Chaves, Portugal

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Chaves, Portugal, el 31/07/13.


Siria y el mundo

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¿Por qué Inglaterra no apoya el ataque a Siria y sí apoyó el ataque a Irak? Porque ahora en el Reino Unido gobierna la derecha y antes gobernaba la izquierda.
¿Por qué en Francia apoyan ahora el ataque a Siria y no lo hicieron contra Saddam Hussein? Porque ahora en Francia gobierna la izquierda y antes gobernaba la derecha?
¿Por qué EEUU ataca ahora a Siria como antes atacó a Irak? Porque tanto Obama como Bush son estadounidenses.
Así de sencillo, así de contradictorio, así de coherente.
¿Y por qué la opinión pública occidental se excita tanto con unos muertos y tan poco con otros? ¡Ah! Eso, ya, para otro día. Ustedes, si quieren, pueden ir respondiéndoselo.

Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (LXIX)

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Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu asturianu-castellanu. Les novedaes, en gris. Nesta addenda asoleyo palabres de lletres yá publicaes anteriores a la C. Esta serie d’arreyos va hasta agora nel so desendolcu ordinariu (xebraes les addenda) pol númeru LXV, en chata.



bastiar2, dial. V. fastiar.
bederre, adj. Cruel, que se complace en el mal de los demás. || 2. Insufrible, riguroso, violento. || 3. Dícese de la persona de mal genio.
boroñera, f. Determinado tipo de navaja, usada especialmente para partir la boroña y el pan.
bizcuecha, f. Pan de maíz o boroña muy delgada y llana, más que las ordinarias, que se cuece en el horno y sirve de regalo para comer.
bizcuecheru, ra, m.y f.  Persona que hace bizcochos.
buxarda, f.  Martillo de dos bocas cuadradas cubiertas de dientes, usado en cantería.
cacarexar, v. intr. Cacarear, dar voces repetidas el gallo o gallina. || 2. Alborotar, armar bulla. || 3. Amenazar sin cumplir la amenaza. || 4. Jactarse. || 5. tr. Divulgar, publicar una cosa.
caravana, f. Hilera grande de medios de transporte que se forma cuando viajan muchos o cuando tiene lugar un atasco. || 2. Vehículo sin motor que se remolca y que está preparado como casa. || 3. En A Veiga y otros concejos del occidente, nordeste fuerte que sopla con tiempo seco y nublado.
carcaval, m. Cauce que el agua de lluvia abre en los terrenos pendientes erosionándolos. || 2. Persona o animal viejo y decrépito.
carrendera, f. Carrera.  ||  A carrenderes, a todo correr, a la carrera.
castaña, f. Castaña. || 2. fam. Órgano sexual femenino. || 3. Borrachera. || 4. Golpe que se efectúa o que se recibe. || 5. Tablilla que va en sentido transversal a las esloras. || A castaña, peinarse con las puntas de la coleta recogidas. || A toa castaña, muy rápido. || Aire les castañes, aire otoñal y caliente procedente del sur. || Asar castañes, tener buenas relaciones con alguien. || Caldu de castañes, cocido realizado con castañas. || Castaña balduna, castaña grande y de piel roja, de gran calidad. || Castaña carreña, castaña pequeña y de piel menos oscura que la pelona. || Castaña común, castaña pequeña y de mala calidad.  ||  Castaña corbata, dícese de la castaña cocida con su cáscara. || Castaña de chicolate, libra de chocolate. || Castaña de Francia,  patata encarnadae.  || Castaña de paré, variedad de buena calidad. ||  Castaña en corteyu, dícese de la castaña cocida con su cáscara. || Castaña ferrona, variedad de buena calidad. || Castaña fornera, variedad muy abundante, de color rubio oscuro y no muy fina, plana por una parte y curva por la otra. || Castaña forniega, id. |  Castaña mayuca, dícese de la castaña que se ha dejado secar sin piel y se come dura. || Castaña mestralga, variedad temprana y sabrosa. || Castaña pelona, variedad más negra que la balduna y de inferior calidad. || Castaña reventona, castaña de gran tamaño, pero incomestible. || Castaña xidra, variedad poco abundante, grande y temprana. || Castaña miana, castaña sin la cáscara externa, pero con el mianu. || Castaña d’indies, batata. ||  Castaña pulguina, dícese de la castaña cocida sin cáscara. || Mes de les castañes, mes de octubre. || Nun estallar mala castaña en boca, úsase para expresar que alguien pide o desea más de lo que le es factible o posible. || Nun estallar una castaña na boca, úsase para expresar que alguien pide o desea más de lo que le es factible o posible. || Paecese como un güevu a una castaña, no tener semejanza entre sí algunas cosas o personas. || Sacar les castañes del fueu, solucionar o ayudar a solucionar un problema a alguien. || Sacudir bien les castañes, fam. Hacer algo con mucho interés o con mucha rapidez.

Esgayada, amiyada y ablucada...

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...la ñisal, pero sigue rindiendo los sos frutos.

En La Cruz, Güerres, el 16/08/13.


Ilesia del castiellu Monterréi

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Monterréi, Verín, el 30/07/13.


Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (LXVIII) (addenda)

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Sigo colos arreyos y modificaciones al mio Diccionariu asturianu-castellanu. Les novedaes, en gris. Nesta addenda asoleyo palabres de lletres yá publicaes anteriores a la C. Esta serie d’arreyos va hasta agora nel so desendolcu ordinariu (xebraes les addenda) pol númeru LXV, en chata.

acabalgáu, ada, ao, p.p. de acabalgar. || 2. adj. Estevado, que tiene las piernas  arqueadas, separándose entre sí a la altura de las rodillas y volviendo a juntarse en los tobillos.
arruchar, v. tr. Arruinar, dejar sin dinero. || 2. intr. Arruinarse, quedar sin dinero.
arruche, dial. V. arruches.
arruches, adv. m. Sin dinero, sin blanca. || 2. Sin nada de una cosa.
arrudar, v. intr. Bramar el ganado a causa del miedo y justo antes de embestir. || 2. Bramar el ganado con desesperación o irritación por otras razones.
arruelu, m. Entretenimiento, cosa que sirve para entretener. || 2. Distracción, diversión del ánimo. || 3. Travesura. || 4. Barullo, jolgorio. || 5. Mimo, atención. || 6. Relato, narración oral. || 7. Reunión de jóvenes. || 8. Lugar señalado para la diversión de las gentes. || 9. Dilación, demora, espacio que tarde en realizarse una cosa.
atanar, v. intr. Hambrear, pasar hambre. || 2. Estar muerto de sed. || 3. Desmejorar por dejar de comer.

atanáu, ada, ao, p. p. de atanar. || 2. adj. Hambriento, muerto de hambre o de sed. || 3. Dícese de la castaña pasada de sazón y que, sin estar podrida, tiene mal sabor.

Herballuisa floriada

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Acaba de volver a char fueyes, a finales de la primavera, y agora, de floriar. El 22/07/13, en La Miñota, Morís, Güerres.




Arreyos al Diccionariu asturianu-castellanu (LXVII) (addenda)

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amortingáu, ada, ao, p. p. de amortingar. || 2. adj. Amortecido.
angulema, f. Bullanga, tumulto, reburdicio. || 2. plur. Zalamerías.
arbolariu, a, o, adj. Altivo, displicente. || 2. Necio, botarate. || 3. Veleidoso, voluble. || 4. Atrabiliario.
arellu, m. Ansia, anhelo, deseo vehemente. || 2. Apego, afán o inclinación hacia algo. || 3. Adorno, lo que se pone para hermosear personas o cosas. 
arralláu, ada, ao, p. p. de arrallar. || 2. adj. Tacaño. || 3. Que se peina con el pelo tirante. || 4. Repugnante, dícese de quien aborrece muchas comidas o es muy antojadizo en el comer.
arreflundiar, v. tr. Lanzar, arrojar con fuerza. || 2. Asestar un golpe o una puñalada de forma repentina. || 3. Rechazar algo que no agrada de modo no muy educado. || 4. prnl. Irritarse, encorajinarse.
arreflundir, v. tr. Lanzar, arrojar con fuerza. || 2. Asestar un golpe o una puñalada de forma repentina. || 3. Rechazar algo que no agrada de modo no muy educado. || 4. prnl. Irritarse, encorajinarse.
arrefundiar, v. tr. Lanzar, arrojar con fuerza. || 2. Asestar un golpe o una puñalada de forma repentina. || 3. Rechazar algo que no agrada de modo no muy educado. || 4. prnl. Irritarse, encorajinarse.
arrefundir, v. tr. Lanzar, arrojar con fuerza. || 2. Asestar un golpe o una puñalada de forma repentina. || 3. Rechazar algo que no agrada de modo no muy educado. || 4. prnl. Irritarse, encorajinarse.


Arcu la vieya completu

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El 27/07/13, segundos dempués d'abocanar el bastiazu. En Güerres.


Adelfa

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Per Ourense vimos magnífiques acacies y adelfes. Una adelfa equí, nel parador de Verín, el 30/07/13.


Botellón, sidre, Areces y PSOE

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A propósitu del botellón, Xixón, Foro y Morillón. ¿Daquién s'alcuerda de que lo que primero ficieron Areces y el PSOE fue prohibir escanciar sidra en la calle (y vender oricios enfrente la Pescadería)?

Más memoria histórica, por favor.

Más viboreres

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Y el so guapu collor, el 22/07/13. En Colunga.

Probes, nun saben falar

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ESPAÑA Partido Popular

Floriano no prevé cambios "dramáticos" en el Gobierno


Titular de La Nueva. Nun quier decir "dramáticos", quier decir "drásticos". ¡Qué-y vamos facer!
Polo demás, "dramáticos" tampoco van ser: nun va quedar ningún con una pensión o paru d'ochocientos euros.

Ye verdá que nun son los únicos: hai munches pomaes y melecines que s'anuncien como d'efectos "dramáticos". ¡Como pa chales o pa tomalos!


HURGANDO HUESOS

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                De vez en cuando aparecen noticias que a uno le producen un sobresalto y una reflexión posterior. He aquí una, de este mismo mes: «La tumba de los familiares de la llamada «la Gioconda», Lisa Gherdini  (la modelo supuesta del cuadro), ha sido abierta hoy en Florencia para estudiar los restos del marido de la Mona Lisa y de sus hijos para realizar así una comparación genética mediante el examen del DNA». He aquí otra, de hace once meses: «Diseccionan la momia de Prim para saber realmente cómo murió».

                ¿Qué derecho nos asiste para abrir fosas y hurgar los huesos o la mojama de los muertos, sin más finalidad que nuestra propia curiosidad? Es cierto que tenemos el brutal y pragmático derecho de que nosotros somos los vivos y ellos son los muertos, pero fuera de eso, ¿qué gana el arte con saber quién era realmente la modelo de Leonardo? ¿Acaso el dato nos añadiría algún matiz sobre la pincelada o el color? Ninguno. Del mismo modo, nada aporta el saber si, tras ser tiroteado, el general murió por un fallo cardiaco, por una infección generalizada o, como se fantasea, por haber sido estrangulado. Es la curiosidad malsana de la sociedad contemporánea, esa que se enmascara en la logomaquia engañadora y vacía del «derecho a saber» para atropellar muchas veces derechos, junto con la soberbia o hybris de creernos superiores a todas las generaciones anteriores, lo que nos arroja a ello y nos permite cualquier atropello. Eso y, naturalmente, el de que de todas esas indagaciones de huroneo más o menos científico, convenientemente aireadas en los medios, siempre sale alguna ventaja de dinero o fama para los fisgones.
                En otros casos, el motivo del desentierro no tiene manto alguno de disimulo. Se trata del afán de hipotéticos descendientes de un muerto rico de llevarse un pedazo de su herencia. Así, por ejemplo, en estos últimos dos años han sido desenterrados Juan March y Alberto Koplowitz. Aquí las preguntas son otras: ¿qué autoriza al Estado a dar parte de una herencia a un presunto heredero que no quiso reconocer como tal el teórico progenitor? ¿En virtud de qué se obliga a un muerto (la autopsia —«el muerto se ve a sí mismo»— es quizás la palabra más irónica de cuantas ha inventado el lenguaje científico) a realizar ya descompuesto lo que en vida no quiso hacer? Pues solo se me ocurre que porque la ley lleva hasta el extremo el principio por el que el Estado se toma la potestad de intervenir para regular las relaciones de pareja: a fin de asegurar la continuidad de la polis, del estado, de la nación. Pero si es así, ¿cómo congeniar ese principio con el más reciente de intervenir para dar estatus legal a las relaciones de parejas que, en principio, no pueden tener hijos? ¿O es que en estos casos lo que tutela el estado es el afecto (o amor) y el sexo? Porque si lo que el Estado ha de garantizar son estas dos afecciones o pasiones, amor y sexo, las inferencias nos llevan muy lejos. Pero no seré yo quien tire de ese rabo —con perdón—: háganlo ustedes.
                En otras ocasiones ha sido otra forma de hybris la que ha llevado a desenterrar huesos: la conjunción de inquina, absolutismo, majadería y fanatismo que llevaba a la Inquisición a exhumar los condenados para quemarlos después de su muerte, tal como ocurrió con la madre de Luis Vives, Blanca March (¡curioso, otro «March»!), fallecida en 1508 y quemada en 1529.
                La verdad es que algunas manipulaciones concretas, como las de las de las momias egipcias o las de los restos de los piloñeses sidronos, no provocan en mí idéntica prevención o repugnancia, tal voz por la distancia en el tiempo, acaso por mi lejanía de esos sujetos del pasado, tal vez por su presumible interés científico; pero, sin embargo, las sucesivas manipulaciones del hombre de Ötzi, el individuo que hace 5.300 años murió congelado y herido en un glaciar italiano, no dejan de suscitarme inquietud. Y es que no hace falta creer en ninguna trascendencia para, en cualquier caso, construir una capa de sacralidad sobre los cuerpos de los muertos, que, como nosotros, son hombres, no despojos.
                Hay otra forma de tratar los cadáveres: emplearlos colectivamente como una prolongación de la historia y de la contienda ideológica. Así se han utilizado, entre nosotros,  en el pasado, así se utilizan en el presente. Porque en la actual usanza exhumatoria, junto con el justo deseo por parte de los familiares de dar digno reposo a sus muertos y, si acaso, concederles la honra que tuvieron los muertos de aquel otro también incivil bando, aletean otras cuestiones, al margen de la moda: el interés de algunos por construirse una identidad con esos cadáveres, la pasión de otros por alzar un imaginario vindicatorio a contra-historia para la batalla política (como se comprueba en el empeño, por ejemplo, en desenterrar a un individuo, Lorca, que sus familiares no quieren mover del sitio donde yace y reposa), e, incluso, las sórdidas miserias de las ventajas políticas, como, por ejemplo, el taimado intento de conseguir una pequeña baza electoral fraccionando contratos para llegar a tiempo de inaugurar alguna lápida conmemorativa de fosas comunes antes de las pasadas elecciones municipales y autonómicas.
                Vivimos de los escombros de los muertos: sobre el Xixón prerromano se construye el romano; sobre el Uviéu y el Xixón romanos se levantan los paleocristianos, más tarde los medievales; apoyándose en las cercas de esta época y aprovechando sus piedras, siguen las ciudades alimentándose hasta hoy y, tal vez, viviendo unos pocos de su memoria o del discurso de su memoria.
                Siempre ha sido así, pero nunca como hasta hoy han vivido tantos del humus de los muertos, nunca tanto se ha hurgado en los huesos de los muertos, jamás se ha tenido tan escaso respeto y pudor en su manipulación y aprovechamiento.

L'espoxigue les mazanes

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Les mazanes de solarina del mesmu árbol que vengo sacando de xemes en cuando esti añu, pa que puedan seguir la so evolución. El 23/07/13.


Arcos la vieya

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El 27/07/13, segundos dempués d'abocanar el bastiazu. En Güerres, tres el potru.

Viborera

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Y el so guapu collor, el 22/07/13. En Colunga.


Chaves, Portugal

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Chaves, Portugal, el 31/07/13.


Chaves, Portugal

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Chaves, Portugal, el 31/07/13.


N'homenaxe al collaciu y amigu Miguel Ramos Corrada: A propósitu del marirreguerianu chiflía

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Entiérrase güei l'amigu y collaciu Miguel Ramos Corrada, profesor de la UNED y director del so centru n'Asturies, estudiosu de Pin de Pría, director de la Historia de la lliteratura asturiana editada pola Academia, compañeru de carrera y de l'Academia, amigu. 
Nel so honor y memoria, y como apurrimán de sentimientu pa la so Marisa y la so familia, esti trabayu inéditu.



Chiflía, ´silvido`, diz el Vocabulario asturiano y castellano tomado de la viva voz del pueblo
Atopámonos otra vegada con otra forma única, de la que nun  hai más rexistru qu’el del testu d’Hero y Lleandro: «Do están los homes sin desasosiegos / y más qu’acá los grandes de Castía / comen y viven bien, y son viviegos, / y delguno yos gana na chiflía». El contestu de la frase, qu’apaez na introducción a la narración propiamente dicha, ye una descripción de la tierra onde va suceder la narración como un paraísu o tierra de Xauxa, onde too abonda y espoxiga ensin trabayu. Ehí ye onde se da esi estáu de felicidá y bienestar, que se describe na frase.
(Quiciabis, enantes d’escarabicar en «chiflía», pague la pena señalar que’l «viviegos» marirreguerianu ye tamién, en cuantes talu,  un hápax, y que, como davezu, da de la palabra la so significación/interpretación Antonio García Oliveros. A ello vamos dir más tarde.)
De «chiflía» tenemos únicamente dos definiciones/interpretaciones en el DGLA[1], les habituales d’AGO. Evidentemente, dambes busquen dar una «traducción» del testu nel contestu. La primera ye «Acción de beber mucho y presto», que vien motivada pol  «comen y beben bien»[2]; la otra, «Burla, escarnio público»[3] ye, al mesmu tiempo, una reinterpretación y una rectificación, equí la motivación nun ye semántica sinón filolóxica: Oliveros, entiende que «chiflía», debe tar relacionao con «chufla», ‘burlla` y con «rechifla», ‘burlla`. Agora bien, ¿qué sentíu puede tener el señalar qu’aquellos habitantes la Xauxa del Helespontu, además de comer y beber bien «chumen muncho»? ¿O que, enriba comer y beber bien, dedíquense a acorviar a la xente y a bilordiar d’ella? ¿Fadránlo dempués de fartase y tar amoñaos?
La interpretación semántica de «chiflía» como ‘acción de beber mucho y presto` tien, ensin embargo, dalgún sofitu más que’l puramente contestual. En primer llugar, el «chiflar» que González Posada recueye como ‘beber vino`[4] y el ‘beber mucho` que en Lleón recueye César Bardón[5]. Los dos, además, coinciden col «Beber mucho y con presteza vino o licores» del DRAE, del cualu, seguramente, desurde la primer definición d’Oliveros[6]. Pero, en tou casu, sigue estrañando que s’apondere de los habitantes d’esa Xauxa’l que sean los más chumadores del mundu.  
La segunda de les definiciones de García Oliveros, «Burla, escarnio público», tien que ver con toes eses metáfores que se desendolquen a partir de «chiflar» y «xiblar»: chifla, rechifla, chufla, que ye precisamente la primer acepción que pa «chiflar» tien en castellanu’l DRAE: «Mofar, hacer burla o escarnio en público» y que, otra vegada, afala posiblemente la escritura del naviegu Oliveros. Pero tampoco equí, según yá señaláremos enriba, l’encaxe semánticu nun parez mui afayaízu.
L’autor del Vocabulario asturiano y castellano… busca tamién una interpretación filolóxica y va al mui razonable étimu de «chiflar», «chiflu», ‘silbar`, ‘silbido`, y interpreta: «chiflía», ‘silvido` (silbido). Pero si l’etimu ye razonable no fonético, nun tien munchu xacíu no semántico. ¿Qué significa que xiblaben meyor que nadie les xentes del Helespontu? ¿Qué puntu de comparanza ye esi? ¿Hai dalgún datu antropolóxicu o hestóricu que, fuera del testu marirreguerianu, nos permita caltenelo?
Al mio parecer, «chiflía» hai qu’entendelo como una palabra creada por Marirreguera, sobre’l verbu «chiflar», pero, según lo veo, non sobre l’acepción «xiblar», nin sobre la de «soplar, chumar, beber munchu», nin menos enriba de la de «volvese llocu», sinón nun sentíu qu’enxertaría la idea de gayola que va lligada a la de «xiblar» y «tar allegre» (cuando se xibla). Esto ye, el xiblíu o chiflíu como muestra d’allegría y bon humor («chiflía»). «Bon humor», «allegría», «eutrapelia», quiciabis,  el castellanu «festividad», ‘agudeza, donaire en el modo decir` o el mui xeneral y vulgar «coña» o, tal vez, l’actual «folixa», ‘fiesta, xarana`[7].
Ún de los manuscritos de qu’agora disponemos del testu marirreguerianu, de los que nos dio noticia Xulio Viejo Fernández na so edición de 1997[8], concretamente’l que denoma BC, que se conservara na Biblioteca del Conde de Campumanes, danos «na chuflía», envede «na chiflía». Sea l’orixinal o non esa «chuflía», lo que quier decir ye que’l redactor o trescriptor del manuscritu entendió que’l sentíu del testu yera asemeyáu al que nós tamos proponiendo: «chuflía», con sofitu en «chufla»,  ´broma`, ´chancia`, ´burlla`. (A estes altures, y pa que’l llector nun se pierda per esos pericuetos, hai que recordar tres coses: que Marirreguera ta creando la llingua lliteraria asturiana —dientro la so creación d’un mundo lliterariu potentemente orixinal a partir de los testos llatinos— y que ta escribiendo n’octaves reales, polo que munches vegaes dalgunes cuestiones fonétiques han de venir obligaes pola rima; la tercera ye que nun se trata como podría querer malinterpretase de «inventar» palabres, sinón de «crear» palabres; sobre la llingua viva, evidentemente).
Vamos agora poner el güeyu enriba una palabra que nun vien nel Vocabulario asturiano y castellano… que tamos desaminando pero que ta al delláu de «chiflía», nel mesmu contestu, y que nel sentíu semánticu-interpretativu tien que ver con ella. Recordemos que la edición de Caveda-Canella, que tamos siguiendo, decía asina: «Do están los homes sin desasosiegos / y más qu’acá los grandes de Castía / comen y viven bien, y son viviegos, / y delguno yos gana na chiflía». Pues bien el manuscritu CA[9], que Xulio Viejo toma como base pa la so edición del testu d’Hero y Lleandro, diz: «viven los homes sin desasosiegos, / más qu’acá los señores de Castía, / y como non trabayen, son viviegos / y delguno-yos gana ña chiflía».
El constestu xeneral ye, como se ve, el mesmu que topamos en Caveda: «en siendo ricos y teniendo de too viven bien y compórtense (o son) como pueden comportase (o selo) pola abundancia bienes».
«Viviegos», vamos decilo de mano, ye tamién, en daqué medida, un hápax. L’únicu significáu que de la palabra tenemos nel DGLA, ye, otra vegada, l’intentu d’Antonio García Oliveros: ‘vivo, inquieto`[10], posiblemente, porque pensó nel castellanu  «vivaracho» (‘Muy vivo de genio; travieso y alegre`, según del DRAE) como equivalencia. L’Academia, nel so DLLA da siete significaciones pal axetivu «viviegu, a, o»: toes elles caben embaxo la idea xeneral de ‘intenso`, ‘fuerte, vívido` o vivaz`. Ensin embargu, non paez, otra vegada, la más afayaíza la significación qu’Oliveros da a la creación de Reguera, como tampoco paecen encuallar dafecho les de l’Academia.  Paecería más acertao pensar equí «viviegu» como un sinónimu del asturianu «vividor», ‘que-y gusta la bona vida`.
Vamos volver lleer el testu y reinterpretalu:
«Hay allá n’esa tierra de los griegos / una gran población a maravía / do están los homes sin desasosiegos / y más qu’acá los grandes de Castía / comen y viven bien, y son viviegos, / y delguno yos gana na chiflía; / porque-yos da la tierra muncha vianda, / de centenu, maíz, trigu y escanda». Cola llectura escoyida por Xulio Viejo: «Hai allá ñesa tierra de los griegos / una gran población a maravía / do están los homes sin desasosiegos / más qu’acá los señores de Castía / y como non trabayen son viviegos / y delguno yos gana na chiflía; / porque-yos da la tierra muncha vianda, / de centén, maíz, trigo y escanda». Que vendría a ser, na nuestra llectura y interpretación de «viviegos» y «chiflía»: «Hay allá n’esa tierra de los griegos / una gran población a maravía / do están los homes sin desasosiegos / y más qu’acá los grandes de Castía / comen y viven bien, y son vividores (aficionaos a la bona vida), / y delguno yos gana na folixa; / porque-yos da la tierra muncha vianda, / de centenu, maíz, trigu y escanda».




[1] L’Academia, nel so DLLA, recueye, embaxo la normalizada «chiflida», una tercera acepción «Burlla [que se fai a daquién en públicu]», que paez deldora de la segunda de les definiciones d’Oliveros.
[2] DGLA, s.v. chiflía.
[3] Ibidem.
[4] Carlos González Posada, Diccionario de algunas voces del dialecto asturiano (1788) y otros papeles. Entamu de Xosé Lluis García Arias. Biblioteca de Filoloxía Asturiana, Uviéu, 1989, páx. 12.
[5] César A. Bardón, Cuentos del dialecto leonés, Astorga, 1955, 3ª edición. Recueyo la cita en el DGLA.
[6] Nun hai qu’escaecer que la palabra «soplar», ‘tocar el pitu, tocar la flauta, tocar el chiflu` da orixen, de forma xeneral, por una metáfora basada nuna semeyanza ente tocar un xiblatu y beber, a l’acepción de «soplar»  como ‘beber`, ‘beber mucho’ («esi sopla», «¡vaya cómo sopla») y «sopláu», ‘borrachu`. D’esi mismu mou y manera, tamién «chiflar» desendolcó, anque non de manera tan xeneralizada, el sentíu de ‘beber`, ´beber muncho’.
[7] ‘Juerga, alegría` son precisamente les significaciones que vengo yo recoyendo pal términu «chiflía» nos mios diccionarios, el Diccionariu de la llingua asturiana, de 1988 (GH Editores); el Diccionariu asturianu-castellanu, castellanu-asturianu, de 1996 (trabe Ediciones) y el bultablemente ampliáu y modificáu Diccionariu Asturianu-castellanu, de 2008 (Trabe Ediciones)
[8] Antón de Marirreguera, Fábules, teatru y romances. Edición, introducción y notes de Xulio Viejo Fernández. Alvízoras Llibros, Uviéu, 1997.
[9] Pa tolo relativo a los manuscritos y variantes, asina como a la historia los manuscritos y los criterios del editor, ver la citada edición de Xulio Viejo, especialmente del la páxina 123ª la 161.
[10] Nel DGLA, s.v. «chiflía».

Papiru

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Papiru y hortensies, el 22/07/13. La Miñota, Morís, Güerres.


PANORÁMICA DE GÜERRES

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Jorge Victorero, un asturianu de Güerres qu'exerce en Madrid d'Asturianu de Güerres acaba d'asoleyar un videu onde se pasa repasu visual al Güerres actual, barriu per barriu, paisaxe per paisaxe. Fai unos quince años atrás, yá ficiera otru dende la misma perspectiva.
Además de da-y les gracies, invítolos a velu, a ver esta parte d'Asturies, nel siguiente arreyu: Güerres güei (por Jorge Victorero)

Asina siguen espoxigando

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Les mazanes de solarina del mesmu árbol que vengo sacando de xemes en cuando esti añu, pa que puedan seguir la so evolución. El 23/07/13.



¡SOCORRO: EL ESTADO NEOLIBERAL!

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                La Nueva España daba noticia el pasado 11/08/2013 de una enfermedad que cursa  permanentemente de forma silenciosa con daño para los bolsillo de los ciudadanos, y que, en  momentos concretos, se manifiesta con notable virulencia en los mismos. Hablamos de la exigencia o revisión compulsiva con que el Gobierno asturiano y los ayuntamientos actúan sobre las liquidaciones fiscales de los últimos años por ventas de inmuebles o por herencia de los mismos. ¿Se trata de que los ciudadanos defraudan a las respectivas Haciendas? ¡No! Se trata de que Gobierno y ayuntamientos tienen la firme decisión de estafar a los ciudadanos y persiguen al que se resiste a ello.
                Con claridad: el Estado decide a través del boletín oficial cuál es el valor del inmueble que usted posee o compra. Esa atribución de valor es independiente de cuál sea el dinero en el que efectivamente comprador y vendedor deciden efectuar el intercambio. En períodos normales, ese lecho de Procusto no supone un problema excesivo para la mayoría de las transacciones, en cuanto que está más o menos ajustado a la valoración que sobre el bien alcanzan quienes efectúan la operación. (Adviértase, con todo, que ese valor pretendidamente «objetivo», de boletín oficial, actúa bajo dos premisas: la de que el ciudadano va a engañar siempre a la Administración y la de que la Administración —en caso de discrepancia— no tiene que demostrar la culpabilidad de nadie, sino que el ciudadano es siempre, en ese caso, culpable).
                Pero cuando llegan momentos como este, en que el mercado va a la baja —y no estamos en un momento único, yo recuerdo haber intervenido sobre el tema en los años noventa del pasado siglo—, el número de ciudadanos víctimas del Estado se acrecienta exponencialmente. Porque la Administración sigue manteniendo como patrón del precio de un inmueble aquel valor «ideal» en que ella lo tasó en los tiempos de bonanza (su valor catastral más ciertos coeficientes multiplicadores), y si usted vende o compra por debajo de ese precio o hereda una casa que ya no tiene hoy aquel valor de mercado, da igual: usted tiene que pagar los impuestos correspondientes a la cantidad que ha ingresado o desembolsado por el bien y, además, un plus por la diferencia que la Administración dice que usted debería haber desembolsado o recibido hasta el precio que ella dice que valía la vivienda.

             De modo que ya lo ven: no existe el mercado, no existe la realidad económica, tampoco las voluntades o necesidades de los individuos; la única realidad «real» es la voluntad de los políticos expresada en el boletín oficial. De modo que si ustedes desean vender un piso, pero no tienen necesidad imperiosa de ello, pueden pensar cómo perder más: si siguiendo pagando el IBI, la luz, el agua, la tasa de basura y otros hasta que su precio se ponga al que le mandan tener, o si prefieren calcular las pérdidas y la sanción subsiguiente por no ser lo suficientemente listos como para realizar la transacción al precio marcado por la siempre sabia administración. Y si no tienen más remedio que venderlo o comprarlo por necesidad o entrar en posesión de él por herencia, dispóngase a desembolsar el correspondiente incremento boletinesco.
                Es posible —aunque no probable— que usted, de estar en el caso, lleve ese atraco con paciencia y resignación. A fin de cuentas, se dirá, los impuestos son algo necesario para pagar las pensiones, la educación, el paro, la sanidad y otros servicios. Pero quizás comience a aumentar su adrenalina si cae en la cuenta de que mucho del dinero que ordinariamente paga vía impuestos, y, asimismo, el de esta exacción, va destinado a realizar obras sin ningún sentido (museos que nunca se abren, calles que se levantan dos o tres veces, los voladores y las charangas de la fiesta del pueblo, aeropuertos sin aviones, puertos sin barcos, senderos por los que circula una media de dos personas o bicicletas al día, arreglos de estadios de fútbol, viajes de placer —perdón, de negocios— a Cuba, excursiones de hermanamiento por el mundo…) o, por mejor decir, a pagar despilfarros que no tuvieron más sentido que estimular a los ciudadanos para que votasen y mantuviesen sus prebendas a unos políticos cuyo mérito consistía en tirar el  dinero de usted, y que ahora se lo vuelven a sacar del bolsillo mediante un acto de total injusticia, que es, al mismo tiempo, una vejación. Y quizás, un poco más allá, le aumente el cortisol en sangre hasta poner en peligro los riñones, cuando piense que, si la mitad de los 133.000 millones de euros del presupuesto estatal del 2014 se van a dedicar al paro y al pago de la deuda, esa deuda se ha ido en parte acumulando a base de desperdiciar el fruto de su esfuerzo en obras que no tenían otra utilidad que la de engatusar a los votantes para seguir manteniendo en su puesto a quienes le vacían los bolsillos, esto es, de quienes extraen , hoy otra vez, las plusvalías de su esfuerzo y su trabajo.
                ¡Ya lo ven, es lo que algunos llaman— por ejemplo, quienes gobiernan aquí la mayoría de los ayuntamientos y el Gobierno— «la economía neoliberal» y «el capitalismo salvaje»! ¿Será por chanza? ¿O será por seguir engañándonos?
                P.S. Por cierto, no tardarán los bancos en cobrarles a todos ustedes los treinta millones de euros que este Gobierno tripartito ha estatuido que deben pagarle, ustedes, claro, no los bancos. Ya saben, les dirán que para servicios, inversiones y obras sociales. Puede que una parte, pero otra, no lo ignora, será para seguir captando incautos a fin de seguir excavando en su cartera (de usted, no la de ellos) hasta dejarla exhausta.