Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Sobre ETA (recordando el pasado) (I)
¿Pero qué diablos negociaban estos tipos?
Sobre ETA
¿Sin rastro? ¿Desaparecidos?
En anteriores ocasiones, cuando el desempleo crecía un poco menos que la media española, el Gobierno asturiano corría a sacar pecho y presumir de lo bien que se habían hecho las cosas, porque mostrábamos una diferencia positiva con el resto de España, aunque la tendencia fuese mala. Ahora, que ni siquiera podemos argumentar que las cosas nos van un poco mal, pero menos mal que a los demás, ya que somos la comunidad donde más crece el desempleo, ¿han visto ustedes a alguno de los responsables del Gobierno socialista-izquierda unidista salir a dar la cara?
¡Ah, ya! es que están participando en un cameo de series de televisión: unos dicen que en "Sin rastro", otros en "Desaparecidos".
En todo caso, lo que están es en "afogaos", esto es, callando como afogaos.
El carbayu lliterariu: No miréis al mar
Los Cosmen, L`Alsa, Los asturianos
- a) falar de too ensin saber de ná, o lo que ye peor, rutiando tópicos que, además, son tópicos toos del paleopolíticu
- b) nun perdonar a naide qu`espoxigue
- c) querer arreglar el mundu la economía como si fueren les estanteríes del economatu de casa
- d) metenos no que nun debería importanos, como si toles empreses fueren públiques
- e) pensar que seguimos viviendo nuna empresa pública xeneralizada, na que podemos influir al través del gobiernu o del sindicatu turnante, o si non, manifestándonos na calle.
¡Taba tan estudiao lo d`El Musel!
Episodios primorriveristas
Acaba de concluir un acto de la representación primorriverista, en virtud de la cual, una parte de la patronal y algunos sindicatos usurpan la soberanía nacional por concesión graciosa del Gobierno y negocian la legislación y parte del dinero de todos.
Y, encima, el primorriverista mayor, don José Luis Rodríguez,se enfada y dice que, ahora, va a legislar.
¿Pero no se había votado un parlamento y de él había emanado un Gobierno para eso, para que legislase?
¿Esodel primorriverismo será una vocación permanente o dotación genética constitutiva?
¡Y el que venga detrás, que... arree!
Ello ha empobrecido aún más a una comunidad como la nuestra, donde la opinión pública, si es que existe, no se manifiesta, y el único partido de la oposición parlamentaria no tiene más entidad que el eco de un volador: si hace buen tiempo y las montañas no lo impiden, los españíos de los disparos en Madrid, llegan aquí como una reiteración apática y con escasa fuerza. Esa es toda la artillería del PP: sus ideas sobre Asturies son inexistentes.
Tremái (de conxelación), funcionarios
Usted y yo pagaremos la fiesta arecista de El Musel
Después vino la construcción y financiación del proyecto recortado, el actual, que no llega hasta Les Amosuques, como el otro pretendía. Y, de pronto, a mitad del camino, los responsables (en la Autoridad Portuaria el Presidente lo pone Areces, el resto, la mayoría, doña Paz, los sindicatos, PSOE e IU en el Ayuntamiento de Xixón, etc., esto es, el Régimen se reparte el poder y las sustanciosas dietas de la asistencia a las reuniones de la Autoridad Portuaria), digo que, de pronto a mitad del camino los “responsables” gritaron aquello que dicen los niños cuando se cagan:
-¡Meca! ¡Escapóseme!
Y efectivamente, se les había escapado el presupuesto (¡qué raro! ¿no les extraña cosa tan insólita?) en 250,9 millones de euros (¡¡250,9 millones de euros!!).
¿Recuerdan ustedes? ¿Cuántas veces el señor Buendía juró y perjuró que la UE pagaría los sobrecostos? ¿Y la Ilma. Alcaldesa, doña Paz? ¿Cuántas muchas? ¿Y don Vicente Alberto? ¡Uhhh! Si ustedes repasan las hemerotecas verán que hace menos de un mes el Ínclito volvía a asegurar que la UE pagaría. Es más, el propio ministro José Blanco lo aseguraba junto con Areces hace pocos días.
¿Y cuál es la verdad? Pues, mire, ayer, martes, el ministro José Blanco (don exPepiño) acaba de hacerlo público en La Coruña: lo pagaremos usted y yo, esto es, lo pagarán los presupuestos asturianos, por lo que esa cuantía se detraerá de hospitales, servicios sociales, etc.
¿Pasa algo por que nos mientan? Nada, todos tan contentos. ¿Ocurre alguna cosa porque nos hagan más pobres? Nada, todos tan felices.
Porque, en el fondo, la mayoría de los asturianos saben que son ellos los responsables de tal desaguisado: los siguen votando.
Ayuntamientu Xixón y PGOU
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FINANCIACIÓN: CUBILETEO, IMPRECISIÓN, DESIGUALDAD
Establecidos estos datos y consideraciones previas, cabe hacer algunas más. En primer lugar, lo que parece una cierta falta de rigor o seriedad en todo ello. ¿Cómo es posible que la suma adicional de la nueva financiación alcanzase hace un año el monto que se decía infranqueable —tras muchos tiras y aflojas— de 9.000 millones y que esa barrera se haya superado después, hasta los 11.000? Pero es que, además, nadie sabe exactamente de qué se está hablando, pues la única cifra garantizada para este año son 6.000 millones, el resto son estimaciones para el 2012, y, por otro lado, las cifras que, a día de hoy, las comunidades parecen deducir de los nuevos vectores de reparto suman bastante más de los 11.000 millones.
Esa oscuridad es probablemente una de las razones por las que la señora Salgado no quiera dar cifras concretas para cada comunidad, pero otra lo es, sin duda, los aspectos poco presentables del pacto, la desigualdad evidente de esa traducción a favor de algunas pocas comunidades.
El acuerdo (en el Consejo de Política Fiscal y Financiera no se necesita más que el apoyo de una comunidad, pues el gobierno Central tiene el 50% de los votos), aunque tiene algunas variables nuevas que mejoran la financiación según factores de diversidad (como el fraccionamiento de la atención sanitaria por grupos de edad y un mayor peso de los parámetros de superficie, dispersión poblacional e insularidad), presenta incógnitas, aparte las ya dichas: tal la eficacia y cuantía de los criterios igualadores, como el fondo de cooperación y el fondo de convergencia, y, especialmente, la de la evolución futura de los tributos cedidos (50% IRPF, 50% IVA, 58% impuestos especiales), que lógicamente irá aumentando la diferencia entre comunidades dinámicas, como Cataluña, y estancadas o en mengua, como Asturies.
Aparte de esos factores de desigualdad que provienen de la disímil dotación inicial y de la evolución futura de la economía de cada región, el nuevo modelo contiene en sí parámetros que ya son discriminatorios. Así el Fondo de Suficiencia para Cataluña, la limitación de la igualdad general de los ciudadanos de España a la enseñanza, la sanidad y un impreciso «servicios básicos» (¿lo es, por ejemplo, en su totalidad la atención a lo definido como tal en la Ley de dependencia?) y, sobre todo, el que el 25% de los ingresos captados por las comunidades queden para ellas, «como estímulo al esfuerzo fiscal». Es decir, que quienes sean más ricos o tengan más empresas que vendan fuera del territorio de la autonomía tendrán progresivamente más dinero («Al gochu gordu —dice nuestro refranero— unta-y el rau»).
Queda por averiguar qué repercusión tendrá todo ello sobre el endeudamiento general de las administraciones públicas, y, por tanto, sobre el déficit, la deuda, los impuestos y el empleo. En principio, podría pensarse que el aumento de los ingresos de las comunidades debería reducir su déficit, pero es poco verosímil que eso ocurra en un cien por cien. Lo que no es dudoso, en todo caso, es que, por esta y otras razones, la presión fiscal y algunos precios sometidos a regulación subirán en los próximos meses.
Una nota final. Para Galicia, Cataluña, Valencia y Baleares hay un fondo especial, «Aportación por bilingüismo». Y estos fenómenos de aquí, los que nos gobiernan, ¿qué? ¿Qué dicen de esto?
Terminemos. ¿No es cuando menos pintoresco que el nuevo acuerdo de financiación, saludado por el PSOE y sus turiferarios mediáticos como un buen acuerdo para toda España, haya sido saludado por el principal mocín político de los últimos días, ERC, como «un paso hacia el sistema definitivo, la independencia»?
Cauda. ¿Les gusta a ustedes todo esto? ¿Les parece beneficioso para Asturies? ¿Para España? Pues denle las gracias no sólo a Zapatero y Montilla, a ERC y a CiU (de quien arranca el Estatut, fuente última de todo ello), sino a los socialistas asturianos, al gobierno Areces, a sus diputados y senadores, que tanto han peleado por conseguirlo. ¿Qué no les gusta? ¿Qué les parece injusto y empobrecedor? Pues lo mismo.
www.xuanxose.blogspot.com
El PSOE y Areces tragan con lo que les echen
Homenaje y reconocimiento (escritores en América)
La mayoría de las producciones son textos que se publicaron, en su día, aquí y allí, o que, seleccionados oportunamente, se volvían a reiterar años después de compuestos. En cuanto a su cualidad y lenguaje literario, presentan las mismas características que la literatura hecha en el país: algunas prosas reservan el asturiano sólo para los diálogos de los inferiores socialmente (conforme al mandato que en la posguerra emitiera el IDEA), predominan las visiones humorísticas y costumbristas, la sentimentalidad se encarna predominantemente en un topos arcádico nunca existente... Con todo ello, descuellan algunos escritores-escritores, así Marcos del Torniello (el autor, como ustedes saben, de la letra del Soi de Verdiciu) o el magnífico Adeflor, un costumbrista que es único en la captación de los tipos populares y su lengua (sigue su estela, hoy, por cierto, Montserrat Garnacho), y en el desarrollo y la solución de las escenas en que construye esos tipos.
Esa presencia de la literatura asturiana (esto es, en lengua asturiana) en el exilio no se da únicamente en la Argentina. En Litora cantábrica (2004) he señalado y analizado el mismo tipo de escritura en Uruguay, México y Cuba.
He dicho arriba que predominan entre estos escritores los que crean en la patria asturiana y publican allí, pero es notable también el número de exiliados que lo hacen directamente en el continente americano, como Ángel Rabanal, Antonio Martínez Cuétara o Enrique Pérez Álvarez. Algunos son personas que nacen al otro lado de la océana mar o que pasan en aquel lado la mayor parte de su vida, como el citado Pérez Álvarez, Aureliano Barredo Gutiérrez o el notable Xiquín de Villaviciosa. Incluso, el teatro asturiano moderno ve allí la luz —en Cuba, en concreto, a través de Nolón—, antes que aquí se ponga de moda el Teatro de la Naturaleza y lo que luego será la Compañía Asturiana. En 1989, por otro lado, Francisco Capalleja estrena en Buenos Aires una zarzuela, La foguera de Ventanielles.
Lo que significa todo esto es bien claro: una ciudadanía que, desde la emigración o el exilio, requiere —a lo largo de bastante más de un siglo— la presencia de sus señas de identidad a través de la llingua; unas instituciones, las periodísticas o asociativas, dispuestas a permitir o alentar (en más o en menos, en calidad identitaria débil o fuerte, que es esa otra cuestión), esa existencia; unos escritores que, pese a que su actividad es mirada con menosprecio o tolerada con displicencia por la mayoría de la sociedad asturiana (especialmente por quienes, desde una banda u otra, la enseñorean desde el poder social o político), se empeñan en el enfotu de testimoniar su emoción en su lengua y mantener vivo el tremolar de su bandera, para así, entre otras cosas, comunicarse con la Asturies transterrada.
A todos ellos, idealistas contra cualquier esperanza razonable, empedernidos contra el fracaso o el rechazo, patriotas a veces contra la evidencia, nuestro reconocimiento y nuestro homenaje.
Ellos representaron y representan la continuidad de una parte importantísima de la patria y del sentimiento de la misma.
autopista "Y", sensatez e inxenieros de caminos
AVE, mentires, esixencies
Jaculatoria del funcionario asturiano
el Señor me lo quitó,
él mismo lo volvió a dar.
¡Oh, Señor, tanto rodar,
dónde cóño parará!
Pronósticos de futuro y éxitos del PAS y UNIÓN ASTURIANISTA
«En las próximas elecciones autonómicas se comprobará que hay muchos votantes ahítos con el bipartidismo y pico que soportamos, y que por tal motivo otorgarán sus votos a grupos de corte más o menos nacionalista, como el PAS, la URAS y el pico mentado que se llama IU. Serán partidos bisagra con cuyo concurso habrán de contar los mayoritarios a la hora de gobernar. Ítem más: veo borrosa, pero la veo, la posibilidad de que el líder de un grupo asturianista llegue a la presidencia del Principado merced a uno de esos pactos de gobierno. En cualquier caso, las componendas a las que habrá lugar permitirán la promoción máxima del bable académico, hasta el punto de que llegará el momento en que parezca existir una auténtica demanda social para su oficialización».
Miguel Iglesias Ballina: presos de sus propias fábulas
La superstición del liberalismo
Entre los variados mensajes que se elevan en el aire como emanaciones del lodazal de la crisis está el del liberalismo. Según este discurso, la única receta válida de actuación sería dejar que la avenida de las aguas discurriese sin que nadie le pusiese freno ni la encauzase, o, dicho en otros términos, que el mercado actuase libremente. De ese modo, habría justicia, la economía se sanearía y recobraría su pulso con mayor prontitud, el futuro se despejaría antes.
Es cierto que el mercado como guía es cien veces preferible a una economía planificada. Como nos ha demostrado la experiencia en los últimos cien años, el mercado –es decir el libre juego de los actores sociales— crea más riqueza y la distribuye de forma más eficiente que cualquier otra fórmula; del mismo modo, atiende a las nuevas demandas con mayor prontitud, rectifica antes su rumbo, asigna mejor los recursos, evalúa costos y precios. Es asimismo indubitable que la economía planificada como sistema generalizado es inseparable de la dictadura, de la ineficacia, la desigualdad y la corrupción. La economía de libre mercado no es capaz de evitar en algún grado la corrupción (pero la puede detectar y corregir) y exhibe siempre el espectáculo nunca satisfactorio de la desigualdad; la dictadura es, a veces, relativamente compatible con el mercado, pero la ineficacia y la corrupción son inherencias inevitables de ella.
Pero dicho eso, la demanda de la inhibición del estado ante las crisis, la exigencia de que no se intervenga para que argaye lo que tenga que argayar, el suspirar por el fuego acendrador de la destrucción creativa no es más que una pura superstición, la reiteración de una jaculatoria sin contenido.
En primer lugar, porque la propia teoría del liberalismo económico clásico es una pura fantasía. Por ejemplo, la idea de que, establecida la libertad universal de comercio, cada país acabaría especializándose en la producción de aquellos bienes y servicios en los que sería más eficaz y, por tanto, más competitivo, ignora la existencia de la realidad. Pasa por alto, por ejemplo, la alta probabilidad de que, cuando la información suficiente para una producción teóricamente ventajosa llegase a los agentes de un país equis de la periferia del sistema y se pudiese disponer de los medios suficientes para ponerla en marcha, la demanda de esa mercancía o servicio hubiese decaído o modificado sus parámetros. Y, con mayor probabilidad aún, la crisis social sería tan intensa en el tránsito entre la decadencia de las antiguas producciones y el hipotético surgimiento de las nuevas que la sociedad sobreviviente no sería capaz de poner en práctica más que una economía de subsistencia.
Pero es que, además —dicho sea con un símil cosmológico—, la expansión del cosmos económico en la historia de la humanidad no se ha producido de forma homogénea, sino que, desde el primer momento, se han producido acreciones en determinados puntos y vacíos —o escaseces— en otros, lo que representa progresivas ventajas de tamaño, conocimiento, especialización, etcétera, como ha subrayado el premio Príncipe de Asturias y premio Nobel, Paul Krugman. De esa manera, el deseo de que las cosas vayan solas para que vayan mejor de por sí, de forma más justa y para todos, no es sólo un deseo en el vacío, sino un pensamiento contra la realidad.
Pero es que, por otro lado, la política no debería tener como finalidad ningún futurible ni abstracto. Su objetivo es el presente, como Jefferson subrayó, no el futuro; su preocupación principal los hombres y el mundo real, no el hombre nuevo ni el nuevo mundo; su destino principal y posible, el prójimo, los próximos, no la humanidad en abstracto.
Y, sobre todo, cualquier política que pretenda regirse por sólo una idea, principio o fórmula es una política reductora, de la que escapa la realidad, en cuanto que es incapaz aquélla de captar ésta y en la que, desde luego, es incapaz de incidir, como no sea a modo de estorbo o fuerza destructiva.
Porque la única buena política es arte, no únicamente el arte de lo posible, como suele decirse, sino arte, en el sentido más común de la palabra en Asturies: «maña, pericia, conocimiento» y también «artería». Para conocer la realidad y no deformar su percepción por nuestros prejuicios, para operar en ella con cautela, para saber modificar nuestras recetas y nuestras premisas previas si ellas no funcionan o si, según suele ocurrir con frecuencia, a modo que predice en otros ámbitos la premisa Heisenberguiana, las propias actuaciones políticas provocan modificaciones sociales.
Arte, pues; no prejuicio ni superstición. Ni siquiera liberal.
Nota: esti artículu asoleyóse na Nueva España del 01/07/09