NOXU

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(Ayer, en La Nueva España) NOXU Nun ye que tea fartucu, non. La mio sensación ye la de “noxu”, que nel mio Diccionariu Asturianu-Castellanu (G-Z) diz asina na primer acepción: “Enojo, enfado”, y na tercera: “Asco, repugnancia que invita al vómito”. Pues asina me siento yo, y supongo que la mayoría de vustedes, al ver los postsucesos de Valencia, cómo caúna de les partes, caún de los implicaos, trata d’esculpase a sí mesmu y echar la mayor parte la responsabilidá al otru. Toos. A nivel colectivu y a nivel individual, los partíos y les instituciones, los organismos del Estáu. Que si esti llegó tarde, que si l’otru nun tocó’l timbre abondo fuerte, que si aquel fue llentu en poner en marcha lo que-y correspondía, que si toos se portaron como raposos pa disimular y cargar les culpes al rival… Y, ensin embargo, la mayor culpa del desastre d’eses hores nun la tuvo naide. De mano, naide podía prever que la gota frío fuese tan gorda y, concretamente, que lo fuese sobre aquellos determinaos kilómetros cuadraos. Pero, anque l’avisu se tuviere dao a tiempu, ye duldoso que pudiere evitase gran parte del desastre. Agora que entamamos a conocer estadístiques precises, sabemos que la metada los muertos morrieren en cases y garaxes, esto ye, taben abellugaos, non en medio de la caye. Del mesmu mou, conocemos tamién que casi la metada los muertos teníen más de 70 años, lo que suxer una cierta incapacidá de prevención o un desconocimientu del peligru o despreciu d’él. Y, especialmente, hai que señalar que, frente a lo qu’asocede n’otros países, nun esisten alvertencies clares de lo que facer en casu de riesgu nin, menos, ensayos preventivos cola población. Y ehí sí entamen les culpes, retrospectivamente, pa toles alministraciones y partíos, pa dalgunos más que pa otros. Porque ¿qué significa que tanta xente morriera nes cases? Pues lo mesmo que’l que tantes cases y cayes quedaren afaraes o, cenciellamente, inundaes: que tán allugaes onde nunca debieren tar allugaes porque se vienen construyendo, dende hai más de cuarenta años, en terrenos fácilmente inundables polos fenómenos repetíos de lluvies intenses que se dan a partir del veranu nel Mediterraneu, como tol mundu sabía y taba alvertío La segunda causa ye lo que podíamos denomar como “selvaxismu hidráulicu”, que tien dos manifestaciones: la primera, evitar y prohibir la llimpieza de los ríos pa conseguir asina la so “renaturalización”. La consecuencia ye que, cuando hai riaes, el material acumuláu tien l’efectu devastador de miles de tonelaes anegando riberes y arrasando colo que tien delantre, pontes o cases. La segunda manifestación del “selvaxismu hidráulicu” ye la voluntá de derribar construcciones d’embalse o contención de los ríos y la negativa a establecer preses o elementos de contención. En concreto, pa la zona arrasada nel reciente desastre había dende hai tiempu proyectaos mecanismos de contención. Dos vegaes, con Zapatero y Sánchez, esos proyectos echárense atrás por esa mentalidá máxica relixosa del “selvaxismu hidráulicu” que predomina en tantos grupos y xente, y que nun ye otro qu’una manifestación más de la metafísica relixosa de la naturaleza como ente benéficu y ensin defectos, frente al home. Asina, pues, nada d’echa-y la responsabilidá del desastre al “cambiu climáticu”, un de los tópicos llingüísticos y emocionales del momentu: la responsabilidá ye de la necedá y la imprudencia humanes. Y agora, al marxen de la engarradiella enllamorgadora universal, ¿ven que, además de les cuestiones de llimpieza y reconstrucción, ten falando de los asuntos fundamentales pa prevenir otru desastre (non otra gota frío, que va seguir habiendo, como sabemos dende hai cientos d’años)? Yá s’entiende que los pueblos nun los van camudar de sitiu, que ye la causa fundamental del desastre, ¿pero saben vustedes que tean en marcha proyectos de prevención qu’incluyan ensayos cola población? ¿Que se vayan a poner en marcha, torrentes y cabeceres enriba, construcciones que remansen y domestiquen les riaes? ¿Pozos de tormentes y canalizaciones urbanes de mayor capacidá? Pues ehí ta l’enquiz de la cuestión, el megollu pa evitar catástrofes como esta, non pa evitar que llueva a los sos deleres, como fizo siempre.

Aniversario y lengua

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ANIVERSARIO Y LENGUA El 15 de noviembre, viernes, treinta personas nos reuníamos para conmemorar los 50 años de Conceyu Bable Xixón. A la reunión faltaban algunos que por razones distintas no pudieron acudir, como mi esposa, Elena Fernández Poch, autora del primer Diccionario Castellano-Bable destinado a la escritura. De los afiliados de aquellos tiempos ya idos hicimos memoria. El lunes, 18, los periódicos de Galicia daban cuenta de una numerosa manifestación en Santiago el día anterior, domingo, que reclamaba una nueva política para frenar la “emerxencia extrema” de la lengua gallega. En la celebración de los cincuenta años, además de los recuerdos y los saludos entre personas que no nos veíamos desde hacía décadas, se habló de la situación de nuestra lengua. Podríamos decir que Conceyu Bable recogió del barro una lengua desprestigiada socialmente y levantó su aprecio entre muchos asturianos. Al mismo tiempo, impulsó la creación de una literatura moderna y estimable, así como la creación de la Academia, la normativización escritural, y una legislación que confiere “normalidad” a nuestra lengua. Ahora bien, del asturiano, más o menos penetrado por el castellano, se podía decir entonces, casi como en los tiempos de Xovellanos: “odos lo mamamos en nuestra primera leche; va pasando de padres a hijos y se continúa de generación en generación”. Hoy, sin embargo, el deterioro de esa transmisión es evidente. Incluso, como ocurre en otros países, los jóvenes hablan castellano en el patio tras la clase en llariegu. ¿Causas? Al margen de las generales, y salvo excepciones anecdóticas, los gobiernos asturianos tienen una responsabilidad importante en ello, por dejación o por hostilidad. La RTPA, un posible instrumento importante de preservación, no ha sido utilizada o lo ha sido negativamente. Es de justicia reconocer el relativo cambio positivo que el Gobierno de Barbón, con su presidente al frente, ha tenido al respecto. Cabe preguntarse si es aún tímido, que lo es, y si, inevitablemente, tardío.

Palabrería, despilfarru, macizu

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU PALABRERÍA, DESPILFARRU, MACIZU Hace semanas inundan los medios anuncios del Gobierno de España y el Ministerio de Cultura que constituyen un arcano, una especie de fórmulas mágicas recitadas por una tropa de hechiceros. Esto proclaman: “La cultura está en ti, está en todo. Una nota, un sabor, una textura, una imagen, una idea, una historia, un encuentro… Todo esto es cultura. ACCEDE, CREA, DISFRUTA. Son derechos culturales”. Todo ello sobre una fotografía donde una persona adulta parece dirigir un grupo de menores divirtiéndose. Un arcano. Pura palabrería que no se sabe lo que dice. ¿Qué es un derecho? Según el Gobierno, todo: el ser atendido por un médico, la percepción de un salario por un trabajo… y, asimismo, “acceder” (¿a qué, santo Dios?), “crear” (¿cuadros?, ¿ensaladas?), “disfrutar”. He ahí palabras sin significado en relación al concepto “derecho”; actos que nadie impide que se ejecuten si alguien desea realizarlos. ¿Dónde se hallan los obstáculos para ello? ¿Para disfrutar, por ejemplo, de un caramelo? ¿Y por qué son “derechos culturales”? ¿De ser derechos, que no lo son, ni lo contrario, por qué “culturales”? Pues porque paga el Ministerio de Cultura. Recordemos que este mismo Gobierno puso en marcha una campaña dirigida a los jóvenes, que les proporciona 400 euros para que puedan ir al cine, ver los toros o comprar videojuegos, entre otros. ¿De dónde sale ese dinero que se ofrece como gasto o se gasta como propaganda? Pues de nuestros bolsillos, del que cobra el salario mínimo, del que trabaja 8 o 10 horas, del autónomo. Por supuesto, no del Gobierno. ¿Y a qué viene ese despilfarro? Sencillamente, a macizar. El Gobierno ha descubierto que hay ahí un segmento de voto interesante y a ellos se dirige con nuestro dinero. En unos casos, con dinero contante y sonante, en el otro, con el engaño de palabras vacías pero seductoras. ¿Tiene nombre usar el dinero de todos para beneficio particular?

Con noticias del PSOE

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(Ayer, en La Nueva España) CON NOTICIAS DEL PSOE El contrato firmado por el Gobierno y la dirección del PSOE con los partidos independentistas catalanes con motivo de la elección de Pedro Sanchez, renovado después en la investidura de Salvador Illa, para una nueva forma de financiación de Cataluña (y la manera de articularse la misma) constituye un auténtico argayu no solo con respecto a cómo es hasta ahora la financiación de las autonomías de la España no privilegiada (todas, excepto Navarra y País Vasco), sino en lo relativo a la igualdad entre los ciudadanos del Estado y al concepto mismo de cómo se establecen la igualdad y la solidaridad, si entre territorios o entre individuos. Las observaciones negativas con respecto al pacto, su insolidaridad, la desigualdad, el convertir de hecho a Cataluña en un nuevo territorio foral, la pérdida de capacidad del Gobierno central, la disminución de la financiación de las autonomías de régimen común y otros aspectos, han sido reiteradamente señaladas por economistas e instituciones. Aquí, en LA NUEVA ESPAÑA han aparecido, al respecto, un par de extensos artículos del expresidente Rodríguez-Vigil. Yo mismo lo he señalado varias veces, la última en https://www.lne.es/opinion/2024/10/06/cuentos-claros-108958714.html. Pues bien, frente a lo que parecía una aceptación unánime en Asturies (fuera, son conocidas, por ejemplo, las críticas de Lambán y Page) de esas decisiones de la cúpula del PSOE y del Gobierno, en el socialismo llariegu han aparecido diversas propuestas que tratan de modificar esa postura, expresada en la ponencia oficial de financiación autonómica redactada para el próximo congreso federal, a finales de mes, en Sevilla. La propuesta de la cual tenemos información más extensa, a través de este diario, y que es, sin duda, la más radical, es la que ha presentado la agrupación socialista de Llanes, encabezada por el expresidente Antonio Trevín”. Estos son sus argumentos fundamentales: niega, en primer lugar, y con números, que, como se pretexta, Cataluña esté infrafinanciada. Rechaza, fundamentalmente, el principio de ordinalidad, según el cual una comunidad no puede dar más de lo que recibe. Respetar la ordinalidad supondría fijar límites a la solidaridad territorial: “No se justifica que unos contribuyentes que paguen más por su nivel de renta tengan derecho a recibir mejores servicios públicos que otro conjunto de ciudadanos cuya contribución fiscal sea inferior como consecuencia de su menor renta per cápita”. Subraya que el acuerdo ERC-PSOE, que recoge la ponencia, “puede comprometer tanto el principio de solidaridad como la autonomía financiera del Gobierno central”, y que no es verosímil que el modelo propuesto sea beneficioso para todos, debiendo negociarse el nuevo sistema de financiación -necesario por las carencias y defectos del actual- “de manera multilateral entre el Estado y todas las comunidades autónomas que integran el sistema común de financiación autonómica” (es decir, no dando por sentado ya el modelo firmado para Cataluña). E, importantísimo desde el punto de vista conceptual, afirma que el modelo firmado y propuesto es, en realidad, un concierto fiscal (como el de los territorios -es decir, los ciudadanos de los mismos- ya actualmente privilegiados), que “nos aleja radicalmente de los países federales de referencia, como Estados Unidos, Alemania, Canadá, Suiza y Australia” (frente al camelo reiterado de que acuerdos y ponencia suponen un avance hacia un Estado federal). Se pueden decir más cosas -ignoro, con la información de que disponemos, si las dice-, sobre los acuerdos, la ponencia y sobre el camino de desigualdades y tormentas financieras en que la dirección del PSOE pretende sumergirnos, pero estas aquí apuntadas iluminan como varios soles la verdad. Reunidos los delegados de la FSA al Congreso de Sevilla, han aprobado un texto más dulce, menos explícito sobre todos los entrañamientos de los acuerdos y la ponencia del Gobierno y del Partido centrales. En ese texto destacan tres aspectos: la negativa a la ordinalidad, la exigencia de acuerdos multilaterales, sin exclusiones, y la negativa a un tratamiento privilegiado para ningún territorio. Veremos ahora que resulta tras el Congreso. Lo verosímil es que triunfe la postura actual del Gobierno y del PSOE centrales, con algunas fórmulas peculiares para Cataluña y algún remiendo para que las cosas parezcan resolverse de manera satisfactoria para todos. Una reflexión ahora. Asistimos a discusiones sobre si unas propuestas son más o menos socialistas, se adecuan o no a lo que “es el socialismo”. Constituye una falacia argumental. Pensemos que hay un socialismo soviético, otro norcoreano, otro chino, etc. Incluso, limitándonos al socialismo político mayoritario en España a lo largo de la historia, el del PSOE, no existe un socialismo-socialismo, un socialismo canónico: el socialismo es, en cada tramo de la historia “lo que hace” el Partido Socialista. Por irnos lejos, hay un socialismo del 34. Más cerca, uno de González y su dirección. Y ahora hay lo que hace el de Pedro Sánchez. Veremos a partir del día 1 de diciembre de este año “qué es” el socialismo, según se defina en esta materia, tan nuclear de la acción política. Y, tal vez, frente a él, podremos decir: “hubo otro socialismo que pretendió ser y no fue”. Ver veremos. En cualquier caso, reiterémoslo, el ser no lo definen las siglas ni las palabras, sino el hacer.

Pa los interesaos na Transición n'Asturies, les candidatures, el rexonalismu, Conceyu Bable...

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Pa los interesaos na Transición n'Asturies, les candidatures, el rexonalismu, Conceyu Bable... file:///C:/Users/Usuario/Downloads/cuando-otra-asturias-parecia-posible-regionalismo-y-la-izquierda-heterodoxa-en-la-transicion-941368%20(2).pdf

Fuera ratos, fuera sapos, fuera toa comición

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(Ayer, en La Nueva España) FUERA RATOS, FUERA SAPOS, FUERA TOA COMICIÓN. De la tragedia del Levante no le echen la culpa a la gota fría. Tampoco al llamado cambio climático. La causa real es la política de construcción en zonas inundables que, durante décadas, ha venido estimulándose por las sucesivas administraciones, y el “salvajismo” hidráulico. Ni gota fría ni cambio climático: la necedad y la imprudencia humanas. Pero no es sobre esas realidades sobre lo que quiero reflexionar, sino sobre algunas conductas. La primera, la inaceptable actuación de ciertos individuos durante la visita de los Reyes, Sánchez y Mazón; algunos, incitadores, otros, seguidores espontáneos. ¿Y esos gritos de “asesinos”? ¿Culpables de la dana? Dejemos eso también. En lo que quiero fijarme es en las manipulaciones, mentiras y babayaes que muchos medios de comunicación y periodistas lanzan al aire, al modo como algunos vecinos lanzaban fango durante la visita. Con frecuencia, con un discurso desviado a favor de la facción que defienden o de quien paga. Deseo, especialmente, subrayar dos manipulaciones de la política. La primera, del Gobierno de don Pedro y sus turiferarios, acusando de los disturbios de Paiporta al “empeño del Rey” en ir allí. Como si no fuese obligado el ir y, sobre todo, como si cualquier acto de la Corona no requiriese el refrendo del Gobierno. La segunda es al revés, contra Pedro Sánchez. Este nunca afirmó “si quieren ayuda que la pidan”, tan reiterada y tan criticada. Esto dijo tras anunciar el envío de un numeroso grupo de efectivos y un buque de la Armada: “... el Gobierno central está listo para ayudar. Si necesita más recursos [el señor Mazón, con quien acababa de hablar], que los pida”. Punto. Ante tanta basura personal, política y profesional uno desearía que el conjuro tradicional para alejar las pestes de los campos, “fuera ratos, fuera sapos, fuera toa comición”, valiera para algo. Lo recitaría mil veces y esparciría agua bendita hacia los cuatro puntos cardinales.

Después de vieyu, gaiteru

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(Ayer, en La Nueva España) DESPUÉS DE VIEYU, GAITERU En realidad, debería haber escrito “después de vieyu, muleta”, pero ello hubiese conllevado una interpretación inicial de este texto distinta a la idea que en él se defiende. Verán, el grupo municipal de IU en Uviéu, que encabeza don Gaspar Llamazares, ha pactado con la mayoría del Ayuntamiento, el PP del alcalde don Alfredo Canteli, una serie de medidas de orden económico, entre las que destacan la construcción de viviendas de alquiler, y otras de carácter medioambiental y social. Conviene subrayar que el PP tiene mayoría absoluta y que no necesita de los tres concejales de IU para nada. Es, asimismo, innecesario señalar que un acuerdo “sin necesidad” entre dos fuerzas políticas de ese tipo es absolutamente infrecuente, sino chocante. Las razones para ese encuentro por parte de IU pueden ustedes encontrarlas en las palabras de don Gaspar, aquí https://www.lne.es/oviedo/2024/11/03/muleta-propiciar-cambios-izquierdas-pp-111259463.html. Naturalmente, el PSOE y otros grupos de izquierda han corrido a acusar a IU de ser “la muleta del PP”. Y permítanme ustedes que esa banderilla en las espaldas de don Gaspar y los suyos me lleve a un ejercicio de memoria, acaso de melancolía y, aventuradamente, de prospección. Estamos en la legislatura 1995-1999 de esta tierra de ríos. El PP ha obtenido 21 diputados, el PSOE, 17, IU 6 y el PAS, al que represento, 1, en total, 45 escaños. La mayoría la forman 23 diputados, aunque para formar gobierno basta a una candidatura con tener más diputados que otra, sin exigencia de quorum. La IU de Anguita, que hasta entonces siempre había llegado a acuerdos con el PSOE, vistos los casos de corrupción de los socialistas, decide no hacerlo. De modo que en Asturies se forma un gobierno del PP, presidido por don Sergio Marqués, y en la oposición quedamos 24 diputados. Hay, pues, Gobierno, pero no puede haber presupuestos, en principio, durante toda la legislatura. Nosotros entendemos que es una situación altamente indeseable, que destruirá empleo -en una situación ya de altísimo paro- y empresas e impedirá inversiones en obra pública, cultura etc. Manifestamos, pues, nuestra disposición al diálogo y al acuerdo. Ahora bien, esa disposición de nada vale, pues falta un voto. En esas, el diputado Antón Saavedra se pasa al Grupo Mixto, por discrepancias con la actitud de IU con respecto al SOMA, y anuncia su disposición a pactar las cuentas públicas. Hay toda una historia de anécdotas sobre el desarrollo de las negociaciones presupuestarias durante esos años, pero me centraré en lo principal. Frente a la pretensión del PSOE e IU de que durante cuatro años no hubiese presupuestos a fin de desgastar al PP -los partidos no suelen mirar a las víctimas “reales” de sus juegos de poder, los ciudadanos perjudicados; en este caso, por la ausencia de presupuestos-, los hubo durante tres. Con ello conseguimos crear unos 15.000 empleos -ciertamente, en un momento esplendoroso de la economía española-, evitar el lucro cesante de unos cuantos miles, se rebajó el IAE, y se puso en marcha una apabullante serie de proyectos de obra pública de los que vivió durante casi cinco años el Gobierno siguiente de Areces. En el ámbito cultural, además de otras muchas cosas, conseguimos que se aprobase, casi milagrosamente, con el apoyo del PP, que era enormemente reticente, la Ley de Uso y Promoción del bable/asturiano. Pues bien, PSOE e IU comenzaron una campaña denigratoria permanente acusándonos de ser “la muleta del PP”, para enlodar así nuestro marchamo de partido progresista. También hubo otras indignas y falaces acusaciones sotto voce, pero dejémoslo aquí. Me interesa ahora señalar que mientras se negociaban o no unos y otros presupuestos, menudeaban ante nuestras puertas y oídos muchas y variadas gentes que tenían interés en que se aprobasen. Empresarios de todo tipo, la mayoría de ellos, pequeños, una parte de cuya actividad dependía de las cuentas publicas, personas e instituciones culturales. No escaso número eran conocidos y, además, votantes, militantes o simpatizantes de los partidos de izquierda. En las siguientes elecciones nuestra candidatura quedó fuera de la Xunta por 800 votos. Se nos castigó severamente por dos razones fundamentales (no es una suposición, tuvimos comprobaciones abundantes): el pacto con el PP (“con la derecha no se puede pactar nada”), el ser su “muleta”, según el baldón con que nos calificaron durante tres años PSOE e IU, y haber aprobado la Ley de Uso y Protección del bable/asturiano, ¡el único desarrollo normativo del artículo 4º del Estatuto -en el que, por cierto, tuve una influencia decisiva- hasta hoy!, porque, según el asturianismo, fue una traición y constituyó la renuncia a la oficialidad, que podíamos haber conseguido y que no quisimos negociar. Que para la oficialidad hacen falta 27 votos y la reforma estatutaria, para la que no había en aquel caso más que cinco votos, es una evidencia que el asturianismo quería ignorar -seamos piadosos, no supongamos la inopia plena. (Por cierto, en el primer trimestre del año que viene publicaré un libro en que se cuenta cómo se negoció la Llei d’Usu, los ardides que intentaron impedirla y las necedades, despropósitos y mala fe que contra ella desplegaron, partidos, particulares e instituciones). Pues bien, creo que ninguno o casi ninguno de los beneficiarios de aquellos acuerdos presupuestarios lo agradeció -tuve acusaciones por la calle de gente que se empleó en obras presupuestarias-, y, mucho menos, el asturianismo, incluso aquel que tuvo empleo en la enseñanza por la Ley. Ni siquiera conseguimos un puñado de firmas para un manifiesto de apoyo a nuestra candidatura. Ni, por supuesto, un candidato para alguna lista autonómica o municipal. A nuestra solicitud no respondían exhibiendo la cruz y un “vade retro”, pero casi. Es muy posible que la respuesta a IU en Uviéu sea muy semejante. En una no pequeña parte de los votantes, la adhesión política se encuentra establecida en la amígdala, un conjunto de neuronas encargadas de las reacciones emocionales. “Hay republicanos y demócratas que nunca cambiarán de voto”, afirmaba el otro día en LA NUEVA ESPAÑA Juan Fueyo, un investigador asturiano en Houston. Pues como tantos, en todas partes. Pero esa reflexión no debe llevarme a dejar de señalar mi aplauso a la decisión del grupo municipal de IU en Uviéu, en que, además de doña Cristina Pontón y don Gaspar, forma parte don Alejandro Suárez, a quien estimo de antiguo. En política se debería estar para lograr cosas para los ciudadanos, a fin de mejorar la vida colectiva (“Podemos regenerar la práctica política mediante una política útil”, dice don Gaspar), y con el objetivo de templar pasiones -algo tan necesario hoy-; y no sólo para engordar el discurso identitario -”ideológico”, llaman- del partido político, aunque sea inútil para la sociedad, pero que mantendría y acrecentaría las adhesiones a la formación. En qué medida ambas cosas, voto y atención real a la ciudadanía, son posibles, ye fariña d’otru costal. En todo caso, reitero: mi aplauso. Poso la montera.

Ganzetum

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Un llibru sobre Gancéu, que ye un pueblu de La Villa, conceyu (l'antigua Maliayo). El llibru ta escritu por Lluis Portal y tien un entamu de José Vicente Vallín Amandi, afalador del mesmu y alma de l'asociación del pueblu, que lleva 25 años esbrexando por él. Aparte de ver a amigos qu'había tiempu nun vía, como Luis Menéndez Pidal y Lluis Portal Hevia, deprendí delles coses y recordé un alcuentru hai trenta años -del que la mio muyer alcordábase perfectamente- n'El Llavanderu, nel llagar de los Collada, con Alejandro Riva Collada, péritu en metese en toneles, que nun ye roína cosa. Asoleyo semeya la invitación a la presentación y otra d'una tropiellina los asistentes: de manzorga a derecha: Rafael Gutiérrez Testón (el llibreru La Buena Letra), el qu'esto escribe, Ricardo Gallego Lueje, de Gancéu, Alejandro Riva Collada, Mercedes Amandi Obaya (bendita ente too paisanos), José Vicente Vallín Amandi (l'alma l'asociación vecinal y el prologuista del llibru), Lluis Portal Hevia, l'escritor.

Sobra pero falta

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(Ayer, en La Nueva España) SOBRA PERO FALTA No hagan más cábalas. Es la burocracia. Dirán ustedes: ¡si siempre sobra! Es como en aquel chiste en que el funcionario, después de mil vueltas, le decía al ciudadano que le faltaba la póliza redonda. “¡Pero si no existe!”, protestaba el ciudadano. “Pues por eso”, respondía el funcionario.Y es que impide o retrasa todo, incluso, cuando hay acuerdo entre fuerzas políticas contrarias. Miren, con relativo buen criterio, en Asturies se ha decidido impulsar una Ley de Proyectos Estratégicos, que, en palabras corrientes, pretende simplificar la burocracia, es decir, los requisitos y plazos para acelerar las inversiones de mucho monto y los proyectos de instalaciones importantes (una fábrica de automóviles, por ejemplo). Pues bien, la ley que pretende eliminar parte de la burocracia lleva en trámites desde el 6 de junio de 2022. La burocracia legislativa de la autonomía y la de nuestro Parlamento llevan dilatando su tramitación desde esa fecha. Es decir, que la ley para las prisas camina según el adagio latino atribuido a Augusto, “festina lente”, que, en romance, vendría a ser nuestro “nun correr, que ye peor”. Pero hay otra burocracia que falta, concretamente la de la inspección de las realidades de lo que se llama “justicia social”. Miren, recientemente desde la Consejería de Ordenación del Territorio y Vivienda se ha informado de que existe un fraude notable en las viviendas sociales. Sobre una inspección limitada, se descubrieron un total de 100 viviendas en “uso fraudulento”: asaltadas, con usuario indebido, algunas “vacacionales”. Y, en total, los inquilinos tienen unos atrasos con la Administración -con nosotros- de 4,4 millones de euros. Seguramente, cuando se efectúen más inspecciones aparecerán más realidades de ese tipo. E igual en otros ámbitos. Téngase en cuenta que esos dineros defraudados no salen del Gobierno, ni de los presupuestos, sino de quienes trabajan, empezando por el del salario mínimo y el mileurista. Y de sus horas de ocupación.

La culpa fue del chachachá y unos cursinos

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(Ayer, en La Nueva España) LA CULPA FUE DEL CHACHACHÁ Y UNOS CURSINOS Asunto Errejón, circunstancia y coyuntura. Empezaré por ella, Elisa Mouliaá, la ciudadana que denunció ante la Policía una agresión sexual de don Íñigo. Es actriz, divorciada. Tiene 35 años. Ante todo: “Yo sí la creo”. Creo todo lo que cuenta en la denuncia: que van a una fiesta en el coche y que don Íñigo le marca lo que tiene que hacer y que le tiene que dar un beso; que en el ascensor él la besa metiéndole la lengua; que después de un tiempo en la fiesta la lleva a una habitación donde la besa, la toca, le quita el sujetador, la tumba, saca el miembro viril, le lame los pechos, sin su consentimiento; que después se marchan en el mismo coche y sube a casa del varón, donde este vuelve a los besos y los tocamientos, y ella le recuerda que “solo sí es sí”. Sí la creo, pero no lo puedo creer -que es cosa distinta-. Una dama que ha sido invadida sin su consentimiento, entra después con el agresor en una habitación y ocurre lo que no esperaba, más tarde sube a su casa y vuelve a suceder lo que tampoco esperaba. En declaraciones posteriores confiesa a una amiga: que estaba «ilusionada con Íñigo», y que «le tenía en un pedestal». «Pensé que podía ser una historia de amor preciosa, pero, en lugar de encontrarme con algo romántico, me encontré con una persona que lo único que quería era tocar mi cuerpo y meterme la lengua». Déjenme repetirlo: no lo puedo creer. Una mujer de 35 años a la que se acosa una vez proporciona una segunda ocasión y una tercera. ¿No sabe lo que es inevitable que pase? ¿Y esa declaración de que esperaba encontrarse algo romántico y no a alguien que quisiera “tocar su cuerpo y meterle la lengua”? Reitero: yo sí la creo, pero no lo (que no “la”) puedo creer, me parece inconcebible, más en una sociedad como la actual, donde las relaciones amorosas se entienden fundamentalmente como sexo -miren ustedes las campañas para avisarnos acerca de la pornografía infantil- y donde expresiones como “amor romántico” suenan a cursis, anticuadas y fuera del entendimiento dominante hoy de esas relaciones, me parece inconcebible, digo, que alguien con esos años y esa trayectoria esperase otra cosa de una ligazón de proximidad, y más que no sospechase la reiteración de esas conductas. Y vamos a don Íñigo. En su carta de confesión/despedida destacan tres cosas: la primera, que está muy malín y que por eso se encuentra a tratamiento; la segunda, que sus problemas nacen del exceso de trabajo por mejorar el mundo; la tercera, que todos sus males se han agravado por vivir en una sociedad neoliberal y por el patriarcado. O sea, nos viene a decir, “además de darme las gracias por mis esfuerzos en pro de un mundo mejor, apiádense de mí porque la culpa no es enteramente mía”. ¡Prubín! Pues no, las culpas son siempre del actor, de cada uno de nosotros, lo demás son dis-culpas, retórica, decir que “la culpa fue del chachachá”. Vuelvo un momento a doña Elisa. Sí puedo creer que tuviese a don Íñigo “en un pedestal”. No lo puedo creer pero sí lo creo. En realidad, no ha hecho cosa distinta a lo que han hecho tantos y tantas: poner en un pedestal toda esa chatarra ideológica ferruñosa y toda esa retórica de vendedor de milagros de feria que don Íñigo y sus conmilitones vienen pregonando desde hace una década. No entro en las explicaciones y justificaciones de diputados y partidos de la tropa conmilitonera tras la autoexculpación de don Íñigo y las denuncias que están apareciendo, pero sí quiero subrayar una cosa que me alegra: tras el escándalo, los de Sumar, a fin de tratar de evitar nuevos errejonazos, van a poner en marcha para sus notables, “con carácter obligatorio”, cursillos de cristiandad, digo, de feminismo. Amén.