Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Tantos homonos
(Ayer, en La Nueva España)
L’APRECEDERU
TANTOS HOMONOS
El Homón de Faro, en la vía Carisa, parece haber sido un punto fuerte de resistencia de los ástures a la invasión romana, a su voluntad dominadora y su voracidad minera por hacerse con nuestro oro. Pues bien, en los últimos tiempos se ha levantado en nuestra tierra, al igual que en otras muchas zonas de España, una férrea resistencia, numantina, diríamos en términos más comunes, contra algunas necesidades perentorias de nuestro tiempo.
El Tribunal Supremo acaba de desbloquear 120 pleitos sobre 64 parques eólicos que el Tribunal de Xustiza de Galicia había dejado en suspenso. La sentencia, que reitera otras anteriores, no es más que una muestra de la oposición que vecinos, ayuntamientos, partidos e, incluso, algunos jueces, manifiestan contra lo que todo el mundo reclama como necesario pero que no quiere ejecutado: los parques eólicos. Contaminación, fuera, pero productores de energía limpia también o, por lo menos, “non na mio quintana”. Ahora bien, que nadie nos prive de la electricidad (barata), de los móviles o las consultas en interné.
Ocurre lo mismo en Galicia con los parques de baterías, necesarios para poder acumular la energía del sol o del viento cuando se produce. Ahí, asimismo, se ha levantado, una ola reaccionaria que sustentan discursos y partidos que auguran a los vecinos daños sin cuento.
¿Y aquí, en Asturies, ocurre algo semejante? ¡Qué va!
A estos homonos o numancias se suma ahora la resistencia a todo tipo de excavaciones o prospecciones mineras. Conocen ustedes que las llamadas “tierras raras” son necesarias para muchos usos y aplicaciones imprescindibles, saben también que Europa las importa en su mayoría, muchas veces de países hostiles. Pues bien, para modificar esa situación, Europa aprobó en 2024 el Raw Materials Act, que ahora trata el Gobierno español de desarrollar.
Pues bien, tanto nosotros como nuestros primos hermanos, los gallegos, corremos a declarar sagrada la Madre Tierra, vecinos, partidos y ayuntamientos.
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