VERANIEGA

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(Ayer, en La Nueva España) VERANIEGA En los meses de verano, y especialmente en el mes de agosto, asiste uno a lugares que no visita a lo largo del año. Igualmente, llegan novedades en forma de diversiones o exposiciones culturales. Frecuente es también que acudan a la llamada veraniega entretenimientos o actuaciones que se repiten, año tras año, por estas fechas. Uno de esos acontecimientos reiterados es el Salón de Teatro Costumbrista de Candás, que va este año por su trigésima tercera edición. Suelo yo también hablar de él: se estrenan bastantes obras, las actuaciones de las compañías se superan, el discurso se actualiza y se adapta a los últimos acontecimientos o tópicos… Y nuca falla el público. Es curioso, el teatro tradicional asturiano, o el no tan tradicional pero que se mueve, innovando mucho, en ese marco, tiene siempre un público fiel, lo mismo que lo tiene la tonada, un público al que, sin embargo, a la literatura canónica, incluso la muy buena o la que aborda temas muy actuales, le es más costoso llegar, como si fuesen dos mundos en las antípodas. Yo tengo alguna explicación de ello, que no voy a dar aquí. Sí quiero, sin embargo, felicitar al director del Salón de Teatro Costumbrista, el médico Alain Fernández, y a su equipo, así como aplaudir a las compañías, a los autores y al público: treinta y tres años de continuidad y renovación no son moco de pavo, o sea, caxigalina. En compañía de algunos familiares he visitado en la antigua rula de Xixón El legado español en los EE. UU., una exposición que promueve el Ministerio de Defensa. Por un encuentro previo con dos de los militares que tienen a cargo la exposición, el domingo 20 de agosto realizamos un recorrido detenido, con explicaciones detalladas de lo contenido y representado por cada uno de los no pocos carteles y mapas que componen la muestra. Dos son las ideas centrales que guían la exposición: mostrar la deuda cultural y militar de los Estados Unidos con España, especialmente en relación con su independencia de Inglaterra, para la que proporcionamos dinero, pertrechos, armas, municiones y hasta alguna operación militar. (Y a propósito del dinero, hay todavía, de aquella, una cuantiosa deuda reconocida que no ha sido pagada, lo mismo que no lo ha sido la posterior de la compra de la Florida. ¡Hay pufistas inveterados!). La segunda es la de denunciar las mentiras de la Leyenda Negra propagada por las naciones que combatían contra España, en especial la referida al racismo y la esclavitud. Se apuntan las tempranas Leyes de Indias, el mestizaje y algún caso ejemplar de amestamientu, como el del Capitán Mandinga, Francisco Menéndez (de apellido, por cierto, tan asturiano), un esclavo que huyó de los ingleses y buscó refugio en la Florida española. Y, por supuesto, se puede comparar el trato hacia los indígenas de unos y otro. Del mismo modo, se pone de relieve un caso de presencia destacada de la mujer, como la de Isabel Barreto, que ostentó el título de almirante de la Armada de Felipe II. Desde el punto de vista asturiano, algunas curiosidades: el primer español nacido en aquellas tierras fue un descendiente de un tinetense, y el primer día de Acción de Gracias lo celebraron asturianos, precisamente el 8 de septiembre, y no con pavo, con garbanzos. Un agradecimiento especial a nuestros guías, los tenientes Evaristo Martínez-Radío Garrido y Jorge Fernández Castro, auxiliados por el teniente Torres. Sus explicaciones fueron abundantes, precisas, entretenidas y expresadas con brío y entusiasmo. Por otra parte, y no cosa menor, toda la charla fue realizada en asturiano culto, un motivo de especial satisfacción para nosotros y, supongo, para ellos, así como para las personas que a intervalos se iban sumando al grupo. Coda: El verano ha ido tan bien que los principales ayuntamientos están pensando cómo ampliarlo o aprovecharlo mejor para el año que viene. Veremos.

Un glayu asturianu falando n'asturianu hacia 1707

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Un glayu asturianu falando n’asturianu hacia 1707. (L’asturianu del glayu ye un asturianu que quier selo, seguramente porque l’autor del documentu nun lo yera y lo que facía yera imitar lo que a él-y sonaba como asturianu). Facilítame’l testu Evaristo C. Martínez-Radío Garrido, doctor n’Historia y teniente l’Exércitu de Tierra. Ye un documentu que fala de los sucesos de 1707, del allumamientu de Mª Luisa Gabriela de Saboya y la victoria na batalla d’Almansa. Pues bien, a propósitu hai un conceyu de páxaros de delles partes d’España, identificaes como aves o páxaros, y equí llega’l glayu asturianu: “A este tiempo, estando para hablar otro grajo, llegó un grajo de las Asturias, llamado Juan Gango, quien por su mucha edad y hallarse un poco aliquebrado, no pudo llegar con toda ligereza que. quisiera, pero el ser persona de representación y fidalguísimo de pies a cabeça, le hizo persuadir, y con razón, que no obstante el aver llegado otros primero sería atendido antes que todos. Y assí luego al punto, sin quitarse las botas, empezó su embaxada en esta forma: ”Siendo como es para mi Principado, grajísimos señores, especialísimo el motivo de los regocijos, han sido singularísimos también los aplausos con que ha sido celebrada en las Asturias la noticia de el feliz nacimiento de su Príncipe. Non ha avido conceyo desde Pallares hasta Ribadeu en qui non se ayan supladu más pucheres de vin qui pucherons si han echu en Zezeda, Alcorcón nin Zamora. Les pandorgues du Ubiedu, Xijón, Avilés, Cangues de Unix y de Thineu han sidu tan llucides y belles qui con dificultad se avrán visto mugigangues mellores, pues si quisiéramus dezir lluminaries pu is iso, juro a ños, ñon tien par, más de vinte barriques de sein si han gastadu”. “Nadie pudo dudar de esso”, respondió el Prothograjo[2], “porque si la nobleza se muestra y se califica con las obras, de quién podían esperarse expressiones más finas de lealtad y de amor que del Principado, siendo el de las Asturias la fuente y el origen de donde proceden y dimanan los cristales más puros y más limpios de las más ilustre española nobleza”.

Los de la mala suerte

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Los de la mala suerte. A los que Putin tien enfilaos. Tirotéenlos (xente anónimo, por supuestu), envenénense (ellos mesmos, acasu mordiéndose), cáese-yos (o españa) l'avión... Pura mala suerte. Por eso sigue habiendo, equí, ente nós, tantos putineros, tantu defensor de Putin.

Una visita a El llegáu español nos EEUU

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EL LLEGÁU ESPAÑOL NOS EEUU Ayer tuviemos viendo nel edificiu l’antigua Rula, en Xixón, la esposición El legado español en los Estados Unidos de América. La idea central de la esposición ye la de mostrar esi llegáu, qu’entama pola ayuda que prestó España —económica, loxística, militar—, nel reináu de Carlos III pa la independencia de los EEUU; ensin ella, reconocen dalgunos estadounidenses, nun hubiera habido independencia. De fechu, los estadounidenses débennos un montón de perres, en documentu reconocíu, primero por eses ayudes pa la independencia, dempués pola “compra” de Florida, que tampoco pagaren. Pero la esposición, y les esplicaciones de los dos tenientes que tán al frente la esposición, tien otra guía fundamental: esaniciar la Lleenda Prieta sobre España, especialmente, lo referido al racismu y la esclavitú, Por eso se señalen les Lleis d’Indies, la condición de “súbditos” del Rei de los aboríxenes, les amestances de races o la presencia al frente de les tropes españoles como dalgún prietu, talu el Capitán Mandinga, de nome Francisco Menéndez, con esi apellíu tan asturianu. Y esi tratu hacia los indíxenes sorráyase especialmente frente a lo que de verdá facín los ingleses o los ingleses independizaos, los del “we the people”. Dende’l puntu vista asturianu, dalgunes curiosidaes, el primer español nacíu naquelles tierres fue un descendiente d’un de Tinéu, y el primer día d’Acción de Gracies celebráronlu asturianos, precisamente l’ocho de septiembre, y, non con pavu, con garbanzos. Acudimos, en visita alcordada’l día anterior, el mio hermanu Rubén, la mio cuñada Luci y el mio cuñáu Ángel Luis. Acompañárennos na visita y ficieren de guíes los tenientes Evaristo Martínez-Radío Garrido y Jorge Fernández Castro, agabitaos pol teniente Torres. Les sos desplicaciones fueron abondoses, precises, entreteníes y diches con entusiasmu (que yá saben que’l so significáu ye’l de “tar poseídu pol dios, digamos, por un xanu”). Además, tola charla fue fecha n’asturianu cultu, polo que nos prestó más, supongo que tamién a les persones que se diben sumando al grupu a intervalos. Instruíos y agradecíos. (Por ciertu, tán a tiempu de pasar perillí hasta’l día 31 d’esti mes. Antaínen).

Ayudando a las empresas

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(Ayer, en La Nueva España) AYUDANDO A LAS EMPRESAS «Sin empresas no hay Paraíso», podríamos decir parodiando el título de una célebre serie televisiva anteevaamaraliana. Sin empresas, sin inversores, sin empresarios, sin capitales, no hay trabajos ni empleo, y, por supuesto, son difíciles, si no imposibles, los servicios y las atenciones a los más desafortunados. Disculpen la obviedad, pero es que hay mentalidades (y partidos) que no lo creen así, que puede cerrarse los ojos ante esta evidencia y actuar de modo que la aparición o el desenvolvimiento de las empresas puede limitarse, sin que eso tenga repercusiones sobre los individuos y la sociedad. El Gobierno asturiano parece haberse hecho ahora más consciente de esa realidad y, en consecuencia, ha menudeado en discursos de atención a la empresa por parte del mismo presidente, don Adrián, y ha organizado su Gobierno de forma que esa voluntad de atención a la empresa, que no es más que atención al mundo productivo y al empleo, tenga una mayor unidad. Así, se ha instituido la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, y se ha puesto al frente de ella una persona que conoce ese mundo, Borja Sánchez. Del mismo modo, se ha creado un interlocutor directo con las empresas. Ahora bien, en el mismo Gobierno hay una parte cuya visión del mundo real es distinta, IU y sus alianzas, que ya se ha manifestado en los cuatro años pasados contra ciertas propuestas del PSOE, digamos, a favor de la empresa, y que dirige una Consejería con competencias en Ordenación del Territorio, Urbanismo y Vivienda. De modo que las fricciones pueden entorpecer el camino, y, en todo caso, una cosa es predicar y otra dar trigo. Pero pasemos de las palabras a los hechos. ¿Cómo se está ayudando realmente al empleo, digo, a las empresas? Podemos dejar a un lado los retrasos escandalosos en las infraestructuras por parte del Gobierno central (recuerden que han tardado cuatro años en hacer cuatro kilómetros de un tercer carril de la «Y», y que tienen el descaro de anunciar a tambor y gaita que «adelantan» su inauguración dos meses); pero no los del nuestro, con lo que suponen de aumento de costos para las empresas y falta de incentivos para invertir (especialmente, en el abandonado Suroccidente). Pasemos por alto, también, la preterición en esa materia del Noroeste, frente al Mediterráneo, por parte del Central. Pero que aquí el sistema impositivo sobre las empresas sea más alto depende de nosotros. Por poner un dato: abrir una empresa en Asturies, como en España, cuesta el doble de tiempo y dinero que en Portugal. Y las demoras, también nuestras: «El Principado resolverá tras un año las ayudas (para emprender) que solicitaron 1.800 autónomos». ¿Y qué me dicen de este lamento de las pequeñas empresarias del campo?: «Emprender en el medio rural es como una yincana». En una cosa están equivocadas, esa yincana o maratón de obstáculos lo sufre cualquier emprendedor, en el medio rural o en la urbe. Y no digamos ya nada de las políticas relativas al campo, que parecen destinadas a cerrarlo. Pero no es únicamente la autonómica la Administracion que dificulta el desenvolvimiento empresarial o echa la persiana de las empresas: una gran parte de las obras municipales (a veces de dudosa necesidad) se eternizan: eliminan aparcamientos o carriles de circulación, vallan las aceras, llenan de escombros y polvo la zona. Como consecuencia, los negocios pierden clientes, las tiendas de comestibles, las de ropa, los chigres…. Y no se trata únicamente de una disminución de dinero temporal: cuando un ciudadano deja de ser veceru de un establecimiento, raramente vuelve a él, o, de otra manera dicho, el negocio está abocado al cierre. Evito darles datos concretos, pero los tienen ustedes per uquiera. Y otra forma sistemática de destruir los pequeños negocios o semiarruinarlos son las peatonalizaciones y cierres de aparcamientos. En una gran urbe, con miles de transeúntes, puede que la fórmula sea beneficiosa para el pequeño comercio, pero en una mediana o pequeña lo que hace es trasladar las compras a los centros comerciales y a los lugares con aparcamientos. Solo una muestra, de LA NUEVA ESPAÑA del 28/02/2023: «El centro de la Pola se vacía: las calles peatonales suman 18 locales comerciales cerrados y la actividad se traslada a la periferia». Donde quiera que ustedes vivan. Adonde quiera que ustedes miren. Porque una cosa es predicar, y otra dar trigo. Y, por otro lado, el infierno está con frecuencia empedrado, ya no de buenas intenciones, sino de presunciones de correr tras las modas para saberse moderno.

Espinu de fueu (Pyracantha Coccinea)

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En Lluces, el 14/08/2023.

XXIII Salón del Teatru Costumista de Candás

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Entama'l XXXIII Salón de Teatru Costumista Asturianu, en Candás. Camiento que, como siempre, va tener éxitu de públicu y calidá nes representaciones. Equí, unes pallabres del so empobinador, Alain Fernández: ALAIN FERNÁNDEZ Director del Teatro Prendes de Candás "El teatro costumbrista empieza a enganchar a los jóvenes, sobre todo por la temática de las obras" "El cambio de horario del Salón a las nueve de la noche ha llegado para quedarse; recuperamos gente que había dejado de venir porque las funciones a las once le resultaban tarde»" Y esti l'enllace a la entrevista: https://www.lne.es/centro/2023/08/15/teatro-costumbrista-empieza-enganchar-jovenes-90971817.html

Entiendan que nun lo entendamos

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ENTIENDAN QUE NUN LO ENTENDAMOS Un individuu dase a la fuga nel automóvil. Dempués de chocar con un coche de policía, intentar atropellar a los axentes y engárrase con ellos, detiénenlu. De too ello resulten dos guardies mancaos. El comentariu del ciudadanu arrestáu ye: «La pena es que no los haya atropellado». Pal encausáu, que tien numberosos antecedentes y el carné retiráu, el fiscal pide prisión provisional, comunicada y ensin fianza. La xueza déxalu en llibertá con cargos y afirma: «No hay riesgo de fuga ni de reiteración delictiva». Choque en Llanes. Muerre una persona nel accidente. El conductor del vehículu que s’estrella col del muertu nun tien carné nin pasó la ITV. La xueza nun ta segura de la culpabilidá del acusáu nel choque, y, polo tanto, de la de la muerte del otru conductor. Conducir ensin carné nin seguru nin la ITV nun ye delitu penal. Recordarán ustedes d’hai pocos meses a una rapaza a la que pillaron reiteradamente conduciendo ensin carné y ensin seguru, y, si busquen curioso, atoparán casos per toa España. Y entós talantarán que nun seamos pa entender bien qué ye lo qu’ocurre nestes ocasiones. ¿Ta mal llexislao? ¿Ta xulgao con escesiva benevolencia? ¿Nun hai forma de poner llímite a eses conductes incíviques y peligroses tan reiteraes? Daquién debería desplicar y, seguramente, los llexisladores intervenir. Porque, amás, el ciudadanu común, que paga los seguros, pasa la ITV, tien el carné, abona los impuestos y les multes, camienta qu’equí hai una situación discriminatoria de fechu. Y, a lo meyor, siente la tentación de facer como Fidel Álvarez, un vecín de los Ozcos que tien pidío al Ayuntamientu una subvención pa comprar un burru, darréu’l mal estáu de la carretera que lleva al so llugar. Asina, pensará, «nun tendré que pagar impuestos nin tener los papeles al día añu tres añu. Y, sobre too, nun sufriré na comparanza colos que nun-yos pasa nada por nun tenelos».

UNA DECISIÓN MUY DISCUTIBLE

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(Ayer, en La Nueva España) UNA DECISIÓN MUY DISCUTIBLE Echemos la vista atrás. Veinticinco años. El 5 de agosto de 1998 el Ayuntamiento de Cangues, en vista de los atascos de vehículos en la subida a los Lagos, prohibía el acceso a los autobuses. Ya ven ustedes la mentalidad: ciudadanos libremente, sí, y por sus propios medios. Transportes colectivos, no. El Plan de Transportes a los Lagos (de restricciones y condicionamientos) lleva funcionando dieciocho años. Durante todo este tiempo, según cuentan las crónicas, no ha habido ni un solo accidente reseñable (supongo que sí raspionazos o abollones). Recientemente, un autobús ha salido de la carretera, ha dado alguna vuelta, ha provocado algún susto y varios heridos. ¿Por qué se ha producido el accidente? Pues, a día de hoy, no lo sabemos con certeza. Se nos dan tres explicaciones: ha cedido el terreno; el conductor se ha desviado ligeramente (o el autobús ha tenido un problema), sin que haya sido forzado; ese ligero desvío ha sido coincidente (no necesariamente provocado) por el cruce con otro autobús, debido a la estrechez del camino. De forma inmediata, se anuncia que se van a poner en marcha una serie de medidas: la revisión de la carretera, el ensanchamiento de algunos puntos, la mejor comunicación entre autobuses… y, de forma inmediata, la medida estrella: la prohibición de acceso a los coches particulares, que solo podían hacerlo ya entre las 21 y las 7.30 horas. Quien ahora quiera subir a disfrutar de aquellos parajes deberá hacerlo reglado, en autobús o taxi, y, naturalmente, pagando. Evidentemente, la concesionaria de los autobuses y los propietarios de taxis han aplaudido la medida («debería haberse hecho hace años»), obviamente, por razones de seguridad. No han faltado arbitristas a lo Cecilio Oliver Sobera, aquel militar alcalde de Xixón que, entre la coña de la ciudadanía, pretendió que por Fernández Vallín (la calle de Correos) se subiese exclusivamente por una acera y se bajase por otra, y, así, proponen estos ciudadanos, que, por ejemplo, se suba solo por la mañana y se baje por la tarde. Y, ahora, recapitulemos. ¿Es justificable que, tras una eternidad sin accidentes, por uno solo —del que, reitero, no sabemos con certeza la causa— se proceda a la decisión de prohibir la subida de los coches particulares, es decir, se restrinja la libertad de los ciudadanos, salvo que paguen? ¿Todas las mejoras que ahora se anuncian en el firme, el ancho de la carretera, la comunicación entre autobuses, etcétera, no se podían haber hecho en todos estos años? Y sobre todo, miremos veinticinco años atrás y fijémonos en la «filosofía» (o en la consideración de la ciudadanía, si lo prefieren) que separa una y otra decisión. «Muy discutible», he calificado. Bueno, caben otras, pero las dejo para ustedes. PS. Defiendo el derecho del señor Barbón a apelar a la intervención de la «Piquiñina y Galana» para evitar que el accidente hubiese sido una terrible catástrofe. No porque yo crea en la intervención de ningún numen (ni aun el «genius loci»), sino porque es el manejo de un input de la cultura popular asturiana, no desemejante a la acción de quienes llevan el coche nuevo a Cuadonga no porque crean, sino «porque sí», y ellos, si son varones, quedan en la explanada mientras su esposa o pareja entra en la Cueva.

Na UABRA

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Ayer, na UABRA, nel Campu (Casu). Falando de 50 años del Surdimientu y lliteratura asturiana. Na mesa Inaciu Galán, Lourdes Álvarez (Premiu Nacional de Lliteratura), Esther Prieto (escritora y editora de Trabe), y la mio persona. La mesa y parte los asistentes al cursu.

Juticia a lo moro, justicia a la española

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(Ayer, en La Nueva España) JUSTICIA A LO MORO, JUSTICIA A LA ESPAÑOLA Estos días, un personaje famoso, Kevin Space (que, por cierto avileseó y niemeyerió cuatro veces por invitación de don Vicente Álvarez Areces), ha sido absuelto por un jurado de nada menos que de nueve cargos por delitos sexuales. Hasta aquí, casi normal, lo anormal es que, en alas del movimiento # meToo, las redes sociales y la cobardía de «negociantes», «mundo de la cultura» e instituciones, ya había sido condenado sin juicio seis años antes: arruinada su carrera, expulsado de una serie que protagonizaba, borrado digitalmente de una película de Ridley Scot que ya estaba terminada; y, ahora piensen en su día a día: arruinadas su vida personal y social. ¿Quién lo resarce? Nadie. ¿Quién repara el daño permanente? Nadie. Los movimientos que acusan sin pruebas y que logran establecer la condena social a través de miles de cómplices que se convierten en dioses justicieros multiplicándola en las redes son una nueva versión de la «Ley de Lynch» o de aquella «justicia popular» que en Grecia condenaba a muerte a Sócrates o a Alcibíades. O, si les gusta más, «justicia a la mora». Recuerden ustedes. Capítulo XXVI de la segunda parte del Quijote. El muchacho que relata ante el retablo de maese Pedro el episodio de Gaiferos y Melisendra, tras referir la afrenta de un moro a una dama y el castigo que por ello recibe, proclama con admiración: «y veis aquí dónde salen a ejecutar la sentencia, aun bien apenas no habiendo sido puesta en ejecución la culpa; porque entre moros no hay «traslado a la parte», ni «a prueba estese», como entre nosotros». A lo que don Quijote replica: «—Niño, niño, seguid vuestra historia en línea recta y no os metáis en las curvas o transversales; que para sacar una verdad en limpio menester son muchas pruebas y repruebas». Pero hay otro tipo de justicia, que podríamos llamar «a la española», aquella que practicaba durante años, con pruebas y repruebas, la Inquisición. Recuerden a Fray Luis: cuatro años de cárcel, hasta que lo soltaron, inocente. Pues bien, casualmente, ha coincidido con la exoneración del señor Kevin, la de la Audiencia Nacional nada menos que a veinte acusados tras la ampliación del puerto de El Musel. Veinte acusados. Ocho años de trámites, nada menos. Y lo que es peor, la Audiencia Nacional censura el que hayan llegado a juicio oral «hechos con escaso o nulo poder incriminatorio», lo que implica una censura a los jueces que iniciaron el procedimiento y al fiscal que siguió insistiendo pese a que el Tribunal de Cuentas no halló «perjuicio al erario» en el 2019. Ya saben: ocho años de censura social, de pérdidas de empleo, de gastos en defensa, de señalamiento social, de incomodidades familiares… Justicia «a la española», ya ven, no como «a la mora», aquí es con papeles. Llevo una anotación de casos donde el instructor o la fiscalía abren una causa general que queda en nada o casi nada después de mucho tiempo. Son muy abundantes, y la reparación del daño, moral, económico, personal, nunca es resarcible. A veces da la impresión de que lo que se persigue no es tanto la búsqueda de la justicia como la búsqueda de la imagen de que “el mocín” es un incansable perseguidor de la justicia.

Statuam meam ponetis

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Ayer, en la Nueva España L’APRECEDERU «STATUAM MEAM PONETIS» Uno de los siempre magníficos cuentos de Milio Rodríguez Cueto se titula así. En él, Augusto, el conquistador y esclavizador de los astures, tiene un sueño —está aquí, aún no ha vuelto a Roma— y manda que convoquen a los vencidos, esclavos y prisioneros, para dirigirles unas palabras, a través de un intérprete. Con verbo solemne les dice: «Statuam meam ponetis» (me erigiréis una estatua). Cambiando de tema. Siempre leo con suma atención las declaraciones de los carrilanos —permítanme recuperar este viejo término— o bicicleteros cada vez que los entrevistan o premian. Anoto el entusiasmo y la fe con que predican las virtudes de la bici como medio de transporte ideal, como salvación del medio ambiente y casi como único vehículo contemplable en la movilidad del futuro. Y, a pesar de que veo la casi totalidad de los carriles bici de mi ciudad prácticamente sin ocupación durante todo el año —incluidos los que parecen muy afayaízos para los jóvenes, como los que llevan al campus universitario—, salgo a la calle convencido, a punto de convertirme en un predicador de la buena nueva. Después recorro las calles de mi ciudad. Aun distraído, voy observando la innúmera cantidad de personas que circulan con tacataca, en silla de ruedas, apoyándose en bastón o muletas, sofitándose en otra persona —familiar o agabitante pagado, generalmente de fuera de España— para poder desplazarse; a quienes, aunque sin auxilios, caminan con dificultad. Y me da por pensar que, ignoro por qué motivo, somos un país con un 45% de gente mayor de 65 años. ¡Ah! El cuento de Milio. ¡Sí, hom! Después de que el traductor hace llegar las palabras de Augusto a la multitud de esclavos, estos guardan silencio, se miran entre sí (ya saben que uno de los castigos que aplicaban los romanos a los vencidos era cortarles las manos y dejarlos vivos) y levantan al cielo sus muñones.