La invariante del Payares

(Ayer, en La Nueva España) LA INVARIANTE DEL PAYARES «La variante del Payares» se llamó en su día a lo que hoy se prefiere denominar «el trazado del Huerna». Pero con un nombre u otro, bien podríamos denominarlo «La invariante del Huerna» o «del Payares», como prefieran. Una invariante de dilaciones, engaños, mentiras, tomaduras de pelo a lo largo de décadas. Como ustedes saben, en 1981, el Gobierno de Suárez, con el impulso del benemérito Alejandro Rebollo, proyectó sustituir el tramo del Payares del tren Asturies-Madrid y realizar un nuevo trazado que permitiese otra velocidad y otra seguridad. Lo primero que hizo el Gobierno del Felipe González al llegar al poder fue liquidar ese proyecto y centrar los esfuerzos presupuestarios en otras zonas de España. En 1987 los socialistas aprueban el Plan de Transporte Ferroviario, del que se excluye el nuevo trazado a Asturies. Al margen de ello, a lo largo de los años, y en cinco ocasiones, el PSOE, aquí y en Madrid, votó en contra de tomar en consideración las necesidades ferroviarias asturianas. Del mismo modo, en el posterior Plan Director de Infraestructuras los socialistas excluyeron a Asturies de las prioridades de modernización ferroviaria. Con esa oposición o abstención, la Xunta Xeneral y el Congreso aprobaron la inclusión en el PTF de la variante. Tengo personalmente el honor de haber sido uno de los oradores que en 1997 defendió en la tribuna del Congreso la proposición de la Xunta, que allí había sido trasladada. Una colección de propuestas programáticas, proposiciones parlamentarias y artículos periodísticos que se reúnen en mi Teoría y práctica d’Asturies está ilustrada en la portada con una fotografía de aquel momento. Con el impulso de Álvarez Cascos (a cada uno, lo suyo) en 2003 se licita la obra, con un plazo de ejecución (apúntese) de cinco años. Después, el plazo se amplió hasta 2010. En el 2005 Rodríguez Zapatero, a la sazón Presidente, anuncia que el AVE llegará a Asturies en 2010. En el 2017 el ministro Íñigo de la Serna anuncia el fin de las obras para 2021. Sucesivos ministros de posteriores Gobiernos han ido poniendo sobre los medios de comunicación y los oídos de los asturianos diferentes fechas. A mediados de 2022, «La Ministra de Transportes - decía LA NUEVA ESPAÑA- se compromete con Barbón a que el AVE llegará a Asturias en mayo de 2023», y otros medios titulaban: «Adrián Barbón anuncia que el AVE llegará a Asturias en mayo de 2023». En noviembre el Gobierno de Pedro Sánchez ratificaba que el AVE llegaría a Asturies en esa fecha y que, en ese momento, se pondrían a la venta los billetes para el viaje en él. Ya se ve que el tren (político) asturiano nunca pitó ni pintó. Reconozco que la obra ha tenido costos altísimos por la dificultad del terreno que atraviesa, y que ello ha provocado retrasos entendibles. Lo que no se entiende es la «invariante del Payares»: ¿Por qué mentir una y otra vez? ¿Por qué dar plazos de conclusión que saben que no se van a cumplir, o, al menos, que no saben si podrán cumplirse? ¿Acaso creen que sí se puede engañar a todos durante todo el tiempo? PS. Y vamos con la última. Para adecuar la vía entre Pola L.lena y Uviéu, Adif propone suspender el tráfico ferroviario los fines de semana. El Gobierno asturiano ha salido a rechazarlo tan enfurecido como los lobos a los que protegen los socialistas frente a los ganaderos. «No pasarán». ¿Acaso es preferible que se suspenda el tráfico durante la semana, cuando los ciudadanos van a sus trabajos y hay más actividad? Por otro lado, si para cuatro pioyosos kilómetros del tercer carril de la “Y” llevan cuatro años, ¿para los 29 kilómetros de vía entre L.lena y Uviéu cuánto tardarán? Más vale no pensarlo. Porque, como se sabe, el tren (político) asturiano ni pita ni pinta.

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