Diz L'Eclesiastés (I-10) "nihil novum sub sole".
Y Ricardo León glosó la idea nesti estupendu sonetu:
No hay nada nuevo bajo el sol. Las horas
son los bostezos del mortal hastío
de ese viejo antañón, Cronos impío,
devorador de noches y de auroras.
En vano al tiempo novedad imploras:
siempre el otoño sucedió al estío,
gemelos son tu corazón y el mío,
ya el padre Adán lloró lo que tu lloras.
Hoy como ayer, y como ayer mañana,
todo es viejo y es triste: ociosa y vana
repetición de tópicos y antaños.
Aun el decirlo es vieja niñería
de alguien más viejo y triste todavía:
lo plagió Salomón ha tres mil años.
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