El PSOE ha dado un paso más hacia uno de los rasgos identitarios más característicos de su historia, el primorriverismo, o, por decirlo de otra forma, la "democracia orgánica", la visión estamental o corporativista de la sociedad.
La Conferencia de Presidentes ha sido ese paso. Ahí, por primera vez en la historia de la democracia, han coincidido, junto con los representantes de las comunidades, esto es, de aquellos en quienes los ciudadanos han delegado su soberanía a través del voto, dos grupos estamentales: la patronal y los sindicatos. Todos juntos, revueltos y al mismo nivel.
Pues eso.
(Aquí, en Asturies, los socialistas bien pueden sentirse orgullosos: ellos nunca han abandonado esa concepción primorriverista de la democracia, con lo que, al haber permanecido anclados en el pasado, se han anticipado al presente.)
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