Colunguesa (o del Sumiciu)

(Ayer, en La Nueva España) COLUNGUESA (O DEL SUMICIU) Desde 2005 existe un proyecto redactado por la Demarcación de Costas para unir las playas colunguesas de L’Astuera (noble nombre de raíz prerromana, como Asturies) y La Griega (otro nombre de origen oscuro y venerable). Nada se ha efectuado de él, salvo algunos desbroces recientes en su comienzo en Llastres y muchas promesas electorales sobre el mismo. En el 2022, a finales del último mes del año -hubo elecciones en mayo de 2023, como recuerdan ustedes-, la delegada del Gobierno, doña Delia Losa, visitó Colunga acompañada por responsables políticos y técnicos. Doña Delia notificó que en el pasado mes de octubre el Ministerio de Transición Ecológica y el Gobierno de Asturies habían firmado un convenio por el que el Gobierno central aportaba dos millones de euros para la obra, que el Ejecutivo asturiano se encargaría de licitar y ejecutar. A día de hoy, como de aquel “pobre Fernández” del que nunca más se supo, el proyecto, ¡dieciocho años después!, sigue tan publicitado como desaparecido. Si ustedes deciden pasear por las pintorescas calles y barrios de Llastres, anímense a bajar hasta el puerto. Allí, sobrepasada la rula, doblen hacia la derecha y empiecen a recorrer el espigón que enfrenta L’Astuera, La Griega, el Sueve y Colunga. Si la mar tiene algo de movimiento oirán unos silbidos, que no son de los ventolinos ni de espíritus algunos, sino del aire que se mueve entre los bloques, que tienen ralas entre ellos. Es muy fácil también que, según el día, oiga, como en la canción, “las olas bramar”. Es verdad que no llegan a ser un “gufón”, ¡pero bueno! En prosaico, lo que quiere decir todo ello es que el espigón tiene deficiencias que pueden acarrear ruina en algunas partes. Es esa la razón por la que en 2022 se adjudica a Dragados la construcción de 398 bloques de hormigón de unas 60 toneladas para refuerzo del dique, con un presupuesto inicial de 3.200.000 euros. Pero, a partir de ese momento, empieza una serie de cambios que recuerdan la inconstancia de don Pedro Sánchez y sus adláteres. En principio, en el proyecto que acompaña a la adjudicación se estudia una alternativa que consistiría en fabricar los bloques fuera del puerto, pero se desecha; se opta por fabricarlos en el muelle. Tomada la decisión, determinados movimientos telúricos hacen que la opción preferida inicialmente se rechace y se decide, con una ampliación del presupuesto, fabricarlos en Nava. Y allí están, desde hace tiempo, en perfecto estado de revista y esperando su utilización. Porque han surgido dudas a la hora de su traslado. Por carretera, se duda de si la bajada al puerto aguantará el trasiego de tanto peso reiterado, el de los bloques más el del camión. Se pensó en un momento determinado en llevar los bloques a El Musel, y, desde allí, trasladarlos en barco hasta Llastres y allí descargarlos y colocarlos (habrá que ampliar el presupuesto). En el momento presente se ignora cuál será la decisión que se tomará ni cuándo. Como en la canción de Mambrú, no se sabe “si vendrá por la Pascua, / mire usté, mire usté qué guasa, / si vendrá pela Pascua / o pela Trinidá / do, re, mi, do, re, fa”. Pero no sean ustedes mal pensados. A lo mejor, todo esto no se debe a la desidia, ni a la incompetencia, ni al incumplimiento de los compromisos por parte de las administraciones y los partidos políticos. Tampoco a que se prometa mucho sabiendo que no se va a cumplir lo prometido o que se va a retrasar por falta de fondos. Posiblemente no se deba más que a la actuación del Sumiciu, que, como saben, gusta de guardarnos las cosas para que las perdamos. Y dos addenda. La primera: “El Principado, Oviedo y Gijón cerraron 2023 sin ejecutar la mitad de su inversión”. Lo mismo que el Gobierno de Madrid. Que una cosa es recaudar y prometer y otra dar trigo. La segunda: el Papa ha invitado a Ucrania a rendirse para negociar la paz. No se escandalicen. Yo tengo por seguro que, al modo con que don Francisco tiene conversaciones amistosas con doña Yolanda Díaz, las tiene con Putin. Y que este le ha confesado que está deseoso de llegar a un acuerdo y que ha renunciado a ocupar toda Ucrania y a poner en Kiev un gobierno títere, digo, amigo, así como a otras exigencia que en público viene manifestando, pero solo para llegar a un acuerdo equilibrado y beneficioso para todos, que es su verdadera intención desde que invadió Ucrania.

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