La modernidá aforfugante

(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU LA MODERNIDÁ AFORFUGANTE “Profesores hartos del papeleo se unen en una asamblea para movilizarse”. "Cada vez tenemos menos tiempo para enseñar", se quejan los docentes. He ahí algunos titulares que recogen el estado de ánimo de los enseñantes. Es una emocionalidad que ha venido acrecentándose en los últimos años, en la medida en que el papeleo sobre lo que se hace (¡o lo que se tiene que inventar para parecer que no se hace lo que siempre se hizo!) y las justificaciones para los padres y la inspección ocupan cada vez más horas y más bitios; incluso, más tiempo del que se practica la docencia en el aula en contacto directo con los alumnos. Por ejemplificar cuál es la situación: no hay ni un solo profesor que no esté contando el tiempo que falta para su jubilación, nadie que no esté pensando en hacerlo anticipadamente. Ya ven ustedes en qué ha quedado la ilusión de aquello que antes se caracterizaba, en bastantes, como “vocación”. Pero los profesores no están solos: al menos los médicos y los ganaderos comparten ahora ese hartazgo de pasar el día anotando en el ordenador cada minuto de su actividad. En esa ocupación aforfugante, en parte excesiva, en parte sin sentido, influyen algunas razones de lo que podríamos llamar “modernidad contemporánea”: la voluntad de los superiores de controlar lo que hacen quienes son sus subordinados, principalmente por justificar su misma posición; lo que parece ser la necesidad universal de saturar de datos los depósitos de ellos que se crean con ese fin, sin que, salvo en el caso de los que viven de venderlos -los buscadores de interné, fundamentalmente- esté muy clara la utilidad o el uso de la mayoría de esos datos; la moda, en fin, que, una vez en camino, siempre exige un paso más para estar al día, en este caso, una tarea más; como el lema olímpico: citius, altius, fortius.

No hay comentarios: