Sobre ETA y el crimen, nada nuevo que decir. Merece la pena recordar, sin embargo, que hubo adanista que soñó que la realidad no es tal como es, sino como él la imaginaba, y que llevó a ETA y sus adláteres al Parlamento europeo para presentarlos en sociedad como gente decorosa, y que persiguió y difamó a todos los que decíamos que la realidad es como es, y que legalizó ANV sabiendo lo que era, como parte de aquella presentación en sociedad para abrir un futuro que sólo él era capaz de abrir, porque, hasta entonces, no había habido más que gente incapaz (los suyos) y de mala voluntad (los de los partidos rivales).
¿Qué ahora hay que estar todos a una? De acuerdo. Pero no está demás recordar quién atacaba despiadadamente a los demás hace poco más de un año porque señalábamos la realidad y el engaño. Y traer a las mientes, también, que el "él" no era sólo un "él", era también un coro de ciudadanos, militantes, intelectuales (con comillas o sin ellas), periodistas, artistas, etc. que nos señalaban con el dedo acusador.
Conviene recordarlo, porque la tentación siempre está ahí: el drogadicto de discursos y de ideología, como el adicto a otros tipos de sustancias, tiene siempre la incitación a reincidir.
Para que podamos seguir todos juntos frente al mal, recordémoslo y recordémoselo, no sólo a ese "él", sino a tantos ellos.
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