Como saben de sobra, la autovía del Cantábricu lleva más de diez años de retraso. Uno de los tramos que padecen una paralización mayor es el de Llanes-Unquera. Este tramo -dejando ya a un lado la falta de peso político de los asturianos como causa de su retraso- estuvo sometido a varias denuncias y procesos judiciales que dieron pretexto y causa para el mismo.
Una de esas causas judiciales se originó en el tramo más oriental de la autovía, ya cerca de la frontera con Cantabria. Allí, los vecinos de un barrio entero, los de La Mata, van a verse arrojados de sus viviendas para que pase la autopista. Lo sorprendente es que la autopista arranca a todos esos vecinos de su hogar (independientemente de que les paguen por ello bien o mal, tarde o nunca) pa evitar la tala de una aliseda (amparada con una protección especial), de la que debe desviarse el trazado de la nueva carretera. Por otro lado, la aliseda ya no existe (se hallaba sólo en el banco de datos y en los planos), puesto que se había cortado años atrás.
Pero lo espantoso no es el que la aliseda exista o no exista ya. Lo que da que pensar son los valores por los que nos regimos en la sociedad contemporánea. Según estos valores, y las leyes que de ellos se originan, LO IMPORTANTE NO SON LAS PERSONAS, SINO LAS COSAS. Esto es, lo importante no son los vecinos de La Mata, sus casas, sus raíces allí desde generaciones, las emociones que los ligan con ese lugar, con la memoria de los suyos y con su paisaje; no, lo importante es la preservación de los árboles o de los paisajes. De modo que la autovía tiene que desviarse para no dañar a los árboles, pero no importa si hiere a las personas. De ahí se derivan las leyes que legislan los parlamentos, las actuaciones de los políticos y el aplauso de los ciudadanos en las urnas, de esa premisa: LAS COSAS POLÍTICAMENTE CORRECTAS (O SANTIFICADAS POR LA MODA) ESTÁN POR ENCIMA DE LAS PERSONAS.
Deberíamos mirarnos un poco y meditar. Y pensar qué votamos y a quién votamos. Y repensarlo a fin de ver si sabemos cuáles son las consecuencias prácticas de nuestro voto (al respecto de las decisiones) y de lo que aceptamos como valores de rango superior (al respecto del fundamento de las decisiones y de las prioridades en las decisiones).
Esta es el basura, el vertedero moral y político (social) que el conflicto pone al descubierto, más allá del problema concreto de los vecinos de La Mata, a los que manifestamos toda nuestra simpatía y apoyo.
Nota: la fotografía de "La Mata", de Daniel Bárbara, está sacada de La Nueva España, del 29 de marzo de 2008.
1 comentario:
Totalmente d'alcuerdu.
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