos todos, que han repetido presencia en su mayoría y que han ofrecido nada menos que ocho estrenos y otras novedades, gracies y norabona. Uno se felicita aquí tanto por la persistencia del Salón como por la continuidad e innovación de los grupos que, año tras año, siguen con su trabajo entusiasmando al público. Por cierto, alguna de las compañías, como la Asturiana de Comedias, ha repetido actuación y éxito, pocos días después, en el Xovellanos xixonés. Y, a propósito, un bien merecido elogio a Gonzalo Bengoa, puntual y preciso cronista de cada sesión aquí, en el patrocinador del concurso, LA NUEVA ESPAÑA. Un poco más hacia Peñes, otro éxito, el de Aurum, la agrupación femenina del coro lluanquín El León de Oro, y su directora, Elena Rosso, que han conseguido tres galardones en la Toscana, en el Concurso Polifónico Internacional Guido d’Arezzo. Lo que no merece sino reproches es la situación de Perlora, completamente abandonada por su propietario, el Gobiernu, que es un verdadero muestrario de dejadez y cochambre, y, que pese a todo, mantiene su tirón. Aunque está cerrada, hasta 2.500 vehículos se contabilizan algunos fines de semana, y, naturalmente, muchos más usuarios. Perlora parece sufrir alguna maldición especial, seguramente, en parte, por su pasado “franquista” (al igual que La Laboral, aún hoy, sigue teniendo ese estigma para muchos “progres”). Acaso, por haberse desencadenado allí la ruptura del PCE que propició la salida de Areces y otros conmilitones y su posterior ascenso a más altos empeños. Tal vez, desde que hubo allí un episodio nunca aclarado de unos cursillistas chinos. El caso es que ni los carreñenses ni los asturianos merecen tal despilfarro y tanto abandono. ¡Responsabilidad!

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