Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior

(El 10/04/2023, en LNE) CADA UNO SERÁ LO QUE QUIERA, NADA IMPORTA SU VIDA ANTERIOR Tras los daños y desafueros de la ley Sisí, ahora los de la ley Trans, engendros ambos de la misma matriz, acristianados y apadrinados en el mismo Consejo de Ministros, asentados en el Registro por las mismas facciones de las Cortes Generales. Acabamos de conocer los primeros desafueros y daños de la ley Trans. Uno: ciudadano macho que concurre, en calidad de tal, a pruebas teóricas para policía municipal, en enero. En marzo, se presenta para el mismo cuerpo y ayuntamiento, pero ahora declarándose hembra para las pruebas físicas. Naturalmente, supera en mucho a los demás concursantes (mujeres). Dos: Seis presos varones de la cárcel de Asturies han iniciado el proceso para declararse hembras y piden, una vez transexuados registralmente, que los trasladen al módulo de mujeres. Los autores y defensores de la ley han corrido a denunciar como un imposible y una falsedad el que tal cosa pudiera llevarse a cabo. En el primer caso, el del aspirante a policía sedicentemente mutante, han dicho que no habían transcurrido los tres meses que exige la ley para el cambio. Rodríguez Pam: «Teniendo en cuenta que la ley trans se ha aprobado el 28 de febrero, todas las noticias que dicen que hay personas que han cambiado ya su sexo en el registro son falsas, puesto que no han pasado siquiera los 3 meses necesarios para que se pudiera hacer efectiva la ratificación» (https://mobile.twitter.com/Pam_Angela_/status/1639261025219362817). Pero le ley no dice lo que dice que dice la que la hizo, sino que (art. 44.8) «En el plazo máximo de tres meses desde la comparecencia inicial […] la persona encargada del Registro Civil deberá citar a la persona legitimada para que… ratifique su solicitud». En otras palabras, la cita puede ser al día siguiente. ¿Juzgaremos por sus palabras a doña PAM o a otros juristas que han dicho lo mismo? En el caso de los presos que quieren cambiar de sexación en el registro, han corrido a argumentar diversos colectivos interesados en la materia y algunos juristas. Acusan de un «fraude de ley» y arguyen que los transexuantes deberían estar sometidos a tratamiento hormonal, según la circular 7/2006. Pero la ley, que es del 28 de febrero de este año, y que, en consecuencia, es la nueva juridicidad, es taxativa: «El ejercicio del derecho a la rectificación registral de la mención relativa al sexo en ningún caso podrá estar condicionado a la previa exhibición de informe médico o psicológico relativo a la disconformidad con el sexo mencionado en la inscripción de nacimiento, ni a la previa modificación de la apariencia o función corporal de la persona a través de procedimientos médicos, quirúrgicos o de otra índole» (44.3). Es difícil, por tanto, ver por dónde se podría establecer un fraude de ley en la exposición de la propia voluntad. Y ahora, al margen de los schrödingerianos carcelarios, ¿qué incentivos tendría un varón para desvaronarse por razones de mero interés (al margen del sexo o de los sentimientos)? Pues, en general, muchos. La legislación lacrimosa que padecemos desde hace tiempo, los discursos sobre la llamada brecha de género, el desigual trato legislativo de la hembra contra el varón, han hecho que las mujeres tengan una larga lista de ventajas (de desigualdades) sobre los hombres, en la ley penal, en el trabajo, en las becas… Pero basta con acudir a la propia ley Trans (Cap. II, arts. 52 y ss.) para anotar los privilegios para la personas autotransportada en el registro sexual. ¿Quién en estas condiciones, cuando la única exigencia es decirlo, ni siquiera cambiar de nombre, no iba a hacerlo, de querer o necesitar esas ventajas? Y no es que no haya sido gritado todo esto por muchas feministas. O que no se haya visto lo que ha ocurrido en otros países, como Escocia, con su ley Trans, incluido el traslado de módulo de los presos. Claro que se sabía y se había advertido. Pero esta caterva es renuente a cualquier realidad, solo su capricho (que llama «ideología») construye su proceder. Porque la columna basal de la ley, su sustento jurídico, filosófico y ético es solo uno, el mismo que el del himno de la Legión, «Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior». Ya ven, hasta esta filosofía queer es antigua, tanto como la cabra que al frente procesiona. P.S: Parece ahora que el autotransportado registral que concurría a oposiciones de policía municipal no basó su demanda en la Ley 28/02/2023, sino en legislación anterior de la comunidad de Madrid. Nada de ello empece la argumentación ni extirpa el desliz (jurídico) de la dueña Rodríguez y otros juristas.

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