(Asoleyóse en La Nueva España del 24/02/20)
L’APRECEDERU
FILÁNTROPOS
Y CELIBATO
El fallecimiento de don Plácido
Arango obliga a expresar el reconocimiento por su trayectoria filantrópica. Aquí,
su obra ha sido especialmente notable en dos ámbitos, en el de la Fundación
Princesa de Asturias y en de la donación de cuadros al Muséu de Belles Artes d’Asturies.
No es rara la tradición de obras o instituciones filantrópicas en nuestro país,
desde las educativas a las de caridad o los equipamientos públicos. Así, la
abundante generosidad de muchos indianos, que dejaron constancia de su amor por
su pueblo o su tierra tantas veces.
Algunos de esos benefactores,
recuerdo, fueron personas que murieron sin descendencia o que no se casaron, lo
que me lleva a una cuestión que anduvo rodando estos días por medios y
tertulias: la del celibato del clero católico. Saben ustedes que, a partir de
una iniciativa proveniente de Brasil, se especuló con que el papa Francisco,
tenido por “progresista”, permitiese que el clero pudiese contraer matrimonio,
aunque fuese solo, inicialmente, en algunos casos. (La cuestión del celibato,
por cierto, es un viejo caballo de batalla del progresismo, eclesial o no, y se
tiene como una de las actitudes más retrógradas de la Iglesia y la que más
impide la ordenación de sacerdotes).
Personalmente, no tengo opinión
alguna al respecto. Ni tildo de retrógrado el celibato en la clerecía ni me
interesa saber sus efectos en la recluta de sacerdotes: es una cuestión de la
institución y sus miembros sabrán lo que les interesa. Doctores tiene la
Iglesia.
Lo que sí me llama la atención
es ver la pasión con la que se expresa al respecto gente que nada tiene que ver
con las creencias ni las prácticas religiosas, gente incluso anticlerical:
parece que les fuese la vida en la cuestión. Y es que, en el fondo, mucha gente
no sabría vivir sin aquello que dicen que no les importa, aunque sea para estar
en contra.
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