Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Inútiles y escándalo universitario
(Asoleyóse en La Nueva España del 17/06/2024)
L’APRECEDERU
INÚTILES Y ESCÁNDALO UNIVERSITARIO
No sé si se han enterado de lo que ha pasado en las pruebas de la EBAU, las pruebas a través de las cuales se examinan conocimientos y capacidad de los alumnos, con cuya nota y las de Bachiller obtienen una calificación en virtud de la cual, y según los baremos de cada Facultad y en relación con las calificaciones de otros demandantes, pueden acceder o no a la carrera universitaria que deseen.
En Asturies el ejercicio de matemáticas llegó a la sala de exámenes con errores. Se advirtió de los mismos y se establecieron criterios para los correctores, en previsión de reclamaciones, que pese a todo, se han producido.
Que esto ocurra, que alguien redacte mal una prueba, porque no sepa redactarla o porque lo haga con poca atención, es un escándalo, pero, bueno, entra dentro de lo que podría entenderse como inteligible. Lo que ya no lo resulta es que errores en las preguntas se hayan producido en muchas comunidades.
Si uno rastrea un poco, encuentra informaciones de que ha habido preguntas o ejercicios mal formulados en más partes de España (en Cataluña, Castilla-La Mancha, Galicia, Extremadura, Madrid, La Rioja) y en más materias que en matemáticas (en química, por ejemplo, en inglés, en literatura). Ahora bien, lo absolutamente sorprendente es que los errores en la prueba de matemáticas han sido los más frecuentes.
Y, entonces, mediten. ¿Qué tipo de enseñantes universitarios son estos que son incapaces de concebir bien una prueba escrita? ¿Acaso no saben de qué tratan? ¿Ignoran la materia y, por ende, lo hacen mal? ¿O no ponen ningún interés en su trabajo y lo realizan de cualquier manera, con sus pudendas, por ejemplo? ¿Es que, como en la canción, no pueden, no saben o les faltan las habilidades?
Desde luego, todo ello arroja una nube de sospecha sobre nuestra Universidad, sus capacidades y sus enseñantes.
¡Qué país! ¡Qué Universidad!
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