LOS OLVIDADOS DE LA MONCLOA
LA NUEVA ESPAÑA publicaba el
pasado martes una fotografía de dos hermanas de Tineo, Rut y Cristina Cornás,
subidas en un remolque, a tres kilómetros de su casa, desplazadas hasta ahí para conectarse a internet y poder
recibir sus tareas escolares.
Cristina y Rut representan la
Asturies olvidada. También hay otros.
En Asturies y en España existen
en este momento un numeroso grupo de gentes que están olvidadas de La Moncloa.
El 13 de abril el Gobierno
modificaba el período de las restricciones y volvía a abrir la mano para
determinadas actividades que no habían sido prohibidas en el segundo decreto de
alarma. Entre ellas, las de la construcción. Pero, a últimas horas de la
víspera, daba marcha atrás y excluía de la apertura aquellas obras que se
hiciesen en el interior de los edificios y en las viviendas, entre otras cosas,
porque había que pasar por zonas comunes.
No eran los únicos. Desde el
principio de las restricciones, las empresas de reparaciones y servicios
tampoco pueden actuar en las viviendas, salvo en caso de extrema necesidad, por
ejemplo, si usted inunda el piso del vecino. De este modo, están paradas miles
de mínimas empresas y miles de trabajadores, algunos con algún amparo, otros
no, cuya existencia o empleo peligra gravemente.
Pero no son únicamente ellos
quienes sufren ese daño: miles de casas tienen sin reparar, su grifo, su
calentador, su lavadora, su nevera...
Pues bien, ahora que la gente se
puede cruzar por la calle al pasear, que puede usar las zonas comunes de los
edificios para hacer deporte, que se puede ver a dos metros en una terraza o,
pronto, reunirse de 10 en 10, no se ve por qué todo ello no puede arrancar. Y
lo grave es que en ninguno de los estadios futuros hasta julio se ha contemplado
su situación, como si no existiesen.
Los olvidados de La Moncloa.
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