Eufemismu y sofistería

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Eufemismu y sofistería. La conceyala de Facienda de Xixón, María Mitre, diz que la subida del 30% na recoyida de basures "nun ye una subida", sinón "cobrar bien por los servicios prestados". ¡Qué llingua, fía!

¡Qué curioso!

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¡Qué curioso! La conseyera d'Educación, doña Lydia Espina, presentó'l 26 de septiembre na Xunta Xeneral los planes de la so conseyería. Nin una pallabra sobre l'asturianu (polo menos, según les referencies de prensa). Igual tuvo suerte y nun se-y escapó ninguna pallabra n'asturianu, como al principiu del so mandatu, y asina nun tuvo que pidir perdón por ello.

Un discurso bien trabado

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(Ayer en La Nueva España) UN DISCURSO BIEN TRABADO El del candidato, que vestía de azul, como una gran parte de la Cámara, incluido el presidente en funciones, probablemente porque el azul es color recomendado para la televisión. Si la palabra “jesuítico” no estuviese cargada de connotaciones negativas, yo diría que su discurso lo fue al acogerse al lema de Claudio Acquaviva, tomado de Quintiliano, “Suaviter in modo, fortiter in re”. Feijóo dedicó la parte inicial de su intervención a explicar por qué se presentaba a la investidura, y cada una de las explicaciones cortaba un trocito de la tela de araña que el PSOE y sus voceros han ido tejiendo contra ella: porque había ganado las elecciones, porque era el único candidato que había tenido más apoyos en la Zarzuela, porque tenía un enorme poder municipal y autonómico. Y, al mismo tiempo, explicaba que “de momento” tenía 172 votos y que podría tener más, pero aclaraba cómo no deseaba tenerlos: no procediendo a conceder una amnistía que, sobre inconstitucional, pondría en solfa el entramado legal español, la justicia, al mismo Rey, al propio Parlamento; no cambiando esos votos por un derecho a decidir o cosa semejante que viniese a derribar la igualdad entre los españoles y la equidad entre las comunidades autónomas. Tampoco deseaba tenerlos, afirmó, diciendo lo contrario de lo que siempre había dicho al respecto, votando lo contrario de lo que había votado, a propósito del 155, en el propio Parlamento, haciendo algo para lo que no le habían votado y que no estaba en su programa, como que habría socios con los que nunca pactaría, los que llevasen en sus listas condenados por delitos de sangre. En una palabra, que él sí era una persona de fiar y sería un presidente de fiar. Ninguna alusión a don Pedro Sánchez, como se puede advertir. La segunda parte estuvo amparada bajo el arco de un desiderátum: el que las dos grandes fuerzas del Estado deberían entenderse, y, bajo esa premisa, ofreció una serie de “pactos de Estado” (que, naturalmente, podrían agrupar otras fuerzas): de regeneración democrática e independencia de las instituciones; sobre la inmigración; sobre la economía, afectando a pymes y autónomos, estimulando la inversión, aumentando el PIB, bajando el desempleo, especialmente el juvenil y femenino, bajando impuestos a las clases bajas y medias, acuerdos en materia de ayudas sociales y de eliminación de la burocracia; un pacto por la familia; pactos por la economía verde y el agua; un pacto territorial. Y, sobre todo ello, libertad y no imposiciones de prejuicios o ideología. Cada una de estas ofertas de acuerdo llevaba en sí la crítica y eliminación de las medidas del último Gobierno que han causado más desacuerdo y malestar, en gran parte, al menos, de la sociedad española: independencia judicial y anulación de la ley que impide más nombramientos de magistrados desde el CGPJ, comisión de investigación sobre el cambio de postura en torno al Sahara, no ocupar con exministros los tribunales, no espantar las inversiones extranjeras con la inseguridad jurídica, no llenar todo el día el boletín con nuevas normas y quitar tres por cada una nueva, modificar la ley Sisí y las leyes de vivienda para que la ocupación de la misma se resuelva en 24 horas, no a las políticas que perjudican al campo por prejuicios ideológicos o discursos radicales pseudoverdes, mejora de la financiación autonómica eliminando desigualdades… En una palabra, cada propuesta de pacto encerraba algunas agudas punzadas de crítica de lo hecho por el Gobierno. Su alocución final la destinó a agradecer los votos de los españoles que lo apoyan y a dirigirse uno a uno a cada grupo parlamentario, con un especial momento de ironía cuando le llegó el turno al PNV: —A ustedes los han votado por la autodeterminación, de acuerdo, ¿pero los han votado también para que apliquen la política económica de Podemos? A lo que sonrieron los aranianos. Lo he dicho: un discurso trabado, siempre expresado sosegadamente, y con algunas pausas para subrayar o dirigirse a alguien. El núcleo, tal vez, la expresión con que abrió y cerró: “Soy de fiar”. Lo que, no hace falta subrayar, implica una alusión por antítesis. Por otro lado, me ha extrañado lo modosín que ha estado don Pedro, sin tomar notas y sin gestos, tan frecuentes en él. Seguramente se lo han mandado sus asesores de imagen. Del banco del Gobierno en funciones, la única que reía, gestualizaba y casi saltaba era Yolanda. Tal vez a la espera de que pasase algún cohete.

Picoteos y picos

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(Ayer, en La Nueva España) PICOTEOS Y PICOTEROS Una de las fórmulas más corrientes de la manifestación política es lo que podríamos llamar el «picoteo», golpear de forma breve y rápida con el pico: es la acción que se realiza en lo que antes denominaban «twitter». Nuestro Presidente, don Adrián, es uno de los más destacados picoteadores del Estado, no pasa día sin que picotee en alguna materia: la defensa entusiástica de don Pedro Sánchez, el apoyo a las causas donde «la mujer» pudiera verse menoscabada, las réplicas o ajustes de cuentas con variados personajes, desde políticos a prelados. En muchas ocasiones, al picoteo sucede el bis, esto es, el «repicoteo». Para ser justos, hay que señalar que algunas de las damas de la FSA, como doña Adriana o doña Gimena, son excelentes pi- y repicoteadoras. Claro que, para compensar, don Adrián y sus ministros no abren nunca el pico tras los Consejos de Gobierno. Ya saben ustedes lo que es un picoteru en asturiano, el que gusta de andar provocando a los demás y metiéndose con ellos, ya leniter, ya fortiter. Habitualmente los picoteadores son picoteros, pero no es estrictamente necesario disponer de un móvil para serlo: muchos asturianos o residentes lo son sin necesitar para ello de un lugar sagrado y una ocasión solemne. Como esa dama que, conminada junto con otros ciudadanos a retirarse de la playa por la Policía municipal, se enfrentó a estos en modo picoteru. Se queja ahora de la multa y de sus escasos recursos. En los últimos tiempos, nos vamos acostumbrando a suponer que la épica tiene un coste cero. ¡Pero para picoteo el del Gobierno en funciones! Prometen, nada menos, que bajar el paro al 8% en la próxima legislatura. Algo que ni siquiera se consiguió en fechas de la burbuja inmobiliaria. ¿Pensaban que les iba a hablar de otros «picos»? Pues sí, del Urriellu y del «picu asturiense. Pero se acaba el espacio.

Presos a la calle, politicos también

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PRESOS A LA CALLE, POLÍTICOS TAMBIÉN En 1932 unos cuantos militares, encabezados por Sanjurjo, intentaron dar un golpe de Estado contra la República. Condenados a severas penas, la derecha, cuando triunfó en las elecciones de 1933, los amnistió. En 1934 el PSOE, apoyado por ERC, propició un golpe de Estado armado. En Asturies, la rebelión supuso algunos miles de muertos y cientos de condenados o fugados tras su fracaso. Cuando el PSOE ganó las elecciones en 1936 amnistió a los golpistas condenados. De modo que precedentes sí hay. Sobre la amnistía que barajan con más descaro Junts y con un cierto disimulo el PSOE, habrán leído ustedes dos tipos de opiniones. Una parte, minoritaria y expuesta por gentes próximas al PSOE o a la izquierda, sostiene que una amnistía es constitucional, fundamentalmente, porque la Carta Magna no la prohíbe, y que es una decisión política, más allá de lo jurídico, por tanto. Resultan mayoría quienes entienden que la amnistía no cabe en el quehacer del Gobierno, puesto que es una medida “alegal”, es decir, fuera de la Constitución. En primer lugar, porque no la mienta esta, aunque sí los indultos. En segundo lugar, porque sí contempla el indulto (que se puede conceder tras haber sido condenado el reo) y porque prohíbe expresamente los indultos generales, solo los individuales, y la amnistía vendría a ser, por tanto, “un perdón general”. Una tercera postura es la tautológica, la que argumenta nuestro presidente, don Adrián, que sostiene que si la decide el PSOE es que cabe en la Constitución, «porque nuestro partido es el más constitucionalista de todos». Bueno, aparte de la figura retórica y de fe, habrá que recordar a don Adrián que los socialistas se abstuvieron en la votación del artículo 1.3 de la Constitución, y que ahora parecen pasar por alto el 1.2. No es cuestión menor el gran número de prebostes socialistas que reniegan de la amnistía y del trato con Junts sobre ella, afirmando rotundamente, además, que no sería constitucional (que son dos cosas distintas). Les pongo aquí una pequeña nómina de ellos: Juan Carlos Campo, magistrado y exministro; Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha; Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de Extremadura; Tomás Gómez, ex secretario general del PSOE madrileño; Javier Lambán, expresidente de Aragón; Joaquín Almunia, exministro, y, para mi sorpresa, los radicales y “vasquistas” Jesús Eguiguren, negociador con ETA, y Odón Elorza, exalcalde de Donosti. ¿Que hay más? Ya lo saben ustedes. Y muchos de ellos recuerdan el «no pasarán» de don Pedro Sánchez Pérez-Castejón: «Hasta el 23-J Sánchez proclamaba que la amnistía no cabe en la Constitución». ¿Cómo se los descalifica desde las filas socialistas?: diciendo que son viejos y que estos tiempos son otros. Claro que podría explicarse de otra forma: que ya no están en el negocio, lo que sensu contrario… A las dos amnistías antedichas, de perdonar a los suyos, Patxi López ha venido al Pozu Funeres a añadir otra, la de 1977, para señalar que esta «perdonó igual a los defensores de la democracia que a los que la pisotearon». Como gran parte de la izquierda, el PSOE ha creado una fábula de corderos y lobos sobre la República, borrando la realidad de la misma, por ejemplo, su golpe de Estado del 34 o el hecho de que paredones y cunetas funcionaron paritariamente durante la guerra en un lado y otro (cosa distinta es después de 1939), incluso, liquidando a los del propio bando, como a los del POUM. Por eso, quienes volvieron del exilio o salían de la cárcel y quienes venían del franquismo decidieron que había que borrar aquella etapa definitivamente. Que se lo pregunten, por ejemplo, a Rafael Fernández o a Marcelino Camacho. De modo que las palabras de López no son más que retórica de la mala, sofismas para militantes y gente de la propia iglesia. Y a propósito, se le podría preguntar a este ciudadano: «¿Pero tú sabes lo que es una amnistía, Patxi?». Por cierto, el señor López, que fue lehendakari con los votos que el PP le regaló gratis et amore, cometió la mayor y más miserable canallada de la que yo tengo recuerdo: se personó en la puerta del velatorio para impedir a Mariano Rajoy entrar a dar el pésame a los familiares de Isaías Carrasco, asesinado por ETA. Era en vísperas de unas elecciones generales. La amnistía que demanda Junts no es moco de pavo. Pide que se den por no existentes los delitos no solo de los delincuentes, digamos, políticos, sino de todos aquellos que, en aras de la proclamación de independencia, quemaron y saquearon, así como de aquellos que defraudaron dinero público y están condenados o en espera de juicio. Eso sí, la amnistía no debe incluir a aquellos miembros de las fuerzas del orden que estuviesen acusados o encausados por contener los desórdenes. Según muchos, la amnistía, además, vendría a suponer una reprobación de la Constitución y de los actos con que legítimamente el Estado repuso el orden constitucional; implicaría, en términos algo dramáticos, «la voladura de la Constitución y del pacto del 78». Pero la verdad es que, en parte, ya han sido amnistiados: la eliminación del delito de sedición, la cual facilitó el indulto de los condenados en su día por el golpe, fue, en realidad, una «amnistía» del delito. Es verdad que queda pendiente, rebajado, el delito de malversación, así como el de desórdenes públicos, que afectarían a muchos de aquellos para los que se pide y negocia ahora una amnistía general. La frase del titular de este artículo, «Presos a la calle, políticos también», es una consigna que, en los meses anteriores a la Constitución y las primeras elecciones, coreaban y pintaban grupos anarquistas. Y, ahora, ya puestos a ello, ¿por qué no, si se va adelante? Habrá delitos menores que aquellos que se vayan a amnistiar. Total, ya han empezado a hacerlo con algunos condenados por agresiones sexuales, con la ley Sisí. Y respecto a la «pacificación», que se pregona como el gran argumento de fondo para la amnistía, ¿qué quieren que les diga? ¿Ahora que ni siquiera hay delito por proclamar la independencia desde un balcón van a abstenerse? ¿Y más si se acabase de declarar inexistente mediante la amnistía el delito de golpe de Estado cometido en 2017? En fin, en cuestiones de buenas costumbres sí me atrevo a entrar, ¿pero en cuestiones de fe? Los creyentes son inasequibles al desaliento y ciegos a la evidencia. Pero, en todo caso, ¿no les provoca un poco de malestar el ver a Iris, la mensajera de los dioses, genuflexa ante Puigdemont en Bruselas para conseguir su sí? ¿Y no les suscita ninguna inquietud o preocupación el cortejo entre Ortúzar y el prófugo maleteril en Waterloo?

Una entrevista col collaciu Manolo Barbón

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(Ayer, en La NUeva España) CUANDO BARBÓN SE JUBILÓ DE LA MINA, TIRÓSE AL MONTE Y ANDÚVOLU TOU "Prejubilámonos bien, pero quedó sin trabayu la juventú" Eduardo Lagar
Manuel Barbón, minero jubilado. Nació en 1961 en la Llera de Llorío. Hijo de minero retirado por enfermedad –con silicosis y poca pensión–, él también fue a la mina al Pozu Candín, con 19 años. Se prejubiló con 43. Desde entonces, su gran afición es la montaña. Su vida es arquetípica de un tiempo y una zona de Asturias: en ella se pueden reflejar miles de mineros de la Cuenca que vivieron la reconversión. Pero él la cuenta en un asturianu prestosu y con sorna, auténticu, mamáu en casa. "Verás. Cuando yo tenía 14 años, mi padre taba jubiláu de la mina de silicosis y tenía muy poca pensión, 28.000 pesetes. Soy yo solu, nun tengo hermanos. Él quería que yo estudiase un oficiu. Empecé en la Escuela de Maestría Industrial de La Felguera, a los 14. Les perres en casa nun daben pa munchu. Entonces, pidi modo aquí a un paisanu que tenía una empresa de construcción y trabayaba los veranos con él. Y per Semana Santa y per Navidá. Sin asegurar. Pagábame a 25 pesetes la hora. Pues mira tú. Trabayaba de pinche". "Era pa ganar unes perruques y con eses perruques ya me arreglaba pa tou l’añu pa salir. En casa dábenme de comer, manteníenme y comprábenme la ropa, pero lo que yera pa salir, no. Porque, bueno, con 14 años ya te gusta dir a la discoteca, dir tomar algo con los amigos, ¿entiendes? Entós con eses perruques arreglábame pa toes eses maniobres. Y pa fumar, que tamién fumábemos. Pero delante de mio pá y de mio madre nunca fumé. Ni casáu ni na. Había más respetu que ahora". "Tuvi hasta los 17 años en Maestría Industrial en La Felguera. Acabé FP1 y nun fui a buscar títulu ni fui a buscar na. Nun volví. Aprobélo too, pero cansé de estudiar. Entós, el paisanu de la empresa de construcción díxome que si me quería garrar con él. Y quedéme con él en la construcción hasta los 18, cuando me aseguró. Entós ya ganaba algo más, unes veintimil pesetes. Así tuvi un añu y picu. Dempués, con 19 o 20, fue cuando fui pa la mina, al Pozu Candín". "Los paisanos nun queríen que fuese pa la mina ni pa bien ni pa mal: ‘Nun vaigas pa la mina, ¿por qué dejasti de estudiar?, ¿por qué nun vas de mecánicu o de otra cosa?’. La mina nun-yos gustaba, ¿nun sabes cómo ye? Pero, bueno, fui allí y nun me arrepiento. Y eso que tuvi un accidente que casi me mata. Volvía otra vez. Si hubiese, que ahora nun hay". "Entré de ayudante mineru, acuérdome que el primer mes que trabayé cobré 43.500 pesetes. Parecíame una barbaridá. Era el añu 80. Dempués, al añu y picu, fui a picar y ganaba como 80.000 pesetes. Cagondiez…". "Llevaba tres años y algo picando, ya taba casáu, cuando tuvi el accidente. Tábemos en la rampla, picando en una serie que tenía un saltu onde taba yo. Descolgóse un costeru y pillóme per de llau. Si me pilla enteru, adiós. Estrípame. Tenía 24 años". "Tuvi de baja casi un añu, diez meses y picu, rompí la clavícula. Marchóme un costeru, rompí la clavícula y el tendón supraespinoso del hombru derechu. Y eso nunca quedó bien. Anduvi a rehabilitación en el Adaro. Dempués volví a picar, pero qué va. Salía que nun me aguantaba de dolores. Había díes que salía de la mina y nun yera quien a duchame con esti brazu. Quedábame muertu el brazu. Nun sé si el tendón o qué su madre, pero quedábame muertu. Miraba pa él pa levantalu y nun me obedecía a la cabeza. ¡Buf! Dempués mandáronme de ayudante artilleru. Y dempués de artilleru. Y dempués prejubiléme de vigilante". "Cuando el accidente acordéme muncho de mio padre, cuando el médicu me quería jubilar. Porque marches pa casa con 25, 26 años, y ahora qué. Mi padre cobraba, ya te dije, 28.000 pesetes. Llamábase Genaro. Poco antes de morir llegó al régimen especial. Pero ya con sesenta y pico años, a última hora. Él había trabayao antes de Hunosa, cuando yeren aquí les mines de montaña. Dempués trabayó en una empresa catalana que hubo equí per Llaviana, Cementos Fradera. Y cuando cerró, él fue a pidir modo pa lo que yera el Pozu Carrio o al Samuño, de Hunosa. Pero a la hora de faer el reclutamientu dáben-y silicosis, nun lu daben de pasu. Dempués retiráronlu. Ya te digo, con 28.000 pesetes. Con eses perruques pues poco facía. Él tenía unes vacuques y tenía la güerta, y, bueno, salieron palante como se podía en aquellos años. ¿Nun sabes cómo ye?". "Daquella yera jodido, porque lo que hablamos: había poco dinero. Pero por cuenta de tener mi padre tan poca pensión libré yo la mili. Porque verás… Cuando fui a tallame, el paisanu que mos tallaba aquí na Pola Llaviana conocía a mi padre. Y díxome: ‘¿Tú nun yes fíu Genaro, hom?’ Y digo yo: ‘Sí’. ‘¿Y tu padre nun tien muy poca paga, ho?’. Digo yo: ‘Sí’. ‘¿Y tú tas trabayando, ho?’. Digo yo: ‘Sí’. ‘Pues tienes que traeme unos papeles porque, tando trabayando, con la paga que tien to padre, tú libres la mili’. Meca, fui pa casa, díxilo al paisanu y contentu como qué si yo. Y na, echóme la solicitú y así fue. Diéronme la cartilla militar y too. Nun sé si ye mejor dir a la mili o ye mejor nun dir, pero yo nun fui. Daquella valió bien, ¿oyisti? Yo seguí trabayando y nun perdí el tiempu de la mili. Fue así". "Jubiláronme en el cuatro. En 2004, con 43 años. La vida por delante, claro. Yo siempre había sío muy activu. Trabayaba na mina y, al salir de trabayar, con un tractor y una minirretroexcavadora que tenía. Nun tenía tiempu a na. Hubo xente que dempués de prejubilá andaben trabayando per ahí. Yo eso nun lo vía bien, sentíame mal. ¡Cagondiez, col paro que hay! Yo ya toi cobrando una paga". "A ver, les prejubilaciones. Prejubilámonos bien, a nosotros vínonos bien, pero nun hay una alternativa de futuro pa estes Cuenques. Quedó sin trabayu la juventú. Deberían de haber fecho algo pa que la juventú y les nueves generaciones tuvieren dónde trabayar". "Dempués de que me prejubilé, tenía tou el tiempu. Y la muyer pensaba: ‘Mecagondiez, esti ahora… a ver qué facemos con él’. Mira, antes de marchar prejubiláu, yo taba de vigilante a última hora, y a un chaval de Xixón que marchaba antes que yo dicía-y: ‘A Fonso, y ahora per Xixón, ¿qué vas facer tol día?’. Y él llamábame Manolín: ‘Lo tengo claro, Manolín. Por la mañana, pasear, luego dir a comer y por la tarde, a la partida’. Yo esa vida pa mí nun me gusta. Yo nun soy muncho de chigre. A ver, voy a tomar algo al chigre, como cualquiera, pero nun voy a diario". "Cuando me prejubilé dejé de trabayar. Pero yo nun me aburro na, nun tengo tiempu a na. Cuando mos aburrimos, un cuñáu míu y yo tenemos un Peugeot de 1938 que restauremos. Tamién tenemos un Dos Caballos restauráu muy guapu, un Charleston. Y ahora tenemos tamién dos cochucos pa restaurar. En veranu nun miramos na per ellos, pero cuando fai noviembre y tamos aburríos y hay que tar en casa encerráu, metémonos en un baju que tenemos ahí en La Pola y tamos ahí entreteníos, ¿entiendes? Nunca vendimos ningún. Ye satisfacción personal". "La muyer montó unes cases de turismu rural al añu y picu de prejubilame yo. Montóles ella. Yo nun llevo el control. En mio casa, les perres administróles siempre la muyer, Diamantina. Nun yera derrochaora. Ye una administraora muy buena, hom. Puedo decite que, dempués que me casé, puedo contar colos deos de una mano les veces que fui al banco. Yo preguntaba: ‘¿Diamantina, ¿hay perres?’. Y si había, habíales pa toos; y cuando se acababen, acabábense pa toos, ¿oyisti?". "Pa mí eses cases viniéronme muy bien porque conocí muchísima xente. Fice munchos amigos colos que vinieron a les cases: madrileños, de Albacete, de Jaén… Aficionéme al monte y subía con ellos. A ver, antes, mio padre tenía vaques y andábamos pel monte coles vaques. Pero a trabayar, non de espor, ¿entiendes? Yo per aquí, per Redes, conózcolo muy bien, téngolo muy machacao". "En 2016 y 2017, con un amigu, Pepe Cortés, ún que trabayaba en la Fábrica de Tubos de Mieres, fiximos Los 100 Picos más Guapos de Asturias, el troféu de la Federación de Montañismo. Nun sé dicite cuál ye el más guapu, pero puedo dicite los que menos. La zona de Cangas del Narcea nun me gusta. Nun me gusta el paisaje esi. Yo dicía-y: ‘Cagondiez, Pepe, esto qué feo ye’. Y dicíame: ‘Nun ye feo, Manolo. Lo que pasa ye que tú tas acostumbráu a Redes y ye que en Asturias, como Redes y Ponga, nun hay. Los Picos son catedrales, pero como paisaje, nun hay como Redes y Ponga". "Diamantina y yo tuvimos una fía. Ahora ta en Madrid. Estudió y ahora trabaya en una empresa de seguros. Lleva allá más de doce años. Ta muy bien considerá. Estoy como munchos otros tantos asturianos. Conozco munchos que tienen los fíos fuera. Ya ves, hay que buscase la vida. Marchó pa Madrid a facer un máster, con 23 años, y nun volvió. Tien un guaje de 7 años. Daniel. Tengo un nietu de 7 años y nun pueo disfrutar na de él porque, ya ves, ta en Madrid. Vien de vacaciones. De vez en cuando vamos nosotros hasta allá. Pásalo bien per aquí. Vien per aquí y yo tengo preparao en Llorío una casuca y tengo aquí una piscinuca. El guaje pásalo per aquí encantáu. Anduvo conmigo de monte. Traíalu en la mochila, una mochila pa guajes, hasta que ya pesó venti kilos. Donde había una peñuca, posábalu y decía: ‘Venga, Daniel, vamos a trepar un poco’. Poníalu a trepar y prestába-y pela vida. El guaje aquí ye feliz".

¡Si creéis que ye nuevo...!

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Eso de la seca, primero, y de les inudaciones dempués.

Equí tenéis un fragmentu del Viaxe del Tíu Pacho a Uviéu , una novelina d'Enriqueta Rubí (la primer novela n'asturianu) de la penúltima década  (1875) del XIX.     

[Sobre la seca y la razón de que nun llovia masque se saquen los santos en procesión: supón una conversación na que San Pedro, enfadáu con España polos informes engafentaos d’un santu republicanu, fala con Dios

y cuando los patrones de los llugares van pidir al Señor agua para el maíz […] «Señor, non jaga casu, bastante güeno lo tienen pa lo que ellos merecen […] En España nun saben abrir la boca mas que pa pidir. ¡Sima Dios! paez que ios jezo la boca un flaire, que nunca están contentos. Non se acuerda, Señor, que va seis años que ‘stán pidiendo, sin parar una migaya? Qué diaños quieren agora l’agua? E por tener que pidir, que mas pigañones non los hay en Uropa.                    Pidiéren revolución, diémosiosla; quixeren regencia, allá ios júi; dixeren que non podíen vivir sin rey, unviamos pa’lla á Don Amadeo; golvieren dicir dempués que querían república y diximos amen; cansaren con ella, y dempues de jacer una posa en aquello que i llaman ditadura, que el diañu la lleve, golvieren pedinos un rey! Y por fin y cabu que lu topamos, agora piden agua.                    Y apuesto, Señor, que piensan que non tenemos otra cosa en qué pensar mas que en jaceios favores.
Esto correspuende a la primer parte, la qu'estuvimos rogando/quexándonos pola seca y porque los pantanos taben vacios. Dempués, acumulaes tantes rogatives, quexes y llárimes, vinieren les inundaciones y los meses onde s'atroparen ñubes y lloviu hasta afoganos.


Tapecer en Llastres (II)

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16.09.2023, 20.32 h

Pero si sois los mismos, y gobernáis aquí y allí

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(El domingu 17, en La Nueva España) PERO SI SOIS LOS MISMOS Y GOBERNÁIS AQUÍ Y ALLÍ Mandar equis, es decir, trinos o tuits, es fácil, y a ello se aplica sin descanso el presidente Barbón, pero gobernar es otra cosa. Hacer como que uno defiende los intereses de Asturies requiere solo palabras, pero conseguir que el partido propio le haga caso es cosa muy extremada. Entrevista dominical a don Marcelino Marcos Líndez, consejero de Medio Rural y Pesca. Se queja amargamente de que la inclusión del lobo en el catálogo de especies intocables hace mucho daño a los ganaderos y les hizo perder votos en las últimas elecciones. Añade que hacerlo fue un error, «que no es razonable impedir su control (el del lobo)». Pero de quien no tienen el control es de los suyos, de doña Teresa Ribera, de Pedro Sánchez y de ese fenómeno político, Hugo Morán Fernández, que ejerce de secretario de Estado de Medio Ambiente, corresponsable con doña Teresa del disparate lobuno, y miembro de la ejecutiva federal del PSOE en quien sus conmilitones asturianos tienen puesta su representación y fe para defender los intereses de Asturies. ¡Hombre, es verdad que algo hace! Cada tres meses pasa por aquí a reírse de los ganaderos y anunciar que está en estudio la inminente «extracción» (¡«extracción»!) de un ejemplar de lobo. Pero, a lo que vamos, ¿no son los mismos?, ¿no discursean y defienden sin fisuras los de aquí a los de allí?, ¿no dicen los de aquí que no cejan en defender los intereses de los asturianos? ¿Y? Pues suponiendo que sea algo más que una postura, que es mucho suponer, el caso que les hacen es ninguno. Lo mismo que ocurre con el retraso inveterado del AVE (ya, ya se sabe que la culpa es toda del PP, pero, que sepamos, llevan gobernando en Madrid desde el 2018, lo que hace, a fecha de hoy, cinco años), las demoras en los soterramientos de Avilés o Llangréu, el metrotrén de Xixón, las estaciones para el futuro AVE que no se adecuaron, el trayecto ferroviario entre Pola L.lena y Xixón, el eje de comunicaciones atlántico… Y todo ello contrasta con la celeridad con que se atiende a otras zonas y otros intereses de España. En una palabra: ni los asturianos pintamos nada (seamos bondadosos, poco) ni los socialistas asturianos pintan nada en su partido. Y eso ya, cuando no vienen a reírse de nosotros como hizo en memorable ocasión Zapatero anunciando que se iba a suprimir en Asturies el peaje del Huerna. Y, en efecto, trasladó a León la caseta de cobro. (Un breve paréntesis para mostrar esa fe inconmovible que posee a la izquierda asturiana: doña Covadonga Tomé ante los anuncios de que Podemos, cual empresa capitalista cualquiera, iba a despedir a sus empleados: «Espero que no sea para concentrar recursos en Madrid». Ya saben ustedes cual fue la realidad. ¿Pero en qué mundo creen que viven, es decir, militan, estos rapazos?). Ahora bien, es cierto que para no hacer nada y para perjudicar los intereses de sectores enteros, como el primario, estos de aquí se bastan ellos solos. ¿O no son ellos los que crean parques con poblaciones dentro, causándoles enormes perjuicios? ¿O vienen los marcianos a imponer normas incumplibles o que solo causan molestias? ¿O son otras comunidades las que a los ganaderos y agricultores asturianos les retrasan meses y años proyectos o indemnizaciones por daños? Nino Rodríguez, exdirector de Ganadería, que dimitió en 2021 en protesta por la actuación de la Consejería: «Esto cada vez va peor». «Los geógrafos Rafael Menéndez y Fermín Rodríguez alertan contra una ordenación "que parece tener el objetivo encubierto de dificultar la actividad humana"». «La protección ambiental "colabora al abandono" de la montaña asturiana». Frente a los discursos, las realidades.

Tapecer en Llastres (I)

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16.09.2023, 20.32 h

Espinu de fueu (Pyracantha Coccinea)

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(L'Aspu, 08.09.2023)

Esguil

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Parque Isabel la Católica, 13.09.2023

Tópicos y fantasías

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU TÓPICOS Y FANTASÍAS Rotundo: «No queremos más turistas en julio y agosto, para que Asturias sea rentable hay que desestacionalizar», afirma José Luis Álvarez Almeida, presidente de la patronal del turismo y la hostelería. Don José Luis expresa uno de los muchos tópicos con que se desenvuelve la vida política y económica. Otro tópico que se maneja en torno a nuestros visitantes «folgaos» es el del «turismo de calidad». La fórmula alberga el deseo de que quienes aquí acudan sean gente de dinero. Pienso yo que, en el fondo, ese desiderátum entraña un desprecio hacia la gente común, a la mayoría de la población, esas personas que tienen un dinero y unos días limitados, y que se arreglan como pueden. ¿Y por qué esas personas no habrían de llenar nuestras calles y disfrutar de lo que son bienes mostrencos, las playas, el paisaje, el clima, una botella de sidra…? Bienvenido ese turismo que no es «de calidad», esto es, bienvenida la gente común. Al margen de que esa élite de dinero ¿estaría dispuesta a venir a Asturies en masa? ¿A ver o a hacer qué? El tópico de desestacionalizar implica también un ensueño. «Desestacionalizar» exige ofrecer atractivos importantes para un número notable de visitantes, fuera de la temporada estival. Es verdad que algo hemos alargado la tempora veraniega, más allá de lo que va «del Carmen a La Asunción», pero nada más. Porque para atraer turismo, pongamos, en invierno, tendríamos que ofrecer, por ejemplo, estaciones de esquí en competencia con otras zonas. ¿Podemos? Pero lo principal consiste en lo mismo que ocurre con el turismo corriente, el que no es de «calidad», la disposición de la gente. La mayoría de los ciudadanos tiene sus vacaciones en verano, y ahí quiere tenerlas, para disfrutar del sol, para encontrarse con sus amigos y familiares; y las empresas se organizan de acuerdo con esas voluntades o necesidades. ¿Y eso, quién lo desestacionaliza?

CONTRA LA PRIVATIZACIÓN DE LOS PEDREROS

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Contra la privatización de los pedreros. Esti día presentamos en rexistru esti escritu al Conseyeru de Medio Rural y Política agraria. Otru igual al Director General de Pesca. Invitámosvos a manifestavos. AL CONSEJERO DE MEDIO RURAL Y POLÍTICA AGRARIA, SEÑOR MARCOS LÍNDEZ Recientemente recogían los medios de comunicación unas declaraciones del nuevo Consejero de Medio Rural y Política Agraria, señor Marcos Líndez, en el sentido de que próximamente se levantaría la veda del oriciu o arcín (Paracentrotus lividus. Lamarck 1816). Esta asociación de pescadores deportivos “VOLVER AL PEDRERU” ya se opuso en su día, en forma documentada ante esa Consejería, a la veda total del recurso en toda Asturies, puesto que habrían cabido soluciones parciales, por épocas y zonas, según los propios informes de la Consejería. En todo caso, y pasados siete años desde una veda que se anunció para cinco años y, en un momento inicial para dos, quiere hacer algunas manifestaciones y demandas, en interés de la ciudadanía común. PREÁMBULO Como la Constitución y el derecho reconocen, tanto la mar como la zona costera son de dominio público y los seres vivos que pueblan las aguas continentales son res nullius o bienes mostrencos. Asimismo, la asociación Volver al Pedreru quiere señalar que su interés y actitud no es únicamente la de la captura de especies, sino que se preocupa por la conservación y gestión adecuada de los recursos. Por tanto, como sospechamos que, de acuerdo con su consuetudinaria política anticiudadana, la voluntad de la Consejería será, al levantar la veda, restringir la recogida de oricios a los pescadores profesionales, EXIGIMOS Que, como antes, de la veda, la recogida de oricios / arcinos en la zona intermareal esté abierta a cualquier ciudadano que se halle en posesión de una licencia, respetando, en todo caso, artes y vedas. Esa Consejería, por otro lado, dispone de propuestas detalladas de esta asociación, por ejemplo, la firmada por nosotros en el registro el 28 de junio de 2016, o la que hicimos el 02/11/22, que demuestran tanto nuestra preocupación por el recurso como el ofrecimiento de soluciones para la conservación del mismo. En resumen, esperamos que no vuelva a cometerse un atropello contra el derecho de los ciudadanos al respecto de los bienes mostrencos, como en su día ocurrió con el pulpo, o como sigue ocurriendo con la andarica o la mexona: todo son privatizaciones de un bien común. POR LA ASOCIACIÓN VOLVER AL PEDRERU Aquilino Menéndez Muñiz Xuan Xosé Sánchez Vicente En Xixón, a 04/09/2023

Decimos y nun facemos

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(Ayer en La Nueva España, con motivu el Día d'Asturies) DECIMOS Y NUN FACEMOS No hace falta pormenorizarlo: decrecemos en población y empleo, no queremos tener descendientes, los jóvenes formados emigran a miles en busca de trabajo. Fijémonos solo en los datos que se desprenden de lo que dicen los actores económicos en la magnífica serie de LA NUEVA ESPAÑA que recorre los concejos patrios. Todos: hay una pesada burocracia que retrasa o encarece los proyectos (y, claro, añado, los impide en cuanto los desalienta). Los gobernantes prometen solucionar el problema. ¡Como si ellos no lo hubiesen creado, y como si no fuesen los mismos los que llevan gobernando casi siempre, pero en fin! ¿Lo solucionan? No, pero lo prometen. ¿Y en el ámbito rural? Olvídense del lobo, como si fuese poca cosa. ¿Qué dicen quienes están trabajando, innovando y creciendo en los nuevos frutos en las vegas de los ríos o en el Occidente en los vinos? ¿O los que lo hacen en el sector forestal? Necesitan legislación e impulso para la concentración parcelaria o para otra utilización de los montes (por lo que, por cierto, llevan décadas clamando habituales de estas páginas como los señores Arango o Rodríguez-Vigil, ¡décadas!). La respuesta para todo es la misma: decimos pero no hacemos. Asturies tuvo siempre un problema de capitales, como señalara en su día Xovellanos. Al carbón, la siderurgia, la industria, los ferrocarriles y la banca acudieron fondos foráneos, peninsulares o extranjeros. Solo la repatriación de capitales «americanos» representó una breve excepción. Necesitamos, pues, el máximo de inversiones extranjeras y facilitar las propias. Hacer fácil la vida de las empresas. No es únicamente la burocracia la que labora contra ello, sino una mentalidad general, instalada en los partidos políticos, en unos más y en otros menos, pero en todos, así como en la sociedad, que no ve con simpatía, si no es que lo hace con hostilidad, al emprendedor, la empresa y el mundo de los negocios. Y, evidentemente, ese clima no facilita el crecimiento, esto es, la riqueza y el empleo. Pero la cuestión tiene raíces más profundas, en lo que pudiéramos llamar nuestra mentalidad colectiva, o, si lo prefieren, lo que tenemos por nuestras señas de identidad. Un rasgo de mentalidad que, si no se ha forjado, se ha incrementado exponencialmente durante el franquismo y se ha reforzado después por el sindicalismo es lo que pudiéramos denominar «estatalismo»: cerca de cien mil personas en empleos dependientes del Estado, más sus familias, y, en muchos casos, con complementos vivenciales también colgando de él (vivienda, clubes sociales y deportivos, viajes, etc.), han instaurado una forma de pensar que todo (y casi solo) lo espera y exige del Estado. Otro de los rasgos de esa identidad la evidencian sus mitos/símbolos. No deja de ser peculiar que el disparate (por no llamarlo por su verdadero nombre) del 34 siga siendo motivo de orgullo o de identidad para una parte importante de la población; o que, como cantos identitarios, nos movamos entre el poema revolucionario-proletario de Pedro Garfias y el inane y esguilaárboles himno oficial del «Asturias». Por otro lado, ¡cuánto de compensatorio de nuestra insignificancia actual tiene esa apelación a esas glorias pasadas o a la de Pelayo! ¿Y nuestra relación con nuestra cultura? Vayamos al espinoso tema de la lengua. A asuntos menores. ¿Qué ganan nuestras autoridades, las personas «cultas», las clases altas, los medios, con decir, por ejemplo, «Lastres» y no «Llastres», «Viego» y no «Viegu», que son, los segundos, sus únicos nombres reales, tradicionales y populares? ¿Por qué es castellano «Lastres» y no «Llastres», «Viego» y no «Viegu»? ¿Significan acaso algo en la lengua de Cervantes? Nada. Lo único que ocurre es que esa «Ll» y esa «u» se perciben como signos de lo asturiano, algo que molesta y hacia lo que se tiene entre hostilidad y repugnancia. Algo que apunta hacia lo que entendemos como vulgar o no noble, lo que no queremos ser. Decimos que nos queremos, pero no hacemos nada por demostrarlo. O sea, que no nos queremos tanto: como en lo político, corremos hacia Madrid y lo valoramos como superior a nosotros y lo nuestro. Madrid ha subsumido en una década a 20.000 asturianos. Ha sido una suma de necesidades, pero es también un símbolo.

Un premiu: Estudio de la metáfora imperfecta en el canto VII de la Eneida

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Un primer premiu, del Preu d'aquella. Un amigu, Luis Félix Castro Fernandi, faeme entrega d'una revista de 1966, Horizonte Astur, del Real Instituto Jovellanos, onde yo estudiaba Preuniversitariu. La revista recueye dos premios que me dan aquel añu, un cuentu "La duda", que tien un accésit porque se declaró desiertu'l primeru, y un primeru pol "Estudio de la metáfora imperfecta en el canto VII la Eneida". Pongo equí les cuatro páxines del "Estudio de la metáfora imperfecta en al canto VII de la Eneida". (Nota: requier ciertu valor).

Un cuentu míu de cuando estudiaba Preu

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Un cuentu míu, del Preu d'aquella. Un amigu, Luis Félix Castro Fernandi, faeme entrega d'una revista de 1966, Horizonte Astur, del Real Instituto Jovellanos, onde yo estudiaba Preuniversitariu. La revista recueye dos premios que me dan aquel añu, un cuentu "La duda", que tien un accésit porque se declaró desiertu'l primeru, y un primeru pol "Estudio de la metáfora imperfecta en el canto VII la Eneida". Pongo equí les dos páxines de "La duda".

Cuando éramos felices e indocumentados

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(Ayer, en La Nueva España) CUANDO ÉRAMOS FELICES E INDOCUMENTADOS Pues hete aquí que así andamos, enfrascados en nuestras cosas, a veces importantes, en ocasiones hinchadas hasta límites inimaginables. Siguiendo con pasión descuartizamientos en países lejanos por personas a cuyos familiares conocemos de las imágenes de la ficción; exigiendo justicia en la plaza pública como las tricoteuses en torno a la guillotina durante la Revolución francesa o vociferando para que no se piense que somos ex illis, en una forma de identidad grupal y empoderamiento personal que ya analizó perfectamente Cervantes en El retablo de las maravillas; contemplando apasionadamente los juegos y discursos de las dos estrellas aspirantes a presidente y sus colas y acólitos. Y, sin embargo, fuera y dentro, están ocurriendo cosas de una enorme gravedad, de cuyo discurrir futuro va a depender mucho de nuestras vidas y de las de nuestros descendientes. Por ejemplo, mientras las miradas hostiles y suspicaces de una parte de la población siguen centradas en «el maligno», i. e., Estados Unidos, dos dictaduras, China y Rusia, están expandiendo su influencia, su poder y sus intereses económicos, una de ellas globalmente, en lo económico, ambas territorialmente, en América y África. Esa presencia afecta a los intereses europeos en lo político, pero también en lo económico; así, en la explotación de esos minerales escasos que, de momento, son clave para los nuevos ingenios y las tecnologías punteras. Todo ello no solo ocurre sin apenas preocupación (no digamos ya actuación) por nuestra parte, sino que convivimos gozosos con un no pequeño grupo de putineros, de exaltadores de la dictadura de Putin y de sus políticas expansivas y bélicas, justificándolas, si no aplaudiéndolas. Y, por otro lado, mientras ambas potencias imperiales buscan beneficiar los minerales «raros» en las tierras de su nueva influencia, aquí hacemos todo lo posible por impedir su extracción, y lo conseguimos. «Que exploten ellos», parece ser el lema, «y después que nos exploten a nosotros», su consecuencia. Se dan otras formas en que está cambiando el mundo en lo relativo a las armas y la guerra. Aquellas están evolucionando a una velocidad vertiginosa, quedarse fuera de esa evolución es un enorme riesgo. Pero no es en eso en lo que quiero ahora centrarme, sino en otro aspecto, la «privatización» progresiva de los ejércitos. En el pasado habíamos sabido de compañías privadas americanas en Irak y Afganistán, ahora sabemos de Wagner, un grupo de mercenarios cuyo jefe ha sido ajusticiado vía aérea por revoltoso. Pues bien, no solo ha llevado esa tropa el mayor peso de la guerra de Ucrania, sino que ahora tiene presencia en África y América. Alguna reflexión debería provocar esa realidad, como ya la ha provocado, por ejemplo, en Suecia. Europa, como unidad política, monetaria y, en cierta medida, económica es un elemento central para mantener un estimable nivel de vida y de políticas de bienestar —aunque no de forma homogénea— para todos sus habitantes. Y, a pesar de que no siempre sus directrices son acertadas (Francisco Rodríguez, por ejemplo, el empresario de Reny Picot, ha señalado desde nuestra integración en la UE como perjudiciales las políticas relativas a la leche y la cornisa cantábrica) y de que algunas veces sus imposiciones son meras pejigueras ideáticas que complican la vida de los ciudadanos, sin ella seríamos mucho más débiles y pobres, expuestos a más incertidumbres o crisis. Ahora bien los datos económicos, nuestra riqueza, y, por tanto, nuestra capacidad para mantener o mejorar nuestro nivel de vida, sostener las políticas de solidaridad o las medidas anticrisis, para competir como una potencia frente a otras potencias, especialmente frente a las dictaduras, son muy preocupantes: mientras quince años atrás el tamaño de la economía europea superaba un 10% al de la de EE.UU., en 2022 era inferior en un 23%. El PIB de la Unión Europea (incluyendo Reino Unido antes del bréxit) creció durante ese tiempo un 21% (en términos de dólares), frente al 72% de EE.UU. y el 290% de China. Esa es la realidad a la que deberíamos prestar tanta atención, al menos, como a la que prestamos a nuestras grandes pasiones locales. Dependemos de ella, ahora y especialmente en el futuro, mucho más que de aquello que ocurre en nuestra pasional pero pueblerina y limitada plaza. PS. Por supuesto, el título es deudor de Gabriel García Márquez