¿Adónde va Europa?: las reformas

Los invito a leer "La nueva eurozona", un interesante artículo de Kike Vázquez, en Cotizalia.com, el día 14/05/2012. Tal vez en su pronóstico haya muchos aciertos.

La “Nueva Eurozona” está en camino


Tendemos a no saber aceptar los errores, a culpar a los demás de nuestra suerte, cuando en realidad si algo determina nuestro futuro somos nosotros mismos. Existen también otras variables, pero nuestro hacer es la principal. Es por ello que funcionan tan bien técnicas como la del “enemigo común”, buscar a alguien ajeno al grupo al que poder echarle las culpas uniendo a quien critica, porque es mucho más fácil mirar hacia fuera y criticar que mirar hacia dentro y tratar de hacerlo lo mejor posible. Esto último requiere reflexión y acción, requiere tiempo y disciplina, mientras culpar a otros es rápido y sencillo. Lástima que así los problemas a los que nos enfrentamos no se resuelvan.

He criticado a Alemania en numerosas ocasiones, porque la burbuja que se ha creado en los últimos años es tan responsabilidad nuestra como de ellos, porque lo que vemos es fruto principalmente de una Unión Monetaria con deficiencias estructurales y no tanto por otros factores, pero ahora toca buscar soluciones y dejar de mirarnos unos a otros. Sin austeridad en la periferia serían necesarios tal cantidad de recursos desde el núcleo que haría inviable la continuidad, podríamos aplazar dicha decisión con el BCE pero no resolver los fallos estructurales que son los verdaderos causantes de lo que vemos. Asimismo si solo nosotros cargásemos con todo el ajuste, la economía colapsaría y el final sería traumático. Ni el núcleo ni la periferia pueden vencer individualmente, necesitan cooperar.

Cierto es que hasta el momento el ajuste estaba siendo asimétrico, motivo por el que algunos criticaban a Alemania por no querer cumplir con su parte. Pero, ¿de verdad íbamos a hacer las reformas necesarias si no nos presionasen? Presión mediante seguimos con un ajuste inmobiliario a medias, con miedo a las reformas políticamente costosas y dando la imagen de que no somos realmente conscientes de lo que nos jugamos. Por ello se puede culpar a Alemania, pero también entender que no creyesen que nuestra voluntad para esforzarnos era verdadera. Una vez hemos dado muestras de ello parece que la situación cambia, la inflexible Alemania ha lanzado mensajes que suponen un cambio radical en su actitud.

1.- Inflación: La pasada semana Jens Ulbrich, miembro del Bundesbank, afirmó que Alemania podría tolerar una inflación por encima de la media de la Eurozona. ¡Esto es un cambio disruptivo! ¿Por qué? No solo porque es la primera vez que parecen dar muestras de superar lo ocurrido en la Republica de Weimar, también porque puede representar un punto de inflexión de magnitudes inimaginables por el español medio. Y es que esto lo que quiere decir es que España no se tendrá que devaluar internamente tanto como se creía, es decir, que gracias a este movimiento nuestra nómina se verá menos perjudicada.

A lo largo de los últimos años los costes laborales se han disparado en España, lo que significa pérdida de competitividad, lo que significa endeudamiento con el exterior, lo que significa paro… y lo que significa que el proceso debe ser revertido porque las diferencias se hacen insalvables dentro de la Eurozona. Si tuviésemos nuestro propio Banco Central podríamos devaluar, pero como no lo tenemos solo queda el ajuste clásico: la devaluación interna. Observen la siguiente gráfica:


La gráfica representa los costes laborales unitarios, es decir, el coste por unidad de producto, lo que trata de ser una aproximación a la competitividad. Si para fabricar un mismo bien el coste se reduce en un lugar y se dispara en otro el primero se hará más competitivo que el segundo. Como podemos comprobar en este caso el primero es Alemania y el segundo España, en azul y rojo respectivamente. ¿Dónde entra el movimiento planteado por el Bundesbank en todo esto? Lo van a entender muy rápido viendo la siguiente gráfica.


¿Saben cuál es la diferencia entre una y otra? ¡La inflación! En otras palabras, si la inflación de Alemania y de España hubiese sido la misma en los últimos años, España habría ganado competitividad con respecto a Alemania desde la entrada en el euro. O lo que es lo mismo, no son los salarios de los trabajadores quienes han mermado la competitividad de este país, puesto que en términos reales se cobra hoy menos que hace una década por producir lo mismo, ¡ha sido la inflación!

Por eso que Alemania acepte tener una inflación por encima de la media de la Eurozona es un gran respiro para nosotros, hará que nuestra devaluación interna sea menor puesto que serán ellos los que ahora sufran el proceso que hemos sufrido en la última década, al menos parcialmente. Esto seguramente supondrá mayores salarios para los alemanes, incremento de precios en el Real Estate, menor competitividad y superávit comercial con los socios comunitarios. No esperemos grandes cambios, porque Alemania querrá seguir compitiendo a nivel internacional, pero en cualquier caso cualquier ayuda se agradece.

Por la contra España podría beneficiarse de una menor devaluación, mayor competitividad y por tanto menor destrucción de empleo. O lo que es lo mismo, este movimiento impulsa el reequilibrio de la Eurozona. Movimiento que según algunas fuentes podría prolongarse en el medio plazo por lo que si hacemos los deberes controlando la inflación (y no solo durante las recesiones cuando el diferencial se vuelve negativo sin ningún tipo de reforma)  acercando los salarios a la productividad, aumentando la competitividad interna y potenciando el sector exterior en lugar del consumo, podríamos estar ante nuestro punto de inflexión en esta larga crisis. Está por ver, eso sí, que realmente se confirme lo dicho, las presiones no serán tenues.


2.- Crecimiento: Actualmente la mismísima Merkel reconoce que es necesario potenciar el crecimiento para salir de esta situación, y es que tratar de hacer un ajuste de las magnitudes necesarias mediante devaluación interna sin ayuda exterior es un seguro de recesión profunda, muy profunda. Si el PIB se desploma da igual lo que intentes pagar, la deuda aumentará, el efecto final será un aumento del ratio deuda entre PIB y por tanto una percepción de deterioro de la solvencia y por tanto más intereses, y por tanto más deuda… ¿Cómo potenciar el crecimiento entonces? Es una pregunta difícil, ya que los déficits fiscales, opción habitualmente escuchada, pueden ser bien o mal usados según la disyuntiva “política – eficiencia” del gobierno de turno.

Lo que sí podemos es plantear alternativas, alternativas que cada vez son más escuchadas. ¿Qué hay de un Plan Marshall? ¿Qué ocurriría si por ejemplo la UE decide poner el dinero para realizar proyectos clave, que se consideren imprescindibles para mejorar la competitividad, a un “precio amigo”? Quien pone el dinero, el núcleo de la Eurozona, podría recibir el coste de financiación que le pida el mercado y auditorías propias para comprobar el buen uso de los fondos. Quien lo recibe, la periferia, realizaría un proyecto útil y potenciaría el crecimiento. Lo mejor de esto no es el corto plazo, sino que sería un principio de trasferencias fiscales.

La "Nueva Eurozona"

Tenemos una última opción, una que cada día parece más cercana para Grecia: dejar el euro. Alemania parecía decidida a no dejar caer a nadie que aplicase reformas, pero cuando éstas son tan duras como las aplicadas en la Republica Helena es comprensible que surjan dudas por parte de los afectados. Citigroup le da un 50-75% de probabilidades a la salida del euro, John Taylor, del mayor hedge fund de divisas del mundo, cree que la salida se producirá este verano, entre otros. Por fundamentales Grecia o Portugal están fuera, su ajuste es imposible, aunque al ser pequeños podrían mantenerse vía fuertes trasferencias fiscales. Es una decisión política. Económicamente está claro.

Estamos ante un punto de inflexión en la Eurozona, ante un momento que marcará nuestro futuro porque actualmente se está creando una nueva estructura para la unión, una “Nueva Eurozona” con unos miembros más unidos... y otros que puede que no sean miembros. Una vez aplicada cierta austeridad parece que Alemania tratará de tomar las medidas necesarias para salvar el euro antes de que el contagio avance a países como Francia. Si esto es así deberíamos olvidarnos del “enemigo común” y pasar a intentar hacerlo lo mejor posible, puesto que somos nosotros la variable que más influye en nuestro propio futuro. Todos vamos en el mismo barco y todos debemos mantenerlo a flote.

Por Kike Vázquez para COTIZALIA del 14/05/2012

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