Cuando, allá en el 2006, galenos y enfermería llegaron a un acuerdo para la puesta en marcha de la carrera profesional, el señor Areces y el PSOE llamaron a UGT y CC OO a fin de hacer extensiva la citada carrera profesional a todos los funcionarios: eran las vísperas de las elecciones del 2007.
Esas mejoras profesionales se pusieron en marcha en la Administración asturiana para todos los sectores, pero en la enseñanza la conjunción de tres factores (determinadas cosmovisiones sindicales, la falta de desarrollo legal de un aspecto de la LOE, la voluntad abusadora del Gobierno y su incapacidad) introdujo dos tipos de problemas: el primero, que no todos los enseñantes se adscribieron al cobro de la llamada carrera profesional; el segundo, que determinadas sentencias judiciales -impulsadas por algunos sindicatos- pusieron en solfa la legalidad sobre la que se basaba todo el proceso. Supuso ello que la continuidad de la carrera profesional quedaba paralizada y que existía el riesgo de que los enseñantes debiesen devolver las cantidades recibidas en años anteriores.
Tarde, mal y de mala manera, el Gobierno de IU y PSOE «sanó» los defectos formales anteriores en la tramitación de los Presupuestos de 2010. Pero no pusieron en marcha el procedimiento «sanatorio», el Reglamento de Evaluación Docente (en realidad, una nueva convocatoria, mediante la que se podían incorporar a la carrera profesional quienes no lo hubiesen hecho anteriormente), hasta pasado el verano de ese año. Y, en ese momento, ¡oh, pasmo!, se descubre que queda invalidado porque el Consejo Consultivo avisa de que no se han seguido los trámites preceptivos.
Desde entonces hasta ahora, silencio. Pese a que los dos sucesivos consejeros de Educación, don José Luis y don Herminio, prometieron la solución del problema; primero, antes de diciembre, y, después, en el primer trimestre del año 2011. Y, cuando por fin se sabe algo -como nos ha dado a conocer el martes LA NUEVA ESPAÑA-, el texto parece inútil, es confuso, falto de sindéresis y, probablemente, deba ser rehecho. O sea, otra vez, nada.
En las propias barbas de los docentes se ríen. Ellos, PSOE e IU, y los sindicatos firmantes del acuerdo, que, para más inri, anduvieron proclamando «sotto voce» que la segunda parte de la carrera profesional estaba ya presupuestada para el 2011.
Y no nos olvidemos del PSOE español, del Gobierno Zapatero y de don Ángel Gabilondo, el ministro del ramo. ¡Tan amante éste de los profesores, tan preocupado por sus problemas, tan dispuesto a «darles el reconocimiento que se merecen»! Y desde el 2005 en que prometieron la carrera profesional y el Estatuto del Profesorado al negociar la LOE con los sindicatos y la promulgación de ésta en el 2006, no han querido desarrollar el citado Estatuto, requisito legal imprescindible.
¡Una tan homérica risa al pensar en los profesores! ¡Un coro tan grande de carcajadas! ¡Y en sus propias barbas!
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