El guiñol del Moreno, el Blanco y el Fernández


Abrilgüeyu, mi trasgu particular, me agarra de los pantalones y me arrastra ante el ordenador. Me sienta de un empujón y me dice:

—Escribe.

Me hallo de tal modo conminado que no soy capaz ni de preguntar sobre qué. Como un tarbolín, empieza a dictarme:

«Son cada día más mentirosos. ¿Te acuerdas de tu artículo del 19/06/10, aquí en La Nueva, el titulado “¿Qué vale la palabra de un socialista?”, que, después de recordar el número infinito de sus promesas incumplidas, de sus palabras traicionadas, de sus engaños manifiestos, de la ruptura de sus compromisos, concluías diciendo: “Pues exactamente lo mismo que sus palabras”, esto es, nada? ¿Lo recuerdas? Pues nos hemos quedado cortos.»

Por un instante, caigo en lo curioso de ese plural en que Abrilgüeyu se incluye conmigo como autor, pero no me permite reflexionar sobre ello. Prosigue igual que una centrifugadora:

«Acaban de superarse en su condición de mentirosos y engañadores de bobos, con el AVE de Cantabria y la autovía del Cantábrico. Tú sabes, tan bien como yo, que los tramos en marcha de ese AVE se habían suspendido hacía menos de un mes, pues bien, tres semanas después, José Blanco va a Santander y firma con Revilla un papeluco compromintiendo el Ave —¡sí, sí, escríbelo así: «compromintiendo»!—, para el 2015, y, además, ¡ja, ja, ja!, con financiación de las empresas, cuando las empresas ya no quieren financiar nada y están hasta las cejas de las deudas del Gobierno.»

Lo miro por sobre mis gafas y él se queda, a su vez, contemplándome.

—¡Ah, solo te interesa lo de aquí, eh? Pues prepárate —dice haciendo girar la montera sobre la larga uña de su dedo índice—, porque si de Revilla, que es un tío con peso, votos y anchoas, se ríen así, ¿qué no harán con vosotros, probinos y sumisos asturianos?

—Vamos, entonces, a lo vuestro —continúa—. Para los hijos de los del monte Curriel.los han hecho la comedia de otra forma, han contratado a José Luis Moreno para que la preparase. Es él el que ha dispuesto el calendario de la farsa. El martes 10, don José Luis (Zapatero, no Moreno) anuncia que va a dar marcha atrás en la suspensión de algunas obras. El miércoles 11, Blanco firma el papeluco en Santander con Revilla. El jueves 12, don Javier Fernández hace correr la voz de que él había presionado a La Moncloa para que se retomase la autovía del Cantábrico y, el jueves 13, José Blanco y ex Iznogud, esto es don Javier Fernández, que es ahora ya califa in péctore, comparecen para decir que van a aparecer 500 millones para retomar todos los trabajos paralizados en España, entre ellos los de la autovía. Por supuesto, sin plazos ni asignación concreta de cifras a tramos. ¡Buen trabajo! ¡Ha merecido la pena la contratación del señor Moreno para dirigir la farsa!

—Pero tú deberías saber igual que yo cómo está todo esto —prosigue sin interrupción—. Las obras todas de la autovía y de las vías férreas están paradas porque a las empresas ya no se les paga hace meses ni un solo metro de obra realizada. ¡Fíjate bien: no de la futura, no! ¡De la ya licitada, adjudicada y con dinero presupuestado! Y, además, hasta que no vengan los próximos presupuestos, en enero, no se les dará ni un duro de lo que ya se les debe, y, para más inri, una vez que se les entreguen esas migajas (en las que, sin duda, ya estaban contemplados los 500 milagrosos nuevos millones), se acabó todo el dinero para el 2011. Así que la empresa que no ha despedido a casi todo el personal, lo hará de inmediato. Y añade a eso la repercusión sobre subcontratas, camiones, palas, restaurantes, pensiones… Y, por si te parece pequeña la tomadura de pelo, hay que recordar que la autovía también está paralizada en Cantabria y Galicia. De modo que, si apareciese algún dinero… Claro que a cada uno lo tratan de engañar con lo que les parece más conveniente y en el momento más conveniente…

—Así que, ya ves, en la ejecución, el Blanco y el Fernández no son más que muñecos del guiñol tramado por el Moreno a encargo del empresario, el Rodríguez. Y la representación va dirigida a que una parte del público, los más papanatas, tengan por realidad lo que no es sino ficción.

—Oye, cambiando de tema —le pregunto—, y eso de la Pantoja para el día de Asturies, que también viene con don José Luis Moreno, ¿qué es?

—Parece mentira para ti —Abrilgüeyu sonríe alargando sus labiazos hasta casi tocar los lóbulos de sus puntiagudas orejas—: es el programa máximo del PSOE, la puesta en práctica de sus auténticas señas de identidad, el casticismo de bata de cola y peineta. Bueno, de la mitad de su identidad, que la otra la realizan con actos performativos: «compromintiendo».


Nota: Apaeción na Nueva del 19/08/10

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