Tal vez recuerden el nombre de Jali Abu Mulai al Balui, un médico jordano que se suicidó el 30 de diciembre de 2009 en Afganistán para matar a varios miembros de la CIA. El suicida, nacido en Kuwait en 1977 tenía dos hijas, Leyla y Lina, de cinco y siete años, y una esposa, Defne Bayrak, activista yihadista también ella y que ha manifestado "orgullosa de su marido" por su suicidio.
Pues bien, la esposa del suicida, Defne, ha publicado, entre otras cosas, una apología de la yihad con el título de "Bin Laden, el Che Guevara de Oriente". Ello me recuerda que hace algún tiempo (17/11/02) publiqué un artículo donde establecía la semejanza entre el yihadismo y el cheguevarismo de los años 60 y 70, señalando la influencia que para esa visión distorsionada y obnubilada del mundo tienen tanto los lóbulos frontales del cerebro cuanto la juventud, artículo que, por establecer esa conexión entre ambos movimientos totalitarios, fue muy criticado por algunos. Aquí lo tienen:
BEN LADEN / CHE GUEVARA
Si hace dos años nos lo hubieran dicho, hubiéramos creído que se trataba de una fabulación de Ian Fleming o una conspiración de la CIA, pero es indudable que Al Qaeda, Ben Laden y su red internacional existen.
Quizás uno de los aspectos más llamativos del fenómeno Ben Laden sea su capacidad de captación en múltiples países: Alemania, España, Inglaterra, Estados Unidos, Indonesia, Afganistán, Pakistán, Yemen…, y que, al mismo tiempo, carezca de una “base”, de un territorio que le sirva de asiento principal. Es, por tanto, una internacional, como la histórica Komintern, y desata, como ella, la capacidad de adhesión de intelectuales y jóvenes de muchos países; pero la notable diferencia es que su centro rector territorial (que en el comunismo internacional era, además, el modelo ideal) no existe. Quizás un modelo parcial de comparación histórico sea el de la masonería, también un movimiento internacional con fuerte capacidad de adscripción, pero sin base territorial estatal. (Por otro lado, si queremos salirnos de las comparaciones históricas y pasarnos a las metafóricas … Internet).
La comparación con el movimiento comunista internacional no es caprichosa o meramente estructural: en los años veinte y treinta del pasado siglo, el movimiento marxista despertó entre los intelectuales y los jóvenes, especialmente, una enorme ilusión y una fenomenal capacidad de arrastre.
Pero probablemente el modelo más próximo a nosotros es el simbolizado por “El Che”. El Cheguevarismo fue una mezcla de voluntarismo humanista-cristiano, comunismo marxista o postmarxista, generosidad, utopía y violencia que atrajo a una parte considerable de la juventud del mundo occidental, y que dio lugar a muchos movimientos políticos de violencia terrorista o revolucionaria (Brigadas Rojas, Baader Meinhoff, montoneros, Sendero Luminoso…); todo ello envuelto en un culto a la persona que con su figura física, su ejemplo político y su aventura un poco misteriosa se constituyó en un icono idealizado sobre el que se proyectaban las pulsiones de liberación individual, voluntad de transformación del mundo y rabia contra la injusticia. Que tras esa configuración no se ocultase, en realidad, más que la violencia y la dictadura, es no tiene importancia: el modelo político cheguevarista constituía un patrón donde se proyectaba esa mezcla confusa de pulsiones individuales y sociales, con la ventaja de que nunca había sido realizado en ningún sitio (es decir, que permitía suponer que había un comunismo ideal y libertario posible: el modelo que no ofrecían ninguno de los modelos reales del comunismo) y tenía una cierta imagen individualista y al margen de los aparatos partidarios y los estados (su confusa salida de Cuba reforzaba esta nota de su atractivo).
La capacidad de captación de Ben Laden y La Base tienen muchas semejanzas con el patrón cheguevariano en su capacidad de atraer jóvenes de muchas naciones, no sólo árabes o islámicas. Al Qaeda les ofrece tanto un programa de justicia y liberación, como un líder misterioso y sobre todo, la carencia de estado y de partido político, la ventaja de que los sueños no han sido aún traicionados por la realidad. Incluso en la vestimenta y lo físico, no deja de haber una semejanza entre el aire lánguido de ambos y su atuendo militar informal. Además, semejantemente a como el modelo guevarista vino a sustituir al modelo estalinista en las ilusiones utópico / violentas de la juventud occidenteal, el modelo ladenista viene a sustituir al otro gran patrón de ilusión colectiva en el mundo islámico y árabe, en el mundo, Nasser y el nasserismo, cuyo gran atractivo en lo pretérito ha sido llevado por el Sumiciu hace tiempo en el imaginario colectivo árabe.
Este atractivo de los modelos de la “solución final” e inmediata plantea otra cuestión importante: la de las “condiciones objetivas” en relación con estos movimientos. Una percepción mínimamente atenta revela que los activistas o “enganchados” a estos movimientos no son fundamentalmente las víctimas de las injusticias o los desheredados, sino quienes sienten como un estado de cosas insoporatble “las injusticias del sistema” y pretenden, por ello, erradicarlas; fundamentalmente muchachos de clase media baja, media e incluso alta, en los que es más frecuente la instrucción que la falta de ella. Carezco de más datos sobre los simpatizantes de Al Qaeda que los que los medios han dado sobre algunos de los detenidos, pero, en general, confirman la semejanza con el movimiento cheguevarista.
No debería extrañar a nadie esa verdad, que es la esencia misma de este tipo de movimientos. Por ejemplo, una encuesta sobre los suicidas palestinos hecha pública hace poco muestra que son, con mucho, mayoría quienes proceden de las clases medias y altas que quienes vienen de la pobreza; muchos más los que tienen un nivel de instrucción medio o superior que los que lo tienen elemental.
No seré yo quien niegue la importancia de “las condiciones objetivas” en cualquier tipo de movimiento político, pero creo que es merece la pena señalar la importancia definitiva del discurso (político, religioso) en la configuración de la respuesta a las mismas (y aun, en parte, en su configuración como tales).
¿A qué se debe está coincidencia de jóvenes de todo el mundo a buscar en un momento determinado de la historia una modelo que trate, al mismo tiempo, de satisfacer necesidades éticas y de dar una respuesta absoluta y definitiva a los problemas de su mundo?
Es posible que ello responda a las tendencias a construir modelos explicativos que residen en nuestra estructura cerebral, particularmente en el córtex cerebral de nuestro hemisferio izquierdo. El hallazgo de un modelo holístico de apariencia ética y política, y, al mismo tiempo, de plasmación inmediata y definitiva, permitíra actualizar esa tendencia permanente en un número grande de jóvenes en un momento determinado de la historia.
P.S. Ahora que el Partido Comunista Chino, el último gran partido comunista de la historia, se ha convertido también en un partido “interclasista”, permítanme recordar con una sonrisa la “escandalera” con que la que, en algunos círculos políticos e intelectuales asturianos, se acogió nuestra definición ideológica en 1985, el año de nuestra constitución, como un partido “interclasista”, además de “asturianista” y “progresista”. Acudan ustedes a Eclesiastés, I-15 para una explicación (también holística).
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