El vivo retrato

(Ayer, en La Nueva España) EL VIVO RETRATO Arrojar la cara importa, que el espejo no hay por qué Actualicémonos. Olvídense de que somos una población cada vez más envejecida, con menos nacimientos progresivamente, donde las pensiones suponen el 40% de nuestras rentas. El dato peor, el del destino de las nuevas generaciones: “El 56% de los universitarios asturianos quiere quedarse, pero la mayoría no ve alicientes para ello. Ocho de cada diez se irían”. Ya ven, seguimos siendo tierra de emigración, pero cada vez con menos actividad y riqueza. Como una mazanina agurriada, allá por el mes de marzo, cuando apenas tiene jugos. Y las promesas vuelan. Hace pocos meses, Moncloa –sí, Moncloa– anunciaba que Asturies “era candidata a una inversión muy grande”, la del coche eléctrico de los chinos, que ha corrido para Hungría. Y el secretario general de Industria y Pyme, un asturiano, anunciaba que “en los próximos meses habrá más operaciones empresariales” (¿la planta de Preco, en El Musel?), y don Adrián que Asturies será “el polo logístico del Cantábrico”. No quiero recordarles aquí cosas que tardan siglos, como la Zalia. Es cierto que hay sectores que marchan bien, el naval, el de armamento, el de los generadores y otras industrias (regular, el monstruo, Arcelor), el de la alimentación… Pero el conjunto, como se ve, no da para detener nuestra sangría ni para poner en vanguardia de salarios y puestos nuestra economía. Eso sí, nos apuntamos a todo lo que sea retardatario o a lo que, pasando por progresista, impide el crecimiento o encarece la producción o los servicios. Pregunten a los ganaderos por sus beneficios (hermano lobo, aparte), miren a ver los costos de la basura por tomar decisiones equivocadas o no querer tomarlas, pregunten a un inversor cuánto le cuesta poner en marcha un negocio; no queremos jaulas, ni granjas, ni invernaderos, pero sí una cesta de la compra barata. Por cierto, ¿alguien ha mirado el daño que esto supone a las rentas bajas, de quien dicen preocuparse?

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