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Lo que quiero cuando me da la gana

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(Ayer, en La Nueva España) LO QUE QUIERO CUANDO ME DA LA GANA Acordémonos de Teresa Ribera con su gesto habitualmente hosco: había que cerrar las centrales nucleares con inmediatez, mejor para ayer que para mañana (coro de feligreses pancarteando y esloganeando: ¡Bien, bien! ¡Magnífico! ¡Campeona!). Pero, ¡ay manín!, doña Teresa asciende a Comisaria de la Competencia en Europa y ahora, bajo su mandato, la energía nuclear pasa a considerarse como una energía verde, que puede recibir ayudas. Es más, los países podrán construir centrales nucleares o pequeños redactores modulares. Bien, eso en Europa, aquí ya veremos. En todo caso, ¿oyen ustedes la repulsa del coro de feligreses vocingleros? Como en Garcilaso: “y en el silencio solo se escuchaba un silencio de abejas que sonaba”. ¿Y qué me dicen del Central y don Hugo Morán? Ellos, ternes con el lobo, como con Teresa Ribera en su día. El cánido estaba catalogado en el Noli me tangere en toda Europa, pero, gracias a que GW950m osó (lobó) devorar al poni de Von der Leyen, se descatalogó. Naturalmente, las víctimas, los ganaderos, quieren actuar, pero el Gobierno, con manipulación y malos modos, sostiene que “no se pueden matar lobos” y que, aunque el número de manadas ha aumentado, la especie sigue estando en peligro. Trece comunidades -las que padecen al animal- protestan, los socialistas asturianos parecen mover el rabo con disgusto y discrepancia. Pero para cambios de opinión los de don Pedro y don Santos: del “amnistía nunca” a negociarla con Junts y Puigdemont. Por cierto, ahora que don Santos ha ingresado en prisión, me da cierta lástima el sujeto. Estará seguramente pensando, en el patio de Soto del Real, de qué le habrá servido tanta humillación progresista ante Puigdemont en Waterloo, tanto sufrimiento en sus rodillas, buscando un argumento y una posición que diesen satisfacción al prófugo, tanto cantar aquello de Las espigadoras…: ¡Qué trabajos nos manda el Señor, agacharse y volverse agachar, todo el día aquí en Waterloo!

Inocentadas anticipadas

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(Ayer, en La Nueva España) INOCENTADAS ANTICIPADAS Lo que van a leer a continuación no constituyen noticias ciertas. Las invento yo como inocentadas, ya que para esa fecha, el 28 de diciembre, no voy a poder escribir. El ínclito ministro de Cultura, Ernest Urtasun, enemigo a muerte de los toros, hasta de los de Guisando, ha manifestado que el poeta Miguel Hernández murió fusilado durante el franquismo. Miguel Hernández murió durante el franquismo, es cierto, en la cárcel, en Alicante (1942). Murió de tuberculosis, enfermedad que arrastraba hacía tiempo -como, por cierto, nuestro Pachin de Melás, que murió en El Coto, también de enfermedad pulmonar-, y su inicial pena de muerte le había sido conmutada. No crean que Urtasun no sabía esto. Lo sabía pero quiso gastar una inocentada a los españoles, tal vez para remedar aquella otra de su jefe, don Pedro Sánchez, cuando afirmó que Antonio Machado había muerto en Soria, conociendo, como conocía, que lo hizo en Colliure, donde yace. Los vecinos de Xixón, opuestos como media Asturies a cualquier explotación minera o instalación industrial, están en contra de las prospecciones de fluorita. Este es su razonamiento: “No nos fiamos de la empresa y lo que tenemos claro es que parando los sondeos se para la mina, porque si encuentra algo, la habrá, es un mineral muy demandado”. No, hombre, no, la empresa solo opera por gastar una inocentada. Y esto sí que es una inocentada: créanme, nunca ha ocurrido, aunque haya aparecido en los medios. El recientemente reelegido secretario general de la UGT, el heisenbergiano José María Álvarez, Pepe Álvarez, Jusep Álvarez -asegún- ha viajado a Waterloo para entrevistarse con el que llama “el President Puigdemont”, a fin de negociar con él la ley para la reducción de la jornada laboral. Sin importarle que esté buscado por la justicia ni que no sea President más que de su partido. ¿Cómo va a ser verdad? Les gusta gastarnos inocentadas.

Invitación a la risa

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(Ayer, en La Nueva España) INVITACIÓN A LA RISA El pasado martes, día 12, tras el concierto de piano del gijonés Martín García organizado por la Fundación Reny Picot en Navia, conversamos sobre la situación política y económica varios de los asistentes al recital, algunos empresarios y tres, digamos, columnistas de medios de comunicación. Uno de nosotros, de vinculación asturiana y madrileña, es especialmente pesimista. Cree que hemos entrado en un proceso de deterioro de la democracia profundo e irreversible y augura que ello tendrá consecuencias económicas y sociales muy negativas. Estimo, ciertamente, que existen motivos de preocupación, pero pienso también que alguno de los actores de nuestra escena nos da motivos abundantes para la jocosidad, y que, sin olvidarnos de lo serio, y aun dramático, de algunas cuestiones, bien está reírse de vez en cuando. Aprovechemos, por lo menos. Actores: Puigdemont, mandos de los Mossos d’Esquadra. Explicaciones sobre la saga/fuga del Molt Honorable. Aclaran que no lo detuvieron porque no esperaban que no se dejase detener, y aclaran que su comportamiento, al no permitirlo, fue más propio de un delincuente que de la persona seria que debería ser, máxime siendo un expresidente. Sí, sí, lean: “Lo que sí que no estaban (los mossos) era preparados o no preveían un comportamiento tan impropio de la que fue máxima autoridad de este país. Por eso nadie estaba preparado en este país para un comportamiento tan indigno”. Y luego el jefe de la Policía autonómica comparó al desaparecido con un tal Jimmy Jump, un espontáneo que se dedica a irrumpir en espectáculos y partidos de fútbol, y lo acusó de “comportamiento desleal” para con el cuerpo policial. ¿Y cómo responde el Honorable desde su jaula de Waterloo? Pues dice que lo que deberían haber hecho con él debería haber sido el proporcionarle una escolta oficial para llegar al Parlamento. Que nunca pensó en dejarse detener y, escuchen, los acusa de haber montado una caza de brujas y, sobre todo, de “españolizarse”, ¡qué horror! (Sobre el resto de la historia, suspendan de momento el juicio, mantengan la sonrisa). Alguien a quien hay que agradecer siempre su incitación al regocijo es la ministra les perres, doña María Jesús Montero. Como les he contado en otro momento, tras el pacto con los independentistas catalanes para traspasar a Cataluña el 100% de los tributos, sampedreó reiteradamente que hubiese tal: "radicalmente falso", "nunca en ningún momento se ha planteado"; y afirmaba que nunca se iba a producir tal cosa, porque rompería la caja común y la igualdad. Y, de repente, este mes de agosto, el día 9, para más precisión, proclama que el acuerdo con ERC es “para sentirse orgulloso”. Y ahora imagínenla ustedes vociferando la buena nueva, brazos al cielo, sobacos al aire, como cuando suplicaba al Supremo que no los abandonase, tras la “Primera epístola a los pininos” del jefe del Ejecutivo. Quien tampoco nos decepciona es este último. 2019. Debate electoral con Pablo Casado, candidato del PP: "A ustedes, señor Casado, se les fugó Puigdemont, y yo me comprometo hoy y aquí a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la justicia española". No, no, no lo acuso de mentir, ha cumplido su palabra, lo ha hecho de una forma un poco retorcida: a través de la ley de amnistía. Es así como vendrá a España, a rendir cuentas ante la justicia pero sin cuentas que saldar. De momento, faltan algunos flecos que se le han escapado, el juez Llarena y el “desleal” Puigdemont, pero ya se arreglará pronto. Y si no, para eso está el Pumpidonal, perdón, el Constitucional. Sutil, ¿verdad? ¿Reírse? No. Carcajearse. Aprovechen. Hagan su agosto de carcajadas.

Medalla d'humor

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MEDALLA D'HUMOR Pa los mossos (al marxen d'otres consideraciones). Espliquen que nun detuvieren a Puigdemont porque nun esperaben que nun se dexara detener. Y aclaren qu'esi comportamientu ye más propiu d'un delincuente que d'una persona seria y molt honorable como él. Aprieten, aprieten, nun vayan mexase de risa.

Presos a la calle, politicos también

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PRESOS A LA CALLE, POLÍTICOS TAMBIÉN En 1932 unos cuantos militares, encabezados por Sanjurjo, intentaron dar un golpe de Estado contra la República. Condenados a severas penas, la derecha, cuando triunfó en las elecciones de 1933, los amnistió. En 1934 el PSOE, apoyado por ERC, propició un golpe de Estado armado. En Asturies, la rebelión supuso algunos miles de muertos y cientos de condenados o fugados tras su fracaso. Cuando el PSOE ganó las elecciones en 1936 amnistió a los golpistas condenados. De modo que precedentes sí hay. Sobre la amnistía que barajan con más descaro Junts y con un cierto disimulo el PSOE, habrán leído ustedes dos tipos de opiniones. Una parte, minoritaria y expuesta por gentes próximas al PSOE o a la izquierda, sostiene que una amnistía es constitucional, fundamentalmente, porque la Carta Magna no la prohíbe, y que es una decisión política, más allá de lo jurídico, por tanto. Resultan mayoría quienes entienden que la amnistía no cabe en el quehacer del Gobierno, puesto que es una medida “alegal”, es decir, fuera de la Constitución. En primer lugar, porque no la mienta esta, aunque sí los indultos. En segundo lugar, porque sí contempla el indulto (que se puede conceder tras haber sido condenado el reo) y porque prohíbe expresamente los indultos generales, solo los individuales, y la amnistía vendría a ser, por tanto, “un perdón general”. Una tercera postura es la tautológica, la que argumenta nuestro presidente, don Adrián, que sostiene que si la decide el PSOE es que cabe en la Constitución, «porque nuestro partido es el más constitucionalista de todos». Bueno, aparte de la figura retórica y de fe, habrá que recordar a don Adrián que los socialistas se abstuvieron en la votación del artículo 1.3 de la Constitución, y que ahora parecen pasar por alto el 1.2. No es cuestión menor el gran número de prebostes socialistas que reniegan de la amnistía y del trato con Junts sobre ella, afirmando rotundamente, además, que no sería constitucional (que son dos cosas distintas). Les pongo aquí una pequeña nómina de ellos: Juan Carlos Campo, magistrado y exministro; Emiliano García Page, presidente de Castilla-La Mancha; Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de Extremadura; Tomás Gómez, ex secretario general del PSOE madrileño; Javier Lambán, expresidente de Aragón; Joaquín Almunia, exministro, y, para mi sorpresa, los radicales y “vasquistas” Jesús Eguiguren, negociador con ETA, y Odón Elorza, exalcalde de Donosti. ¿Que hay más? Ya lo saben ustedes. Y muchos de ellos recuerdan el «no pasarán» de don Pedro Sánchez Pérez-Castejón: «Hasta el 23-J Sánchez proclamaba que la amnistía no cabe en la Constitución». ¿Cómo se los descalifica desde las filas socialistas?: diciendo que son viejos y que estos tiempos son otros. Claro que podría explicarse de otra forma: que ya no están en el negocio, lo que sensu contrario… A las dos amnistías antedichas, de perdonar a los suyos, Patxi López ha venido al Pozu Funeres a añadir otra, la de 1977, para señalar que esta «perdonó igual a los defensores de la democracia que a los que la pisotearon». Como gran parte de la izquierda, el PSOE ha creado una fábula de corderos y lobos sobre la República, borrando la realidad de la misma, por ejemplo, su golpe de Estado del 34 o el hecho de que paredones y cunetas funcionaron paritariamente durante la guerra en un lado y otro (cosa distinta es después de 1939), incluso, liquidando a los del propio bando, como a los del POUM. Por eso, quienes volvieron del exilio o salían de la cárcel y quienes venían del franquismo decidieron que había que borrar aquella etapa definitivamente. Que se lo pregunten, por ejemplo, a Rafael Fernández o a Marcelino Camacho. De modo que las palabras de López no son más que retórica de la mala, sofismas para militantes y gente de la propia iglesia. Y a propósito, se le podría preguntar a este ciudadano: «¿Pero tú sabes lo que es una amnistía, Patxi?». Por cierto, el señor López, que fue lehendakari con los votos que el PP le regaló gratis et amore, cometió la mayor y más miserable canallada de la que yo tengo recuerdo: se personó en la puerta del velatorio para impedir a Mariano Rajoy entrar a dar el pésame a los familiares de Isaías Carrasco, asesinado por ETA. Era en vísperas de unas elecciones generales. La amnistía que demanda Junts no es moco de pavo. Pide que se den por no existentes los delitos no solo de los delincuentes, digamos, políticos, sino de todos aquellos que, en aras de la proclamación de independencia, quemaron y saquearon, así como de aquellos que defraudaron dinero público y están condenados o en espera de juicio. Eso sí, la amnistía no debe incluir a aquellos miembros de las fuerzas del orden que estuviesen acusados o encausados por contener los desórdenes. Según muchos, la amnistía, además, vendría a suponer una reprobación de la Constitución y de los actos con que legítimamente el Estado repuso el orden constitucional; implicaría, en términos algo dramáticos, «la voladura de la Constitución y del pacto del 78». Pero la verdad es que, en parte, ya han sido amnistiados: la eliminación del delito de sedición, la cual facilitó el indulto de los condenados en su día por el golpe, fue, en realidad, una «amnistía» del delito. Es verdad que queda pendiente, rebajado, el delito de malversación, así como el de desórdenes públicos, que afectarían a muchos de aquellos para los que se pide y negocia ahora una amnistía general. La frase del titular de este artículo, «Presos a la calle, políticos también», es una consigna que, en los meses anteriores a la Constitución y las primeras elecciones, coreaban y pintaban grupos anarquistas. Y, ahora, ya puestos a ello, ¿por qué no, si se va adelante? Habrá delitos menores que aquellos que se vayan a amnistiar. Total, ya han empezado a hacerlo con algunos condenados por agresiones sexuales, con la ley Sisí. Y respecto a la «pacificación», que se pregona como el gran argumento de fondo para la amnistía, ¿qué quieren que les diga? ¿Ahora que ni siquiera hay delito por proclamar la independencia desde un balcón van a abstenerse? ¿Y más si se acabase de declarar inexistente mediante la amnistía el delito de golpe de Estado cometido en 2017? En fin, en cuestiones de buenas costumbres sí me atrevo a entrar, ¿pero en cuestiones de fe? Los creyentes son inasequibles al desaliento y ciegos a la evidencia. Pero, en todo caso, ¿no les provoca un poco de malestar el ver a Iris, la mensajera de los dioses, genuflexa ante Puigdemont en Bruselas para conseguir su sí? ¿Y no les suscita ninguna inquietud o preocupación el cortejo entre Ortúzar y el prófugo maleteril en Waterloo?

Hagan sus cábalas y apuestas: el votu del PSOE n'Europa sobre Puigdemont y Comin,

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                        (Asoleyóse en La Nueva España del 19/1/20)


                      HAGAN SUS CÁBALAS Y APUESTAS 

LA PIEDRA DE TOQUE

El Parlamento Europeo acaba de aceptar a trámite la petición de la Justicia española para que se levante la inmunidad a Puigdemont y Comin, recientemente constituidos como europarlamentarios. Es sabido que ambos son prófugos desde hace dos años y que tienen pendiente un juicio por sedición y malversación. En caso de concederse el suplicatorio podrían ser extraditados y juzgados.

Quienes deben pronunciarse sobre la demanda de la Justicia española son los diputados europeos, españoles y no españoles, de izquierdas, de derechas y de otros discursos. Y ahora pueden hacer ustedes sus cábalas y sus apuestas. ¿Qué van a votar los parlamentarios del PSOE y de ERC en la cámara europea?

Es evidente que el PSOE tiene con ERC una serie de compromisos en torno a la cuestión catalana (entre otros, lo que oculta el xibolete de “desjudicializar la política”) que lo llevarían a votar negativamente al suplicatorio. Ahora bien, ¿va a votar el PSOE contra la Ley y la Justicia española y a favor de la comisión de delitos? ¿Va implícitamente a declarar nula la legislación al respecto y a desautorizar a los tribunales? Y, si no lo hace, ¿qué va a pasar con sus acuerdos con ERC, el apoyo de estos a los presupuestos y el posible pacto entre ambos para la formación de un futuro gobierno en Cataluña? Y las cancillerías y la opinión pública europeas, ¿qué pensarán ante el apoyo a sediciosos golpistas y el menosprecio a los tribunales por parte del gobierno español?

Y, con respecto a ERC —dejando ya aparte su reacción ante la postura del PSOE—, ¿va apoyar la inmunidad de Puigdemont y Comin mientras Junqueras sigue en la cárcel, aunque lo haga con mucha benignidad en sus condiciones penitenciarias? ¿Cuánto no se van a reír Puigdemont y JxCat? ¿Se reirá también Junqueras desde la prisión?

Anímense a hacer vaticinios. En todo caso, tengan en cuenta que la actitud —el voto— del PSOE en esta cuestión será la piedra de toque de la realidad última del compromiso de los socialistas con ERC y su postura con respecto al derecho de autodeterminación de Cataluña (y de los que vengan detrás).

Y después de realizar sus pronósticos sobre el proceso del procès, pueden ustedes valorar el conjunto de la situación, española y catalana, y preguntarse, como se preguntaba el personaje Mediodiente al final del sainete “Manolo”, de Ramón de la Cruz, “¿es tragedia o no es tragedia?”. Y puede que se eche a reír ante lo que le parece que tiene más de comedia, de representación, que de otra cosa.

Aunque es posible que, a continuación, se acuerde de aquella sección de La Codorniz que titulaba “Tiemble después de haber reído”.

Güei, en La Nueva España: Hagan sus cábalas y apuestas

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Güei, en La Nueva España:

Hagan sus cábalas y apuestas

La piedra de toque sobre la realidad última de los pactos del PSOE con ERC: el voto en el Parlamento Europeo sobre la inmunidad de Puigdemont y Comin.



Güei, en LNE: Incógnitas y palabras hueras

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(Trescribo, como davezu, los primeros párrafos)

Incógnitas y palabras hueras pero no inocentes

No cabe el disimulo ante lo que se trata de un delito de rebelión y un golpe de Estado

11.10.2017 | 03:29

No hay disimulo, por más que se envuelva en la palabrería de una declaración de independencia suspendida o aplazada: es un delito de rebelión, un golpe de Estado. Esto es, se ha llegado al final de un camino largamente anunciado. Lo sorprendente es constatar cómo, hasta hoy mismo, un número no pequeño de intelectuales, políticos o empresarios han pensado que la cosa iba de mentira o que, a última hora, habría una marcha atrás en el proyecto de independencia. Buenismo ciego en algunos, ceguera voluntaria en otros. En todo caso, uno de los problemas mayores de la sociedad española en todos estos años de democracia, como ha dicho Felipe González
Falacias. El discurso de Puigdemont se basó, como viene siendo habitual en el relato independentista, en un recorrido lleno de falacias sobre las relaciones en los últimos años entre Cataluña y el resto del Estado: exponiendo las consecuencias y no las causas de los hechos, huyendo de dar datos fundamentales, iluminando el discurso con una doble luz: positivo, democrático y legal lo suyo; negativo, no democrático e ilegal, lo de los demás.
Suspensión, diálogo y mediación. Los tres términos son complementarios en la estrategia del Gobierno catalán. No tienen la intención de buscar un proceso de diálogo y de acuerdo. Tienen, acaso, la de dificultar desde el punto de vista jurídico las sanciones a los individuos y la aplicación de los artículos de la Constitución y las leyes que permitan intervenir la autonomía catalana. Pero el propósito fundamental de ello es el de alargar el tiempo del conflicto, buscando debilitar la postura del Estado y, sobre todo, conseguir que alguna intervención mejore la situación de Cataluña como Estado independiente.
Dicho de otra forma, el diálogo que se pretende es que, a través de la presión internacional, de los conflictos políticos y las tensiones en otras partes de España -que irán aumentando con el tiempo-, una Cataluña independiente negocie con España una relación económica ventajosa y el reconocimiento de Europa.
Incógnitas. No hay, pues, ninguna novedad o incógnita en la postura independentista. Donde sí siguen abiertas las incógnitas es en el campo del Estado y de la legalidad. ¿Cuándo se decidirán los poderes del Estado, el Gobierno y los jueces, a poner en marcha las medidas legales que exigen la ruptura de la legalidad y la rebelión? ¿La añagaza de la independencia cuántica -es y no es, al mismo tiempo- será un obstáculo jurídico para actuar? Esos son los mayores interrogantes en este momento.
Jueces y mossos. Vengo señalando hace tiempo que el éxito del proceso independentista dependería en gran medida de los jueces y de la fuerza armada catalana. De momento, no han aparecido jueces que tengan como legalidad la emanada recientemente del Parlamento catalán, pero es claro que los mossos son una fuerza dependiente de la voluntad del Govern catalán. ¿Qué pasará cuando, en su caso y en su día, los jueces ordenen detener, por ejemplo, a Puigdemont? ¿Tendrán que ir a hacerlo la Policía Nacional o Guardia Civil porque se nieguen los mossos? ¿Lo permitirán los escoltas de Puigdemont? Imaginen la escena.
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Güei, en La Nueva España

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Palabrería

La reunión de presidentes autonómicos, con ausencia de los de Euskadi y Cataluña

11.02.2017 | 00:13
Palabrería
Reunión de presidentes autonómicos. Desdeñosos, no acuden los de Euskadi y Cataluña. "Es un error", siento decir a algunos comentaristas y políticos, a propósito, específicamente de Puigdemont. Lo dice nuestro flamante portavoz senatorial, don Vicente Alberto Álvarez Areces.
¿Por qué es un error? Nada va a perder Cataluña con ello. El Estado, España, usted y yo vamos a ser los únicos garantes de su deuda. Usted y yo les vamos a adelantar (me temo que a regalar) dinero con el FLA. Las tres últimas reformas de financiación autonómica se han hecho tal como ellos querían. El no asistir es una baza más en su propósito de independencia. ¿Qué significa, pues, que es un error? Nada. Se dice, en todo caso, para evitar tener que pronunciarse sobre la realidad. O para adormecer a su parroquia: algún ruido, aunque vacío, hay que emitir.
(Inocente de mí, por un instante, pensé que con la palabra "error" emergía en don Vicente la mala conciencia por la responsabilidad que todo el PSOE ha tenido desde septiembre de 2003 en toda la deriva catalana, con el aplauso destacado, además, de él y de don Javier I el Prudente, que acudieron a alabar y aplaudir in situ todo aquel disparatado caminar socialista. Error mío, claro).
Vanilocuencia. Esta vez a modo y manera de retahíla. La EPA testifica que 2016 cierra con 541.700 parados menos y 431.900 puestos de trabajo nuevos. La respuesta de los sindicatos es la misma que en 2015, cuando se redujo el paro 678.200, y como lo fue en 2014 y 2013, cuando se empezó a salir del pozo. Idénticas descalificaciones negativas: "el trabajo a tiempo parcial", "el empleo precario y de poca calidad", "el modelo económico"? Poco más. Siempre los mismos eructemas, por bien que vayan las cosas. Tan indiferentes a la realidad como las estatuas a la lujuria de los contempladores.
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