Una lluvia danaica

(Ayer, en La Nueva España) UNA LLUVIA DANAICA Ya saben ustedes. A Dánae la encierra su padre, Acrisio, en una torre para evitar que de ella nazca un hijo, el cual, según una profecía, lo asesinará. Xúpiter (que era «Dios mui bragueteru», según nuestro inmortal Marirreguera), encaprichado de ella, la embaraza mediante una lluvia de oro (por cierto, ¿podría ser ésta una alternativa a la penetración para la podemita Rodríguez Pam?); el fruto sería Perseo. Pues bien, una lluvia de oro semejante a la que sobre Dánae descendió del Olimpo va a descender sobre los asturianos en los próximos tiempos, al menos según las profecías de los gobiernos central y autonómico, y aun de la UE. Verán, al menos 2000 millones de euros en inversiones nos caerán encima en forma de parques eólicos marinos, con la subsiguiente creación de empleo, temporal al menos. Es cierto que el plan, que se dirige a toda la zona marítima cantábrica y atlántica, ya ha recibido la oposición de pescadores de todas las riberas y que además, en nuestro Parlamento, IU y Podemos ya han pedido la paralización del proyecto. Pero van a permitirme una observación marginal. Los pescadores profesionales de Asturies, al oponerse a ello, argumentan “que se va a privatizar la mar”. ¿Ellos, que han privatizado hasta los pedreros, expulsando de los mismos a los pescadores pedestres y extinguiendo actividades libres desde que los astures ocupamos este territorio? Otro don que sobre nosotros puede estar a punto de caer será «una inversión muy grande en el coche eléctrico», según Moncloa. Y, si ustedes acuden a La Nueva España del 04/03/2023, verán que, junto a esa promesa, don Adrián asegura que seremos «el polo logístico del Cantábrico», y don Francisco Blanco que «en los próximos meses habrá más operaciones». Y aun hay más, como otras siete comunidades, estamos esperando por la Agencia de Salud, para la que según nuestro Gobierno tenemos muchas opciones. ¿Cabrá todo? Y, si me permiten algo de memoria histórica (es decir, si ésta no es sólo patrimonio de algunos y sobre únicamente algunas cosas), ¿se acuerdan de otra multimillonaria inversión automovilística que nos ofreció el Gobierno de González, vía Solchaga, y a la que el PSOE renunció? O tempora, o coches! Pero no acaba aquí la cosa, se va a poner en marcha la regasificadora de El Musel por fin, una planta que lleva parada casi una década y por la que llevamos pagando todo ese tiempo, y que, por cierto, aun puesta en marcha, nos va a seguir costando —a todos, a usted y a mí— 25 milloncejos de euros al año. Laus Deo! Del mismo modo, vamos a ser una potencia en hidrógeno verde, del que se van a surtir un número no pequeño de nuestras industrias. Claro que eso del hidrógeno verde está muy verde aún, y que sus costos son muy superiores a los de otras energías, y que sin subvenciones no podrá ser rentable, es decir, utilizarse. ¡En fin! Y para finalizar, aunque esto es sólo un resumen de esa danaica, dorada y preñante lluvia, lo último —pero, seguramente, de momento—, es que después de años de marginación de la idea del “Corredor del Atlántico” (o “Noroeste”, como prefieran) y de falta de inversiones para dicho corredor, frente al “Corredor Mediterráneo”; después de uniones de gobiernos y patronales norteñas para reclamar; después de un silencio absoluto para sus demandas durante años, aparecen responsables de segundo y tercer grado del Gobierno de don Pedro afirmando que va a haber inversiones iguales para ambos corredores y al mismo tiempo, y que en octubre se conocerán cuantías concretas y plazos. Hacía tiempo que no irrumpía en mi ordenador mi trasgu particular, Abrilgüeyu. —Oye —nunca da los buenos días ni saluda, ¡es tan mal educado!—, ¿nun hai elecciones esti añu, municipales y autonómiques en mayu, xenerales pa finales? —¡Anda, coño! ¡Acabáramos! (Disculpen la expresión, es que no cayera en ello).

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