Escribir torcío con ringleres dereches

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ESCRIBIR TORCÍO CON RINGLERES DERECHES A veces, decisiones de los gobiernos que nacen llenas de buenos propósitos, al menos en apariencia, acaban resultando torcidas o crean problemas que no se sospechaban. Y es que, en general, se vomitan disposiciones con desconocimiento de la realidad y sin evaluación de las consecuencias; a veces, tan solo con la urgencia de quedar bien. He aquí una, el llamado “bono de tren” para Cercanías, Rodalies y Medias Distancias. Gratuito, venía provocando quejas porque no era infrecuente que trenes que venían con todas las plazas «ocupadas» no admitiesen más viajeros, cuando en realidad tenían plazas vacías, es decir, «okupadas» por desaprensivos que, al no tener coste la gracia, reservaban un billete para no utilizarlo después. Tras muchas protestas, RENFE ha advertido a 75.000 «ocupadores» de que vienen utilizando esa práctica y les ha mandado un aviso, no de que les quitan el derecho al bono, sino de que, si siguen haciéndolo, perderán el derecho y la fianza (20 euros). Al margen de lo discutible de la medida de la gratuidad absoluta, entre otras cosas, porque lo es para el que está en paro o para el estudiante y para el que cobra 3.000 euros al mes, uno se pregunta si quien puso en marcha la genialidad no sospechaba que otra cosa que no fuese la picaresca era impensable. He aquí otra imprevisión. Se estimula la dotación de placas solares para los edificios. Pues bien, en toda España la Administración es incapaz de dar una respuesta, tanto a la tramitación de los expedientes como a la concesión de las subvenciones anejas. Aquí en Asturies, el Gobiernu admite que carece de los recursos humanos suficientes (en una Administración que engorda cada año) para la gestión y que existen retrasos que superan los seis meses. Hombre, por lo menos no estamos solos. Mas la pregunta es siempre la misma: ¿nadie hace previsiones? ¿Pero qué hay en esas cabezas?

No siempre el mejor camino

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(En La Nueva España, el 19/12/2022) L’APRECEDERU NO SIEMPRE EL MEJOR CAMINO Un estudio científico (subrayo la palabra) realizado por don Pablo Méndez en el ámbito de nuestra Universidad al respecto de la catástrofe del Prestige muestra que la decisión de alejar el petrolero de la costa fue la peor que se pudo haber tomado. Como consecuencia, resultaron afectados 2.980 kilómetros de costa, 450.000 metros cuadrados de rocas y 1.137 playas; murieron unas 200.000 aves marinas. Para este caso y para cualquier otro, el estudio demuestra que la mejor opción es acercar a un puerto o lugar de resguardo el navío: se limita el ámbito de la contaminación y es más fácil reducirla. La opción de alejar el barco, lo expuso a su quiebra y causó una catástrofe de grandes dimensiones. No era esa la opción inicial de las autoridades marítimas, pero la negativa de los ayuntamientos, movimientos sociales y la opinión pública cerró esa posibilidad. Naturalmente, muchos de quienes más protestaron contra la opción buena fueron quienes más algarabía levantaron después. En el ámbito asturiano, una persona, Fredo el de Campañones (LA NUEVA ESPAÑA, 21/11/2022), proclama una verdad que nadie quiere enfrentar: «Ahí era un valle [donde se ubica Cogersa] donde había cien metros de profundidad o más. Y ahora está lleno. Tenía que haberse hecho la incineradora para evitar eso. Pero los mayores problemas fueron, pa mí, la política y los ecologistas. La incineradora hubiera sido la solución del vertedero.». Y aduce, además, la subida de precios de recogida de la basura. ¿Causa? La cobardía del PSOE y de los alcaldes de Xixón y Uviéu. Y recuerda que Viena, Londres u otras ciudades europeas conviven con incineradoras en su interior sin que ocurra ningún mal. Quienes siempre hemos estado a favor de la incineradora aplaudimos las palabras de Fredo y sabemos que no poner en marcha la incineradora es una factura que estamos pagando y que espera su cobro principal dentro de no muchos años.

Navidad en Cuadonga: Una asturiana excepcional

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(Antiyer, en La Nueva España) NAVIDAD EN COVADONGA: UNA ASTURIANA EXCEPCIONAL Navidades de 1936. El Gran Hotel Pelayo, en Covadonga, es un hospital de guerra. Al frente, en lo profesional, está Luis Laredo Vega, sobre médico, alcalde d’Uviéu y diputado por Izquierda Republicana. Su mujer es Ángeles López Cuesta, nada menos que nieta de Teodoro López Cuesta, el escritor más popular de nuestra literatura. (Teodoro no solo fue popular porque escribía literatura humorística. Como fue habitual en todo el XIX, también los asuntos o los momentos serios -la protesta por la posesión de Las Carolinas por Alemania, la vida y martirio del protomártir asturiano san Melchor de Quirós, por ejemplo- forman parte de su escritura). Pero volvamos a nuestra protagonista y su estancia en Cuadonga. Para evitar la destrucción o el expolio de la imagen de la Santina, la ocultan en un armario un tiempo, después la hacen llegar a Xixón, de donde embarcará a Francia y, más tarde, llegará a París. Tiempo después (1957), Ángeles recordará discreta y tangencialmente aquella estancia en «Nochegüena en Covadonga»: «Pel caminín de los Llagos / baxaba la Noche güena / a carrerines de galgu, / co la cara gayaspera / engüelta’n mantu d’escarcha / cuayáu d’estrelles […] / La lluna diba delantre / tocando la pandereta, / y oise música nel aire, / e na cascada, e na cueva, / onde xuntando les voces / canten col alma’nllena / de amor los de Covadonga / pa qu’haiga paz e na tierra… / Aquella noche Jesús / nació allí, ¡benditu sea!». Al final de la Guerra Civil, ella y Luis se refugian en Francia y de allí pasan a México: un poema de 1943 agradece a Lázaro Cárdenas la generosa acogida que dio a tantos expatriados, al tiempo que hace un señardosu recorrido por toda España, pensando en el pronto regreso: «Yo sé bien que cadún dientro del pechu / un nombre con unción lleváis d’afechu, / y esi nombre que todos repetimos / homes, muyeres, vieyos y neñinos / y’el de Cárdenas». Su marido muere en 1943. En 1946 vuelve a España, aquí reside en Madrid y Santiago. A partir de 1967, lo hace en diversos países europeos y en EEUU, siguiendo a su hija menor, casada con un diplomático estadounidense. Finalmente, y hasta su muerte en 1989, se asienta en México, con su hija mayor. En dos «Cartes a la Catredal (d’Uviéu)» muestra su amor y añoranza de Asturies, por sus gentes, su clima, su paisaje. En una de ellas llora también la muerte de un hijo de ella y de Luis (Ángeles casó dos veces, del primer matrimonio tuvo dos descendientes, del segundo, tres), Pepe Luisín. Algunos otros poemas suyos cantan asimismo temas luctuosos, por ejemplo, el dedicado a José Álvarez-Prida, primo de Luis, asesinado en 1936 en León, o el que tiene como destinataria la memoria de su hermano Tomás; otros, por el contrario, festivos, tal, «Na boda de Lenis y Brian», familiares suyos. Nacida en 1892, en el extranjero desde 1967, nunca pierde el contacto con Asturies, ni en lo emocional ni con su realidad. Así, en 1978 compone «El mio dolor ante’l robu y la destrucción na Cámara Santa de la mio Catredal d’Uviéu», que comienza «¿Quién me diba decir, torrina mía, / Catredal de mi Uviéu idolatrada…» y concluye con el deseo de reparación: «Entonces volverá el repicotéu / feliz de tos campanes, y la Bamba, / igual que cuando yo era rapacina, / llame a coru sonora y reposada». A comienzos del los setenta dedica un poema de ánimo y reconocimiento a los «Amigos del bable», asociación creada para la promoción de la lengua asturiana. De este modo concluye: «Y pa qué cansavos más / si con lo dicho ya fuelga / solo qu’habéis de antainar / e nesa noble tarea / por lo que vos doy les gracies / por asturiana y por nieta / d’aquel qu’al fuxir del mundu / dexóme la rica herencia / del amor a mio tierrina / y el apellidu de Cuesta». Si excepcional es su vida, también lo es su escritura. En primer lugar, por las materias tratadas, en segundo lugar por su tono, noticiero, moderno y lírico, a un tiempo, aunque mantenga el molde tradicional del verso. NOTA: La poesía de Ángeles, manuscrita y en posesión de sus herederos, fue editada por el editor y escritor Antón García, en 1994, con el título de «Cartes a la Catredal d’Uviéu». Es posible que existan más textos de la autora, de los que, de momento, no dispongamos.

Sánchez tramita de urgencia la ley de pandemias

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(Ayer, en La Nueva España) SÁNCHEZ TRAMITA DE URGENCIA LA LEY DE PANDEMIAS El Gobierno, el PSOE y don Sánchez han decidido eliminar del Código Penal el delito de «sedición» y crear uno nuevo, el de «desórdenes públicos agravados», que conlleva penas mucho menores. No sustituye uno a otro, ni el segundo rebaja las penas del primero: uno desaparece, el otro incide sobre otro tipo de conductas. Hay quienes han aplaudido lo que ellos entienden como rebaja/sustitución, por entender que la nueva legislación nos equipara con Europa y «nos moderniza». Sin embargo, la mayoría de los juristas rechazan que se trate de un proceso de sustitución, de adecuación del delito, de su «ablandamiento», sino que se produce un vacío al eliminar el 544 del Código Penal. «Sedición es sedición» ha troquelado en estas páginas hace unos días don Pedro de Silva, sustanciando la cuestión (los invito, especialmente a los panglosianos y fideles, a leer el billete: https://www.lne.es/opinion/2022/11/12/sedicion-sedicion-78458882.html). Por señalar lo sustancial: el, en el futuro desaparecido, concepto de sedición señala a los que «sin estar comprendidos en el delito de rebelión»… «se alcen para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes», impedir a las autoridades «el legitimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos, o de las resoluciones administrativas o judiciales». La nueva legislación: «serán castigados con la pena de prisión de seis meses a tres años los que […] ejecuten actos de violencia o intimidación sobre las personas o las cosas; u obstaculizando las vías públicas ocasionando un peligro para la vida o salud de las personas, o invadiendo instalaciones o edificios». Salta a la vista que el 544, aparte de ligar sutilmente la sedición con la rebelión, trata de los impedimentos para que se cumpla la Ley o para que el Estado pueda ejercer sus funciones o ejecutar las resoluciones administrativas o judiciales. El «modernizador/europeizador» habla de algaradas. Sobre los efectos retroactivos en relación con los condenados por el golpe de Estado del 17 (por cierto, apuntemos que al Supremo le tembló el pulso en el juicio, los hechos constituían, en realidad un delito de rebelión —«Declarar la independencia de una parte del territorio nacional»—) nada diré, lo saben ustedes de sobra. Ahora bien, no es descartable que el cambio legislativo, que incluirá posiblemente rebajas en el delito de prevaricación, más los efectos de percepción sobre el procés y sus consecuencias, avive el «lo volveremos a hacer», un nuevo intento, si es que la demanda de un referéndum pactado con el Estado o alguna otra fórmula de avance hacia una soberanía plena o compartida no pueden llevarse a cabo, que ya veremos. Los más panglosianos sostienen que ahora, gracias a las sucesivas medidas del PSOE —indultos, eliminación de la figura de la sedición a petición de ERC, compromiso de una mesa de diálogo para un referéndum o similar— Cataluña está más tranquila. Es posible, pero no debe dejarse de lado otra causa para esa «tranquilidad»: el efecto «apaciguador» de las condenas y del 155; y otra más: que las fuerzas independentistas se encuentran agazapadas, esperando a ver qué obtienen del Estado (como han obtenido indultos y reforma del Código Penal) antes de realizar el próximo envite, con que, por cierto, amenazan una y otra vez. Sin olvidar que estamos ante un proceso que repercutirá en otras partes de España. De momento en Euskadi los de la antigua Herri Batasuna ya se manifiestan reclamando la independencia al olor de las modificaciones legislativas en marcha, y el PNV ya ha pedido la reforma del 155. Pero del efecto carambola de lo de Cataluña y las reformas legislativas que vienen seguiremos hablando. En el estilo tan de Sánchez-PSOE, todo este proceso ha ido envuelto en mentiras o medias verdades. Por ejemplo, que nos homologamos con los países del entorno, que la nueva legislación «sustituye» al delito de sedición, que la supresión del delito de sedición (y la posible modificación de las penas por malversación, o la nueva definición de esta) no tiene nada que ver con la negociación de los presupuestos con ERC. Efectivamente, por eso han presentado la proposición de Ley en trámite de urgencia, porque sabido es que desde que el Constitucional declaró inconstitucional el confinar a los ciudadanos mediante el estado de alarma, nos encontramos sin legislación que aplicar (salvo que usemos los inadecuadísimos estados de excepción o de sitio) en caso de una situación de pandemia que necesite del confinamiento. Por eso se han apresurado a traer al Congreso esta Ley de Pandemias y a tramitarla de urgencia.

Todos a urgencias y los dictoburócratas

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU TODOS A URGENCIAS Y LOS DICTOBURÓCRATAS Última semana. Una pequeña alergia alimentaria. El padeciente acude a la farmacia a por un antihistamínico que ha usado siempre para trastornos de ese tipo. Descubre que ya no se despacha sin receta. Para tratarse, pues, ha de acudir al médico (tres días de espera y ronchas) o ir a urgencias para conseguir la receta. Fin de semana. Un niño asmático, fuera de casa. Le sobreviene una crisis y carece del inhalador. Acude a la farmacia. Frente a lo que venía siendo habitual, ya no se despacha sin récipe. Solución: ahogarse o acudir a urgencias. Pues lo mismo ha ocurrido en los últimos tiempos con otros remedios que eran de despacho sin prescripción. Y es que en el Ministerio han decidido que los ciudadanos son tontos e irresponsables y que, por tanto, hay que prohibirles que decidan ellos sobre aspectos menores de su salud. Sobre el insulto, ello supone someter al ciudadano a molestias físicas y temporales, y a recargar el sistema sanitario, especialmente las urgencias. Y todo ello porque un informe de dictoburócratas ha decidido que es mejor que los ciudadanos no actúen por su cuenta en materias que escaso daño pueden hacer si se errase en su uso. ¿Y quién iba a errar? Este escándalo de los dictoburócratas es escayu que brota peruquiera en la UE, como sucede con ciertas limitaciones a la circulación de coches u otras en materia energética, acogidas muchas veces con bobalicona aceptación. Pero centrémonos en la pesca. Después de ocho años de sucesivos recortes en el cupo de merluza pescable, ¡ahora descubren los dictoburócratas que el recurso es excelente y permiten aumentar la cuota en un 84%! Y lo mismo con otras especies. ¿Y el daño causado? ¿Y los barcos desguazados? ¿Y…? Y así en tantos ámbitos. Y es que, como dice, «Hailos que-yos gusta más mandar que x…». Aunque igual solo conocen un significado de esta palabra.

Para pandemia, la Administración

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(En La Nueva España, el 16/11/2022) PARA PANDEMIA, LA DE LA ADMINISTRACIÓN Estos días LA NUEVA ESPAÑA promueve una campaña de esclarecimiento y denuncia de las demoras de la Administración causadas por la cita previa, que es un mecanismo más de inferir las molestias y daños habituales que con sus retrasos frecuentes provoca el Estado. No es la única la Administración (estatal, autonómica, municipal) la que ha implantado la norma diferidora postpandemial, también lo han hecho algunas empresas en su atención al público. Sobre los retrasos, inconcebibles a veces, de la Administración están apareciendo en estas páginas ejemplos frecuentes: «El colmo de la burocracia: dieciocho años para obtener un permiso para fabricar galletas artesanales», por ejemplo, o «Aunque parezca mentira, llevamos ya cinco años peleando con las licencias». Pero no hablamos de ahora de trámites para inversiones o empresas, sino de esos retrasos de días o meses que sufren los ciudadanos para trámites corrientes: una cita en el médico, una certificación del Ayuntamiento, renovar el carné de identidad… Pues bien, ese procedimiento ocasiona molestias y retrasos al ciudadano, retrasos que, en algunos casos, le hacen llegar fuera de plazo para otras actuaciones administrativas. Y añadamos que, en no pocas ocasiones, el conseguir ser atendido para obtener la cita previa constituye un verdadero calvario de llamadas inútiles a teléfonos que nunca se descuelgan, que siempre están ocupados o que nos piden paciencia hasta que se cortan de por sí. Pónganse ustedes ahora en el lugar de una persona tal vez mayor, tal vez poco ducha en las artes digitales —cuando la cita requiere ese camino—, y sentirán la desesperación, impotencia y ganas (o, más bien, necesidad) de proferir maldiciones de los afectados. No se entiende de ninguna manera que, tras haberse superado los momentos más difíciles de la pandemia, en lo que las autoridades califican ahora como «de normalidad», no se vuelva a la situación de «normalidad» anterior. Ya que la cita previa implica una dilación injustificable para recibir al ciudadano, supone molestias o perjuicios para él y entraña mayores costos en la Administración. ¿La razón? Porque el tiempo calculado entre cita y cita es un tiempo generoso, y, por tanto, el número de personas diarias atendidas es mucho menor. Sin contar con que suele haber inasistencias y durante ese período, reservado pero no ocupado, no se atiende a nadie. Pregúntense ustedes en qué tiempo antes llegaban a un mostrador y cuánto tardan ahora en llegar. ¿Y a quién beneficia el sistema? Digámoslo con claridad: únicamente a los funcionarios de toda condición, sexo y ventanilla, a su comodidad, lo mismo que el teletrabajo los beneficia a ellos, mientras que es dudoso que acelere la tramitación administrativa. Alto y claro: la cita previa es un abuso, una tropelía, una arbitrariedad. Es el virus postpandémico que se ha instalado en nuestra sociedad, con daño, naturalmente, para el ciudadano.

Párrocos censores, jueces justicieros

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Ayer, en La Nueva España PÁRROCOS CENSORES, JUECES JUSTICIEROS Sucedió en Grao. El dueño de una discoteca publicita una caravana de mujeres para conocer solteros. Organiza el baile y pone gratis el autobús de ida y vuelta desde distintos puntos de Asturies. Como aquellos párrocos que vigilaban con celo el escote o la longitud de la falda de las mujeres, enseguida aparecen quienes lanzan gritos de censura: «Es intolerable, constituye una cosificación de la mujer». Y, a continuación, los alaridos recorren Asturies: asociaciones feministas, partidos políticos, sindicatos y sindicalistas, todos corren a escandalizarse y a pedir la suspensión de la fiesta/encuentro. ¿Las mujeres que concurriesen iban a ir obligadas de alguna forma?, ¿pagadas?, ¿secuestradas? De ninguna forma, irían —hasta cincuenta se habían apuntado— porque querían. ¿Dónde estaba, pues, el motivo de escándalo? ¿Acaso no ocurre lo mismo en los portales de citas de interné en que las mujeres que quieren ponen sus datos para que contacten con ellas? ¿O en los encuentros de ese tipo que aparecen por televisión? ¿Cuál es la diferencia? Seguramente en que lo de la discoteca era más antiguo, más «primitivo», menos «cool». (Bueno, y, a lo mejor, que ocurrió en el líquido amniótico de Grao y Asturies). Pero en esa unanimidad en el griterío, en ese propagarse el escándalo con más velocidad que un fuego impulsado por el viento ábrigu, confluye también el miedo al ex illis es, ya saben aquella acusación de ser marrano, de no ser cristiano viejo, con que en el Retablo de las Maravillas cervantino todos aseguran ver lo que no ven, para no ser tenido por uno de «ellos». ¡Y qué desconocimiento de las mujeres! No de la mujer en abstracto, ni, por supuesto, de todas las mujeres, sino de muchas, de su infinita variedad de seres y quereres. ¿O es que piensan que esas cincuenta mujeres apuntadas a la caravana, sobre no ir obligadas, iban desesperadas por casarse o ligar? Pues en variadas proporciones, en el conjunto y en la misma persona, irían por escapar del aburrimiento, por viajar, por bailar, por la folixa, por un ligue ocasional, por reír, por… ¿Y no es, en el fondo, ese desconocimiento menosprecio? ¿No supone un mirar desde arriba a esas mujeres a las que se supone víctimas arrastradas contra su voluntad o por su escasa capacidad para decidir? Por cierto, ¿alguien se ha molestado en preguntarles algo a ellas? ¿Lo que pensaban? ¿Lo que opinan del escándalo y la suspensión? ¿Alguien? ¿Es que no son nadie? Y en otro orden de cosas, ¿no es sorprendente que tras la muerte de la desdichada niña Olivia, presumiblemente a manos de su madre, un juzgado de Castilla-León haga pública una sentencia en la que se condenaba al padre de la niña a nueve meses de prisión por maltrato? ¿Cuál es la razón de esa publicidad, que nada tiene que ver con la muerte de la desdichada niña? ¿Trata esa publicidad de atenuar la presumida culpabilidad de la madre? ¿De justificarla? ¿Se intenta acaso manchar al cónyuge varón para que se vea que, en realidad, en el fondo el asunto no deja de salirse de los cánones de la violencia machista? Para ello se está usando —desde luego, con más o menos disimulo— en las redes sociales y en algunos artículos de opinión. ¿O es todo más sencillo, y no es más que una censura encubierta, un irresponsable pellizco de monja o un evitar el ex illis es de un juzgado, el que condenó al padre, a otro, el que le concedió la custodia de Olivia, que, por tanto, vendría a ser el responsable último de la tragedia? Tendremos que mandar investigarlo al comisario Gorgonio, si es que no está muy ocupado indagando sobre lo que algunos funcionarios xixoneses juzgan gravísimos agravios y llevantos en la última novela de Alejandro Martínez Gallo.

Con otru güeyu

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU CON OTRU GÜEYU «Préstame», iba a titular, pero he preferido este. Ahora les explico lo que me presta. Las noticias, en general, tienden a ser únicamente malas noticias. Y si nos referimos a la economía y la sociedad asturiana, no parece haber otras: paro, emigración, población decreciente, cierre de empresas… Y, sin embargo, hay una Asturies que sí funciona. Y muy bien. Que crea, inventa, crece, exporta. No aparece en los medios o sus apariciones son muy esporádicas. Por eso me alegra ver que Alegría tiene un gran encargo, o que Armón sigue expandiéndose y consiguiendo contratos per uquiera, por referirme solo a los últimos días. Pero sé bien que no son solo empresas de un tamaño medio o grande las que van bien. De vez en cuando vemos emerger a la luz a algunas de las muchas personas que inventan o abren su negocio, empresas que, muchas veces, a través del ámbito digital, exportan al resto de España. Así, en LA NUEVA ESPAÑA del domingo 30, se muestran cinco mujeres que han creado su empresa y que prosperan. Son tan solo una pequeña muestra de esa amplia realidad que fluye por nuestro territorio y que rara vez vemos. Por eso no sería malo que, más allá de la visión del mundo de lo tradicional, lo consueto y lo negativo con que siempre miramos, observásemos con otru güeyu. Esa mirada distinta implica un nuevo clima. Ejemplifico: durante doce años entregamos anualmente el Premiu a la Meyor Empresa Asturiana, con éxito, puesto que todas han prosperado. Para casi todas ellas era la primera ocasión en que se reconocía su trabajo desde el ámbito político. Hace un mes me lo confesó el director de una empresa centenaria, la primera que galardonamos: «Estamos agradecidos. Pensé: «Hombre, desde hoy, dejarán los políticos de mirarnos como a bichos raros». Y en ese nuevo clima, la Administración, desconfiada, retardataria y causante de muchos problemas.

¡Probe Pelayín!

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(Ayer, en La Nueva España) ¡PROBE PELAYÍN! En cierta ocasión picaron a la puerta de una vecina mía. Preguntaban por su yerno. «¿Vive aquí X, un puntu pequeñu, calvu, barrigón y con una nube nun güeyu?». Mi vecina quedó un momento pensativa. «¡Ai, sí, pero nunca pensé que yera tan desgraciáu!». La anécdota vino a mi cabeza al ver en LA NUEVA ESPAÑA las declaraciones del arqueólogo Iván Muñiz: «Pelayo mediría probablemente 1,50, quizás sería calvo y le faltarían dientes». ¡Hombre, pues sí, probablemente, puesto que la estatura media era hasta no hace mucho relativamente baja! ¿Pero por qué no de 1,60, cuanto más que, siendo de una familia bien alimentada, es más fácil que su estatura superase la media? ¿Y no es aún más verosímil que su talla un poco superior fuese un rasgo que lo hiciese destacar para ser elegido cabezaleru o aceptado como tal? Que le faltasen dientes es verosímil, aunque no inevitable, ¿pero calvo? ¿También barrigón, como el yerno de mi vecina? Este tipo de aventuraciones se sustentan sobre la voluntad del declarante de hacerse notar, de abrirse un sitio entre la pléyade de especialistas dedicados a una materia, pero, por otro lado, tienen su correspondencia con una corriente de abundante floración en estos tiempos: la de reducir a poco más que la nada Covadonga y los primeros años del Reinu d’Asturies, en parte, por el hecho en sí mismo, en parte, por negar el concepto de Reconquista y lo que ello entraña de construcción de España como Estado a lo largo de la historia y de poner en cuestión los valores que la conformaron, una mezcla de cristianismo, herencia romano-clásica, individualismo y libertad, frente a los proclamados por el Islam, frecuentemente idealizado éste durante su permanencia en Hispania y convertido en otra cosa. Vengamos a Covadonga. Hay una tendencia a negar allí una batalla (y, con ello, implícitamente, el papel de Pelayo como líder). Pero para muchos historiadores, y no digamos para la totalidad de los antiguos, sí la hubo. Seguramente, más engarradiella que batallona allí; probablemente algo más en su entorno. Lo evidente es que en pocos años está asentado un poder asturiano, un Reinu, que se expande y que crea monumentos de eso que llamamos «Arte asturiano», lo que implica un nivel de excedentes importantes, la utilización de artesanos y arquitectos, etc. De no haberse producido ello en la línea de la historiografía tradicional, más o menos hiperbólica, ¿de dónde habría salido todo? ¿Acaso por un milagro de la Santina, sin batalla? Las implicaciones del discurso negacionista que trata de reducir o anular el término «Reconquista», ligándolo a la construcción de un discurso calificado negativamente como «españolista», «ultraconservador», «ranciamente católico y reaccionario», son de mayor gravedad. Es cierto que la palabra «reconquista» es tardía, y que la visión de Covadonga como símbolo y raíz de la construcción del Estado unitario y su fortaleza es una idea del XVIII (el entorno de Xovellanos ya anda tras ella). Pero la idea de la importancia de Pelayo y Asturies en la recuperación del territorio invadido por el Islam es secular, y no es menos antigua la idea de la expulsión de los moros del territorio invadido y establecer en la península una sola cultura y religión, la occidental y cristiana. Lo sorprendente es que muchos de los debeladores de estas ideas parecen, en el fondo, lamentar el proceso histórico y su resultado, la sociedad actual; echar de menos la persistencia en España de un poder con cultura islámica, si no de un Estado que conviviese en paridad con el occidental sobre una parte del territorio. Y la pregunta es: ¿pero de verdad preferirían vivir en una sociedad sometida a los dictados religiosos y sociales de los imanes? ¿A los valores políticos y sociales del Islam? ¿Qué lamentan entonces o añoran? Y cuando son mujeres las que se manifiestan en esa línea, ¿para qué preguntarse? Seguramente conocen ustedes la troquelación de Platón: «Doy gracias a los dioses por haber nacido griego y no bárbaro, libre y no esclavo, hombre y no mujer». Mutatis mutandis, es una declaración que, salvo en el último término, suscribiríamos hoy los habitantes de bastantes países. Por desgracia, en otras muchas partes del mundo, la frase podría ser suscrita por entero por sus habitantes varones, por la situación de dependencia, preterición, marginación o esclavitud de la mujer.

Palabrerías

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU PALABRERÍAS «Pensatible, plasmáu y silenciosu…», leo las declaraciones de Alba González, aspirante a candidata de Podemos. Su programa es que los jóvenes no tengan que emigrar y «darles una vida digna en Asturias». Me hago una pregunta ¿qué es una «vida digna»? Supongo que implica un trabajo. ¿Cuál ha de ser su remuneración para que sea «digna»? ¿La vida digna incluye un piso? ¿En propiedad, en alquiler, gratuito? ¿Exige un vehículo —eléctrico, por supuesto— propio? ¿Debe devengar su trabajo lo suficiente para unas vacaciones en el extranjero? Háganse preguntas, para ninguna obtendrán respuesta. «Digno, digna» no es más que una palabra-camelo, una palabra para hipnotizar incautos o excitar a fieles. Pero lo del vocablo no es sino la epidermis del problema, que es otro: para que los jóvenes no emigren deben crearse aquí un amplio número de puestos de trabajo. ¿Cómo se crean? ¿De dónde se sacan las empresas que los creen y los mantengan, que sean, por tanto, competitivas en un mercado nacional o global? ¿Y cuál ha de ser su nivel de competitividad para que puedan pagar salarios dignos que garanticen una vida digna y eviten la emigración en busca de otros salarios «más dignos»? Mi trasgu particular, Abrilgüeyu, aparece y me recrimina: ¡Eres un caso. Nunca estás satisfecho con nada! ¿A quién se le ocurre preguntar por esas minucias? ¿Qué importa la realidad si la proclama es buena? Y más palabrería: la de los que dicen luchar contra el despoblamiento del campo y hacen todo lo posible por vaciarlo. No son solo los lobos, o los jabalíes o los parques. De esta semana, en Vega de Poja: 300 euros de sanción porque los mugidos de Carmina y el ruido de una motosierra superaban los decibelios permitidos. ¿Pero es que el campo es como la ciudad? ¿Pero no se pueden realizar en el campo faenas agrícolas? Pues no, lárguense ustedes y desparezcan. Todo palabrería.

Resucitar cadáveres en tiempos de difuntos

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(Ayer, en La Nueva España) RESUCITAR CADÁVERES EN TIEMPOS DE DIFUNTOS Hace cinco años, como saben ustedes, una iniciativa sacada adelante con los votos de PP, Podemos, Ciudadanos y Foro eliminó el Consejo Económico y Social (CES), con el voto en contra de IU y del PSOE. El Consejo Económico y Social es una institución que funciona en otras comunidades autónomas, en el Estado y en otros países europeos. En ellos están presentes la patronal y los sindicatos, el Gobierno y algunos otros entes. Son órganos consultivos que elaboran informes sobre los proyectos de normas socioeconómicas y laborales, en algunos casos de forma obligatoria, en otros casos por iniciativa propia. Siendo sus informes preceptivos, el Gobierno puede tomarlos en cuenta o hacer oídos de mercader a los mismos, como suele hacer. La financiación de estos entes proviene en su mayoría de los gobiernos de cada territorio. En el caso asturiano, el presupuesto en 2016, un año antes de su liquidación, fue de 754.000 euros; de los gastados, 455.000 se fueron en personal. Es difícil ver la utilidad de estos organismos en estos momentos, al menos en un ámbito territorial como Asturies: lo que opinan sobre cada una de las normas o proyectos en marcha la patronal o los sindicatos lo sabemos día a día y hora a hora, a través de la cuentas sociales y de los medios de comunicación. Lo sabe también el Gobierno, que suele convocarlos para informarlos y oírlos, y, si se trata de iniciativas legislativas, los convocados se hacen oír en la Xunta Xeneral, a la que son llamados para emitir su opinión (que ya se sabe antes por mil conductos, además de los internos de los partidos). Es cierto que, relativamente, el gasto no es excesivo, para lo que puede dilapidarse en tantas cosas dentro de los presupuestos, pero la utilidad del CES es bien escasa, por ser benévolos. Cierto es también que es uno de esos instrumentos “de sonadía” que les gustan a ciertas izquierdas (a Podemos, al menos hasta ayer no) para hacer que hacemos, y no quiero decir que por otras razones. Bien, pues ahora IU y PSOE, a impulso de IU, se proponen resucitar el cadáver. No digo que los tiempos, estos de difuntos, no sean propicios para la iniciativa. De difuntos y de búsqueda de justificaciones para los acuerdos presupuestarios.

Los ensueños de la razón engendran monstruos

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(Ayer, en La Nueva España) LOS ENSUEÑOS DE LA RAZÓN ENGENDRAN MONSTRUOS Ahí tienen ustedes la última plasmación del monstruo más universal y perseguido: Xi Jinping, sentado, mira con indiferencia y una cierta sonrisa cómo se expulsa de la sala de congresos a su predecesor, Hu Jintao. La imagen no es más que la epifanía del proceso por el que la dictadura se acendra en China, se barre a los disidentes o se los hace desaparecer, se modifican los estatutos para que el dictador alargue su mandato, se restringen las libertades en Hong-Kong… Y aun en el caso de que la imagen de la conducción de Hu Jintao respondiese a otra cosa, el proceso, el acendramiento de la dictadura, es ese. Eso es el comunismo, dondequiera que se da, Cuba, la antigua URSS, los países de ella dependientes, Corea del Norte, dondequiera: brutal dictadura, militarismo, miseria, y nada digamos del respeto al medio ambiente. El comunismo, ese sueño o fantasía de la razón por el que tantos en Occidente suspiran, en una operación mental, en un metaensueño de la razón que se niega a ver la evidencia de la realidad, invariable, universal, de sus sueños. Pero también otros sueños de la razón se convierten en monstruos y provocan daños, si no irreparables en su totalidad, sí cuantiosos. Así las teorías económicas que se plantean como un absoluto, al margen de los datos concretos de la realidad de cada país o coyuntura. Ahí tenemos el «lafferismo», esa idea, un día plasmada en una servilleta, de que la rebaja de los impuestos provoca indefectiblemente inversión, crecimiento y, en último término, si es que es ello lo que se busca, empleo. ¿Ha funcionado esa teoría en algunas ocasiones? Sí, cuando ha ido acompañada de otras variables que propiciaron el crecimiento económico. ¿Ha funcionado ahora, cuando Liz Truss tomó ese ensueño de la razón como parte central de su programa político-económico? Ya lo saben ustedes: en menos que canta un gallo, caída de la libra, subida de la inflación, retracción de capitales… Caos absoluto y un récord menos que lechuguil de solo cuarenta y cinco días al frente del gobierno. ¿Y cómo es posible, se dirán ustedes, que se nieguen evidencias incontrovertibles o se pongan en marcha experimentos que no son más que una teoría incompleta que necesita miles de indagaciones sobre la realidad para que pueda suponerse su correcto funcionamiento? En general por la fe, especialmente en el caso de los «socialismos reales» (fíjense qué ironía histórica el sintagma), que consiste en negar lo que vemos en función de lo que queremos ver. Pero también mediante la construcción de falacias clasificatorias que se convierten en falacias argumentativas que defienden la fe propia. Así, como afirmó don Gaspar Llamazares o reitera Podemos: «Cuba no es una dictadura, es otra cosa». ¿Cuál es la implicación de esa falacia-ficción? Esta: las dictaduras son solo las de derechas, los regímenes comunistas son, por definición, regímenes del pueblo (como en Grândola, Vila Morena, donde «o pobo é quem mais ordena»), ergo, no son dictaduras. Por sus ensueños, los conoceréis. Pero, sobre todo, temedlos, porque intentarán convertir sus ensueños en hechos, y serán monstruos.

Babayaes y bocayaes

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU BABAYAES Y BOCAYAES Entrevista a Luz Gabás, ganadora de un millón de euros en el Planeta. Arroja la siguiente frase: «Me cuesta creer que el amor heterosexual sea fascista». Aceptemos que la frase no es enteramente suya, que tiene dudas sobre su verdad, pero es ella quien la considera. Analicémosla. ¿Qué entraña, de ser cierta? Que solo el amor homosexual no es fascista. Sigamos. ¿Qué significa, en realidad? Nada. Es una frase tan vacía como «El amor heterosexual es el satélite oculto de la luna» u otra tontería. Volvamos a darle veracidad. Puesto que una parte del amor es sexo y, salvo en organismos primarios, el sexo y la reproducción se realizan mediante yunciones heterosexuales, concluyamos: «El universo es fascista». ¿Cómo dicen que decía Albert Einstein?: «Solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro de la primera». Dejemos la babayada y pasemos a les bocayaes. Nuestro Gobiernu, con don Adrián a la cabeza, lleva un tiempo quejoso y gayasperu. Quejoso porque la ejecución presupuestaria de los dineros del Central en Asturies es baja. Manifiesta sus molestias por ello («Barbón reclamará al Gobierno “un amplio margen de mejora” en la en la inversión estatal») y pondrá en marcha una comisión bilateral de seguimiento. Es solo una bocayada, un gesto, un paraxismu para “hacer que hacemos”, semejante a los acuerdos sobre el lobo que dice haber acordado con el Ejecutivo Central, de nulo valor. Lo curioso es que si ustedes revisan la hemeroteca verán que también el Gobiernu redujo también sus ritmos de inversión este año. Así que «dixo la sartén al cazu, quita p’allá culu prietu». Ya saben ustedes que uno de los géneros de literatura fantástica son los presupuestos: sus ingresos y su ejecución. Solo una cosa es cierta de ellos: la cifra de impuestos que a usted le van a cobrar por sus gastos (IVA), salarios (IRPF) u otros gravámenes.

Las verdaderas cifras del paro y de la necesidad

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(Ayer, en La Nueva España) LAS VERDADERAS CIFRAS DEL PARO Y DE LA NECESIDAD Desde hace décadas, viene España figurando a la cabeza de los países de más desempleo de Europa. Y, al mismo tiempo, con unas altas tasas de personas o familias que necesitan ayudas sociales para subsistir. Es innegable que ambas cuestiones existen, ¿pero cuál es su dimensión real? En primer lugar, y como he señalado muchas veces aquí, el número abundante de personas que rechazan un trabajo porque no cumple sus expectativas salariales o de otro tipo lo hace porque sus necesidades ya están cubiertas sin esa aportación dineraria que les daría el trabajo “insuficientemente remunerado”, es decir, porque vive sin el dinero que le proporcionaría ese tiempo y esfuerzo de ocupación de su vida. Supongo que ustedes, igual que yo, habrán visto titulares todas las semanas en que empresarios o jefes de recursos humanos se quejan de que no encuentran empleados, no solo en la construcción o en la hostelería, que parecen los sectores más aquejados por esa falta de mano de obra, sino en otros varios. Ahora bien, no es que no haya “parados” para cubrir esas plazas, es que esos parados no quieren cubrirlas. Estos últimos días ha venido a abrirse una ventana más de clarificación sobre el problema. La conseyera del Gobiernu, doña Melania Álvarez, supongo que más harta que preocupada, ha hecho público que uno de cada cuatro perceptores de salario social resultó ilocalizable para ofrecerle un trabajo, y que de las 470 personas a los que se les ofreció únicamente 162 lo aceptaron. Si ustedes reciben información sobre contrataciones saben también que existe, asimismo, un cierto número de trabajadores que solo aceptan ser contratados si toda su retribución o parte de ella la reciben en negro o que prefieren un contrato limitado o temporal a otro más estable. La razón, en todos los casos, es una: seguir cobrando las prestaciones que reciben de la Administración, ya sea específicamente como paro, ya por otros conceptos. El novedoso ingreso mínimo vital debe ser también una fuente de anomalías, al menos así se deduce de que las previsiones del Gobierno sobre la población acreedora al mismo no se han cumplido. En todo caso, en lo que ya está en marcha no dejan de darse casos que resultan escandalosos. He aquí uno reciente: “Un ruso cobra el ingreso mínimo vital en España pese a venir con 65.000 euros en metálico y tres cuentas con 33.000”. ¿Un caso único de abuso? Seguramente no. ¿Un caso generalizado? Probablemente tampoco. La cuestión central es que ese dinero que se recibe de forma inadecuada no sale del cielo, o, como gusto decir, “del burru cagarriales”, procede del bolsillo de usted cada vez que va a la compra y paga el IVA por el aceite, el vestido o el cine; lo devenga el esfuerzo de todos quienes tienen un trabajo regular con el que producen riqueza y pagan impuestos, muchos de ellos, además, con unos ingresos, que, tras trabajar varias horas al día, apenas superan, o simplemente igualan los ingresos de quienes los tienen por ese medio tan particular. Y, entre otras cosas, pensemos en que la economía sumergida no son solo la actividad económica que los empresarios no declaran, sino, asimismo, la de las personas que no quieren que conste su trabajo. Así que, de verdad, convendría repensar algunas cosas y es lícito, al tiempo, hacerse una pregunta semejante a la de aquel título de la novela de Jardiel Poncela, «Pero… ¿hubo alguna vez 11.000 vírgenes?», ¿pero hay tantos millones de parados en España?

Contenedores justificados sin justificación

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU CONTENEDORES JUSTIFICADOS SIN JUSTIFICACIÓN EMULSA, la empresa de medio ambiente de Xixón, acaba de publicar en LA NUEVA ESPAÑA un comunicado que es una muestra ejemplar de falta de coherencia y confusión argumentativa. Vengamos al origen. La empresa trata de justificar por qué se han quitado los anteriores contenedores, que se levantaban pisando un pedal y no hacía falta abrir con la mano, como los actuales. De forma indirecta, el comunicado viene a responder a las críticas, orales y escritas, que censuran dicha sustitución (“lo que obliga a tocar la tapa, algo que a muchos no les agrada demasiado”). Esas críticas vienen de muy atrás, de los instantes duros de la pandemia, que fue cuando se realizó su sustitución. Yo mismo hice algunas en su momento. Por concretar el problema, hay que señalar que, tras levantar la tapa con la mano, lo higiénico sería a continuación lavarla o desinfectarla. Eso en los contenedores de mondicies varies, los de basura orgánica obligan a posar sobre ellos la tarjeta ciudadana, que, después, debería limpiarse de alguna forma. Es decir, que los nuevos contenedores acrecientan los riesgos de contagio, aunque sean mínimos, y las molestias o ascos. Pues bien, al respecto de estos dos aspectos, no menores, el comunicado propagandístico no dice nada. Se limita a un batiburrillo donde se nos informa del número total de contenedores de Xixón y de que se han cambiado todos (¿y el coste de la operación, tan vez injustificada?); se describen los nuevos contenedores, su eficacia; nos informan de que durante la pandemia EMULSA desinfectó mucho; nos incitan a “separar o reducir […] porque # GijónMeImporta”; y nos cuenta que el plan se aprobó en el Consejo Municipal de Residuos. ¿Qué quieren?, a mí ese mangaráu de desechos argumentales me recuerda aquella cuarteta que Cela anota en Ribeseya: Tengo cochura muy buena. / Comedme sin regodeos / porque soy pura canela. / También se venden fideos.

Al guchu gurdu, unta-y el reu

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(Ayer, en La Nueva España) AL GUCHU GURDU, UNTA-Y EL REU El Ayuntamiento de Ribeseya acaba de decidir bonificar la “viñeta” a los coches eléctricos y a los coches con emisiones cero. En unos casos, con una bonificación del 10%, en otros, de hasta el 50%. El pretexto o motivo es favorecer la menor contaminación, pero ha matizado el alcalde, Ramón Canal: “queremos motivar el uso del eléctrico, pero sin que ello implique premiar a los coches eléctricos de alta gama”. No es la única corporación que lo hace, la medida se extiende como una plaga por toda España, porque todo el mundo quiere ser progresista, esto es, ecologista, esto es, anticontaminante. Y a mí no se me ocurre más que la frase que es el título de este artículo, con metafonía además, como ya se va usando cada vez menos en algunas zonas de Asturies. Porque ustedes, sin duda, habrán visto los precios de los coches eléctricos o híbridos, precios disparatados que rondan los 50.000 euros, aunque algunos puedan bajar de ese precio. ¿Quién puede, pues, comprarlos? ¿La clase mediatrabajadora de don Pedro? Evidentemente, quien disponga de bastante dinero para invertirlo en ese tipo de bienes. De modo que se premia al que tiene y se castiga, de paso, al que no tiene, prohibiendo la entrada en ciertas zonas de la ciudad a los coches de más años —los de la mayoría de la población, que no dispone de dinero para cambiarlos—, esto es, miren ustedes las estadísticas, a la mayoría del corpus automovilístico, o sea, a la mayoría de la población. En contradicción con ello, los coches históricos, es decir, los que tienen más de treinta años, pueden circular sin limitaciones por el centro de las poblaciones. Es cierto que tienen que pasar la ITV, ¿pero no pasan también la ITV todos esos vehículos a los que se condena? Y si pasan el examen de la ITV, ¿dónde está su extraordinario riesgo contaminante? ¿Se trata solo de que son vehículos de quien no tiene dinero para comprarse otro más caro de un día para otro? Y añadan ustedes los problemas para ir a ganar el pan en las grandes ciudades. En un reportaje de estos días en Madrid, señalaba un trabajador que ahora que no puede entrar con su coche en el centro para ir al trabajo —vive en la periferia—, y, puesto que no puede comprar uno nuevo “no contaminante”, tiene que echar hora y media para ir al trabajo en transportes públicos. En El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, se dice que un personaje, la señora Venancia, «tiene una filosofía bailonesca», como San Pascual Bailón, quien, según la creencia popular, «baila delante del Altísimo, y que dice siempre: «más, más, más». Si uno tiene suerte, le da más, más, más; si tiene desgracias, le da también más, más, más». Pues bien, esta filosofía bailonesca, de favorecer al que tiene y dar palos al que no tiene, es la que parece guiar una gruesa parte de la actividad política, europea, estatal, autonómica, municipal. Eso sí, bajo variadas banderas o pretextos. En este ecologismo para ricos no sabe uno si los gobernantes se ríen de la gente, son tontos de la urna (“de capirote”, se decía antes), o, simplemente, desconocen el mundo y las implicaciones de sus dictados. Bueno, todo ello no son conjuntos disjuntos. Miren, el Ayuntamiento de Xixón acaba de sacar unas subvenciones para la compra de coches eléctricos. La cuantía de la subvención es de mil euros, y la condición es que las familias con dos miembros no superen los 1.351,04 euros de ingresos brutos mensuales, es decir, 16.212, 48 euros al año (brutos), cantidad que, como ustedes saben, alcanza para la renta o la hipoteca, la luz, el agua, otras cargas del hogar, la comida, un par de cenas fuera de casa a la semana y unas vacaciones en el Caribe, y, por supuesto, comprar un coche de 40.000 o 50.000 euros. Lo dicho: ¿se ríen de la gente o son tontos de la urna?

Un manifiesto autonomista poco conocido

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(Ayer, en La Nueva España) UN MANIFIESTO AUTONOMISTA POCO CONOCIDO Para una parte importante de nuestra población la autonomía asturiana es un hecho reciente, más bien administrativo, que surge como consecuencia de la Constitución del 78 y la institución generalizada de las comunidades autónomas. Sin embargo, la idea de una identidad fuertemente diferenciada cultural y políticamente viene de muy atrás. Podíamos remontarnos al Poema de Almería (mediados del XII) para observar cómo se apunta allí que llega a la batalla, singularizándonos, el «vivaz astur», «animoso para el combate»; o más atrás: en la construcción del muro de Adriano, junto a tropas de Hispani hay otras de Astures. Pero vengamos a la articulación política específica. Como saben, en razón de diversas circunstancias dinásticas, en 1388 se establece el Principado de Asturies y, con él, la Xunta Xeneral del Principáu, organismo político con ciertas competencias, que perdura, y malvive, hasta la reorganización provincial de 1833. Su desaparición provoca alguna limitada protesta y la memoria de Caveda sobre su historia, Memoria histórica sobre la Junta General del Principado de Asturias. Pero la conciencia de la singularidad cultural y política de nuestro país no desaparece. Fruto de ello, es la consideración de Asturies como uno de los trece estados de España en el proyecto de constitución federal de la I República. Fracasada esta, y en torno al fuerte movimiento regionalista y nacionalista que se agita durante las primeras décadas del veinte, surgen en Asturies algunos intentos —efímeros— de ese tipo, la Liga Pro-Asturias y la Junta Regionalista del Principado, así como varios manifiestos; al tiempo se crea también una, asimismo pasajera, Academia de la Lengua. Pero, entre esas fechas, la de la primera República y los comienzos del XX, existe también una pujante conciencia autonomista, regionalista o nacionalista, como prefieran llamarla. Fruto de ello, son los constantes éxitos del republicanismo federal en sucesivas elecciones. Pongamos como ejemplo de esa pujanza la militancia en él de personajes tan destacados como Tomás Zarracina, Eladio Carreño, Pin de Pría o Félix Aramburu; añadamos que el primer alcalde de Xixón de la I República es federalista, lo mismo que lo es el de la segunda. Quiero ahora señalar un momento menos conocido de esa voluntad autonómica. Lo traigo de tres textos periodísticos de finales del XIX: La Almudaina (Palma de Mallorca, 29/12/1897); La Autonomía. Diario republicano (Reus, 25/12/1897); Germinal, (Madrid, 24/12/1897). En ellos se recoge un manifiesto a favor de la autonomía regional, con una fuerte componente explícitamente obrerista. Se propone el impulso de las asociaciones obreras y, para ello, la creación de Bancos Públicos para su crédito, la expropiación de tierras sin cultivar y las que convenga; la enseñanza pública y gratuita y talleres de formación para obreros; el sometimiento «a la inspección de comisiones obreras de todos los talleres, fábricas y minas». La Almudaina, sin dejar de señalar ese programa obrerista, se fija más en el aspecto jurídico y político, que establece como constitutivos de la autonomía («región autónoma y libre») los poderes legislativo (dividido en dos cámaras elegidas por sufragio universal), ejecutivo y judicial. Asimismo, señala los deberes y obligaciones con “la Nación” (España), con cuya Constitución no debe colisionar. La Autonomía reproduce el comienzo del manifiesto, en que se refleja el estímulo que para muchas regiones españolas supuso la autonomía concedida a Cuba y Puerto Rico, en un intento frustrado de contener la independencia: «Asturianos: la autonomía concedida a Cuba y Puerto Rico por el partido Liberal abre un nuevo campo a la vida interior y de relación de todas las Provincias españolas. […] ¿No está Asturias por lo menos en condiciones iguales de cultura y desarrollo que nuestra Antillas? ¿Acaso es la provincia de Asturias un pueblo en embrión? La historia de nuestra provincia confirma las justas pretensiones que formulamos en este Manifiesto- Programa. Indómitos los astures hostilizaron continuamente a las legiones romanas durante la dominación de la ciudad inmortal. En lucha tenaz vivieron contra los bárbaros. En Covadonga nació la unidad nacional. Y la provincia de Asturias fue la primera en declarar la guerra al gran Napoleón. ¿Nada nos dicen esta gloriosas páginas de nuestra historia?». Y vienen después la demanda de autonomía y el programa.

El Musel: historieta con sonrisa

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU EL MUSEL: HISTORIETA CON SONRISA El proyecto de ampliación de El Musel fue una larga batalla, y su ejecución, una larga historia. La idea inicial era que la ampliación fuese mucho mayor de lo que fue. Algún proyecto suponía prácticamente convertir el horizonte de la playa en un muro. Tras una variada oposición popular, y la ministerial de Álvarez-Cascos, se optó por una opción menos dañina. Las razones para la ampliación eran dos: la captación de tráficos de y hacia la Meseta; el transporte de carbón. Los redactores alegaban que en el futuro dicho transporte iría en vertiginoso aumento: a El Musel llegarían barcos cada vez más barquísimos, que traerían toneladísimas de carbón, que se depositarían aquí y serían después reenviadas. El proceso de construcción tuvo graves problemas de materiales, de financiación y de sobrecostos. Como consecuencia, hubo reclamaciones por parte de las empresas y se abrieron investigaciones judiciales —aquí y en Europa— y procesos contra particulares. La mayoría de estos procesos se resolvieron negativamente, pero, tantos años después, aún colea alguno de los pleitos contra particulares, a mi juicio, sin mucha justificación. Ahora bien, lo que quedó claro desde el primer momento es que ninguna de las expectativas de captación de tráficos se cumplió: ni la de traerlos del interior de la Península (ahí está todavía, tantos años después, esa fantasía de la ZALIA si resolver) ni, mucho menos, lo de los barquísimos con toneladísimas de carbón. Y, por ello, autoridades portuarias, políticos y sindicalistas se esforzaron en rellenar los terrenos de la ampliación con actividades o industrias no directamente portuarias. Algunas propuestas provocaron al tiempo alipori y risa. Así, sindicalistas propusieron construir viviendas en los nuevos terrenos ganados al mar. Pero la guinda la ha puesto recientemente, doña Ainoha Puebla González, responsable de Proyectos. Atiendan: “El Musel tiene que ser un puerto digital, sostenible y estar descarbonizado”. “¡Estar descarbonizado!”. ¿Cómo decía el señor Trillo? ¡Ah, sí! ¡Manda huevos!

Nós tamién tuvimos na "Marcha de Fierru"

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Nós tamién marchamos pa defender Ensidesa (la siderurxa). Ayer publicaba LNE un reportaxe tituláu "Tres décadas de "La marcha de hierro"". Nun solo sindicalistes marcharen a Madrid en defensa de la siderurxa asturiana, pa presionar al Gobiernu de Felipe González, nós anduvimos tamién ellí, como otres fuerces polítiques. Na semeya, un momentu de descansu na marcha. (Semeya tomada del llibru PAS. Partíu Asturianista. Trenta años d'historia).

Me alegra el covid de Pedro Sánchez

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU ME ALEGRA EL COVID DE PEDRO SÁNCHEZ No porque él esté enfermo, por supuesto, que le deseo la mejor salud del mundo, sino porque la noticia de su contagio puede significar un toque de atención Me explico: con la retirada de medidas precautorias, la extensión de un cierto discurso de que “no pasa nada” y el entenebrecimiento de los datos de los enfermos (seguimiento únicamente de los mayores de sesenta años, información sobre los contagios en fechas espaciadas), se ha instalado en la población la impresión de que ya no existe el peligro de infección y, en consecuencia, de que no hay que tomar medida alguna y en ninguna circunstancia para prevenirse del covid. Y, sin embargo, continúa habiendo muertos a diario, hay ingresados en las ucis, los contagios siguen siendo abundantes, aunque, en general, menos virulentos. Paralelamente al discurso oficial y al “clima” generalizado de calma chicha, existe un segundo discurso, emitido con sordina por los especialistas, alertando de que no debemos relajar las precauciones, de que un pico o una nueva variante pueden aparecer en cualquier momento y que la llegada del otoño y la coincidencia con la gripe estacional puede traer un aumento de la incidencia del virus. Es por eso por lo que me alegra el covid de don Pedro y la noticia del mismo. A ver si sirve de timbre de alarma para la toma de conciencia por parte de la población y de las autoridades políticas y sanitarias. En conexión con la materia, conviene señalar que aumenta el número de enfermos en espera de una intervención quirúrgica, se retrasan los plazos para una primera cita, algunas pruebas diagnósticas tardan meses en ser informadas, etc. Tenemos un problema de medios, de médicos, de enfermeras, que se ha visto agravado por las bajas por covid y las debidas y merecidas vacaciones del personal. ¿Soluciones? Pocas y con más dinero, que no tenemos. Revisemos la gestión del que tenemos.

Asturianismu y asturianismos

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(Ayer, en La Nueva España) ASTURIANISMOS Y ASTURIANISMU La palabra asturianismu (asturianismo) tiene tres acepciones fundamentales: 1) “Locución, giro o modo de hablar propio de los asturianos”, según el DRAE, y que el DALLA define de forma semejante, 2) “Doctrina política que centra sus prioridades en Asturies, la defensa de sus intereses y su identidad”, significado que el DRAE no recoge y que el DALLA traduce de forma timorata y elíptica, 3) “Amor o apego a las cosas características o típicas de Asturias”, que, con distintas formulaciones, acogen ambos diccionarios. Faltaría por formular una cuarta acepción: “Amor y defensa de las características de Asturies y de sus intereses, sin necesidad de adscripción a una doctrina política”. De la tercera acepción tenemos ejemplos múltiples y variados. «Verbi gratia, el noreñense Jesús Ortea, investigador marino, pone nombres de localidades o de personas asturianas a las especies nuevas que descubre; una científica de nuestro país, Carmen Martínez, bautiza como «Rosa Narcea» una rosa única en el mundo por su antigüedad. ¿Y quién de todos los emigrantes entrevistados por este periódico no han manifestado su amor o su entusiasmo por tal o cual lugar, por este o aquel alimento, por el conjunto de la tierra? Sin embargo, de lo que andamos muy escasos es de manifestaciones entre nosotros de la cuarta de las acepciones: el amor activo y con traducción efectiva en la defensa de nuestros rasgos de identidad, en la percepción de Asturies como un todo, en la defensa y lucha real por nuestros intereses como colectividad. Como dice un amigo, con lúcida aunque quizá exagerada imagen, muchos asturianos son capaces de llegar a las manos en Albacete por una discusión sobre algún personaje o paisaje asturiano, pero luego, aquí, son incapaces de mover un dedo por nada colectivo, si no es que manifiestan hacia ello el más absoluto desprecio o indiferencia. Por lo demás, no es infrecuente que seamos acérrimos de nuestra localidad, pero que permanezcamos inconmovibles ante lo que afecta a otras localidades o al conjunto del país. Y no digamos ya nada sobre la ignorancia que sobre nuestra tierra o nuestras cosas tenemos —parte de esa culpa es de la escuela, donde está ausente su conocimiento, o solo aparece en los programas, pero no en las clases—. “Pocos asturianos sabrían decir diez variedades de queso de aquí en una encuesta”, manifestaba la productora polesa Isaura Souza Ordiales en estas páginas. Sobre nuestra tolerancia para que nuestros representantes políticos sometan siempre los intereses asturianos a los de sus jefes políticos en Madrid o a los de otras comunidades, ¿qué les voy a decir? Es una tradición inveterada que pueden ustedes encontrar, por ejemplo, en el proceso de tramitación de los estatutos durante la Segunda República. Y, además, esa sumisión o indiferencia se viste como «sentido de Estado», «responsabilidad», «altruismo»…, algo de lo que nosotros estaríamos imbuidos y los demás (ciegamente egoístas), no. Ello, en la práctica, se traduce en lo que ustedes saben, ser los últimos de la cola, pero, además, en nuestra invisibilidad. En 2014 don Gaspar Llamazares presentaba, sin éxito, en las Cortes una proposición para que la RAE modificase la inaceptable (y discriminatoria) definición que del asturiano (lengua asturiana) daba. Con ese motivo escribí un artículo titulado «El DRAE nos desvela», en el que señalaba que en comparación con la definición de «gallego», la nuestra era discriminatoria, que frente a «galleguismo», «asturianismo» como “apego a las cosas asturianas” no había aparecido hasta el 2001, y que, así como constaba «galleguista», «asturianista» estaba ausente (ha aparecido más tarde). Y afirmaba que «Pese a que nos creemos los más grandes y afamados de la Tierra, por Covadonga o por el 34 o tal vez por nuestra capacidad potatoria (si acudimos a la copla popular que niega que no estemos en el mapa, pues «bebiendo sidra conoznos hasta el Papa), lo cierto es que somos unos grandes desconocidos: nosotros y nuestra cultura». Ni nos vemos ni nos ven titulé el último libro en que recopilo los artículos semanales que publico en LA NUEVA ESPAÑA. Es una implicación: «no nos vemos (como colectividad, no nos queremos) y, por tanto, no nos ven». ¿Creen ustedes que es una manía o un error de percepción de quien esto firma? Miren ustedes. En una entrevista en estas páginas el 17 de septiembre, Ramón Medrano Llamas, un alto ingeniero de Google, preguntado sobre nuestra patria, aseveraba: «Asturias tiene una historia muy larga y rica, y pocas cosas creo que nos faltan por hacer. Hoy en día pienso que debemos intentar pasar a la primera división en España, querernos y creérnoslo». Me limito a reiterar: «querernos y creérnoslo».

Así no se sube L'Angliru

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(Ayer, en La Nueva España) ASÍ NO SE SUBE L’ANGLIRU Desde Madrid, la directiva del partido ha decidido que Teresa Mallada no sea la próxima candidata del PP a las elecciones autonómicas. Doña Teresa es actualmente la presidenta de la formación en Asturies y, desde hace meses, se venía rumoreando que no encabezaría la lista autonómica. Con todo, tanto ella como sus fieles se venían empeñando en negar el rumor y actuando como si con seguridad ella fuese a ser la primera de la candidatura. Al igual que todos ustedes, tengo mis criterios sobre el papel que hasta ahora ha venido desempeñando el PP —regido por doña Teresa— en esta legislatura, tanto en sus propuestas, como en sus juicios sobre la realidad de nuestra tierra. Pero no es el objetivo de este artículo el exponerlos. Hace años ya que el Partido Popular en Asturies —decir el “Partido Popular Asturiano” faltaría a la verdad y a sus miembros les horrorizaría, seguramente, la denominación— viene siendo el paradigma del caos y los enfrentamientos internos. Casi, casi, podría decirse que han tenido una enorme voluntad autodestructiva para no gobernar nunca o para destrozar su Gobierno, cuando lo han tenido. Recuerden ustedes el episodio de derribo del Gobierno de Marqués y el papel de Álvarez Cascos (y de Gabino de Lorenzo, Mercedes Fernández, Fernández Rozada e tutti quanti) en todo ello. Y en esta legislatura, Mercedes Fernández fue apartada de la dirección de Asturies en favor de Teresa Mallada. Y ahora… Y si nos vamos a algunas agrupaciones locales, como la de Xixón, el argayu es permanente. Solo les recordaré la última: que el «designado», también desde Madrid, como cabeza de lista, Alberto López-Asenjo, se ha convertido en concejal libre. ¡Hombre!, es verdad que alguna anécdota memorable nos han dejado, como la del hematólogo del hospital de Cabueñes —silenciaré su nombre— que, en protesta, en una de tantas peleas internas, se amarró a la puerta de la sede local con una correa de perro. Ahora ha sido apartada la señora Mallada, pero no ha sido nombrado nadie. Se espera para ello a la celebración de un próximo congreso, aún sin fecha. Estas cosas deben hacerse con inmediatez y determinación, no pueden dejarse pudrir: incita a los rencores internos, aumenta la defección o el desaliento de los votantes. Así, evidentemente, no puede subirse L’Angliru.

Gentes y cosas extraordinarias

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU GENTES Y COSAS EXTRAORDINARIAS Deambulo por lo que fue el barrio de mi infancia, y caigo en que existe una calle denominada Domingo García de la Fuente y que se halla situada entre un conjunto de rúas que llevan el nombre de personajes próximos a Xovellanos: Saavedra, Caveda, Argandona, Ceán Bermúdez, Fernando Morán Lavandera, Francisco de Paula. Lo peculiar de esta que llama mi atención es que García de la Fuente era mayordomo y administrador de Jovino, claro que no un mayordomo cualquiera, casi un igual. Como quiera que sea, que el Ayuntamiento lo haya emparejado con el resto de los nombres me produce una especial satisfacción. Como también me la produce otro acontecimiento realmente extraordinario: José Luis Bermúdez, un vecino de Trasdacorda, SanTirso de Abres, puso de su bolsillo 25.000 euros para arreglar el puente que constituye el acceso principal a su localidad. ¡Poso la montera! Pero no todos los sucesos fuera de lo ordinario son igualmente plausibles o, al menos, suscitan dudas. He aquí uno: la recaudación del IBI bate récords en Asturies, todos los ayuntamientos recaudan más. Ese dinero sale, evidentemente, de quien ha trabajado y ahorrado. Ahora bien, ¿en qué lo emplean los concejos? ¿Cuánto se despilfarra? ¿En cuántes caxigalines no se gasta? Es dinero del trabajo de los propietarios, no es que caiga del cielo. Ocurre igual con el IVA: la recaudación de Hacienda ha subido un 47% en el último año. ¿La fuente? La misma, el trabajo de los ciudadanos. ¿El gasto? Más: las nóminas del Principado superarán, por primera vez, los 2000 millones para el año que viene. ¿Estamos seguros de que esa inversión rinde frutos al cien por cien? Y, finalmente: las mujeres son en la plantilla de la Administración autonómica 31.880, los hombres 11.691. ¿No es extraordinario que nadie del genus irritabile de los entregados a la denuncia de las brechas de género no haya realizado ningún género de comentario?
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(En La Nueva España, el 24/09/2022) ENTRE LA RELIGIÓN, LA MENTIRA Y LA IMPREVISIÓN El Gobierno ha practicado el fundamentalismo ecologista en materia de fuentes de energía: el Gobierno, la ministra del ramo ha sido solo la firmante. El empeño en ser los más rápidos al oeste del Misisipi en descarbonizar, nos ha llevado a cerrar anticipadamente las centrales térmicas, poniéndonos en una situación de pérdidas de empleos, desertización de comarcas y encarecimiento de la energía. Ahora, además, con los problemas de desabastecimiento y encarecimiento de gas y petróleo, nos encontramos en una situación de extrema gravedad, por los precios de los insumos y por la inseguridad del abastecimiento. El fundamentalismo es, en realidad, una especie de religión, una creencia holística que lo explica todo y lo justifica todo. Creyendo avanzar con esa antorcha, al fundamentalista no le importan los daños o consecuencias de su actitud. Porque, en general, las políticas que pudiéramos denominar “verdes” tienen como víctimas a quienes están incluidos en el vacuo hipogrifo sanchezsco de “la clase media trabajadora”. Piensen, si no, en quiénes son las víctimas de la política anticoches de los ayuntamientos y la UE. ¿Quiénes no tienen dinero para cambiar su coche a uno eléctrico? ¿Quiénes se quedan sin poder circular por el centro de las ciudades? ¿A quiénes se les despoja de lugares de aparcamiento en la vía pública? Así, todo lo demás. Y lo grave es que ese sobreesfuerzo en la limitación de la emisión de gases de efecto invernadero aporta relativamente poco a su reducción global: Rusia, China, los principales emisores, no solo no limitan su producción de CO2, sino que la aumentan. EEUU, el siguiente productor, realiza una tímida limitación. Esa situación de encarecimiento y de pérdida de bienestar va acompañada, por otro lado, de mentiras o medias verdades. Es cierto que la subida del IPC español corre casi paralela a la europea, poco más de un punto superior, y que con la subida de la electricidad ocurre otro tanto, igual en Europa que en EEUU, donde este año subirá el kilovatio/hora unos 14,8 céntimos. Ahora bien, lo grave es que todo ello va acompañado de mentiras o disimulos. Si preguntan ustedes por la inflación o el coste de la luz, lo normal es que les respondan que es todo a causa de la guerra de Ucrania y culpa de Putin. Pero a comienzos de febrero de este año, un mes, pues, antes de la invasión de Ucrania, el IPC era del 7,5% y la luz había subido un 80,5% en un año. Esto es, la situación actual de subida de precios y de escasez energética es consecuencia de varias causas anteriores: las políticas monetarias aplicadas durante la pandemia, una disminución de la oferta energética y de materias primas a nivel global, y políticas nacionales equivocadas, como el apresuramiento de cierre de centrales en España o la negativa a construir embalses. Otras se deben a políticas desnortadas de la UE, como la de ligar la retribución de toda la energía producida por los generadores a la de mayor coste (el gas), decisión que ahora se trata de enmendar parcialmente, y no sé si de modo totalmente acertado. Al mismo tiempo, seguimos gravando a nuestras empresas con cargos sobre el CO2 mientras permitimos la importación de acero u otros materiales desde países que no tienen contemplación alguna al respecto. En las medidas que se van adoptando hay también mucho de mentira y trampantojo. Así, el bono social, que el ciudadano pagará siempre a través de los presupuestos, lo paga también, en muchos casos, a través de la factura habitual. La limitación de una parte del costo del gas (el “topamiento”) para producir energía lo pagan directamente los recibos de la mayoría de los españoles, con lo cual es una solución dudosa. Ahora bien, “los méritos”, la propaganda, los exhibe el Gobierno. Pero lo grave de todo ello es que nadie parece pensar en mañana. Así, mientras Europa reconsidera el carbón y las nucleares, aquí seguimos ni siquiera pensando en abrir un debate sobre ello. Y no digamos ya nada sobre la búsqueda de gas subterráneo. Mas las renovables nunca van a cubrir toda la demanda y habrá que pensar en cuáles son las fuentes de respaldo y, sobre todo, de qué fuentes energéticas vamos a disponer en momentos de crisis global o de restricciones en el suministro desde fuera. ¡Ah!, y por cierto, de momento el hidrógeno verde, ese príncipe azul bueno, bonito y barato con que tantas delicias nos prometen no es más que un veremos del que no se sabe el cuándo será útil ni su disponibilidad por el precio.

Espicha de Volver al Pedreru

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Espicha de Volver al Pedreru. L'Asociación que consiguió que se pudiera pescar pulpu otra vegada, y otres meyores pa los pescadores deportivos, de caña y de pedreru. Un resume d'ello y semeyes de la espicha en: https://quintes.blogspot.com/ (Nota, la semeya ta sacada del blog).

La Administración, contra los ciudadanos

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(Ayer, en La Nueva España) LA ADMINISTRACIÓN, CONTRA LOS CIUDADANOS Conocerán ustedes casos en que los retrasos de la Administración para recibir a quien necesitaba realizar un trámite determinado han producido o han estado a punto de producir perjuicios irreparables por sobrepasarse la fecha en que se cumplían determinados plazos para alguna gestión interna o externa a la Administración. La causa fundamental de ello consiste en la exigencia de cita previa que, durante la pandemia, establecieron las administraciones y algunas empresas y, que, para pasmo e irritación de todos, han decidido seguir manteniendo en estos momentos y como norma para el futuro. No se entiende de ninguna manera que, tras haberse superado los momentos más difíciles, en lo que las autoridades califican ahora como “de normalidad”, no se vuelva a la situación de “normalidad” anterior. Ya que la cita previa implica una dilación injustificable para recibir al ciudadano, supone molestias o perjuicios para él y entraña mayores costos en la Administración. ¿La razón? Porque el tiempo calculado entre cita y cita es un tiempo generoso, y, por tanto, el número de personas diarias atendidas es mucho menor. Pregúntense ustedes en qué tiempo antes llegaban a un mostrador y cuánto tardan ahora en llegar. ¿Y a quién beneficia el sistema? Digámoslo con claridad: únicamente a los funcionarios de toda condición, sexo y ventanilla, a su comodidad, lo mismo que el teletrabajo. Pero el problema de la gerencia pública de los asuntos va mucho más allá. Como mero indicio, piensen ustedes que el Gobiernu lleva años tratando de modificar la legislación relativa a la Administración (gestión y funcionarios) y que no acaba de hacerlo: reconoce que existe un problema (y no menor), pero no sabe cómo realizarlo. Una parte sustancial de ese problema proviene de la legislación, esto es, de la política: Ejecutivos, Parlamentos, partidos políticos, asesores, expertos, sabios. Se legisla “con las témporas”, con desconocimiento de los efectos reales de lo impreso sobre la realidad. Piensen ustedes, por ejemplo, en los problemas de la legislación asturiana con respecto a los arreglos de viviendas en los entornos del Camino de Santiago (solo recientemente solucionados en parte) o para ampliar una casa en núcleos rurales. Yo les recomiendo que relean ustedes la amplia información contenida en LA NUEVA ESPAÑA del domingo cuatro del corriente titulada «El colmo de la burocracia dieciocho años para obtener un permiso para fabricar galletas artesanales». Verán ahí cómo la legislación impide muchas veces que puedan encajar en ella determinados proyectos. Pero también de qué forma cada departamento o funcionario se escuda en otros para no tomar decisiones: «La licencia dependía de tres departamentos del Principado y todos me decían: ‘si te la firma el otro, te la firmo yo’. Y yo les decía: ‘vale, os junto a los tres y me firmáis’. Pero no hubo manera». Y es que la histeria anticorrupción que azota el país desde hace una década no solo ha creado una legislación que se excede en la vigilancia y los procesos y excita el celo robinhoodesco de algunos togados, sino que ha provocado entre los funcionarios un clima de permanente recelo y de huida de las propias responsabilidades. Algunos lo sabemos desde hace tiempo y lo hemos denunciado, prefiero ahora ponerlo en boca de un alto funcionario, don Antonio Arias Rodríguez («Elogio de la Y», LA NUEVA ESPAÑA, 14/09/2022): «Hoy los funcionarios… Nadie se moja. No importa la eficacia del gasto. Los empleados públicos… intentamos hacer nuestra tarea… sin correr ningún riesgo. Si cae una ladera o un puente y deja cientos de vecinos incomunicados por carretera, nadie asumirá el riesgo de considerarlo una emergencia y verse después ante posibles responsabilidades o involucrado años después en un titular de prensa». Que haya una empresa que no pueda abrir o tenga que cerrar, negocios o vecinos perjudicados, un ciudadano mal o tarde atendido, con daño en sus intereses… que haya un cadáver más, ¿qué importa al mundo?, como diría Espronceda. ¿Alguien se atreverá?

Daqué falla nes Cuenques, y nes cabeces

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(Ayer, en La Nueva España) DAQUÉ FALLA NES CUENQUES, Y NES CABECES Las noticias sobre la enseñanza en Les Cuenques son desalentadoras. Esta: “Tres titulaciones de FP industrial con pleno empleo, a cuyos alumnos les llegan, además, ofertas de trabajo cuando aún están en prácticas, solo cubren la mitad de sus plazas”. Y esta otra: “El número de jóvenes que acceden ahora a la prueba de selectividad es un tercio de lo que era en 1999”. Todo ello no solo indica lo evidente, el desplome de la natalidad y la emigración de familias, sino otra más profunda: la práctica inutilidad de los cuantiosos fondos invertidos en Les Cuenques tratando de evitar lo inevitable y luchando, además, contra una estructura de empresas y salarios que desvirtuaba la percepción social de lo posible. Si a esto añadimos lo anómalo de la decisión de gestión de aquellos fondos, en manos de los sindicatos merced a un acuerdo entre Cascos, Villa y Hevia que tenía como objetivo arrebatar su gestión al gobierno de Marqués, no nos extrañarán algunas decisiones equivocadas. Desde ese punto de vista, el del vaciamiento de Les Cuenques y la disminución de su población estudiantil, llevar Minas a Mieres parece un esfuerzo inútil o desproporcionado. También falla la mentalidad de muchos de nuestros munícipes. LA NUEVA ESPAÑA publicó recientemente un reportaje sobre “les lletrones” de nuestros pueblos y ciudades. Pues bien, los paneles están únicamente en castellano, incumpliendo la Llei d’Usu, lo que denota que el interés por el asturiano que dicen tener algunos es solo palabrería; el respeto a la ley, de ninguno. Además, indica también nuestro aldeanismo. Nuestros rectores piensan que el nombre en asturiano haría desmerecer a su localidad y “espantaría” a los forasteros. Seguramente sería al revés. Lo distinto, lo llamativo, atraería más. Y, en último término, ¿piensan que los nombres de los pueblos de Galicia sin falsificar espantan a algún turista? ¿Sería aquí distinto? ¿O somos nosotros los que somos distintos, sin pulir?

Góngora, Griñán y otros

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En La Nueva España del día 13/09/2022, dos días antes de la publicación de la sentencia: GÓNGORA, GRIÑÁN Y OTROS En los últimos días vengo observando con sorpresa ciertas reacciones ante la condena al expresidente de la Junta de Andalucía, don José Antonio Griñán. Como saben, ha sido condenado, entre otras cosas, a inhabilitación para cargo público y seis años de cárcel. Sin que hasta ahora haya sido hecha pública la sentencia, lo que sabemos es que la condena se produce por malversación, esto es, porque bajo su mandato, como bajo el del también expresidente Manuel Chaves, se han empleado inadecuadamente 680 millones de euros en falsos ERES, en los que, con el pretexto de la reestructuración de empresas y protección de empleo para los desempleados, se han cometidos desde la Administración autonómica un amplio número de tropelías e irregularidades (durante el tiempo en que Griñán era consejero de Economía y Hacienda se siguió haciendo lo mismo, pese a las advertencias de la Intervención). El argumento de los sucesivos tribunales que han sentenciado el caso es que queda probado que ambos presidentes (y otra serie de responsables políticos y administrativos también juzgados y condenados) eran sabedores de esas irregularidades (si no impulsores), y que no hicieron nada por modificar la situación. Naturalmente, a nadie se le escapa que todas esas irregularidades fomentaban el voto cautivo y agradecido para el PSOE y, por tanto, que, en último término, eran beneficiarios (conscientes) de ello la organización en su conjunto y, especialmente, directivos y cargos públicos. Pues bien, tras la última sentencia, se ha iniciado una campaña de declaraciones y firmas de cargos y figuras de relieve socialistas solicitando el indulto para don José Antonio porque “es una persona honrada” y “no se ha lucrado en un céntimo”. Es posible, y, si quieren seguro, y aun, por lo que sabemos de la sentencia, nada se dice en ella al respecto; pero al señor Griñán no se lo condena por ello, sino por lo que hemos dicho arriba, que son hechos incontrovertibles, tanto en sí mismos como en el provecho que de ellos se obtenía. Lo único que podría salvarlos, tanto a él como al señor Chaves, es que no se hubiesen enterado de nada de lo que pasaba en su Gobierno (o en su consejería, en su momento), lo que es difícil de creer y, desde luego, no cree la sentencia, y, así y todo, tendrían una responsabilidad “in vigilando”. Uno, por lo tanto, queda sorprendido ante este clamor porque una sentencia, firme en segunda instancia, no se cumpla. Y recuerda, al tiempo, cómo otra sentencia, la del golpe de Estado dado en Cataluña para proclamar su independencia (que esa es la nuda cuestión, vístase como se vista), se haya visto burlada por el indulto concedido a algunos de los provocantes, que por cierto, no dejan de proclamar que volverán a hacer lo mismo en cuanto puedan. (¿Recuerdan, por cierto, la aseveración de don Pedro Sánchez-Castejón de que los condenados del Procès deberían cumplir íntegras las penas? ¿Y cuando calificaba de sinsentido que un político indultase a otro?). A uno, a la vista de estos ninguneos a la justicia (A propósito, ¿de aquello de Jordi Pujol qué fue, “¿qué se fizo el rey don Jordi?”?) y de los rigores en otros casos, y sin que tenga nada que ver con el asunto, lo asaltan de repente aquellos versos de don Luis de Góngora: Porque en una aldea, / un pobre mancebo / hurtó sólo un huevo / al sol bambolea; / y otro se pasea / con cien mil delitos.

Entropía cero

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(Ayer, en La Nueva España) ENTROPÍA CERO El grado de previsibilidad de un debate de orientación política (respetemos el voluntarismo del sintagma, “orientación política”) es absoluto: según la posición que ocupen con respecto al poder, así se comportan los partidos políticos. Optimismo y anuncios de futuro, quienes están en el Gobierno. Pesimismo y aviso de tiempos peores, quienes están en la oposición, eso sí, si es que no se invierten las tornas tras las próximas elecciones, que entonces ellos traerán la bonanza, o si el Ejecutivo no rectifica y hace caso de sus propuestas o los llama a su seno. Por supuesto, eso no obsta para que todos reclamen el que haya acuerdos, es decir, que los demás se avengan a sus planes. Dirán ustedes que ese antagonismo de posiciones entre quienes están en el poder y los que no lo están es lo natural y que, por tanto, difícilmente puede esperarse otra cosa. Es cierto, pero esa previsibilidad va más allá de ese enfrentamiento general, y se extiende al discurso de cada uno, reiterado año tras año. Videlicet, ¿a quién le extraña que el PP ponga la solución de tantos problemas en la bajada de impuestos?, ¿que Podemos centre su discurso en la cooficialidad y la reforma estatutaria o pida subir los impuestos?, ¿qué IU lo haga en la política industrial?, ¿que Ciudadanos y Vox pongan su ímpetu oratorio en la cooficialidad y la reforma estatutaria, pero en sentido inverso a Podemos; y, unos y otros, en la “debilidad” o “sumisión” de Barbón frente a su conmilitonancia madrileña? ¿A quién le extraña? (Por cierto, y en eso de la sumisión o sucursalismo desde el poder, ahí los quería ver yo. ¡Si repiten discurso y consignas hasta cuando están en la oposición!) Del mismo modo, todos son creyentes en el burru cagarriales, todos hacen como que creen que el dinero cae del cielo —algunos lo creen—, los que evidencian ser creyentes y los que parece que no. Unos, como el Ejecutivo, ofreciendo más y más (eso sí, si le aprueban los presupuestos), o, como la oposición de izquierdas, pidiendo más y más, más derechos, más bonos, más pagas, más descuentos, más ayudas…; el PP, ofreciendo lo mismo con menos recaudación, dicho sea con permiso del señor Lafter. Luego ocurre que, al igual que con el bono social de la electricidad, una parte (y todo, al final) la paga la sufrida clase media trabajadora (por usar el hipogrifo huero de Sánchez) en su recibo de la luz, mientras los beneficios propagandísticos son para el Gobierno Por lo demás, todos siguen empeñados en batallas irresolubles: la caída demográfica, el despoblamiento rural, por un decir, y con propuestas que no enfrentan lo que se puede enfrentar de la cuestión (los problemas de la conciliación para la empresa y los particulares, el cambio de mentalidades al respecto de la natalidad, por ejemplo; la feroz política contra el sector primario de todos los gobiernos). Para encontrar alguna información novedosa, para que la contemplación de tres sesiones de oratoria tautológica previsible proporcione algún fruto, es necesario descender al escenario y a la representación de los discursos: la vestimenta o peinado de cada uno, sus gestos al oír al contrario, el tono de su voz en las réplicas o contrarréplicas, su enfado o los melismas lanzados para intentar seducir… En ese aspecto, lo más entrópico de estos días, subrayado por todos los comentaristas y especialmente aquí, en La Nueva España, por una magnífica pieza literaria de Javier Cuervo, ha sido el discurso atropellado, “enfragado” (de “Fraga”, con mayúscula, no de “fraga”, ‘breñal`), de comedor de sílabas y palabras, de don Adrián. ¡Bon appétit!

Un debate manipulado por TVE

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(Asoleyóse en La Nueva España, el 07/09/2022) UN DEBATE MANIPULADO POR TVE Pedro Sánchez es un magnífico actor. Tiene, además, buen porte, una voz cálida, una pronta sonrisa. Feijóo, por el contrario, es un tipo de gesto serio, poco dado a la sonrisa, mal actor ante las cámaras: confía en lo que dice, no en el gesto. El encuentro se desarrolla, además, en evidente desigualdad: tiempo sin límites para don Pedro; quince minutos para Feijóo. Más aún: los últimos tres minutos de don Alberto, seguramente ya excedido en su licencia temporal, los minutos en que el del PP cierra el discurso con su oferta de “pacto por España”, machacados continuamente por el presidente del Senado: “concluya usted, señor Feijóo”. ¿Más? Sí, más. TVE. Mientras habla don Pedro, las cámaras captan de vez en cuando los gestos “feos” del líder popular ante las palabras del socialista, cuando le sorprenden, le extrañan o le parecen demagógicas: el ceño, los labios fruncidos, el gesto de extrañeza que comenta con Egea. En cambio, cuando habla Feijóo, las cámaras “sorprenden” a Sánchez sonriendo y riendo ante las acusaciones o ataques de aquel. Por lo demás, el discurso de Sánchez se adornó con Europa y sus “conquistas” allí, proclamó la solidaridad europea, acusó reiteradamente a Putin (“Putin” fue la palabra más usada por el Presidente); publicitó sus medidas de apoyo a la “clase media trabajadora”, ese “hipogrifo violento”, que, permítanme fui el primero en señalar; sumó todo el gasto a unos y a otros (de dónde sale el dinero nada dijo); acusó a la derecha de estar al servicio de la oligarquía y se proclamó el defensor del pueblo. Notable y aplaudible fue su afirmación final de que no hemos entrado, ni España ni Europa en un destino de retroceso. Feijóo, por su parte, recordó al Gobierno sus insultos hacia su persona; señaló las permanentes contradicciones entre los ministros del Gobierno y sus vueltas atrás, así como las rectificaciones de Sánchez, varias de ellas sobre lo propuesto por el PP anteriormente; contradijo los datos que el Gobierno proclamaba sobre el paro y la inflación; se extrañó de que el PSOE prefiriera llegar a acuerdos con Bildu, Podemos o ERC en vez de hacerlo con él; se ofreció para llegar a acuerdos “por el bien de España” si Sánchez se libraba de sus ataduras. Comprimido por el tiempo, falto de la “gracia” de Pedro Sánchez, obligatoriamente conciso, seguramente algunas de sus propuestas o críticas no habrán sido entendidas más que por los que ya están en ello, los entendidos. ¿A quién llegó cada uno? Las encuestas dirán. Desde luego, el formato y TVE hicieron lo posible por conseguir el éxito del Gobierno. ¡Ah! El título alternativo habría sido: “Los rojos no usamos corbata”, ese infantilismo.

Al este del cabu Peñes: norabones y displaceres

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU AL ESTE DEL CABU PEÑES: NORABONES Y DISPLACERES Felicitación efusiva a quienes han llevado a cabo, con gran éxito de público, el XXXII Salón del Teatro Costumbrista, en Candás, del 17 al 28 de agosto. Al director, Alain Fernández, y su equipo, a los grupos todos, que han repetido presencia en su mayoría y que han ofrecido nada menos que ocho estrenos y otras novedades, gracies y norabona. Uno se felicita aquí tanto por la persistencia del Salón como por la continuidad e innovación de los grupos que, año tras año, siguen con su trabajo entusiasmando al público. Por cierto, alguna de las compañías, como la Asturiana de Comedias, ha repetido actuación y éxito, pocos días después, en el Xovellanos xixonés. Y, a propósito, un bien merecido elogio a Gonzalo Bengoa, puntual y preciso cronista de cada sesión aquí, en el patrocinador del concurso, LA NUEVA ESPAÑA. Un poco más hacia Peñes, otro éxito, el de Aurum, la agrupación femenina del coro lluanquín El León de Oro, y su directora, Elena Rosso, que han conseguido tres galardones en la Toscana, en el Concurso Polifónico Internacional Guido d’Arezzo. Lo que no merece sino reproches es la situación de Perlora, completamente abandonada por su propietario, el Gobiernu, que es un verdadero muestrario de dejadez y cochambre, y, que pese a todo, mantiene su tirón. Aunque está cerrada, hasta 2.500 vehículos se contabilizan algunos fines de semana, y, naturalmente, muchos más usuarios. Perlora parece sufrir alguna maldición especial, seguramente, en parte, por su pasado “franquista” (al igual que La Laboral, aún hoy, sigue teniendo ese estigma para muchos “progres”). Acaso, por haberse desencadenado allí la ruptura del PCE que propició la salida de Areces y otros conmilitones y su posterior ascenso a más altos empeños. Tal vez, desde que hubo allí un episodio nunca aclarado de unos cursillistas chinos. El caso es que ni los carreñenses ni los asturianos merecen tal despilfarro y tanto abandono. ¡Responsabilidad!

Contra la escuela (2)

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Un artículu de Milio Rodríguez Cueto Esti artículu de Milio Rodriguez Cueto, asoleyáu en La Nueva España ayer. Publícolu col so permisu, obviamente. Compárenlu col mio recién Contra la escuela. Van ver un análisis apaecíu, en causes y en consecuencies. NOTES INCONSTITUCIONALES MILIO RODRÍGUEZ CUETO El llibru que nunca voi publicar Nel momentu de la xubilación docente 30•08•22 | 04:00 El día 1 de setiembre, depués de 36 cursos, esti que firma posa la tiza de forma oficial y metafórica (¡va años que les pizarres son blanques y piden la lluz d’un proyector y la sombra de rotuladores!), igual que los toreros corten la coleta, si me consiente usté pisar el charcu peligrosu de les referencies taurines. Va poques selmanes, esti diariu publicó una noticia según la cual ocho de cada diez médicos que cumplen 65 años piden reenganchar hasta los 70. N’educación, contando col serviciu mínimu requeríu pa cobrar el cien por cien del retiru, la norma a los 60 ye solicitar la xubilación anticipada, que rima con desbandada. Ye verdá que perdemos menos perres que los médicos, pero, ¡si fuere solo eso! ¡Si l’oficiu consistiere, namás, n’entrar en clase y comunicar lo muncho o poco que sabes a los estudiantes…! Pero hai qu’aguantar families melindroses y acrítiques colos productos de les sos gónades (otru día, igual-y cuento aquella vez qu’un padre m’amenazó con denunciame en Telecinco, “¡Va a ser doloroso!”, dixo); orientadores utópicos, pillaos na so propia trampa rousseauniana, que se constituyen nuna interferencia permanente, nos centros docentes, al serviciu de la nada, porque nada se llogra colos sos diagnósticos y les sos prescripciones (¡y cuántu trabayu-yos da esa nada a los profes!); una administración educativa desnortiada, paternalista, obsequiosa, que condena a la desgracia futura a los neños de clase humilde, que salen del institutu trunfantes hoi y fracasaos mañana porque nun aprendieron a vincular esfuerzu con ésitu: una administración educativa al serviciu de la esplotación social y del fascismu por venir. Y papeles, papeles, papeles ensin ningún valor pedagóxicu, ensin ninguna verdadera aplicación docente, papeles inútiles pal oficiu, concebíos pola administración como un contratu legal cola sociedá pero, a efectos prácticos, una soga al pescuezu de los profes, una espada colgándo-yos, permanentemente, sobre la cabeza. ¡Si namás fuere entrar en clase y comunicar lo muncho o poco que sabes…! Y, pa encima, comentar la quema del profesoráu ye tabú. Lo mesmo les autoridaes educatives que la sociedá quieren la fantasía d’un profesoráu miríficu, indesmoralizable, consagráu a la causa docente contra vientu y marea. Pero nun ye asina: ehí ta la deserción masiva a los 60. Cuando esti que firma vio que se-y averaba, va unos pocos años, el momentu de la despedida de les aules, empezó a garrar notes de los despropósitos cotidianos, inagotables, que se producíen nel institutu onde punxo clase munchos años. Tres cursos de notes y doce meses más de redación y correciones dieron un llibru que nin alcontró nin va alcontrar editor. Ún d’ellos, tan sinceru como inocente, esplicó la negativa dándome a entender que’l testu yera reacionariu. Yo entendí que quería decir, en realidá, desengañáu, desmotivador, desilusionante. Un atentáu. Porque, piensa ún, eso ye, cada vez más, el sistema educativu: ilusión. Pase usté un bon día y acuérdese de que les ringleres qu’acaba de lleer tán escrites nuna llingua inconstitucional que, oficialmente, nun esiste. miliorodriguezcueto.wordpress.com

Palabrería

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(Ayer, en La Nueva España) L’APRECEDERU PALABRERÍA “No habrá caza de brujas contra quien no ahorre energía”, aseguró el Consejero de Industria en la Feria de Muestras xixonesa, el nueve de agosto. ¿Pero en qué quedamos? ¿Es imprescindible que se cumpla el decreto de ahorro de energía, como proclaman el PSOE y sus gobiernos, empezando por el central y siguiendo por el asturiano, o no? ¿Se puede incumplir o no? ¿No pasa nada si se incumple? Bueno, es únicamente palabrería. A continuación ya aclara que existe un régimen sancionador que se aplicará y que habrá inspecciones regulares, especialmente “para los incumplimientos contumaces”. Otra vez, ¿en qué quedamos? ¿Incumplimientos ocasionales, no? ¿Saltando la ley? ¿Para convertirlos en “contumaces” no hace falta una “caza de brujas”? En fin, palabras mágicas para atemperar miedos y malos humores. Pero lo de las palabras mágicas es recurso habitual de gobiernos y políticos. Se trata de calmar la tempestad y engañar por un tiempo. Ahí tienen los cuatro kilómetros del tercer carril de la Y. Cuatro años. Atascos permanentes. Accidentes. Como en la paradoja de Aquiles y la tortuga, los operarios nunca alcanzan los plazos prometidos (¿programados?). Y el barbónico gobierno: “Confiamos en que Transportes acorte al máximo los plazos de la obra”. Y el castejónico gobierno: “Agilizaremos al máximo la obra” y “Se trabaja día y noche”. Pero he aquí que, casi un mes después, las obras siguen desarrollándose al paso de la paradoja de Zenón de Elea, y nadie ve tampoco operarios trabajando por la noche (¿Pero no se trabajó siempre en ese horario en una vía con tanto tráfico?), contra lo prometido. Cuatro kilómetros. Cuatro años. Creo que el Gobiernu enfoca mal la cuestión. Todo llega aquí o se produce con retraso y más tarde que en el resto, todas las obras se eternizan: Ave, soterramiento de Llangréu, carretera de occidente… Sigan ustedes. Consejo: así que nada de disculpas, enfóquenlo como una cuestión de identidad.

¿Contragüelgues?

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De dinosauriu. ¿O paézmelo a mi? Les semeyes, del 28/08/2022

Contra la escuela

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(Ayer, en La Nueva España) CONTRA LA ESCUELA Pensé en titular este artículo, remedando el soneto de Quevedo, “Érase un profesor a una reunión pegado”, pues, efectivamente, uno de los problemas de la enseñanza es la sobrecarga de tareas inútiles y burocráticas, que agobian cada vez más a los profesores. Pero me he decidido por este otro, para centrarme en las cuestiones relativas a la función de la enseñanza y el progreso de los alumnos. La escuela, la enseñanza, tiene diversas misiones: conformar una determinada mentalidad social y una concreta visión del mundo (de ahí los conflictos en torno a la enseñanza de la religión o la pretensión de imponer determinadas mentalidades a través de la Educación para Ciudadanía, como se llamó, o la Educación en Valores, como se llama ahora); prestar una instrucción básica a la mayoría de la población (Ministerio de Instrucción Pública se denominó muchas veces nuestro Ministerio de Educación); facultar a los individuos para el ascenso social. El rendimiento de los alumnos —al margen de capacidades individuales, que existen— viene generalmente determinado por su ambiente y su economía familiar, de modo que obtendrá mejores resultados quien tenga mejores condiciones de partida que quien las tenga peores; y de la misma manera, acabadas instrucción y formación, les será más fácil acceder a mejores trabajos a quienes dispongan de un mejor ambiente familiar, tanto por su formación personal como por las relaciones familiares. El objetivo de la enseñanza, en ese aspecto, es lo que convenimos en llamar “igualdad de oportunidades”, esto es, que pese a las disímiles condiciones de partida entre los individuos, los que sean capaces de entre los peor dotados inicialmente puedan tener, al término de su formación, idénticas capacidades para emplearse que los que partieron en condición ventajosa. Hemos dicho “los que sean capaces”. Añadamos: y se esfuercen para ello. Pues bien, la tendencia de la reciente legislación no parece que tenga, en realidad (otra cosa es que lo predique) conseguir ese objetivo de preparar para el ascenso y la igualación social. Sí aumenta el baño en el discurso dominante, hasta el punto de que yo he dicho en alguna ocasión que volvía la FEN, no porque discurso ni “valores” sean los mismos, sino porque tienen los actuales programas la misma voluntad de adoctrinamiento universal e incontrovertible. Un solo ejemplo: llevar la llamada “perspectiva de género” a las matemáticas. Pero, con respecto al objetivo fundamental, parece trabajar en contra de él. El alumno en clase necesita, en primer lugar, ser motivado para esforzarse. Si es igual que trabaje que no, porque va a pasar el curso, si se procura ocultar el resultado de su rendimiento (eliminando las calificaciones numéricas), el estímulo para los más capaces y preparados familiarmente puede que no decaiga, pero sí lo hará para el alumno más torpe, más distraído o más vago. El ambiente general que se ha instalado, por otro lado, es que el aprobado general va a ser la norma. Ya sé que se niega, pero miren ustedes los resultados de los últimos cursos, incluido este, y verán como los aprobados, también los de la selectividad para la entrada en la Universidad, superan el 90% y van en aumento. Esa tendencia, a la igualación general, a la preterición del mérito y la capacidad, se refuerza de muchas maneras. Recuerden, por ejemplo, que nuestro Gobiernu (siempre en cabeza, por cierto, de la sumisión a los silbidos de Madrid) ha decidido que, cuando en una carrera de FP haya más demandantes que plazas, ¡estas no se atribuirán por la nota, sino por sorteo de las letras de los apellidos! Por otro lado, en cada clase se pierde al menos un 20% del tiempo (según el informe PISA) en conseguir que el alumno se centre en la tarea, y ya no digo nada si las tabletas que usan pueden permitir escapes por la red. Quien haya sido enseñante o lo sea sabe, además, que en los trabajos en grupo (que se potencian exponencialmente en los nuevos currículos: “competencias”, “proyectos”) hay algunas personas que lideran y trabajan y otras que se limitan a seguir la corriente y aprovechar el esfuerzo de los demás. Si ustedes creen que todo ello colabora en ese objetivo central de dar armas al individuo para su progreso personal, para el ascenso social y la igualación, están en su derecho. Sé que existen y que abanderan todo ello.