(Escribióse una selmana enantes)
LOS PROBLEMAS DE LA ENSEÑANZA Y LA EVALUACIÓN
En realidad, el título debería
haber sido el de “aprobado general”, porque, ¿para qué vamos a engañarnos?, eso
es lo que va a haber en la práctica. No en el sentido de que se haga tabla rasa
y se dé a todos una calificación igual, sino en el de que nadie repita curso,
que es lo que quiere decir el Consejo Escolar del Estado cuando recomienda que
la repetición de curso sea “en casos realmente extraordinarios”. Pero, además,
las disposiciones que están tomando las comunidades autónomas van todas en ese
sentido. Salvo en el caso del segundo de bachiller, cuyos estudiantes han de
enfrentarse a la EBAU, las orientaciones llevan idéntica línea: siguiendo las
recomendaciones del citado Consejo, en unas autonomías, como la nuestra, no se
avanzará sobre lo visto hasta ahora; además la recomendación es en muchas que, aunque
se avance, la nota (la evaluación) se centre más bien en las competencias, y no
en los saberes (para los profanos, se llaman competencias a “un conjunto de comportamientos sociales, afectivos y
habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo
adecuadamente un papel, un desempeño, una actividad o una tarea”, por ejemplo,
“aprender a aprender” o “autonomía e iniciativa personal”). Comoquiera que sea,
aprobado general, salvo resistencia numantina por parte del alumno.
Todo ello va a
acarrear, sobre una pérdida parcial de los aprendizajes del curso, un marco
general de desigualdad e injusticia, especialmente para aquellos alumnos que
más se han esforzado o que podían aprovechar más en el tercer trimestre. Y
plantea problemas especiales en segundo de bachiller, en la prueba antesala de
la universidad.
Es sabido que la
ausencia de clases trata de paliarse, más o menos, mediante la comunicación en
casa entre profesores y alumnos por vía telemática, en lo que existen problemas
de capacidad de las redes y las conexiones o de la disposición de equipos en
las casas. Se habla, a propósito, de la “brecha digital” y se señala esta como
el mayor obstáculo para el aprendizaje igualitario entre los alumnos.
Observaciones que vienen acompañadas de un pánfilo discurso sobre el beneficio
de la telemática y el trabajo a distancia.
No nos engañemos,
el principal problema en continuar las clases en el domicilio no reside en la
brecha digital, sino en la “brecha familiar”. El alumno, desmotivado y aburrido
en casa, necesita tener unos padres que lo ayuden, que lo estimulen, que lo
acompañen en el cumplimiento de las tareas e, incluso, a veces, que le
expliquen; y que, en general, lo ayuden a mantener un tono positivo durante el
encierro. He ahí el verdadero problema. Carecen, además, los escolinos de dos
estímulos, el directo del buen profesor en la interacción dentro del aula y el
de la emulación, la competencia y la cooperación que suponen sus compañeros en
la misma.
De modo que, en
general, el trabajo, el rendimiento y el aprendizaje tenderán a rebajarse: los
buenos alumnos seguirán siéndolo acaso igual, los medianos perderán y quienes
ya pasaban de todo en clase o tenían muchas más dificultades seguirán del mismo
modo o les será más difícil. Pregunten si no.
Problemísimo es el
de la EBAU, la selectividad universitaria. Malo si se acorta el temario, malo
si no. Pero es que, además, la evaluación a distancia provocará calificaciones
dispares donde probablemente saldrán perjudicados aquellos que, por sus méritos
reales, deberían tener más nota para acceder a sus carreras preferidas.
Y quedan, por fin,
los problemas del examen de todos los aspirantes a universitarios. Seguramente
no se podrá efectuar con proximidad física. Para solucionarlo se está
proponiendo la realización simultánea e “instantánea” de pruebas por interné.
¿Se imaginan ustedes la logística necesaria para que todo el mundo pueda
hacerlo y para garantizar que no habrá trampas?
Por cierto, vayan
pensando en septiembre y la vuelta al colegio. ¿Cómo lo harán? ¿Qué pasará si
empiezan los contagios y hay que volver a cerrar las escuelas y los padres
tienen que volver a abandonar el trabajo?
Lo siento, pero no
siendo el gobierno, me siento obligado a prevenir.
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