Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Trump es un imbécil
(El 23/04/2025, en La Nueva España)
TRUMP ES UN IMBÉCIL
El 19/01/2025 publicaba en LA NUEVA ESPAÑA un artículo titulado “Un pendenciero y un matón”, el primer adjetivo calificaba al presidente estadounidense, el segundo al ruso. Ya en aquel momento Donald anunciaba todos sus propósitos geopolíticos –conquistadores unos, pacificadores otros– y amenazaba con sus disposiciones económicas. Desde entonces acá, sus actos y sus palabras pueden dar lugar a muchos otros calificativos, el de “grosero” o “patán” entre otros, pero me limitaré aquí a justificar por qué le cae como anillo al dedo el que he puesto en el título.
Durante la campaña electoral se jactó de que acabaría con la guerra de Ucrania en 24 horas: “Se están muriendo, rusos y ucranianos. Quiero que dejen de morir. Y lo tendré hecho: lo tendré hecho en 24 horas". "Esa es una guerra que se muere por resolverse. La resolveré incluso antes de ser presidente". A mediados de marzo de este año, preguntado por aquella promesa y, en vista de que las cosas no marchaban, respondió: "Bueno, estaba siendo un poco sarcástico (¿sarcástico?) cuando dije eso". "Lo que realmente quiero decir es que me gustaría solucionarlo y creo, creo, que tendré éxito".
A través de medios diplomáticos y su intervención directa, consiguió que se acordase una especie de tregua entre Ucrania y el invasor. Previamente, para conseguir ese resultado, trató diversamente a los cabezaleros de una y otra parte. A Zelenski –finales de febrero– lo amenazó y vejó en la Casa Blanca, le exigió parte de las riquezas de Ucrania y lo acusó de “estar jugando con la Tercera Guerra Mundial”. Con Putin mostró otro talante. No solo se negó a llamarlo dictador (lo que puede entenderse en un contexto negociador), sino que lo elogió –mediados de marzo– afirmando: “Quiere de verdad la paz (…) pero creo, creo, que va a aceptar –un alto el fuego–. Realmente lo creo. Creo que le conozco bastante bien y creo que va a estar de acuerdo".
Pues bien, a finales de marzo, en vista de que el acuerdo definitivo no avanza y de lo que propone Putin para ello, que viene a dificultarlo, “se enfadó mucho” con el mandatario ruso y amenazó con su medicina favorita, imponer aranceles a su petróleo.
Cualquier observador medio atento sabe quién es Putin: asaltó y se apropió de Crimea en 2014 e invadió Ucrania en 2022; hasta ahora, con el resultado de cientos de miles de muertos. Y conoce también sus requisitos para establecer una paz: quedarse con los nuevos territorios conquistados o algunos más y poner al frente de lo que quede de Ucrania un gobierno títere prorruso, si no anexionarse todo el territorio y, por supuesto, eliminar a Zelenski, cuya persona y gobierno, argumenta, ¡él!, no son democráticos, tal vez porque no utilizan el polonio como método disuasorio.
Y de la medio tregua que parecía acordada, ya saben ustedes: continúan los combates y este Domingo de Ramos, el día 13 de abril, bombardeó el centro de la ciudad ucraniana de Sumy con el resultado de 35 muertos y 119 heridos.
Que Trump ignore con quién está tratando, que dezconozca que, en realidad, Putin sabe que no tiene nada que perder (los muertos, por supuesto, los ponen su pueblo y mercenarios varios, entre otros, algunos norcoreanos) y que no existe para él más paz que aquella que se ajuste a sus pretensiones, hace del presidente estadounidense un auténtico imbécil, “tonto o falto de inteligencia”, que cree que bastan su palabra y su persona para imponer su voluntad al resto del mundo, sin conocer qué es el mundo y quiénes habitan en él.
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