

Déjenme decir, ante todo, que no me parece probable que vayamos a recorrer ese camino, pero creo que, de todas formas, debemos señalar cuáles son los elementos estructurales o de coyuntura que invitarían a recorrer esa senda.

¿Tiene solución todo ello? En estos momentos, mientras redacto este artículo, el señor Campa y la ministra Salgado lo andan repitiendo por Europa: «España ya ha salido de una situación como esta». Cierto, lo que no dicen es que ni el PSOE ni el Presidente, Zapatero, están dispuestos a tomar ninguna medida que lo pueda solucionar. Tenemos estos días tres ejemplos: la propuesta y retirada del aumento de la edad de jubilación, la propuesta y retirada del período para el cálculo de las pensiones, el inconcreto y escurridizo documento sobre la reforma laboral. Y si acudimos a estos últimos años, en especial, desde el 2007, lo que caracteriza fundamentalmente a este Gobierno es la voluntad de inacción en materia económica y de relaciones laborales.
Así pues, la cuestión no es si podemos evitar un hipotético camino hacia la argentinización, sino si la sociedad —tanto los representantes políticos como los ciudadanos que los avalan y que les reiteran su aval— quiere poner los medios para evitarlo.
El más notable de los elementos que empobinen en esa dirección es la «peronización» de nuestra economía, poniendo en manos de los sindicatos decisiones fundamentales en materia económica y todas las relativas a las relaciones entre las partes en el ámbito de la producción de riqueza. Esta peronización, primorriverismo u organicismo, tan del gusto de siempre del PSOE, no sólo es una anomalía democrática, sino un disparate en sus efectos económicos (no así en los políticos, que parece ser un buen negocio).

Todos esos elementos representan un importantísimo bagaje para que podamos dar la vuelta a esta situación y volver al crecimiento, la modernización y la búsqueda de puestos de cabeza en el mundo. Ahora bien, si como ocurrió en algunos países latinoamericanos, quienes deberían constituir lo más dinámico y progresivo de nuestra sociedad se empecinan, por prejuicios de secta, de discurso o de falsa representación de la realidad (alguno de los que el Barón de Verulam llamaba «idola»), en sostener los métodos, los actores y las organizaciones que se empeñan en llevarnos hacia el empobrecimiento generalizado y el desastre social, entonces el camino será recorrido y el destino final será inevitable y, seguramente, irreversible, pese al euro y pese a Europa.
P.S. El PSOE y el Gobierno acaban de lanzar la consigna: la causa de las últimas turbulencias financieras es «una conjura del capitalismo financiero internacional». Acabarán convocándonos a la Plaza de Oriente, donde la Leire y el Blanco repartirán de nuevo la pancarta «Si ellos tienen Onu, nosotros tenemos dos». Se llenará, ya lo verán.
¡A uno siempre lo sacude un ramalazo de emoción estética cuando confirma la inmarcesible continuidad histórica del casticismo español!
Asoleyóse na Nueva del 12/02/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario