L'Ayuntamientu de Xixón acollecha de xemes en cuandu banderes de calidá mediuambiental y, tolos años, saca a los escolinos a la calle pa "conciencialos del mediuambiente", yá saben, faense fotos, lléense redacciones, llántense arbolucos que, a lo meyor, naide inxamás nun atiende, etc. Esto ye, lo que sabe tan bien facer el PSOE: ximielgamientu y propaganda. Ensin embargu, la metada de Xixón sigue chando la mierda al mar dempues d'e tenese comprometío a evitalo, allá polos años 90, los señores Borrell, Silva y Areces, con semeya y conveniu incluidu.
Asoleyo equí un artículu del 2003 (02/09/03) tituláu "Doce años de desvergüenza y mierda". Añadan-y siete más, y yá ta fecho.
¡Ah, y nun olviden la complicidá permanente de IU!
DOCE AÑOS DE DESVERGÜENZA Y MIERDA
La visita de la Ministro de Medio Ambiente, doña Elvira Rodríguez, el día 20 de agosto, para poner en marcha las obras del emisario terrestre que unirá la depuradora de las aguas xixonesas con el emisario submarino de La Campa Torres, constituye el principio del final de un largo camino (o la llegada a la mitad del mismo, según lo miremos).
La contraestampa de esta visita si sitúa en el 16 de abril de 1991. En aquella fecha, se reunen el entonces alcalde de Xixón (don Vicente Alberto Areces), el ministro de Obras Públicas y Transportes del Estado (don José Borrell, efímero candidato a Presidente después) y el presidente asturiano (don Pedro de Silva). Con profusión de fotografías y gruesa tipografía, los medios de comunicación recogen al día siguiente la firma de un convenio entre la citada trinidad para el "saneamiento integral" de Xixón, que incluye una depuradora en El Musel y otra en la zona este de la ciudad. El plazo de ejecución de las obras es de seis años (lo que habría situado su término en 1997).
Han pasado, pues, doce años desde aquel momento, seis años más, en todo caso, de los previstos inicialmente, y ni una sola gota de las aguas residuales de un cuarto de millón de asturianos va a la mar depurada. Los efectos estéticos, olfativos, medioambientales y sanitarios de esa continua agresión no hace falta detallarlos, están al alcance de cualquiera. El día de la visita de la Ministro, el Cantábrico lo proclamaba con una nota de lirismo: condones, bragueros, xurgadores plásticos de orejas y otras emotivas metáforas acariciaban el cuerpo de los bañistas en la playa de San Lorenzo, emblema de la actividad turística asturiana.
Pues bien, cuando todo el proceso concluya, no tendremos ninguna depuradora en la zona este de Xixón (ni visos de tenerla) y, para colmo, la depuradora de Aboño será a todas luces insuficiente para la población que va a atender.
Como quiera que se juzgue, doce años de retraso en materia tan importante, son doce años de ineptitud y doce años de la mierda (en todos los sentidos de la palabra) de un cuarto de millón de ciudadanos vertiéndose a la mar sin control. De ello son responsables las tres administraciones: la de Xixón (ayer en manos de don Vicente Alberto Areces, hoy de doña Paz Fernández, pero siempre del PSOE), la del Estado (ayer en manos del PSOE, hoy del PP), la de Asturies (ayer en manos de don Pedro de Silva, hoy de don Vicente Alberto Areces, pero siempre del PSOE). Es verdad que ni las tres administraciones ni los dos partidos son exactamente igual de responsables, pero lo son, en todo caso, de una parte sustancial de tan dañina y tan inepta actuación.
El escándalo del centro de Asturies no es un caso aislado, ni mucho menos. Los retrasos en la depuración de las obras en marcha o proyectadas, las depuradoras ya terminadas y que no funcionan, los vertidos sin ningún tipo de control son la norma en todas las poblaciones, ríos y fracciones de costa. No sería ese un mal reportaje evaluador, que quizás algún día decida realizar La Nueva España.
Y es que, como venimos repitiendo siempre, a pesar de la propaganda y las palabras, a ciertos partidos y a ciertos políticos no les importan nada ni la limpieza de las aguas ni sus efectos sobre la salud y el medioambiente, y ello por una obvia cuestión: no dan votos. Pese a las protestas que pueda causar ocasionalmente, la contaminación y la insalubridad de las aguas no orienta la decisión de los ciudadanos ante las urnas. Y, por ello, la mayoría de los gobernantes prefieren desplazar los recursos a asuntos que mueven directamente el voto o a aquellas acciones que benefician a los grupos que los sustentan. De modo que a la ineptitud hay que sumar siempre en estos asuntos la desvergüenza.
Un par de notas colaterales, de cierto interés, al respecto de estas gravísimas y continuadas agresiones medioambientales. La primera: llama la atención cómo no suscitan apenas protestas entre el autodenominado movimiento ecologista o entre determinados grupos que se dicen de izquierdas, que, sin embargo, alcanzan un máximo de paroxismo y excitación cuando se les proponen temas ajenos a Asturies y, sobre todo, cuando se los arrojan desde Madrid.
La segunda es el lamentable papel de IU en toda esta cuestión. Palanganera permanente del PSOE en Xixón y en Asturies, pone todo su interés en ocultar las graves responsabilidades de los gobiernos socialistas a los que apoyan. Y así, en esta concreta materia de la depuración de Xixón, se limita a agitar, hoy sí y mañana también, el espectro de lo imposible o incierto: la exigencia de la depuradora de la zona este. Es un magnífico sistema para ocultar los problemas reales (los retrasos de la depuración y la planta de Aboño) y prestar así una estupenda cobertura a sus patronos socialistas.
Asoleyo equí un artículu del 2003 (02/09/03) tituláu "Doce años de desvergüenza y mierda". Añadan-y siete más, y yá ta fecho.
¡Ah, y nun olviden la complicidá permanente de IU!
DOCE AÑOS DE DESVERGÜENZA Y MIERDA
La visita de la Ministro de Medio Ambiente, doña Elvira Rodríguez, el día 20 de agosto, para poner en marcha las obras del emisario terrestre que unirá la depuradora de las aguas xixonesas con el emisario submarino de La Campa Torres, constituye el principio del final de un largo camino (o la llegada a la mitad del mismo, según lo miremos).
La contraestampa de esta visita si sitúa en el 16 de abril de 1991. En aquella fecha, se reunen el entonces alcalde de Xixón (don Vicente Alberto Areces), el ministro de Obras Públicas y Transportes del Estado (don José Borrell, efímero candidato a Presidente después) y el presidente asturiano (don Pedro de Silva). Con profusión de fotografías y gruesa tipografía, los medios de comunicación recogen al día siguiente la firma de un convenio entre la citada trinidad para el "saneamiento integral" de Xixón, que incluye una depuradora en El Musel y otra en la zona este de la ciudad. El plazo de ejecución de las obras es de seis años (lo que habría situado su término en 1997).
Han pasado, pues, doce años desde aquel momento, seis años más, en todo caso, de los previstos inicialmente, y ni una sola gota de las aguas residuales de un cuarto de millón de asturianos va a la mar depurada. Los efectos estéticos, olfativos, medioambientales y sanitarios de esa continua agresión no hace falta detallarlos, están al alcance de cualquiera. El día de la visita de la Ministro, el Cantábrico lo proclamaba con una nota de lirismo: condones, bragueros, xurgadores plásticos de orejas y otras emotivas metáforas acariciaban el cuerpo de los bañistas en la playa de San Lorenzo, emblema de la actividad turística asturiana.
Pues bien, cuando todo el proceso concluya, no tendremos ninguna depuradora en la zona este de Xixón (ni visos de tenerla) y, para colmo, la depuradora de Aboño será a todas luces insuficiente para la población que va a atender.
Como quiera que se juzgue, doce años de retraso en materia tan importante, son doce años de ineptitud y doce años de la mierda (en todos los sentidos de la palabra) de un cuarto de millón de ciudadanos vertiéndose a la mar sin control. De ello son responsables las tres administraciones: la de Xixón (ayer en manos de don Vicente Alberto Areces, hoy de doña Paz Fernández, pero siempre del PSOE), la del Estado (ayer en manos del PSOE, hoy del PP), la de Asturies (ayer en manos de don Pedro de Silva, hoy de don Vicente Alberto Areces, pero siempre del PSOE). Es verdad que ni las tres administraciones ni los dos partidos son exactamente igual de responsables, pero lo son, en todo caso, de una parte sustancial de tan dañina y tan inepta actuación.
El escándalo del centro de Asturies no es un caso aislado, ni mucho menos. Los retrasos en la depuración de las obras en marcha o proyectadas, las depuradoras ya terminadas y que no funcionan, los vertidos sin ningún tipo de control son la norma en todas las poblaciones, ríos y fracciones de costa. No sería ese un mal reportaje evaluador, que quizás algún día decida realizar La Nueva España.
Y es que, como venimos repitiendo siempre, a pesar de la propaganda y las palabras, a ciertos partidos y a ciertos políticos no les importan nada ni la limpieza de las aguas ni sus efectos sobre la salud y el medioambiente, y ello por una obvia cuestión: no dan votos. Pese a las protestas que pueda causar ocasionalmente, la contaminación y la insalubridad de las aguas no orienta la decisión de los ciudadanos ante las urnas. Y, por ello, la mayoría de los gobernantes prefieren desplazar los recursos a asuntos que mueven directamente el voto o a aquellas acciones que benefician a los grupos que los sustentan. De modo que a la ineptitud hay que sumar siempre en estos asuntos la desvergüenza.
Un par de notas colaterales, de cierto interés, al respecto de estas gravísimas y continuadas agresiones medioambientales. La primera: llama la atención cómo no suscitan apenas protestas entre el autodenominado movimiento ecologista o entre determinados grupos que se dicen de izquierdas, que, sin embargo, alcanzan un máximo de paroxismo y excitación cuando se les proponen temas ajenos a Asturies y, sobre todo, cuando se los arrojan desde Madrid.
La segunda es el lamentable papel de IU en toda esta cuestión. Palanganera permanente del PSOE en Xixón y en Asturies, pone todo su interés en ocultar las graves responsabilidades de los gobiernos socialistas a los que apoyan. Y así, en esta concreta materia de la depuración de Xixón, se limita a agitar, hoy sí y mañana también, el espectro de lo imposible o incierto: la exigencia de la depuradora de la zona este. Es un magnífico sistema para ocultar los problemas reales (los retrasos de la depuración y la planta de Aboño) y prestar así una estupenda cobertura a sus patronos socialistas.
En Xixón, a 2 de setiembre de 2003.
1 comentario:
Ties tola razón del mundiu!
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