Mis lectores estarán cansados de oírme manifestar que en España se legisla «con las témporas», dicho sea con un eufemismo. Se legisla con absoluto desconocimiento de la realidad y con desprecio a la misma. Se hace al dictado de modas y caprichos o por el impulso de pequeños grupos de presión. Y, sobre ello, las normas son confusas o contradictorias con otras ya en vigor. Algunas veces, cuando existe un poco de sentido común, se suceden las modificaciones o las legislaciones sustitutorias. Por venir a lo próximo, ahí tienen ustedes el disparate legislativo sobre el Parque de los Picos. Por poner un único ejemplo, de entre decenas de ellos, en el ámbito español: la Ley 11/1999 sobre abusos a menores, de cuyo delito se habían olvidado, ¡pobres!, los anteriores padres de la patria cuando elaboraron la Ley 10/1995, llamada pomposamente por Belloch «Código penal de la democracia».
Víctimas graves y recientes de esa conjunción de ineptos son ahora muchos de los quiosqueros asturianos. Como ustedes saben de sobra, la Ley de medidas sanitarias sobre el tabaquismo, del 26/12 de 2005, no contemplaba que se pudiese vender tabaco en los quioscos. Sólo dos meses más tarde, el 10 de febrero del 2006, el RD 2/2006 daba cuenta, mediante la corrección, de que ni uno solo de los unánimes cráneos privilegiados del Congreso de los diputados se había percatado de que la norma decembrina perjudicaba gravemente a los quiosqueros y venía a permitirlo en esos establecimientos. Ahora bien, el ensiertu dice literalmente que «las máquinas expendedoras de productos del tabaco sólo podrán ubicarse en el interior de quioscos de prensa situados en la vía pública». Y he aquí dónde empieza, de nuevo, el calvario —y una mengua económica sangrante— de muchos quiosqueros asturianos. Pues es sabido que la mayoría de esos establecimientos (por razones climáticas, pero también por razones de la normativa municipal) están situados en bajos, son «bajos comerciales».
No les explico todas las interpretaciones legales que es posible realizar sobre ese concreto epígrafe y su relación con el conjunto de la Ley, pero sí les indico que pudiera deducirse de una lectura sistemática que donde no se podría expender tabaco sería, precisamente, en los quioscos exentos. Pero no es esa evidentemente la hermenéutica que ha primado en la inteligencia del texto, sino la que proviene de la cultura dominante en el conjunto del Estado, digamos, por decirlo educadamente, la castellano-madrileña. Y, en virtud de ese punto de vista constitutivo de la cosmovisión de los encargados de poner en práctica la norma legal (el Comisionado para el Mercado de Tabacos) se viene prohibiendo la expendición a los quioscos asturianos que están situados en bajos de edificios. De la misma forma, la Audiencia Nacional, guiada por idéntica concepción del mundo castellano-manchega, viene pronunciándose a favor de esa interpretación contraria a los intereses asturianos. Es así de claro: puesto que los asturianos ni pintamos nada ni existimos como tales en España, nuestra realidad es inexistente: de ahí que nadie la tenga en cuenta.
Pero la cosa va mucho más allá. ¿Cuál ha sido el papel en toda esta historia de los partidos políticos mayoritarios en nuestra tierra (PSOE, PP, IU) y de los culicallados que, a través de las urnas, los ciudadanos envían a Madrid o sientan en Asturies? ¿Qué ha hecho el Gobierno llariegu por sus representados? ¿Se ha preocupado alguno de ellos por los quiosqueros en la redacción inicial del texto? ¿Se han inquietado, después, cuando se ha producido la modificación del 10 de febrero del 2006, por si la redacción pudiera entrar en colisión con la realidad asturiana? ¿Han presionado al Gobierno de Zapatero y al Comisionado para que realizasen una lectura razonable del citado epígrafe? ¿Se han personado para defender los intereses de sus (supuestos) representados? ¿Han hecho algún intento, acaso, de volver a modificar el texto para que encaje su literalidad en la realidad asturiana? La respuesta es, en todos los casos negativa. ¿Y por qué? Sencillamente porque, a todos ellos, sus representados y sus votantes sólo les importan para sacarles los sufragios que los mantienen en el tinglado del poder aquí, y para ayudar, allí, a sus señoritos, a quienes aspiran a acercarse algún día, en poder y en proximidad física.
Y se preguntarán ustedes que cómo es posible que ese artificio que tantos daños de todo tipo (desde los económicos a los del desarraigo) conlleva para los ciudadanos se mantenga en el tiempo y parezca suscitar, sino el entusiasmo, sí la aceptación, más o menos resignada, de tantos asturianos. Pues…, yo creo que convendría que cada uno mirase al exterior, reflexionase y se diese la respuesta, que es tan patente como la meridiana luz de la mitad del día. Es cierto que, en la Metafísica, afirma Aristóteles que el entendimiento se comporta muchas veces ante la evidencia de la misma forma que los ojos del esperteyu ante la luz del sol.
Esti artículu asoleyóse na Nueva España del 11/03/09
1 comentario:
Quiero felicitarte, Xuan, porque en este artículo has dado en el clavo.Una interpretación absurda de la Ley, realizada por ineptos, y que causa mucho perjuicio a los más débiles. No les importa la salud, sino el bolsillo e invocan una ley sanitaria para eliminar competencia, privilegiando a expendedurías. Impresentable en el fondo y en la forma.
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