Se les ve el plumero

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU SE LES VE EL PLUMERO Las paredes de mi ciudad se van poblando de pintadas dobles, pareadas una con otra. Una dice «OTAN NO», la otra «NO A LA GUERRA». Obviamente, el manifiesto bífido tiene como referencia la guerra de Ucrania, es decir, la invasión por parte de Rusia del territorio ucraniano. De referirse a la guerra de Gaza, hubiese aparecido este nombre, o el de Israel, pero nunca el de la OTAN. ¿Y cuál es el contenido real de esa chafarrinada bifronte? No es, evidentemente, el «NO A LA GUERRA», pues, de ser así, el binomio hubiese requerido un tercer miembro, como «NO A RUSIA (o a PUTIN)» o «NO A LA INVASIÓN DE UCRANIA», dejando patente de ese modo que se condenan, «arma virumque», diríamos, las armas de ambas partes y el varón promotor de la guerra. ¿Es así? Es patente que no, y, que, por tanto, el único contenido «real» el único «dictum» de la doble pintada sea el primero «OTAN NO». Aunque, lo confieso, es posible que me equivoque y que sus autores deambulen ahora mismo por Rusia pintando en las paredes de las calles, y tal vez del Kremlim, un «NO A LA GUERRA» de descomunal tamaño. En otro orden de cosas, o en el mismo, he recibido varias peticiones correíles de organizaciones humanitarias internacionales pidiendo mi firma para la inmediata detención del jefe del gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, para que se cumpla la orden en ese sentido que el Tribunal Penal Internacional emitió a finales de mayo de 2024 por posibles crímenes de guerra en Gaza. Es curioso, el mismo tribunal emitió una orden de arresto contra Vladimir Putin en febrero de 2023, por crímenes de guerra en Ucrania, y, hasta ahora, no he recibido ninguna petición de firma para que se cumpla la orden contra Vladimir. ¡Mucho va de Pedro a Pedro, dice el refrán! Pero no, se les habrá pasado por alto.

Desigualdad ante la Ley: el camino hacia atrás

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(Ayer en La Nueva España) DESIGUALDAD ANTE LA LEY: EL CAMINO HACIA ATRÁS A lo largo de los siglos, la sociedad ha ido avanzando hacia la igualdad ante la ley: eliminando primero privilegios feudales o estamentales, liquidando después excepciones por razones de capacidad económica u otras (el voto censitario, pongamos); en las muy últimas décadas, las diferencias que existían entre la mujer y el hombre (la posibilidad de abrir cuentas, por ejemplo, la dependencia del varón para determinados actos, etc.). De este modo, nuestras sociedades -aquellas en que nos movemos, no todas, ni mucho menos- han llegado a establecer la igualdad ante la ley de todos los individuos, independientemente de su condición étnica o sexual, de su condición económica o del sector social en que hayan nacido. Sobre la igualdad prescrita en nuestra Constitución y nuestro ordenamiento jurídico, la reciente Ley 15/22, de 13 de julio de 2022, integral para la igualdad de trato y la no discriminación (¡qué horror, por cierto, nuestro chapulenguaje jurídico!) viene a reforzar esa condición en su artículo 2, al establecer una larga lista por la que nadie «podrá ser discriminado» en función de alguna peculiaridad particular o de grupo. Pero en los últimos tiempos parece haber fugas en esa igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. He aquí los casos recientes más flagrantes y escandalosos: la Audiencia de León atenúa la pena a un hombre que dejó embarazada a una menor entre los 12 y los 15 años. La Audiencia Provincial de Ciudad Real absolvió a otro, acusado de abusar continuadamente de una niña de 12 años, a la que dejó embarazada de gemelos. La alegación de ambos tribunales se basa en entender que ese tipo de relaciones son habituales en la cultura gitana. Afortunadamente, el Gobierno ha reaccionado a tiempo -existe alguna sentencia anterior de carácter semejante contra la que no se ha actuado- y recurrirá las decisiones judiciales. El Ejecutivo, además de señalar que se vulneran la legislación estatal y convenios internacionales, apunta al carácter «machista y racista» de las sentencias y subraya la desprotección de las menores, especialmente de las de etnia gitana, para cuyos agresores se abriría un portillo de impunidad. A mí me importa señalar cómo este pensamiento, digamos, comprensivo con las costumbres (no lo llamemos «cultura») de grupo rompe la igualdad de todos ante la ley, porque ni siquiera se puede argüir el desconocimiento de la norma, ya que el párrafo primero del artículo 6 del Código Civil español lo señala con meridiana claridad: «La ignorancia de las leyes no excusa de su incumplimiento». Pero, más allá de esa evidencia, el razonamiento abre un peligrosísimo abismo, porque, si las costumbres de un determinado grupo son suficientes para crear ley de ellas (que eso es, en el fondo, lo que suponen esas sentencias), ¿cuál es la razón para no extender ese supuesto jurídico a otros grupos? ¿Por qué no entender, entonces, la violencia de las maras, tan entrañada en ellas? ¿Cómo no admitir la ablación de la mujer o su condición de propiedad del varón, práctica y situaciones nada extrañas en grupos humanos que conviven con nosotros? No estamos ante casos aislados de romper la universalidad de la Ley y la igualdad de todos ante ella, no. Esa tendencia forma parte de algún discurso ideológico, de una parte del feminismo, por ejemplo. Así, la magistrada Gloria Poyatos Mata sostiene que debe haber delitos que sean juzgados por mujeres, porque tienen una “perspectiva de género”. Según ella: "Es una anomalía democrática que una aplastante mayoría de jueces varones vaya a decidir sobre la ley del aborto, sobre algo tan femenino". La señora Poyatos no sólo niega la posibilidad de que los parlamentos legislen de forma adecuada en determinadas materias, de no hacerlo “los futuros afectados”, sino que ni siquiera pueden juzgar “justamente” quienes no tengan la especificidad de aquel que va a ser juzgado. En definitiva, quienes reclaman jueces particulares para determinados grupos o legislaciones matizadas para ellos o actúan como si sus convenciones internas fuesen leyes de facto, niegan la universalidad de la justicia en un Estado, la parcial inaplicabilidad de sus normas e, incluso, la capacidad para legislar de todos los diputados que salen de la voluntad popular.

Un poema inéditu de Xeromo de Requexu

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(Ayer, en La Nueva España) Xuan Xosé Sánchez Vicente y Lluis Ánxel Núñez Enríquez Un textu de Xeromo de Requexu: "Dolce sospiru" Un poema inédito que se escribió con motivo de la inauguración del busto de Antonio María Dorado en su parque de Sama LA NUEVA ESPAÑA asoleyaba’l 19 de xunu una noticia na qu’informaba de que, dempués de 15 años de trabayos, ye probable que pal añu que bien tea acabáu’l soterramientu del ferrocarril en Llangréu. La noticia del milagru fízonos recordar l’actividá incansable de don Antonio María Dorado nel so Llangréu natal, allá ente finales del XIX y l’entamu del XX, tanto caritatible, como empresarial y urbanística. Y, al costín d’ello, traer a estes páxines un poema que "Xeromu de Requexu"-y dedica con motivu la inauguración del bustu dedicáu a la so persona nel parque que lleva’l nome del prócer. Na fueya 7 del "Diario de la Marina", el 14/10/1906, dientro de la sección "Crónicas asturianas", onde se informaba del homenaxe que Llangréu dedicaba a Antonio María Dorado, inaugurando un bustu nel parque que lleva’l so nome, apaecía esti poema, que se lleera nel actu. Trescribimos talu cualu’l testu cola sola corrección de l’acentuación, qu’actualizamos, y añadimos una diéresis dos vegaes en güeyos. Polo demás, respetamos la particular forma de señalar elisiones y contracciones, o de nun faceles. Permitímonos, con too, facer delles correcciones, que suponemos tracamundios del trescriptor del periódicu o, acasu, del qu’escribe a allá dende equí. Son estes: "Paxarucu que‘sñales llanzando trinos por Paxarucu que‘sñales llanzando tríos; Cantar bien, muy alegre, tan melguerino, por Cantar bien, muy alegre, tan melqueriño; Soberbiucu t’esnidies y’ al alexate, por Sobierbucu t’esnidies y’ al alexate; y (al) rociar les muralles del parque amenu, por y rociar les muralles del parque amenu; porque pases por Sama, quintana hermosa, por por qué pases por Sama, quintana hermosa; vas diciendo al marchate: ¡Viva Llangreo, por vas diciendo al marcharte: ¡Viva Llangreo; pos ñació co nel alma güena y bondosa, por pos ñació co nel alma güena y bondadosa; de Dorao ye’l nome qu’al puntu llancia, por de Dorao ye’nome qu’a puntu llancia; que’l progresu fo siempre per el senderu, por que’l progresu fo siempre per el cenderu; u ve que d’un craniu xeniu borbota, por u ve que d’un eraniu xeniu borbota". Nun sabemos qué persona s’abelluga nel nomatu de "Xeromu del Requexu". Sí conocemos d’elli dos poemes más, dambos asoleyaos por Rafael Rodríguez Valdés nel númberu 93 de los Cartafueyos de Lliteratura Escaecida de l’Academia, "Pa la banda de Llangreo", que vio la llume’l 7 d’agostu de 1906 n’"El Carbayón", y "Al Premiu Gordu", que se publicó’l 22 d’avientu del mesmu añu n’"El Comercio", precisamente l’añu de composición y espublizamientu de "Dolce sospiru". En 1928, l’once de xunetu, nun conciertu del Orfeón Ovetense, don José María Sánchez recita un monólogu de l’autor, "¡Adiós, cordera!", que’l programa califica de "precioso monólogo". "Dolce sospiru" a la inauguración de la stauta del Excmo. Sr. Dn. Antonio Doráu. Cefirín que de noche, muy callandino / acaricies el tallu de la ‘mapola / y nel prau escaciples la verde herba / y toes les florines si se te antoxa. / Falaora fuentuca que, vocinglera, / gorgolites nel valle hora tras hora / y a to antoxu te ríes y te ‘nfociques / siempre llibre llanzando dolcina nota. / Aurorina que llances so la campera / esa lluz clariquina y encantaora / que les plantes dispierta del dolce ‘nsueñu/ que se tien si se dorme na dulce alfoma. / Paxarucu que ‘sñales llanzando trinos / y a la aurora saludes na más qu’asoma, / yá saltando na sebe, yá’spatuxando / y faces de to picu flauta sonora. / Infundii nel mio numen el vostru alientu, / dai valor a mio llira, cansaa y rota, / pa qu’ansí mi mollera, que ta bien dura, / escurra pa isti casu dolcina copla. /Yá non pueo, y quixera (¡toy tan enxencle / lo mesmo de los bolsos que de la boca!). / Cantar bien, muy alegre, tan melguerino, / que mio llira un sospiru fora, si aporta, / pa dicer pergozosu ¡viva’l ancianu / que de Sama Llangreo ye pura gloria / y que fexo d’un pueblu xardín amenu / taciquina de plata… preciada xoya! / ¡Oh Nalón que te’smuces, to blanca’spluma / la campera afalaga tan fachendosa / y (al) rociar les muralles del parque amenu / que del bon D. Antoni la’statut’ adorna, / oberbiucu t’esnidies y’ al alexate / porque pases por Sama, quintana hermosa / onde ñacen les neñes co nunos güeyos / que si miren al home gólvinse pólvora, / vas diciendo al marchate: ¡Viva Llangreo, / camperina que’l Cielu fai tiempu adorna / con muyeres que golven llocu al humanu / con so guapa guedeya y ardiente boca. / Ye verdá, ‘n esti pueblu, que fizo’l Cielu, / onde montes y rames fácenmos sombra, / ta la gloria soñada, ta’l paraísu; / el que diga que miento, vaiga a la porra. / Fasta Dios, que fo siempre tan xosticieru, / pa que too nesta tierra dorado fora, / traxo a Sama a Dorao; ¡benditu sea / el que fai munchos años fo nostra sombra! / Preguntái a la Ilesia, esa xoyina, / copia exacta, en pequeño de la grandona / catredal que la Patria de los Guzmanes / orgullosa a diez calles fai negra sombra. / Diz que Dios e’ nel Cielu premia’l humanu / que nel mundu cuitáu fexo so obra, / y semó per uquiera gracia y consuelu / y tapó na miseria más d’una boca. / Pos en tós D. Antonio tien la palmeta, / corazón como’l suyu non hailu agora, / llagrimines yo xuro’ que ‘nxugó munches / pos ñació co nel alma güena y bondosa. / Onde quiera que’l home cinque’l calcañu / nesta cuenca que’l Cielu fizo tan mona / de Dorao ye’l nome qu’al puntu llancia / bendiciendo mil veces la so presona. / Él trocó les calleyes y calleyones / n’espacioses plazueles, calles grandonas/ y d’ un pueblu amurniáu, triste y probitu, / fexo’l valle más guapu d’España toa. / ¿Ú s’afayen les cases ya desgonciaes / y los horros vieyones, la tosca choza? / El degorrio llevóse todo lo aneyo / pa facer de Llangreo ñeru de rosas. / El progresu’l focicu metió de cuayu / onde quixo’l ancianu llabrar so obra, / que’l progresu fo siempre per el senderu / u ve que d’un craniu xeniu borbota. / Si hoy Llangreo ye el ñeru de floriquines, / ¡taciquina de plata!... ¡preciada xoya! / ye por isi Doráu, por isi ancianu / qu’hoy al parque de Sama so’stauta adorna. Yo, quitando sumisu la monterina, / tamién digo con Sama ¡Pa miyor gloria! / ¡Dios i dé a D. Antonio salú sin cuentu / pa que viva nel pueblu que lu’nquillotra!

Inútiles y escándalo universitario

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(Asoleyóse en La Nueva España del 17/06/2024) L’APRECEDERU INÚTILES Y ESCÁNDALO UNIVERSITARIO No sé si se han enterado de lo que ha pasado en las pruebas de la EBAU, las pruebas a través de las cuales se examinan conocimientos y capacidad de los alumnos, con cuya nota y las de Bachiller obtienen una calificación en virtud de la cual, y según los baremos de cada Facultad y en relación con las calificaciones de otros demandantes, pueden acceder o no a la carrera universitaria que deseen. En Asturies el ejercicio de matemáticas llegó a la sala de exámenes con errores. Se advirtió de los mismos y se establecieron criterios para los correctores, en previsión de reclamaciones, que pese a todo, se han producido. Que esto ocurra, que alguien redacte mal una prueba, porque no sepa redactarla o porque lo haga con poca atención, es un escándalo, pero, bueno, entra dentro de lo que podría entenderse como inteligible. Lo que ya no lo resulta es que errores en las preguntas se hayan producido en muchas comunidades. Si uno rastrea un poco, encuentra informaciones de que ha habido preguntas o ejercicios mal formulados en más partes de España (en Cataluña, Castilla-La Mancha, Galicia, Extremadura, Madrid, La Rioja) y en más materias que en matemáticas (en química, por ejemplo, en inglés, en literatura). Ahora bien, lo absolutamente sorprendente es que los errores en la prueba de matemáticas han sido los más frecuentes. Y, entonces, mediten. ¿Qué tipo de enseñantes universitarios son estos que son incapaces de concebir bien una prueba escrita? ¿Acaso no saben de qué tratan? ¿Ignoran la materia y, por ende, lo hacen mal? ¿O no ponen ningún interés en su trabajo y lo realizan de cualquier manera, con sus pudendas, por ejemplo? ¿Es que, como en la canción, no pueden, no saben o les faltan las habilidades? Desde luego, todo ello arroja una nube de sospecha sobre nuestra Universidad, sus capacidades y sus enseñantes. ¡Qué país! ¡Qué Universidad!

Cinco llargos conseyos a un escritor nuevu

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CINCO LLARGOS CONSEYOS A UN ESCRITOR NUEVU CLARIDÁ La llingua nun tien que ser un camín de pilancos onde’l llector tenga qu’arreblagar a cada pasu, o una llamuerga onde allanque y tenga que peresforzase pa llevantar los pies. La llingua ha ser camín llisu peronde’l falante pula ensin enterase siquiera que va per él. Darréu, fuxe de la llingua tapecida, de la bayura de léxicu raru. Nun se trata de que’l llector sepia que tu sabes, sinón de que sepia lo que quies dicir. Piensa, amás, que nos topamos nuna sociedá de perpocu vezu llector (un cincuenta por cientu los españoles nun llee nin un llibru al añu). Si camientes que naide fue alfabetizáu na nuestra llingua y caltries, asina, les dificultaes pa lleer, talantarás que nun convién, tampoco, dar escorribandes al que s’avera. Tamos n’época d’atropar llectores, non d’espantalos caprichosamente. Procura, poro, que’l contestu facilite la llectura del léxicu difícil, de forma que la llectura nuna seya un viaxe amargurientu reserváu a militantes. PRECISIÓN Enxamás emplegues una palabra que nun sintieres falar o nun deprendieres n’autores de fiar, porque ye fácil entós que nun caltries l’acepción correcta, el sentíu precisu. Cuida tamién d’emplegar les pallabres —y sobre too los verbos— na so rección gramatical afayaíza. Solo hai dos sitios pa deprender léxicu: los paisanos que falen la nuestra llingua y los autores clásicos. Somórguiate nellos cuantes vegaes pueas, sobre too, nos primeros. Alvierte qu’enxamás dos pallabres son enteramente sinónimes, y menos ente dos llingües distintes. Un bancu non siempre ye un escañu, nin un talón un calcañu, pa entendemos. Por eso, emplega los diccionarios inversos con munchu cuidáu. Un diccionariu d’esta mena sólo ha servir pa recordar pallabres yá sabíes, non pa deprendeles. Sé siempre precisu enantes que ricu nel léxicu, claru enantes qu’estremáu. Darréu, nun tengas mieu d’emplegar cultismos castellanos (que son, polo xeneral, préstamos del llatín, y, polo tanto, bien puen selo pal asturianu) cuando fagan falta —y farántela munches vegaes—, porque nun ye lo mesmo, p. ex., mutiláu que toyíu pa efeutos de precisión, anque dalgunes vegaes puean coincidir nel significáu. Busca siempre’l términu precisu, a fin de que’l llector nun dulde de lo que quies dicir; que la to pallabra enfile, como una navaya afilada, al cuerpu del significáu. CENCIELLEZ, MODERNIDÁ MODELU DE LA LLINGUA ORAL. Nun busques siempre la lectio difficilior, la variante fonética más estremada del castellán o la de menos usu ente los nuestros falantes. El problema, la llucha, nun ta n’escoyer ente mayestru o maestru, cayer o caer; sinón en decir maestru y non maestro, caíen y non caían. Si te topes con variantes fonétiques nuna palabra, escueye siempre —salvo si ye xeneral la otra— la que sea más culta o moderna, anque coincida col castellán. Teléfonu ye preferible a teléfanu, disculpa a desculpa, imposible a emposible. Nun se t’escaeza qu’estes variantes estremaes nun son munches vegaes más que vulgarismos o pronunciaciones de los falantes d’asturianu menos cultos (non “más asturianos”), y, sobre too, piensa que la nuestra llingua nun pue calterizase por ser una suma d’anormalidaes, arcaísmos o vulgaridaes. Nun tengas mieu a los dobletes. Tan asturiano ye entrugar como preguntar, escurecíu como trapecíu, pensar como talantar. Emplegar una o otra —anque recomendable la primera— nun ye cuestión más que d’oportunidá y claridá na concreta frase qu’uses. Nun t’avergoñes d’usar cultismos castellanos: toles llingües tomaren —y tomen— términos d’otres. Más entá: güei, el vocabulariu téunicu y cultu ye internacional. Describir, decimos, describe dicen los ingleses; prometer o horizonte, los portugueses, por poner sólo tres exemplos de lo que pudiere ser una riestra ensin llendes. Talanta que, dende’l llatín, compartimos con un montón de llingües un léxicu común, el que noma l’aire, la casa, el pan, les agües, les coses corrientes. Vienres dicimos n’Asturies, divendres los catalanes, vernes los gallegos, viernes los castellanos. Nun se trata equí de deldes, sinón d’herencies, de raigaños comunes. Ten en cuenta que nos escritos non lliterarios dispondrás de menos léxicu propiu y tendrás qu’emplegar más teunicismos y cultismos. Pero tampoco la lliteratura se dexa ser el reinu la perescuridá. La llingua escrita —y más la llingua lliteraria— nin ye nin pue ser un sonsañu o copia de la llingua oral. Pero la llingua escrita —más entá nuna situación diglosica— nun pue ser una bisarma onde nun se reconoza’l falante. Caberamente, la llingua escrita tien que poder sufrir la comparanza cola llingua oral, tar pensada como pa, casi, ser pa caltenese na oralidá del tratu diariu. Resume final: Nun t’esmuelgues, de la qu’entames escribir, pola bayura’l to léxicu y la complicación de les frases. Ye abondo con que la frase tea bien fecha, sea ñidia, precisa y moderna. Y nun t’esmoleza si la to llingua paez cenciella o poco calterizada; esmuélgate si ye ambigua, tracamundiosa o pon tantes estorbises qu’escorrexa a los llectores. Lo demás dirá espoxigando ello de por sí y tu con ello. («Cinco llargos conseyos a un escritor nuevu» asoleyóse nel númberu 22 de Lletres Asturianes (payares, 1986)).

LA INDAGACIÓN SOBE EL ASTURIANISMO POLÍTICO

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(Ayer, en La Nueva España) LA INDAGACIÓN SOBRE EL ASTURIANISMO POLÍTICO Recientemente han aparecido dos libros que tratan sobre el asturianismo, Nunca vencida. Una historia de la idea de Asturias, de David Guardado, y ¡Esperemos! Así nos lo mandan (El debate sobre l’estatutu asturianu na II República), de Carlos Gordon. Precisemos primero el sintagma «asturianismo político». Su adjetivo elimina de la consideración aquel otro que es exclusivamente cultural, el que versa, por ejemplo, sobre hórreos, música o lengua. El «asturianismo político» es el que se construye sobre la acción política, la estrictamente partidista, la económica o la social; pero, también, el que suele ser el anverso inseparable de estas actividades: la reflexión sobre qué es Asturies, su papel en la historia de España, cuál nuestra «identidad» y qué la define, qué rasgos culturales propios tiene y qué posibilidades hay de mantener vivos estos rasgos en la sociedad contemporánea; y, finalmente, cuál debe ser nuestro entrañamiento con el resto del Estado, nuestra «autonomía». Esa materia, que es en realidad una «historia», ya había tenido algunas indagaciones en el pasado. Citaré solo tres, la de Bernardo Fernández Pérez, «Movimientos regionalistas (1916-1932)» de 1978, la mía, «Rexonalismu / Nacionalismu asturianu. Un sieglu: 1839-1936», de 1993, breves estas dos, y el libro de Pablo San Martín, Asturianismu políticu (1790-1936), de 2002. El Nunca vencida… de Guardado indaga en lo que pudiéramos conceptuar como una línea histórica sostenida de presencia y consciencia de la identidad -de la diferencialidad- asturiana. El de Carlos Gordon, de cerca de 600 páginas, estudia las manifestaciones y reacciones en Asturies durante la II República sobre una cuestión concreta, la articulación de la misma como una entidad centralista o descentralizada y, en este caso, naturalmente, en qué medida o dentro de qué modelo teórico -federalismo, mera descentralización administrativa...- debe encajar Asturies. ¡Esperemos! Así nos lo mandan, el título del libro de Gordon, sintetiza el elemento central de lo que ocurre en Asturies entre 1931 y 1936 con respecto a la cuestión autonómica. Es una frase de Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, ferviente autonomista y asturianista, ligado al ámbito político del federalismo. Con ella cierra en 1931 un artículo en el que se queja de la idea del diputado socialista Teodomiro Menéndez, quien, preguntado por el Estatuto Asturiano, manifestaba que lo primero eran la Constitución y el Estatuto de Cataluña, después vendría lo demás, y que, en el país, sobre haber problemas más importantes que el del Estatuto, este no corría prisa alguna. Así concluye Robles: «en todo el horizonte asturiano no se columbra a nadie. Ni una simple mancha empaña el mar de nuestra apatía. ¡Esperemos! Así nos lo mandan». La frase de Robles, que naturalmente no puede contener toda la complejidad de lo sucedido en el sexenio republicano ni las variadas actitudes de los actores sociales y políticos, sí contiene dos elementos sostenidos a lo largo de todo el período: la voluntad mayoritaria de supeditar las cuestiones asturianas a las de índole estatal y la absoluta «apatía» con que la cuestión estatutaria se contempla por la opinión pública mayoritaria. Digamos que, en general, entre los políticos y gran parte de los intelectuales y personalidades destacadas, no hay un gran interés práctico, real, por analizar los problemas asturianos, plantearlos ni defenderlos. Lo que les ocupa y preocupa son los grandes problemas del conjunto de España. Dicho sea un poco en grueso, salvo contadas excepciones, nuestras élites, a servir a Madrid, a correr para Madrid y a despreciar o tener en menos lo nuestro, como cosa menor o secundaria. Pachín de Melás volvería a quejarse pocas fechas más tarde: «Y es que, como no tenemos ningún problema regional, nos permitimos el lujo de que nuestros representantes en las Cortes Constituyentes no se preocupen de nosotros para que así dispongan de más tiempo para resolver el porvenir de España». Es cierto que hubo algunas personalidades que reclamaron insistentemente un estatuto de autonomía, como el ya citado Robles o el también escritor Fabricio. De la misma forma, entre la emigración asturiana en América se produjeron manifestaciones a favor de la autonomía. A principios del período, el Partido Republicano Federal, especialmente su sección xixonesa y, muy particularmente, la Juventud Republicana Federal, cuyo presidente era, permítanme señalarlo, mi suegro, Benigno Fernández, insistieron en la necesidad de un Estatuto desde la perspectiva federalista, pero todo se fue apagando. Existió también durante el curso de la República alguna iniciativa particular, así la de Sabino Álvarez Gendín, que redactó un Anteproyecto de Estatuto. Cabe también señalar que, a lo largo del período, algún medio de comunicación, como el Aldeano, de Castropol, mantuvo una persistente reclamación de autonomía. Quizás el dato más significativo de todo ese largo no-acontecimiento sea lo que ocurre con la puesta en marcha de la redacción de «un anteproyecto de Estatuto regional de Asturias», que anunció el 11 de noviembre de 1931 Ramón González Peña, presidente de la Gestora de la Diputación. Para su ejecución se crea una comisión formada por don José Buylla, don Teodomiro Menéndez, don Manuel Rico Avello, don Ramón Pérez de Ayala y don Ramón Menéndez Pidal. Transcurre el año 32 y se llega al 33. Del anteproyecto no se sabe nada en ese tiempo (a veces, ni de la presencia en Asturies de los ponentes), salvo que, ocasionalmente, algunos medios preguntan por él. A partir de las elecciones de noviembre del 33, también desaparecen las preguntas sobre tal ente de razón. Acaso conviene señalar algunos elementos discursivos generales que, en mayor o menor medida, manejan la mayoría de los actores sociales y políticos. Uno de ellos es la oposición frontal al Estatuto de Cataluña, ya que vendría a romper la unidad del Estado creando privilegios para una parte y, asimismo, por la oficialidad de la lengua. Salvo los federales y, a medias y a rastras, obligados por sus compromisos en Madrid, los socialistas, la oposición es general y enconada. El discurso va con frecuencia contrapuesto al modelo de Asturies como paradigma ejemplar: cuna de España, poseedora de una identidad singular, renuncia a lo que podrían ser sus exigencias o privilegios para someterse al interés del conjunto de España. Esa imagen de Asturies, ese ofrecimiento en realidad, como modelo de, al tiempo, renuncia implícita y voluntad de servicio a lo colectivo, no va inevitablemente unido al discurso de enfrentamiento con el privilegio catalán, campea de manera casi universal sin estímulo expreso. He aquí unas palabras de Pérez de Ayala en 1931: «Sepa España -y éste es el homenaje que os debe- que en vuestra mano estaba el suscitar conflictos no menos apremiantes que los de otras regiones. ¿Por qué no los habéis atizado? […] No, sino por señorío de vuestra fuerza y vuestra conciencia. […] No es que Asturias no sepa, sino que nunca ha querido aprovecharse. Asturias no tiene prisa […] Asturias inició la Reconquista de España y siglos después la guerra de la Independencia de España, no para sí sino para España toda. […] Cuando se haya conseguido la reconquista e independencia de España (en el nuevo Estado, entiéndase), sin haber estorbado un punto, Asturias se alzará a presentar su problemas. Y estos problemas no serán regionales, sino humanos, universales». Es curioso, por cierto, que un partido que nació como regional y murió prácticamente, como tal, el Reformista de Melquíades Álvarez, sea uno de los que, a través de las manifestaciones de sus dirigentes, más renieguen de cualquier forma de autonomía profunda o «diferencial». Por otro lado, la existencia de nuestras peculiaridades históricas o culturales es materia que, aun cuando se tome en consideración para señalar nuestra identidad, se rechaza en general como elemento que pueda sustentar nuestra autonomía, si no es que se consideran esas peculiaridades como muertas o se ven con absoluto desprecio. Como no podía ser de otra forma, Cuadonga y el discurso cuadonguista son omnipresentes. Cuadonga como fundadora de España se saca a la plaza por los más autonomistas y los menos, por unos, como mérito que marca una identidad, por otros, como tilde de gloria para España. En todo caso, de esa marca de origen no se concluye, en general, otra cosa que el orgullo y una razón para la renuncia a insolidaridades. Es cierto que existen también propuestas de buscar una autonomía administrativa, que tuviese fundamentos y objetivos principalmente económicos (la minería, por ejemplo, el campo y la ganadería), en su concurrencia o competencia con otras regiones o con el carbón o los productos del campo de otros países; alguna de ellas, pretendiendo articularse al margen de los partidos. Es destacable la del melquiadista Ramón Argüelles (Regionalismo económico asturiano), que limita la autonomía a un interés económico, eliminando cualquier motivo cultural o histórico. Resumiendo, ¡Esperemos! Así nos lo mandan aporta un enorme caudal de datos nuevos al conocimiento de las cuestiones identitarias y culturales asturianas, y es material que conviene conocer y tener a mano. Hablando, por cierto, con su autor, me manifestaba su deseo de que el libro sirviese, al menos, «p'animar a más xente a investigar sobre'l tema y, nel procesu, qu'apaeciera documentación nueva». Lo veo difícil, por lo exhaustivo que es.
FERNÁNDEZ PÉREZ, Bernardo, «Movimientos regionalistas (1916-1932)», n´Historia General de Asturias, t. VI, Xixón, 1978. GORDON, CARLOS, ¡Esperemos! Así nos lo mandan. El debate sobre l’estatutu asturianu na II República, Uviéu, Trabe, 2024. GUARDADO, David, Nunca vencida. Una historia de la idea d’Asturies, Xixón, La Frabriquina, 2003. SAN MARTÍN, Pablo, Asturianismu políticu (1790-1936), Uviéu, Trabe, 2002. SÁNCHEZ VICENTE, Xuan Xosé, «Rexonalismu / Nacionalismu asturianu. Un sieglu: 1839-1936», n´Alcordanza del padre Galo, Conseyería d’Educación, Deportes y Xuventú, 1993. Edición posterior en Ríu Nalón. Estudios lliterarios y llingüisticos, Uviéu, Fundación Nueva Asturies y Trabe, 2005, pp. 18-46.

RECONOCIMIENTO AL PUEBLU D’ASTURIES

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(Ayer, en La Nueva España) RECONOCIMIENTO AL PUEBLU D’ASTURIES LA NUEVA ESPAÑA acaba de homenajear al Muséu del Pueblu d’Asturies proclamándolo “Asturiano del Mes”. El Muséu nace de dos coyunturas: el desmantelamiento del territorio donde va a instalarse la siderúrgica Uninsa y, la principal, la existencia de un grupo de personas de querer asturianista, principalmente, Luis Argüelles, Luciano Castañón, José Avelino Moro, y una que a esa voluntad une su capacidad empresarial y ejecutiva, Luis Adaro. De esa confluencia nace en 1968 lo que será el recinto del museo, una serie de edificios y un conjunto de objetos trasladados allí a los que se sumará el Museo de la Gaita, impulsado en instalaciones del Ayuntamientu por su director Rafael Meré, y llevado allí en 1974. A partir de 1992, fecha en que se hace cargo del Muséu Juaco López, la institución da un gran salto adelante, que es, en realidad, un giro notable: de ser fundamentalmente un espacio de recreo y contemplación con materiales más guardados que clasificados, comienza a incrementar exponencialmente sus fondos, organizarlos, catalogarlos, exponerlos y digitalizarlos. Los depósitos y donaciones que continuamente recibe son una fehaciente muestra de su buen hacer y de la confianza en él de la sociedad. De ese éxito cabe atribuirle una parte importante a Juaco López, no solo por su labor interna, sino por su actividad incansable por Asturies. Personalmente, debo agradecerle el que haya mantenido en asturiano el nombre de la entidad, denominación que yo impulsé en la Xunta. Que mantenga la denominación y que no caiga en la ridícula tentación del bilingüismo, como si nos avergonzásemos del asturiano, o como si el resto de españoles fuesen analfabetos y no supiesen lo que dice. Y, cómo no, el aplauso a las sucesivas corporaciones de Xixón, fuente fundamental de la financiación del Muséu, que no tiene más baldón que ese espantible edificio de entrada, fruto de aquel envío del señor Areces a la Espo-92 en Sevilla.

Asturies: la realidad y el deseo

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(Ayer, en La Nueva España) ASTURIES: LA REALIDAD Y EL DESEO Recientemente han aparecido dos libros sobre Asturies que representan dos visiones antitéticas sobre nuestra identidad, social y política, sobre la imagen que los asturianos tenemos sobre nosotros mismos, sobre los deseos de construcción o representación política de la comunidad, sobre, en resumen, el “¿quién somos?”, “¿qué queremos ser?”, “¿adónde vamos?”, y todo ello desde la perspectiva de que existe una identidad peculiar en el conjunto del Estado, que es Asturies, y que ha de mantenerse o proyectarse de alguna forma como tal en la acción social y política. Los dos libros son Nunca vencida. Una historia de la idea de Asturias, de David Guardado, y ¡Esperemos! Así nos lo mandan (El debate sobre l’estatutu asturianu na II República), de Carlos Gordon. El libro de David Guardado lleva ya unos meses en la calle y está siendo un verdadero éxito. El de Carlos Gordon es de recentísima aparición. Comparten ambos una condición enciclopédica: será difícil añadir mucho más al abrumador conjunto de datos que muestran. Ahora bien, son en el fondo dos libros opuestos sobre lo que es Asturies, la concepción que los asturianos tienen de sí mismos y lo que es la práctica de sus comportamientos frente a lo que, a veces, son sus proclamas de asturianismo (dicho sea esto en el sentido más amplio o vago). El libro de Guardado muestra que, aunque aparentemente la vocación asturianista o la conciencia identitaria parecen en la práctica sumergidas en el desconocimiento o la indiferencia, hay una línea histórica continua de presencia y consciencia de la identidad -de la diferencialidad- asturiana. El de Gordon se centra en los años de la II República, los debates sobre la España federal y el Estatuto para Asturies. Pues bien, como se ve en sus 566 páginas, salvo contadas excepciones, nuestras élites, a servir a Madrid, a correr para Madrid y a despreciar o tener en menos lo nuestro; las tímidas propuestas de autonomía, opuestas la inmensa mayoría a cualquier reconocimiento de identidad o particularidad que no fuese el económico; la calle, el pueblo, indiferente a la idea de la autonomía y la especificidad política asturiana. Esa ha sido y ha venido siendo siempre nuestra propia identidad, el rechazo a ser nosotros. Solo un dato: en las sucesivas redacciones iniciales del Estatuto de Autonomía de Asturies de 1981, a ninguno de los veinticuatro redactores se les ocurrió que esto volviese a llamarse Asturies, y no “provincia de Oviedo”. Tengo yo el honor, de entre los diputados, de haber presentado una enmienda en ese sentido. Y, si me lo permiten, una experiencia personal ilustrativa. Llanes, abril de 2003. El mes anterior, el día 20, se ha producido la invasión de Irak, el último domingo de mayo se celebran las elecciones municipales y autonómicas. Desde 1999 nosotros estamos fuera de la Xunta, Álvarez Areces gobierna Asturies. Tras un acto cultural, un viejo militante socialista llanisco me desea que entremos en el Parlamento asturiano: “Vosotros sois los únicos para solucionar esto de la pesca deportiva”. (Aclaración: el Gobierno Areces había decretado la prohibición de pescar pulpo y establecido otra serie de limitaciones para la pesca deportiva, de pedreru y de embarcación). Le digo que, entonces, nos vote. Respuesta: “No puedo: tengo que votar a Areces, sobre todo, ahora con lo de Irak”. De modo que, para solucionar un asunto de aquí, lo decisivo en unas elecciones autonómicas era la guerra de Irak; solo podían solucionarlo, según él -y no andaba errado-, aquellos a quienes no pensaba votar; votaba a quien había causado la tropelía que quería solucionar. Les completo. Aquella decisión de prohibir la pesca del pulpo -una actividad milenaria- a la gente común se gestó de la siguiente manera: en Euskadi estaba prohibida su captura. Los aficionados de allí protestaban porque comparaban su situación con la de Asturies. Un alto funcionario de allí llama a otro de aquí para decírselo y pedir la equiparación. El lugareño lo traslada al Consejo de Gobierno de don Vicente y este, ni corto ni perezoso, sin duda en consonancia con su tradicional solidaridad internacionalista, prohíbe aquí el pulpo (a lo que añaden otras limitaciones). Unos y otros: siempre en la línea tradicional de pensar y actuar no de acuerdo con los intereses asturianos o con los propios, sino con lo que es más importante: todo lo de fuera. «En todas las ocasiones».

Como gustéis

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(Ayer, en La Nueva España) COMO GUSTÉIS Sesudos analistas, conspicuos columnistas, sabios editoriales vienen advirtiéndolo desde el primer día de la campaña: es mucho lo que se juega en estas elecciones europeas, acaso más todavía que en otras, ya que gran parte de nuestra vida cotidiana viene regida por las decisiones que se toman en los diversos organismos de la rección comunitaria: la benemérita moneda común, los tratados comerciales, la emisión de deuda que permita activar determinados sectores y su empleo… También asuntos muy del día a día: normas sobre emisiones y producción eléctrica, restricciones para los vehículos, tapones de los envases, reciclaje… Incluso, algunos errores que dañan a sectores productivos y que ponen en peligro nuestra soberanía alimentaria, como las prolijas y desconsideradas normas sobre agricultura y ganadería o las de protección de ciertas especies animales sin consideración de daños y dañados. En esta coyuntura están en juego, por otro lado, cuestiones políticas de una gran enjundia: si el equilibrio rector de la UE que venía predominando hasta ahora va a romperse en favor de tendencias disgregadoras o menos uniformadoras, y, especialmente, nuestra reacción a la guerra que amenaza la paz, la de Putin, que, con razón, muchos países cercanos entienden que está llamando a sus puertas. Nada de esto, sin embargo, parece guiar el voto de la mayoría de los ciudadanos, que entienden como demasiadas lejanas o ajenas esas cuestiones (lo que por cierto, señala bien a las claras las limitaciones de la democracia, o de los actores de la democracia, que es, con todo, como decía Winston Churchill, “el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado”), y parece que irán a votar guiados por solo una cuestión Sánchez, sí, Sánchez, no (o, a la inversa Feijóo -y su adherencia-, sí, Feijóo no), cuyos vectores constitutivos más gruesos y decisivos serían los de amnistía / independentismo versus corrupción / Begoña Gómez. Y es curioso que los propios medios, que señalan como inaceptable esta reduccionismo, sean ellos mismos los que juzguen como la piedra de toque del resultado electoral esa misma elementalidad, tan alejada de lo que de verdad se juega en el tablero europeo. Para que ustedes hagan la comparación, les doy los datos de las anteriores elecciones al Parlamento Europeo (2019): PSOE: votos 7.369.789 (33,18 %), escaños: 21; PP: votos 4.519.205 (20, 35 %), escaños: 12. Las de ayer (2024): PSOE: votos 5.248.581 (30,18 %), escaños: 20; PP: votos 5.945.367 (34,19 %), escaños: 22. ¿Quién ha resultado vencedor, más allá de los votos, en la pugna emocional-discursiva en que se planteaba el agonismo entre ambos partidos? ¿Quién ha superado los expectativas y quién ha defraudado? Pues me temo, que, más allá de los datos objetivos, la respuesta dependerá del voto de cada uno y de sus anhelos previos, y, fundamentalmente, de la fuente informativa a que vaya a abrevar. Ya saben lo de la vieja paremia: “Pon lo tuyo en concejo, unos dirán que es blanco; otros que negro”, o el campoamorino: “...todo es según del color / del cristal con que se mira”.

Más allá de la retórica (burocracia, empresa y empléu)

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(En La Nueva España del martes 04/06/2024) MÁS ALLÁ DE LA RETÓRICA Sobre el empleo, las inversiones, las empresas y, en general, la actividad económica, partidos y sindicatos suelen manifestarse con frases hechas -pleno empleo, empleo de calidad (variante, “digno”), defensa de los puestos de trabajo- y con consignas o posturas que son puro voluntarismo o no tienen en cuenta la realidad, por ejemplo, el empeño en que Mittal lleve a cabo una inversión que, al menos en estos momentos, no es rentable. En general, las demandas políticas y sindicales no tienen en cuenta dos elementos sustanciales del desenvolvimiento de una empresa: uno, que es un negocio que debe asegurar rentabilizar sus inversiones; dos, que las empresas se mueven en un mercado que va más allá del Payares y de los Pirineos, tanto más allá cuanto mayor la empresa. Y si ello es general, aquí, en Asturies parece que siempre opera el ensueño del socialismo de Estado del franquismo, y que es el Estado el que debe resolverlo todo. No es cosa de repetir aquí nuestros condicionamientos históricos, ya señalados por Xovellanos en los incipientes momentos del crecimiento del comercio y la economía industrial: lo limitado de nuestro mercado y la escasez de capitales. Ambos factores siguen condicionando actualmente el nacimiento y el crecimiento de las empresas. Miren estos dos titulares de La Nueva España: «La falta de inversores en Asturias, la principal traba entre los jóvenes para el emprendimiento» (10/05/2024); «El mercado regional da para lo que da, las empresas tenemos que salir para crecer» (12/05/2024). Tenemos en Asturies una serie de empresas que llevan años creciendo e innovando, algunas de la cuales hemos premiado, por cierto, en su día, como reconocimiento a su labor: Gondán, Zitrón,Talleres Alegría, y un relativo largo etc., entre las que se halla algunas del sector de la alimentación, que también se han diversificado y crecido fuera. Ahora bien, sumadas todas ellas más los restos sobrevenidos de la antigua industria estatal autárquico-franquista dan para un empleo limitado y poco satisfactorio, con mucho desempleo y emigración, frecuentemente este, de gente muy cualificada. PSOE y PP van a acordar una llamada Ley de proyectos estratégicos, que, para las inversiones que vayan a crear más de 100 puestos de trabajo e inviertan más de 30 millones, reducirá los plazos a la mitad. A uno le choca un poco el volumen de empleo requerido para que una empresa se acoja a ese procedimiento especial, pero, sobre todo, se pregunta: ¿y por qué no esforzarse, puesto que se puede, en reducir los trámites y procedimientos para todo tipo de empresas e inversiones, de la grande a la pequeña, ya que esos largos períodos de espera son causa de costos y de retracciones? Me da la impresión de que el discurso político social está volcado hacia la inversión milagro (nuestro particular Míster Marshall), hacia el ensueño de la «empresona», que emule aquellas otras del pasado. Y, sin embargo, las empresas reales, las que viven, sobreviven y emplean, se encuentran a diario con problemas que no se enfrentan por los gobiernos o se enfrentan mal, como el precio de la energía, o con reglamentaciones absurdas. Algunos de estos problemas dependen o son causados por el Gobierno central, otros encontrarían aquí su solución, puesto que aquí está su causa o la inacción frente a ellos. He aquí las palabras del responsable de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía: «Aunque haya bajado el precio de la luz sigue siendo insostenible para la industria», y comparaba la desventaja con empresas similares de Francia, Alemania o Portugal. O las de una directiva de una empresa asturiana que ha crecido fuera: «La industria asturiana sufre una muerte dulce y a las empresas se les ponen trabas cada dos por tres». Podría multiplicar las citas, sembrar este artículo de datos, pero creo que es suficiente. Subrayo: acaso se mira poco por lo que hay (más bien se lo castiga, en la práctica) mientras se sueña con la empresona milagro. Y, por otro lado, la mirada debería descender a lo más raso: los pequeños y medianos negocios están desapareciendo a pasos agigantados, en parte por la competencia de las grandes superficies -con más oferta, más variedad, más comodidad para aparcar- y del comercio por interné. Esa desaparición supone la evaporación de pequeños capitales locales y la imposibilidad de su crecimiento o la aparición de otros nuevos, y ese detrimento va en favor del acrecentamiento de la riqueza exterior, no solo de la de otras partes de España, sino, sobre todo, de Europa o del resto del mundo. Y aunque la tendencia es imparable, es seguro que el Gobiernu y los ayuntamientos algo más pueden hacer en favor de esos negocios, en positivo, de un lado; eliminando cargas y trabas susceptibles de ser eliminadas, de otro.

A lo tradicional, por favor, y a pastorear la lengua.

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU A LO TRADICIONAL, POR FAVOR, Y A PASTOREAR LA LENGUA Uno es amante de las tradiciones, por eso, en ocasiones, echa de menos que los demás no se ajusten a ciertos usos inveterados. Es evidente que don Pedro Sánchez ha tomado las acusaciones del presidente argentino contra su mujer como un ultraje. Ahora bien, el ultraje lo es en el plano familiar, no en el institucional. La reacción tradicional ante un agravio de esas características sería retar al ofensor para limpiar el honor mancillado. Al modo clásico, sería un duelo a primera sangre. Sin embargo, no sería fácil aceptar hoy un lance así, por lo que cabría otro tipo de competición, por ejemplo, una pugna de rap con insultos o ingeniosidades, algo que no provocase otra sangre que la de la derrota. La lid podría celebrarse en terreno neutral, como se desarrollan los encuentros entre Santos Cerdán y Puigdemont, y los contendientes podrían contar con auxiliares de lengua viperina; en el caso de don Pedro, con el señor Puente, por un decir. Doña Yolanda Díaz, icepresidenta segunda del Gobierno, en su afán indesmayable por llamar la atención, ha proferido desde la tribuna una frase que desea la aniquilación del estado de Israel y de sus habitantes, clamando por una Palestina «desde el río hasta la mar». Después se ha justificado diciendo que, cuando eyaculaba esa frase, no quería decir lo que decía, sino otra cosa. Una facecia vasca cuenta que yendo Patxi a misa, arrastrado por una riada, se salvó porque se agarró a un palo de la orilla. El domingo siguiente el cura predicaba que Patxi se había salvado gracias a Dios, a lo que retrucó aquel: “gracias a Dios, no; gracias a palo, que la intención de Dios bien se veía”. Pues igual podrían decir los israelitas: “la intención de Yolanda bien se veía”. Salvo que pensamos que no sabía lo que decía, que bien podría ser, es decir, que es una mentecata.

Entrevista (segunda parte)

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(Ayer, en La Nueva España)
–Entra en el PSOE. –Llámame Pedro Silva pa la executiva la UXT de la enseñanza y m’afilio por decoro. Salgo diputau por Infiestu en la Diputación Provincial. –Estuvo en la Comisión de Cultura preautonómica. ­–Damos una vuelta grande a la orquesta y traemos de director a Víctor Pablo Pérez. Llevo el museo, que se abre gracies al equipo que tamos allí, loa políticos con los que vinieron de la diputación y los funcionarios. Con Francisco Álvarez-Cascos funcionamos estupendamente. En el museo están Fernández Canteli, Nely Fernández, Ramiro… Querían que fuese temporal, para mantener al tiempo sede de la Bienal de Arte, fichamos a Marcos Vallaure y a Toto Castañón... Abrimos la Cuevona, con Javier Fortea pusimos en marcha un plan de excavaciones y ficimos un llibrín que los arqueólogos no queríen sacar porque yera divulgativu. –Cosas como diputado. –No había bandera d’Asturies ni en el actu de constitución ni en todo Cangues de Onís, con el ministro Clavero Arévalo. Fuí al coche y puse una. Ocúrreseme cambiar el nombre de provincia de Uvieo por Asturies. –Impulsa el artículo cuarto del Estatuto, el del bable. –No lu habría si no toy de diputau. Entró después de un durísimu debate con Barthe Aza, muy amigu míu y lleva un elemento fundamental: «el bable como lengua específica de Asturias». Eso cápase en Madrí. Llámame de noche Pedro de Silva y me diz: «o desaparez lo de ‘como lengua específica de Asturias’ o no hay artículo cuarto». La decisión tengo que tomala yo. Funcionaba así. Curiosamente, les actes del debate del estatuto de esi día son les úniques que no tan publicaes en los cortes. –¿Por qué deja el PSOE? –No ye tanto la llingua cuanto que no existe ninguna política autonómica y fáese lo que se manda de Madrid y que en aquel momento especialmente, no hay más política asturiana que el SOMA y la UXT d’Ensidesa. –Se va en el mejor momento. –Manolo Villa dixome: «vas pegar una patada a la lechera ahora que la ties llena». Queríen poneme na llista de la autonomía, dixe «ponéisme atrás del todo». No sé si me pusieron el 19, salieron 18 y ficieron tolo posible pa que nadie dimitiese o marchase nos cuatro años siguientes, porque empecé a decir lo que quería. Lo mismo en Xixón con Palacios. –El Partíu Asturianista. –Hay una persona muy importante, Xesús Cañedo Valle, que taba ya en la DSA y en el PSPA, que ye el mayor amigu que tengo. El núcleo inicial seguimos todavía. Costó mucho llevalo adelante. Igual recuerdes los mítines que daba col altavoz en plena calle. Luis Riera Posada escuchó unu enteru y dixo: «no te voy votar, pero qué cojones tienes». Llevábamonos muy bien, entonces, todos los políticos. –Estuvieron dos legislaturas. –Pa la tercera faltáronnos 800 votos. Hubo dos coses: el barullu de Marqués y Cascos y, sobre todo, que Areces venía cola varina máxica y yera la esperanza de tol mundo. Y haber conseguido la llei d’ usu y promoción del asturiano. –¿Por qué? –Nos fizo la campaña en contra to’ l asturianismo, llamándonos traidores, más Izquierda Unida. Nos cursos de verano de la Academia de la Llingua nos poníen a parir académicos. El argumentu era que no conseguimos la cooficialidá porque no quisimos, que el PP nos la hubiese concedido. Tovía lo decía haz un mes un prócer asturiano que siempre quier sacar la cabeza. Había 6 votos pa la cooficialidá y necesítense 27. El gran éxitu de promoción y protección del asturiano pa maestros, pa los periódicos, pa tal, que lleva en vigor veintipico años fue la nuestra culpa. Esa absoluta memez indica mucho de la intelixencia d’ un ciertu setor de la población. Puntu. –¿El asturianismo tiene que ser de derechas? –Haylu muy izquierdsu. El nuestru asturianismu tien que ser templau. Ayudamos a crear 10.000 empleos polos pactos col PP que durante 5 años ficieron obres públiques que inauguró Tíni Areces. Pero esta ye la cabecina la xente: encontré un rapaz que llevaba años de parau, díxome que taba trabayando en una empresa de eses obres que pusimos en marcha y respondióme: «da igual, sois unos traidores, cola derecha no se puede pactar nunca». –Me refería a su red de pequeños empresarios. –Dimos durante 10 o 12 años el premiu a la meyor Empresa. Ahí tán Zitrón, Talleres Alegría… José Cardín, de «El Gaitero», dixo que era la primera vez que se fijaban en ellos y que, a partir del premio, creía que iban a tomalos en serio. –¿Qué modelo tenían? –La economía de Vizcaya, mucha industria, muchu trabayu, pero los asturianos somos terriblemente conservadores y tamos pensando en la época de los 100.000 empleados del Estado de Franco. –PAS-URAS. –A Marqués castíguenlo los suyos porque ya pasó la moda y se xuntó con nosotros, muy roxos, y a nosotros castíguennos por fusionanos con Marqués, la extrema derecha. No lo era. Marqués era un hombre encantador. Tuve tratu con él fuera de la política y tenía una idea muy clara que por dónde debíen ir les coses de Asturies. Muy clara. La lley del asturiano que el PP había preparado era una auténtica basura y y no querían votala y eso que era un acuerdo presupuestario. Sentámonos con Marqués y negociamos línea por línea. –Tiene tres hijos. –De 46, 48 y 50 años. Xuan Xinés, Xabel Colas y Llarina. Pa los dos primeros, como pa mí, túvelos dos años sin apuntar, hasta que se xubiló el xuez y no admitía’l asturiano. El primero anda n’el mundu de la empresa y la informática. El segundu ye inxeniero Caminos, Canales y Puertos, tán en Portugal, tienen tres fíos. Llarina teletrabaya pa Total energy y tien un fíu. –¿Son asturianistas? –No. Ni el mi nietu David, que tá aquí tolos dís y come aquí... El mundu d’ ellos, desde el parvolario, ye en castellano. La trasmisión xeneracional ye muy difícil. Ónde hay, por exemplo, un padre y una madre castellano-asturiano triunfa el castellano. El parvolario tá muy bien, pero los neños no tienen unos años pa deprender el asturiano en casa y que sea la llengua dominante socialmente pa ellos. El catalán, el gallego pasen el día quexándose. Todes les llingües lo tienen muy complicado, Nosotros tenémoslo un pelín más. Sí, que se caltuviese el usu social me parecía estopendo –¿Fue un padre presente? –No. A parte de trabayar y dar clase taba nel mundo de la política con obligaciones de diputáu, reuniones, encuentros. Y escribí. El ñeru débese a Elena. –¿Qué tal de profesor? –Bien, desde muy mozo. Nunca cobré de diputau. Dietes. Tuve que conseguir permisu pa dar clase hasta les 11 de la mañana y después exercer la llabor de diputado. Don Mariano adelantóme 5 años la edá de xubilación. Pasábalo muy bien. Empezamos a fartucar por facer más reuniones sin sentíu, más presión de los inspectores, más exixencia pa aprobar a tol mundo. –¿Le safisface escribir? –Escribir préstame. En xeneral no hay mucha devoción de vuelta. Tolo asturiano, no digo sólo lo que tá en asturiano, tien poca proyección. Salvo la mi hermana –¿Le satisfizo la política? –Sí, fice muches coses. –¿Qué tal lo trató la vida? –Bien, toy vivu tovía, tomo poques pastilles, tengo una muyer a la que quiero mucho y que me quier, fíos y nietos... Fíce cosas que, seguramente, -no tanto polo que valgo, sino por los coyuntures- no les habría fecho nadie.

Entrevista (completa) ayer en La Nueva España (primera parte)

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Entrevista | Xuan Xosé Sánchez Vicente Fundador de Conceyu Bable y del Partíu Asturianista "Valoro lo asturiano dende que xugaba en la calle San Xosé, forma parte de la emocionalidá" "Fuimos toos becarios por méritos propios y por necesidades familiares; fame no pasamos nunca, pero había que esperar por unos zapatos"
Xuan Xosé Sánchez Vicente, en el despacho de su casa, situada en el barrio de El Llano de Gijón. / MARCOS LEÓN Javier Cuervo 02 JUN 2024 4:01 Actualizada 02 JUN 2024 4:01 Un roxu inagotable Xuan Xosé Sánchez Vicente (Gijón, 1949), «el Roxu», es profesor, político y escritor. Licenciado en Filología Románica por Oviedo, fue el catedrático de instituto más joven de España. Ejerció la enseñanza en el Instituto de Infiesto y en los gijoneses de Roces y El Piles. Fundó Conceyu Bable con Xosé Lluis García Arias y Lluis Xabel Álvarez hace 50 años y pertenece a la Academia de la Llingua Asturiana desde que se creó, en 1980. Entró en política por el Partido Social Demócrata (PSD), que pasó al Partido Socialista Popular de Asturias (PSPA) en 1974, del que fue secretario general y se integró en el PSOE. Concejal en el Ayuntamiento de Piloña por el PSOE en las elecciones de 1979 y diputado por el partido judicial de Cangas de Onís, fue miembro del Consejo Regional y diputado de la Junta General del Principado de Asturias en la legislatura provisional (1982-1983). Abandonó el PSOE en 1983. En 1985, junto a Xesús Cañedo y Carlos Rubiera, fundó el Partíu Asturianista (PAS), que preside y por el que fue diputado de la Junta General entre 1991 y 1999 (legislaturas III y IV).  En 2005 fue en coalición con Unión Renovadora Asturiana (URAS), liderada por el presidente entre 1995 y 1999 Sergio Marqués. Como escritor desde 1980 ha cultivado poesía, novela, ensayo y teatro. Tiene el Premio Nacional de Lliteratura Asturiana e hizo un Diccionariu de la Llingua Asturiana. Está casado, tiene tres hijos y cuatro nietos. –Nací en Xixón el un del dos del 49, en la calle San Xosé, lluegu viví en la avenida de Portugal. Primeru de cinco hermanos. –¿A qué se dedicaban en su casa? –Mio padre, Juan José, de familia de Pion, nacíu en Marqués de Casa Valdés, a puntu d’ordenase xesuita en Cuba, vien p’acá, conoz a mi madre, flechazu y cásense. Tien varies ocupaciones –viaxante, trabaya nun taller, ye profesor auxiliar en el San Luis de Pravia– y estabiliza como profesor titular agregao en el Feijóo ya mayor... –¿Su madre? –Pilar trabaya en casa y tien un pequeñu negociu de venta a plazos. El sustentu provoca que seamos toos becarios por méritos propios y por necesidades familiares. En verano, los dos mayores damos clases particulares. Fame no pasamos nunca, pero había que esperar por unos zapatos. –¿Qué tal era su padre? –Muy dinámicu y d’enantes. Eses modernidades de atender el llar no les tenía. Taba volcáu en que estudiásemos. –¿Y su madre? –Muy esmolecida por nosotros, muy trabayadora y muy cariñosa. –¿Había ideología en casa? –Mio madre yera fía’l silenciu de después de la guerra. Mio padre tenía veleidades comunistes y, a veces, falanxistes. Peculiar. Si facía falta, exercía l’autoridá. –¿Religión? –Mio padre yera creyente, escasamente praticante, y mio madre yera les dos coses hasta que morrió. –¿Cómo hablaban en casa? –En asturiano. Amestao de Xixón. Y el barrio igual. –¿Cómo fue su primer Gijón? –En la calle, xugando a piocampo y otros xuegos que recueyo nun llibru xunto la mio muyer y el mi hermanu. Recuerdo dos coses: una, "cuidáu, que vien un coche", y dir detrás de los carros de yerba a roba-yos unes migayes que olía maravillosamente. Pusimos kioscos pa vender coses, pintamos rutes pa xugar a les chapes de ciclistes... –De su casa, escriben cuatro. –El primeru que escribió soy yo. Nacho ye periodista; Rubén fizo monólogos, y esi tarbolín que se llama Pilar non para d’escribir ni de presentar. Había llibros, el Quixote, Agatha Christie, un montón de tebeos, y mi padre tenía unos enormes conocimientos de llatín y de griegu. –¿Dónde estudió? –Hasta los 10 años, na escuela l’Institutu Xovellanos, con doña Carmina, una famosísima enseñante. Después, la mio primer beca ye colos xesuites y allí tuve mises tolos díes y rosarios en mayu. –¿Cómo le fue en los jesuitas? –Normal, muy buen estudiante, premios de fin de curso, cuadru d’honor... ¡histories! Al final veía llimitáu al profesorao y fue de les razones pa cambiar. Recuerdo un maestrillo: "Bueno, yo de esto no sé mucho, pero hago un sacrificio por Dios y voy a daros". Escoyí lletres porque dábenseme muy bien, sabía mucho llatín y gustábame la lliteratura. En lletres taba Vitoriano Ribas y poco más. Llego al instituto –Vizoso, Caso, Engracia Domingo, que daba Griego– y vi otru mundu. –Cuéntelo. –Tocóme una época muy buena. Algunos entrábamos en casa de los profesores. Caso me manda al Ateneo y que diga "que va el revolvín". Empiezo a tener presencia fuera del mundu la enseñanza, algún recital, contactos, montamos una tuna y yo ximielgaba la bandera porque no sabía tocar. Tenía algún poema y en Preu una novela que nunca quise publicar y ta guardada. Facía coses. –¿Qué tal con las chicas? –"Me defiendo, me defiendo como gato panza arriba". Tengo algunos escarceos, pero a los 17 años ligo cola que ye la mi muyer, Elena Victoria Marta Fernández Poch. Conocíla en la Comandancia Marina, donde facíamos guateques nun salón porque unu de la pandilla era fíu del comandante. Ligamos en Castiello de Bernueces un día San Pedro, con un calor terrible y una caxa sidra que llevamos en una pandilla del institutu y de los xesuites. –¿Estudió lo que quiso? –Con otres perres hubiese ido a estudiar llatín y clásiques a Salamanca o Madrid. Era un fenómeno. Fice en Valdés Salas los comunes de Filoloxía Hispánica –toy viendo a Alarcos entrando a las clases, siempre un pocu tarde– y luego pasamos a Feijoo. Iba y venía tolos dis. –¿Hubo política en la carrera? –Alguna manifestación, na... El últimu añu anduve más distraído y les notes son un poco peores. La política empieza en 1974 con Pedro de Silva y Democracia Socialista Asturiana (DSA). –¿Cuándo empieza a valorar la lengua asturiana? –En un seminario de verano entrúgo-y en asturianu a Alarcos. Rises xeneralizaes. –¿Se le escapó? –No. Quería convertir en normal en la Universidad lo que yera normal fuera d’ella. Fue la primera vez que se faló na Universidad n’asturianu con voluntá. El probe Pablo Ardisana, que quiero mucho, cuando ficimos los primeros cursinos d’asturianu, llevantóse y protestó: "Tola vida reprimiéndome pa que no falase n’asturianu y venís agora a decir que ta bien". –¿Qué dijo Alarcos? –Nada. Contestó. A partir de ahí normalicé la situación lo más posible. –Se casa en 1972. –La boda ye nel Jai Alai, en La Guía. Facemos una espicha con una pipa sidra. La única semeya que conservamos soy yo bebiendo de la pipa a morru. –Está en la fundación de Conceyu Bable hace ahora 50 años. –Yo daba clase na Llaboral y llámame un compañeru que diz: "Hay unos rapazos en Uviéu que...". Esa ye la conexión, cómo llegamos a sentanos sin conocenos en la redacción y echamos el discurso aquel. Después ponemos en marcha la asociación cultural Conceyu Bable, que se funda en casa la mi mujer y la mía, nel Bibio, cai Arrieta, 2. La mi muyer ye la que lleva el coche, delante, colos altavoces, los neños y les banderes, feches en casa, en la manifestación del 76 "Bable a la escuela, autonomía regional". Yo doy después el manifiestu en la plaza l’Ayuntamientu. Quiero reconocer muches coses a la muyer. Conceyu Bable conviértese nuna serie de grupos múltiples, en Salamanca, en Madrí, en Barcelona, la idea era muy del asturianismo y tira de manifestaciones, pancartes, banderes... Nunca pensamos adónde íbamos a dir, ni me lo planteé. –¿Cómo entra en DSA? –Llámame Pedro de Silva. Somos Liñero, Gerardo Bustillo, Arturo Gutiérrez de Terán, José Girón, Lola Mateos... un microbús. Entramos en el Partido Socialista Popular y consigo que sea el PSPA, con A de Asturias. –¿Cuándo empezó a valorar Asturias de esa manera? –Cuando xugaba en la calle San Xosé, forma parte de la to emocionalidá, identidá, y ves que no ye fácil proyectalo, hay quien no lo ve, quien lo ve mal… No ye consciente. –¿Era más de A que de S socialista? –Después del fracaso electoral del PSPA, que, bueno, fueron 42.000 votos, fízose un congreso y propuse fundar un partido asturianista y no integranos en el PSOE. Perdimos por poco. Lo asturiano taba en la xente que después no tuvo en política. A los que sí tuvieron, menos dos, aunque se sintiesen asturianos, yos pesa más la proyección estatal, personal o non, o la llucha izquierda-derecha. Lo asturiano, preciso, no tenía nada que ver con la llingua. –¿Cuánto tuvo de socialista? –En aquel momento, muncho. Güei veo algunes coses que decía, escribía y creía y quedo un poco avergoñáu y plasmáu. Yo no lo decía, pero "socialdemócrata" yera insultu en el PSPA. Entendíamos como si Rusia fuese compatible con ser ciudadano de una democracia. Yera el credo unánime de la mayoría de izquierda y sigue siendo güei pa una parte importante.

Entrevista en La Nueva España

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Entrevista | Xuan Xosé Sánchez Vicente Fundador de Conceyu Bable y del Partíu Asturianista "Valoro lo asturiano dende que xugaba en la calle San Xosé, forma parte de la emocionalidá" "Fuimos toos becarios por méritos propios y por necesidades familiares; fame no pasamos nunca, pero había que esperar por unos zapatos"