Mucho va de Pedro a Pedro

(Ayer, en La Nueva España) MUCHO VA DE PEDRO A PEDRO El pasado fin de semana se celebraron congresos del PSOE en Castilla-La Mancha, Extremadura y Asturies. En todos estuvo presente el Secretario General de la formación política y Presidente del Gobierno. En todos se aireó una retórica semejante: alabanza de la gestión de los gobiernos autonómicos, distancia con la derecha, piropos y soldaridad (de “soldar”) entre el todo y la parte, entre el sito en la cumbre del partido y los cabezaleros regionales. De los años de gobierno de la FSA bajo el mandato de don Adrián Barbón se puede hacer un balance positivo en parte, aunque en los temas económicos las sombras predominan sobre las luces: no se ha logrado detener la decadencia por la que nos deslizamos desde 2000 (en ese período hemos crecido la mitad de la media de España) y no cesa la emigración de los mejor preparados (5.198 asturianos se mudaron a trabajar a otra comunidad el año pasado; nadie pierde más jóvenes que Asturies, según informaba LA NUEVA ESPAÑA el 21/01/2025). De entre los temas que se debatieron en el congreso de la FSA hay uno que a mí me interesaba especialmente, el del “asturianismo” del partido. Había una enmienda que pedía menos asturianismo. Por lo que parece, fue derrotada. Veo en las redes que un nuevo miembro de la Ejecutiva, Nicolás Bardio, proclama que “La FSA ye yá oficialmente asturianista. Ganamos. Gana Asturies. Repárase un error históricu y mándase al xacobinismu a onde tuvo que tar siempre: na papelera de la historia”. Bien, no tengo más noticia que esta, así que no puedo juzgar; en todo caso, los próximos años dirán lo que es discurso o ilusión y lo que es realidad. Pero el asturianismo no consiste únicamente en poner en marcha políticas identitarias o culturales, tiene un pegollu fundamental en defender el empleo, el bienestar y les perres de los asturianos, base imprescindible para que se pueda vivir aquí y desarrollar en nuestra tierra nuestros proyectos vitales. Igualmente, en defender la igualdad entre todos los ciudadanos del Estado en cuanto a su contribución a las arcas públicas y a la solidaridad. Al respecto, a nadie se le escapa que la política del PSOE y de su idolatrado presidente ha sido, es y va a ser la de “al gochu gordu, unta-y el rau”, o, al modo de los conceyos con metafonía, “al guchu gurdu unta-y el reu”. Así va a ocurrir con la ya pactada financiación singular de Cataluña (puede verse, por ejemplo, https://www.lne.es/asturias/2025/01/14/estudio-asturiano-pandiello-afirma-cupo-113366546.html) y así ha pasado con el pacto con Junts para mantener el impuesto a la banca: las comunidades más ricas, de mayor PIB, se llevan más millones, las de menor PIB, menos, sin tener en cuenta los criterios habituales de financiación (población, dispersión, envejecimiento, etc.). Pues bien, frente al estruendoso silencio de la FSA, frente a ese callar “asturianista” respecto a esa materia, cuya denuncia no sería sino obligación elemental de un gobierno, cabe trasladar las palabras de García-Page en el congreso de Castilla-La Mancha por las mismas fechas: “¿Pero que es eso de redistribuir el impuesto que se pone a los bancos en función del Producto Interior Bruto de una tierra? La región más rica, la que más se lleva. Y que eso lo tengamos que tolerar... Eso no es de izquierdas”. “El PSOE no puede ser el partido que defienda ningún privilegio en España” No se lo que pensarán ustedes, yo lo que digo es que mucho va de Pedro a Pedro.

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