Algunos darán en pensar, acaso, que el ¡ijujú! del título podría deberse a la sentencia del Constitucional en torno a la cuestión de inconstitucionalidad planteada al respecto de la Ley de uso y promoción del asturiano, pues, como se sabe, fue esa una ley promovida e impulsada por el PAS, la cual, por otro lado, salió adelante pese al permanente filibusterismo del PSOE para evitarlo y a la enorme resistencia de una parte del PP para apoyarla.
La satisfacción a raíz de la sentencia existe. Pero no se debe tanto —aclaro— a la misma sentencia cuanto a que vuelve a poner de manifiesto dos cosas: la primera que, como no nos hartamos de repetir (aunque probablemente pocos nos escuchen), la Ley de uso y promoción era el máximo político que se podía conseguir y que en conseguirlo hubo —como en el cervantino episodio de Basilio y Quiteria— más de industria que de milagro, mas no dejó de haber su migayín de milagro. La segunda, porque el fallo del alto tribunal viene a confirmar lo que ya sabíamos: que el texto legal que promovimos aprovechaba todos los recovecos de la legalidad para impulsar la promoción y normalización de nuestra lengua nacional dentro del estrecho marco jurídico en que nos desenvolvemos. El mérito de ello reposó fundamentalmente en la capacidad y saber de Xesús Cañedo Valle, a quien, una vez más, quiero reconocer su aportación, así como dejo constancia de la tenacidad y empeño de Xurde Blanco, el litigante y causante de esta sentencia.
Pero mis «alvízores» no se deben a esta causa, sino a otra distinta. En efecto, con motivo de la noticia que La Nueva España nos daba de la autorización de una patata transgénica por parte de la UE, hemos hecho memoria de que el Parlamento asturiano, a través de una iniciativa de IU, se ha autoproclamado «región libre de transgénicos». ¡Laus Deo!
Ciertamente, al recordarlo, una vagamar de satisfacción ha recorrido nuestra carne y huesos. ¡Ahí es nada! ¡Ser región libre de productos transgénicos! Porque ¿quién sabe qué maleficios se pueden esconder en estos cuerpos transustanciados? ¿Qué espíritus torvos y deletéreos se pueden incubizar en esos entes manipulados, que, además, lo han sido por químicos, biólogos y, sobre todo, por empresas multinacionales? ¡Que aprendan de nosotros los na`vi de Avatar verdadero ecologismo y verdadero amor a la naturaleza! Desde luego, esta resistencia a las novedades, que no llamaré misoneísmo (¡Lejos de mí tal pretensión!) me recuerda épocas y momentos muy pretéritos de nuestra patria e imagino la resistencia que los chamanes del paleolítico debieron oponer, en su día, a novedades tan peligrosas como el hierro o el bronce, que, sobre ser un ataque a los secretos de los dioses, vinieron a significar nuestra progresiva separación de la naturaleza y nuestra caída.
Es cierto que la mayoría de los científicos afirma que con los alimentos transgénicos se podría solucionar hoy en día el hambre de la humanidad toda e, incluso, alimentar al doble de la población existente. De la misma forma, abaratar los costos y reducir el riesgo de destrucción de cosechas por plagas. ¡Pero qué diablos saben los científicos, y menos si cobran por su trabajo? Quienes saben de verdad del mundo y de las estructuras de los cuerpos son los políticos, los chamanes, los espiritistas, los ecologistas, los místicos, los brujos y quienes son capaces de hacer de intermediarios con el más allá. Los demás, lo mismo que todos los «si» que no sean «sidra» y «sifón»: nada.
A mí realmente, el que estemos a la cabeza del orbe en estas materias me llena de orgullo patrio y me trae a las mientes, de sutrucu, una estampa que tiene su semejanza. Es el dibujito de Julio Caro Baroja en que se pinta a Fray Benito Jerónimo Feijóo espantando endriagos, homes-pexe, cuélebres, trasgos y otros entes supersticiosos. Así nuestros gloriosos próceres junteros: poniendo en fuga los espíritus malignos y amenazadores que en los transgénicos pudieran ocultarse y amenazarnos, y, sobre todo, ahuyentando los espantibles monstruos de la razón ilustrada.
PS. El fracaso en la compra de Puleva es una mala noticia, para CLAS y para Asturies. Hay más, pero hablaremos de ello la próxima semana.
NOTA. Asoleyóse na Nueva del 13/03/10
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