IRRESPONSABILIDAD:
ACCIÓN DRÁSTICA, PUBLICIDAD DRAMÁTICA
Es evidente que una parte
importante de la población es irresponsable: no guarda ninguna de las medidas
necesarias para no contagiar o contagiarse.
Las razones son varias. Una de
ellas es que no creen en la malignidad del virus; otra, que piensan que a ellos
no les va alcanzar. En todo caso, no conectan su responsabilidad con los
problemas de salud derivados del coronavirus.
Una causa de ello es la pésima
publicidad que se está haciendo de la situación real del peligro y de la
necesidad de las medidas de protección. Anuncios como “Lo estamos haciendo
bien” o las llamadas a la responsabilidad tienen escasa capacidad de impacto. A
muchos no les llegan al oído. A otros, les entra por un oído y les sale por el otro.
Si se quiere mejorar la actitud
responsable de los ciudadanos es necesario dirigirse a ellos de otra forma,
mediante una publicidad visual y dramática, mostrando, por ejemplo, los
enfermos y hospitalizados en relación con individuos sin mascarilla o
distancia. “Posiblemente tú eres el responsable”, podría ser el comentario. O,
al respecto de los jóvenes, mostrando a otros jóvenes enfermos o poniéndolos en
conexión con sus padres y familiares. “Tú también te puedes infectar”, o “puedes
ser el responsable de la enfermedad de tus familiares”, tal el subrayado.
La publicidad debería, además,
ir dirigida a grupos específicos, cuya irresponsabilidad general es notable.
Así, a los jóvenes, o a los aficionados al fútbol que se concentran en torno a
los estadios. Y, en este ámbito, no estaría de más pedir la colaboración de
clubes y futbolistas, poco ejemplares en el campo con sus abrazos. O a
visualizar situaciones concretas de riesgo: conversaciones sin distancia y
protección, fiestas, botellones…
En las calles sería necesaria
una campaña generalizada de llamadas de atención a quienes no usan las
mascarillas o realizan actos colectivos sin guardar las normas, y la imposición
drástica de sanciones y su divulgación.
No todo mejoraría, pero probablemente,
sí algo. De lo que no cabe duda es que las actuales y tan melifluas como
bienintencionadas llamadas a la responsabilidad valen bien poco.
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