Xuan Xosé Sánchez Vicente: asturianista, profesor, político, escritor, poeta y ensayista. Articulista en la prensa asturiana, y tertuliano en los coloquios más democráticos. Biógrafo no autorizado de Abrilgüeyu
Don Antonio Trevín presenta En el muro de tu corazón
En el muro de tu corazón.
Nos convocan hoy aquí una flor, un escritor y una novela. La Erinus hispanicus, Xuán Xosé Sánchez Vicente y “En el muro de tu corazón”. Tres asuntos distintos y una sola presentación verdadera. Porque de eso se trata, de presentar la nueva obra de uno de los escritores asturianos, más prolífico y asturianista.
La Erinus hispanicus no es flor ni de un día, ni de un árbol, pero el autor nos demuestra que es tan asturiana y universal como el “Asturias Patria Querida”. Nuestro himno, que nació en Cuba y creció con influencias polacas, nos anima a subir a un árbol, coger una flor y “dársela a mi morena”. Para recolectar nuestra Erinus basta con agacharse. En las orillas del Nora o a la vera del británico muro de Adriano. Para ofrecerla a una morena, una rubia o una roxa. O a un moreno, a un rubio o a un roxo, como Xuán, que, en estos tiempos, conviene ser políticamente correcto.
Más que al amor, la historia de esta flor, se asocia a lo bélico. Si viajó, con el Ala II de las astures unidades romanas, hasta El Fuerte Cilurnum de la Gran Bretaña, otro, de sus grandes hitos referenciales, fue su encuentro con Michael Charles Durie de Maisonneuve, capitán del ejército francés, que formó parte de una expedición científica gala, que visitó nuestra tierra allá por 1835.
Pero Xuán, nuestro autor, es más de “hacer el amor y no la guerra”. Por eso la convierte en reconciliación de enamorados. En ofrenda para el: “yo por tí cuchaba en chancles” y no para “engarradiellas”.
Eso le viene, en parte, de su cultura política generacional. La de la Transición. La de la Constitución de 1978. Es decir la que algunos, ahora, despectivamente, califican de “vieja política”. Se equivocan de medio a medio. Como dice el refrán “a caballu nuevu, caballeru vieyu”.
Y nuestro Sánchez Vicente es un caballero de la vieja escuela. Nada que ver con los que los anglosajones denominan “politicians”, aquellos que hacen de la política y del acceso a los cargos públicos su modo de vida, dedicándose en cuerpo y alma al “pasilleo” y la conspiración partidaria. Catedrático de Instituto, por oposición libre, Xuan, llevaba cotizados varios años, ya, a la Seguridad Social cuando empezó a hacer política institucional. En el Ayuntamiento de Piloña, como concejal, militando en el PSOE. Antes en la política orgánica, en el PSP de Tierno Galván, que tantos y tan importantes cuadros asturianos aportó al socialismo liderado por Suso Sanjurjo.
Llegó a la política con la vida resuelta. Al no depender de un “sueldo político” fue siempre libre para seguir o para irse. Y llegado un momento, `se fue del PSOE. Por sus ideas. Cuando le pareció oportuno. Demandaba un proyecto político del socialismo asturiano nítidamente asturianista y al considerar que no lo había se dio de baja del partido en 1983. El año que mayor número de altas registró el socialismo asturiano, al rebufo del histórico triunfo en las elecciones generales de1982, él, pidió la baja.
No coincidimos en el análisis de las propuestas socialistas para Asturias en aquellos años, lo que no es óbice para que tengamos otras muchas coincidencias. Tengo además respeto por su trayectoria y admiración por su audacia. Porque si audaz fue marcharse del PSOE, cuando se vislumbraban atractivas responsabilidades institucionales, más aún fue plantarse ante el último alcalde no democrático de Piloña y exigirle que le nombrara concejal para representar en dicha corporación a un partido democrático. La anécdota, no se si es o no cierta, pero corrió como la pólvora y todos los que habíamos oído hablar de “sus hazañas” la creímos a pie juntillas. “Les coses val más créeles, que dir veles”, nos indica Luciano Castañón en su refranero asturiano.
Coherentemente con sus principios, en 1985, fundó un partido asturianista, el PAS, que presidió y por el que fue diputado en la Junta General del Principado entre 1991 y 1999. Coincidimos esos años como representantes de la soberanía popular de los asturianos. Y no tengo mas que buenos recuerdos de nuestra relación en aquel tiempo.
Pero hoy aquí no vengo a recordar “batallitas políticas” de antaño, sino a presentar su “En el muro de tu corazón”. Y mi primera recomendación es animarlos a que la lean. Comprándola primero, porque si no la adquieren no funciona la industria editorial y sin ella no hay libros. Ni en papel, ni en soporte electrónico. Un desastre, vamos.
Pero si los animo a hacerlo es por muchas más razones que las mercantiles. En esta novela se encontrarán con emigrantes asturianos, los de ahora y los de hace un par de milenios. Y también con claves laborales y anímicas de nuestros millennials, que nos sorprenden e ilustran a los “baby boomers”.
Y, sobre todo, hallarán nuestra constante histórica. Desde hace dos mil años, al menos, los astures somos emigrantes. Cambian los tiempos, pero ese fenómeno permanece entre nosotros. “Así compensaremos a los que fallen, por rancios o porque estén fuera … ¡Hay tantos, y muchos tan lejos …! dicen los millennials en esta novela. “Saldrían jóvenes, con la señardá de la tierra, si, pero seguramente, sobre todo, con sus paisajes, sus familiares, sus costumbres, su lengua, sus palabras más entrañables, de esas que es difícil traducir a otra lengua en su pleno significado”, nos dice Xuán de los enrolados en el Ala II Asturum, destinados en el muro de Adriano.
Aquí nunca cayeron en el olvido. Y ellos, los que se fueron, tampoco olvidan. La bisabuela Eugenia, de Xuán Bello, subía al tinetense Picu La Mouta para escuchar a la tierra por ver si oía noticias de los hijos que tenía en Buenos Aires y Xuán Xosé nos revela la morriña de los que se fueron y su tendencia secular al “axuntémonos todos” cuando estamos lejos de esta patria chica. Y también su tozudez a mantener nuestras costumbres y modos lingüísticos por lejos que estén de esta tierra nuestra.
Fui testigo de ello hace más de tres décadas en Ciudad de México. En mi primer viaje al país azteca quedé perplejo al escuchar a un mejicano un ¡”zancañeru”!, al llamar a otro compañero, en el hotel donde me hospedaba. Y siguió por los mismos derroteros su conversación, durante un buen rato. No fui capaz de entenderla por completo, pero si pude traducir algún término de la misma: “gorreta” para nombrar a las mujeres; “bai”, para afirmar o “cusbar” para mencionar un robo. ¡Hablaban en xiriga!, la jerga de los tejeros llaniscos. De tanto oírla al llanisco propietario del hotel, de guaje en la tejera, la habían hecho propia.
Voy terminando. Se preguntarán cómo ordena todo este puzzle - botánico, lingüístico, sentimental, comercial y guerrero - una planta endémica del territorio astur, la Erinus hispanicus. Lean “En el muro de tu corazón” y lo entenderán. Yo los animo vivamente a ello. La editorial Trabe les estará muy reconocida. Y Xuán Xosé, estoy seguro, se lo agradecerá de corazón.
Muchas gracias.
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