Ayer, en LNE: La violencia de los sueños


                             
L’APRECEDERU

                LA VIOLENCIA DE LOS SUEÑOS

                Con frecuencia, los sueños de la razón, por bienintencionados que sean, causan violencia, víctimas y daños. No voy a realizar un repaso de alguno de esos sueños y sus efectos, desde los de la Revolución francesa a los diversos comunismos reales. Vengamos a cosas más de andar por casa. Por ejemplo, las normas europeas y españolas sobre eficiencia energética. Según ellas, los edificios de más de 50 años deberán sufrir un examen sobre la disipación de la energía en ellos. Si no alcanzan los óptimos, tendrán que realizar reformas sustanciales. Otra normativa obliga a revisar aquellas fachadas que presenten problemas. En términos populares, todo ello se conoce como el plan de fachadas, pues para disminuir la pérdida energética se revisten patios y frontales.
                No se les escapará a ustedes que los edificios con más de 50 años son por regla general “los de los ricos”, más aún si tienen defectos constructivos. Son los que ocupan los barrios de nuestras ciudades, los de Mieres, Uviéu, Avilés, Xixón… Casi todos son barrios levantados en las diversas épocas de promoción de la vivienda durante el franquismo, y están ocupados, en general, por personas ya retiradas, con rentas más bien limitadas. Pues bien, es a estos grupos sociales a los que se presiona para que pongan al día sus viviendas y se sanciona si no lo hacen.
                Ayuntamientos y Principado pusieron en marcha ayudas para tal fin, pero las partidas están agotadas en todas partes, las ayudas ya concedidas no se pueden pagar y no hay forma de conceder, ni aun en el papel, nuevas subvenciones.
                Xixón, que “inventó”, además, el plan estético del Muro: solo en subvenciones pendientes para fachadas hay 66,5 millones. ¡Se espera solventar la deuda en cinco años! Los nuevos, en el limbo. Y naturalmente, alguien lo paga: o las empresas no cobran o los propietarios aprontan.
                De otros sueños deletéreos les hablaré otro día.

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