Dentro de la vida española, en la que cualquier ofendido o dañado se siente obligado a pedir venganza eterna o reparación a la medida de sus deseos de venganza o del alcance de su inteligencia sobre la realidad, resulta ejemplar la conducta de la familia de la niña Mari Luz Cortés.
Así, las palabras del padre, Juan José Cortes, manifestando que no recurriría la sentencia del juicio contra el asesino o asesinos de su hija y aceptando de antemano el veredicto. O la del abuelo, pidiendo tranquilidad a los vecinos que esperaban fuera de la sala del tribunal. Y, ambos, además, con palabra serena y gesto tranquilo.
Uno ignora si esa conducta se debe a sus creencias cristianas, a su carácter, a su personalidad, a su ética laica o a un conjunto de esas cosas. Pero le resulta admirable. Y digna de destacar frente a tanto griterío, malos modos, espíritu de venganza o revancha, y, sobre todo, creencia en que el deseo o los sueños del yo deben ser la única medidad de la verdad de las cosas.
Admiramos, pues, la actitud de la familia, lamentamos su dolor y la causa del mismo. En la medida en que nos es posible, manifestamos nuestra empatía para con ellos.
4 comentarios:
además de verdad mi niño que es un ejemplo a seguir, por que la verdad esta asturiana no creo yo que podría mantener la compostura. un besin para ti y para tu nietin preciosu.
Yo quiero que toda persona que cometa delito o falta penal esté internada en una cárcel o en una prisión por tiempo indeterminado o indefinido, hasta conseguirse su corrección, y si la persona que comete delito o falta penal es incorregible, yo quiero que dicha persona esté encerrada de por vida en una cárcel o en una prisión.
Familia Cortés, no podéis saber la alegría que me da saber que hay seres humanos como lo sois vosotros. Estupendas personas que llevan su dolor en lo más profundo de su ser y utilizan su inteligencia y su buen hacer luchando para que esos desgraciados asesinos paguen lo que han hecho y jamás tengan la oportunidad de quitar otra vida inocente. Amigos míos, os admiro y hasta os quiero a la distancia. Soy del norte de España, de Bilbao.
Discrepo absolutamente de la opinión del padre de Mari Luz Cortés; la pobre niña no fue víctima de un "error judicial" la pobre niña fue víctima de unos padres que la dejaron sola omitiendo su deber fundamental de custodia y cuidado y, sobre todo, fue víctima de un asesino; la situación de desamparo de una niña de tan corta edad la podría haber llevado a otros peligros, como ser atropellada por un coche o cualquier otra clase de calamidad. Siendo muchísimo lo que le ocurrió a la niña pero creo que aquí deberían dirimirse más responsabilidades y "padre coraje" hubiera tenido que aclarar muchas cosas en el juicio, pero prefirió parapetarse en su bien estudiado papel de padre ofendido que acaso no pueda controlarse ne presencia del asesino de su hija. No entiendo que le den a ese individuo ni un minuto de protagonismo y que nadie diga a viva voz que LA NIÑA ESTABA SOLA ABANDONADA EN LA VIA PÚBLICA CON CINCO AÑOS. Me da igual que sean gitanos o que estuviera en el kiosko del barrio. Ninguno de nosotros dejariamos solas a nuestras niñas de 5 años. Yo abriría diligencias penales contra el padre, también, por abandono de menores.
Publicar un comentario