- los puntos verdes son una propuesta de un lector sobre el lugar adónde mandarlos - |
Hay que echarlos a todos! Por inútiles y por fatos. Pero no más allá del Payares, como me habrán oído a veces decir, sino más allá del estrecho de Gibraltar, y aun, si puede ser, hacia la parte sur del continente africano.
Juzguen ustedes si no. El día 29 de enero de este año de gracia del Señor, el BOE publica sendas modificaciones de la ley Orgánica 5/1985, del Régimen Electoral General, ambas pactadas entre PP y PSOE. La segunda, la ley Orgánica 3/2011, de 28 de enero, tiene como objetivo, para entendernos, «atar corto al mundo de ETA y Batasuna». La primera, la ley Orgánica 2/2011, cambia otros aspectos de la citada ley 5/1985, entre ellos los que se concretan en la nueva redacción del artículo 53 y que tienen como principal intención restringir el gasto electoral a los quince días de la campaña electoral, impidiendo o limitando la propaganda fuera de esas fechas. Dice así: «No obstante lo anterior, desde la convocatoria de las elecciones hasta el inicio legal de la campaña, queda prohibida la realización de publicidad o propaganda electoral mediante carteles, soportes comerciales o inserciones en prensa, radio u otros medios digitales, no pudiendo justificarse dichas actuaciones por el ejercicio de las actividades ordinarias de los partidos, coaliciones o federaciones reconocidas en el apartado anterior».
Si ustedes leen con atención el texto, no se les escapará lo impreciso de la redacción. Por ejemplo, ¿las vallas son carteles?, ¿los anuncios en vehículos están incluidos ahí?, ¿«prensa, radio u otros medios digitales» quiere decir que la prensa y la radio son medios digitales?, ¿octavillas y pegatinas están incluidas en la literalidad del artículo?, ¿cómo se anuncian los actos públicos? No quiero cansarlos más. Cualquiera de ustedes puede hacerse otras diez o quince preguntas.
He aquí, pues, otro ejemplo de esa práctica legislativa de nuestro Parlamento mayor que vengo llamando desde hace tiempo «legislar con las témporas», que es, como ustedes comprenden perfectamente, una forma elusiva y antifrástica de decir que legislan con la pudorosa perífrasis de «allí donde la espalda pierde su honesto nombre». Pero lo peor son los motivos a que se debe esa permanente actuación: el impulso legislativo parte de la presión de los amigos o de facciones; se legisla desconociendo el mundo; se escribe sin saber escribir, esto es, qué se quiere decir y qué se dice con lo que se escribe.
¡Ah!, ¿creen que exagero? ¿Que obro llevado por un exceso retórico? Pues bien, sepan ustedes que, poco más de un mes después de la publicación de la ley -reitero: redactada y aprobada por ambos-, los dos, PP y PSOE, acuden de la mano a la Junta Electoral Central para que dé a la letra de la citada reforma una interpretación más amplia que la que ellos creen que dice el citado artículo 53 (y concomitantes), por ejemplo, para poder convocar actos públicos, para enviar SMS o correos electrónicos?
Es decir, que estos inútiles redactan lo que no quieren redactar, o pierden el culo para quedar como dechados de parsimonia y después caen en la cuenta de que eso los ata de pies y manos, o no saben sobre lo que hablan y descubren después que el mundo es más complejo de lo que eran capaces de columbrar sus desnutridas mentes.
¡Y eso cuando legislan para ellos y en lo que les afecta a ellos! Ahora imagínense lo que ocurre cuando redactan la normativa sobre las pensiones de ustedes, sus propiedades, su trabajo, su salud, el medio ambiente, sus impuestos, su empresa?, y eso, incluso, en el caso de que lo hagan con buena intención y sin demasiados prejuicios. Pues pónganlos, además, como es frecuente, a legislar contra ustedes desde ese prejuicio que llaman ideología, contra ustedes como conductores, como varones, como padres o madres, como empresarios, como consumidores?
Es fácil, en general, en la vida saber lo que nos pasa: basta con querer mirar y dejar a un lado la fe, ese prejuicio (también llamado «ideología») en nombre del cual no queremos creer lo que vemos.
Así que ya saben. Lo más cerca, en Namibia. Y aun creo que correríamos un excesivo riesgo por su proximidad.
PS. ¡Mui bien polos trabayadores y los inxenieros de Fukuxima! ¡Y gracies pol so trabayu y la so disposición al riesgu!
No hay comentarios:
Publicar un comentario