Panorama y perspectiva

(Ayer, en La Nueva España) De vez en cuando aparecen noticias que traen algo de optimismo. Así, la bajada del desempleo y la subida de los cotizantes en el mes de marzo. O los datos de 2023 sobre la creación de empresas y el importe de capital invertido en sociedades, parámetros en que fuimos los segundos de España. Ahora bien, el primero de esos datos es más bien poco alentador, en la línea del resto de España. Pues casi el 90% de las nuevas contrataciones se producen en el sector servicios, y dos de cada tres nuevos cotizantes lo son en la hostelería y en las administraciones públicas, ese hidrópico que no para de crecer. Si observamos el otro aporte, el relativo a las empresas, los datos son más bien para acercarse a la depresión. En cifras de 2023, el 54,1% de las 64.611 compañías de la región no tienen empleados; algo más del 41%, entre uno y nueve asalariados. No hace falta decir que solo las compañías de un cierto tamaño pueden acudir al crédito con facilidad, innovar, exportar y, en una palabra, competir y crear empleo. Las demás son frágiles chalupas expuestas a naufragar en cuanto la mar se mueva un poco en exceso. Por si fuera poco, en el balance de los últimos años, el número de empresas ha disminuido, así como la cuantía de las que tienen más de cincuenta trabajadores. El PIB por habitante es el 78% de la media europea y, pese a la recuperación de los dos últimos años, aún no hemos llegado al 80% en que estábamos antes de la pandemia. Ahora bien, nuestro nivel de renta es elevado, fundamentalmente por las transferencias de las pensiones, que superan la cuarta parte de la renta disponible en Asturies, mucho más que en cualquier otra comunidad autónoma, como recordaba el profesor Jesús Arango el domingo día 7. No hace falta que siga. Saben de sobra nuestra situación: decrecimiento, poco empleo, no grandes salarios, emigración de los jóvenes... Como me gusta decir, vamos siendo como una manzana que va agurriando y perdiendo sustancia con el tiempo. No nos falta, quizás, gente formada, pero sí mentalidad colectiva y capitales. ¿Tiene remedios? Al menos existe un actor que podría hacer mucho más: el Gobiernu. Dejemos a un lado la cuestión de los impuestos a los actores económicos, centrémonos únicamente en su actividad gestora, que es, ciertamente, mejorable, podando norma y acortando plazos, al menos. Y, sobre todo, actuando con eficacia en lo que tiene entre manos. Fijémonos. Somos de las regiones con menor ejecución de los Fondos de Recuperación: Gobiernu y ayuntamientos han adjudicado el 44% de las ayudas convocadas, mientras que en Galicia ya han alcanzado el 71%. Un dato más: en ejecución de la inversión programada cerramos el año pasado teniendo el porcentaje más bajo de todas las comunidades, once puntos por debajo de la media nacional, según datos del Ministerio de Hacienda. En materia de energías renovables, que todo el mundo dice querer favorecer y antainar, tenemos más de 50 parques en tramitación, pero ninguno en obras, y recientemente se han bloqueado siete. Y el último, para no abrumarlos: hace más de quince meses que se aprobó para Asturies un fondo de 263 millones de euros, pues bien, las huestes barbónicas (donde se incluyen PSOE e IU) aún no han hecho la convocatoria, por lo visto todavía tienen que realizar “correcciones técnicas” para las condiciones del concurso. ¿No creen ustedes que algo más se puede hacer que discursear sobre los tópicos de moda? ¡Y menos mal que don Pedro y sus muchachos han jurado que Cataluña no gestionará por entero los tributos, al modo del concierto económico vasco y navarro! Porque con eso y la quita, que sí harán -entre otras cosas-, iríamos aún a peor. Pero, tranquilos, yo estoy seguro de la palabra de don Pedro, que nunca me ha fallado. Y, si no, en todo caso, todavía quedan la FSA y don Adrián para que le hagan dar marcha atrás, como con el lobo.

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