Muchas veces había oído hablar de las excelencias de Asturias, de sus verdes paisajes, su aire puro, su gente, sus ríos y bosques, en el paraíso natural. Así que en este pasado puente de San José me decidí a conocer uno de los rincones que creía más vírgenes; el parque natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. No quería masificaciones y rehusé visitar Picos de Europa o la ruta del Cares, y me dirigí a Cangas del Narcea, donde me trataron excelentemente en uno de sus exquisitos alojamientos rurales.
Sin embargo, al practicar mi deporte favorito, la montaña, cuando me encaminé hacia esos montes para disfrutar de sus bosques y ríos, fue grande e inesperada mi sorpresa pues lo que vi no sale en ninguna web ni folleto publicitario del supuesto "paraíso natural". Y es que, a modo de niebla, el humo de los incendios llenaba el ambiente y los bosques. Desde lo alto, pude ver que no era sólo uno, sino que llegué a ver tres incendios con grandes columnas de humo que producían un ambiente casi irrespirable, ya que ese humo se repartía por las zonas bajas y las pavesas caían a modo de ese famoso "orbayo". Parecía que más bien se trataba de un paraíso in fernal. Y en los días que pasé en esa bonita comarca comprobé que no se trataba de un hecho aislado, ya que vi varias zonas negras, quemadas seguramente semanas atrás. Me preguntaba apenada si era tal ese supuesto paraíso de los osos y si las gentes, amables por cierto, eran conscientes de la pérdida de recursos y de su paisaje, ya que me pareció que miraban los incendios de forma indiferente, a pesar de la espectacularidad de las llamas que pude ver por la noche, que me pareció que era cuando se debían provocar esos incendios.
Pero no sólo eso chafó mis esperadas vacaciones en el paraíso natural, sino que cuando paseaba cerca de un río de aguas limpias no daba crédito a la cantidad de plásticos que colgaban de las ramas de las orillas, ¡no cabía uno más! Vi algún pescador y me pregunté si pescaba truchas o plásticos. Y, en definitiva, me volví a Navarra con una imagen muy distinta de la que tenía al principio de Asturias, que tanto se anuncia a bombo y platillo como ese paraíso donde pastan las vacas en verdes prados floridos, al lado de los bosques donde cantan los pájaros bajo un limpio cielo azul. Pienso realmente que si los asturianos no cuidan más su paisaje se van a quedar atrás en el tema del turismo, ya que muchas otras comunidades autónomas ofrecen también bonitos paisajes bien cuidados. Por eso, a través de esta carta, quiero llamar la atención de las administraciones y guardería para que se preocupen un poco más en poner solución a estos problemas ambientales sorprendentes en estos tiempos.