Güei, en LNE: El agujero negro de la renta mínima

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El agujero negro de la renta mínima

La pugna entre los ministros Escrivá e Iglesias por uno de los proyectos estrella del Gobierno
Ni a quién, ni cuánto, ni con qué, ni por cuánto tiempo, ni los efectos injustos del conjunto de ayudas en relación a los ingresos de los que trabajan.

Ayer, en LNE: Vaqueiros y Torquemadas

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                                          VAQUEIROS Y TORQUEMADAS



                Caen progresivamente del calendario las fiestas de los pueblos como van cayendo las hojas a medida que avanza la seronda. Cada día que avanza el encierro,  todos, ayuntamientos, pueblos, barrios, parroquias, comisiones de fiestas tienen que reconocer que aquellos festejos en que ponían su esfuerzo y su entusiasmo van convirtiéndose, al modo esproncediano, junto con sus ilusiones, en “¡ay!, hojas desprendidas del árbol  del corazón”.
                Una de esas suspensiones ha tocado especialmente mi corazón: la de la boda vaqueira de Aristébano, a cuya romería he acudido algunas veces. Pero las resonancias que el hecho ha suscitado en mí no han sido fundamentalmente las de las evocaciones personales, sino las históricas.
                Como saben ustedes, el pueblo vaqueiro fue en el pasado una colectividad marginada. Nada más expresivo de esa marginación que la delimitación del espacio de los vaqueiros en las iglesias mediante una viga, o su enterramiento en lugar aparte. Seguramente el carácter trashumante de su principal actividad económica, junto con su fuerte endogamia, crearon y reforzaron el prejuicio contra ellos. Xovellanos dedicó una de sus “Cartas a Ponz” a demostrar la falsedad de todos los prejuicios que contra el pueblo vaqueiro existían, y a denunciar el espíritu inquisitorial con que se los perseguía.
                Y el recuerdo de los segregadores de vaqueiros me ha traído a hoy, a los Torquemadas actuales que persiguen a otros vecinos, a los que convierten en malditos. Médicos a los que pintan el coche e insultan, empleados de supermercados a los que sus vecinos pretenden ahuyentar de sus inmuebles y los estigmatizan con carteles, sanitarios a los que rompen las puertas de sus casas y denuncian a la policía… Los casos no son seguramente muy numerosos pero son enteramente repugnantes, y merecen un calificativo que no quiero poner aquí.
                Por cierto, que algunos inquisidores también aparecen entre las diversas policías, algunos de cuyos miembros actúan con interpretaciones abusivas de la norma.

Güei, en LNE: Vaqueiros y Torquemadas

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Güei, en La Nueva España

L'aprecederu

Vaqueiros y Torquemadas

La suspensión de les fiestes y los torquemades de vecindariu y otros.




Asturianu "enfusar", usu, significáu, étimu

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                             ENFOSASE /ENFUSASE


A principios d’abril, don José Carlos Fernández-Vicente, publicaba en “La mio palabra asturiana” (un grupu nel facebook) la espresión «enfosase», que-y daba como significáu ‘enclaustrase`, ‘quedar en casa ensin dar señales` ‘metese en casa y tar una temporada ensin salir’.  Más tarde precisaba que, a vegaes, emplegábase na fórmula «enfosase na fuxaca (casa)» y qu`envede’l pronominal usábase tamién l’intransitivu, «enfosar». Y n’ulteriores aclaraciones aclaraba que, na zona qu’él conocía na que s’emplegaba la espresión (el pueblu de Castañéu de Miranda, orielles del Narcea, rayando con Salas y cerca Soutu los Infantes), fuxaca nun tenía otru significáu que ‘casa`, y que «la o o la u d’enfosar ye confuso», y pasaba a escribir, en sucesives aclaraciones, enfusar y «enfusar na fuxaca».
Vamos dexar de llau fuxaca, que ye na espresión de la que falamos una metáfora de foyu, ‘furacu grande na tierra`, pa designar la casa onde ún s’encierra o s’entierra, y que nos diccionarios presenta la variación fuxaca / foxaca.
Tenemos, polo tanto, el verbu enfosar / enfusar, ‘encuevar’, nel sentíu de ‘metese en casa y tar una temporada ensin salir’. Alterna’l so usu como intransitivu col pronominal,  enfosase / enfusase, col mesmu significáu. La pallabra, con esta acepción, nun ta recoyía en dalu diccionariu.
Paralelamente tenemos un enfosar, ‘contraer una enfermedá de los remos de los caballos`, la infosura. Ye la enfermedá que’l DRAE recueye como infosura. Ensin embargu, el DRAE nun recueye enfosar, masque ye fácil que’l vocablu esista.
Ñidiamente, dambos enfosar son distintos nel significáu y contestos nos que s’empleguen, masque veremos que tienen la mesma etimoloxía.
El segundu enfosar recuéyelu’l DGLLA proveniente de Junquera Huergo y da-y la “traducción” de encebadar, ‘enfermar una caballería por beber mucho agua después de haber comido pienso en abundancia’. El DALLA recueye la mesma fonte pa la pallabra, Junquera Huergo.
Nel Hero y Lleandro, de Marirreguera, damos con:
Al agua, que tamién ye d’importancia,
 non-y llega la fuente Garatusa;
y el pescáu que en toa la distancia
del Helespontu añida allí s’enfusa.
Onde’l significáu de senfusa ha ser ‘atropase` o ‘metese, entrar`. Nel DGLLA encontramos dos significaos estremaos pa enfusar, un, ‘poner el filu nel fusu’, el segundu, ‘reunirse, amontonarse, aglomerarse’ que ye la “traducción” que Julio Somoza fae del enfusar reguerianu. Agora bien, ye claro que nel testu tamién podemos lleer, como proponemos, ‘se mete`, ‘entra`.
Vamos dir agora al castellanu infosura, que ye la enfermedá de los remos de los caballos, y de la que, aparentemente nun hai verbu en castellanu, pero sí n’asturianu, enfosar. ¿Cuála se mos diz que ye la so etimoloxía? Esta ye la desplicación: «Del latín tardío infusura, ‘alimento ingerido`, por la creencia de que tal enfermedad se debía al exceso de alimentación, y este der. del lat. tardío infundere, ‘verter`.
Agora bien, si acudimos a desaminar los significaos del llatín infundere (part. infusus) vemos que tien los de ‘hacer entrar, introducir’, que son, evidentemente, los que tán presentes nos dos salmantinismos que recueye’l DRAE na voz enfusar, ‘embutir` y ‘atollar, hundir`.
Paez evidente, pues, que tenemos un enfusar estendíu pel dominiu asturianu que deriva del participiu llatinu infusus y que tien el significáu básicu de ‘meter (o metese) una cosa dientro otra’. Dende ehí desplíquense perfechamente l’enfusar reguerianu y, por estensión del significáu, el ‘metese en casa (pa nun salir)’ d’enfosar / enfusar.
La vacilación o / u ye común en muches ocasiones y nun necesita de más desplicación. Enriba citamos, por exemplu, la vacilación foxaca / fuxaca.
Evidentemente d’esti enfusar / se y enfosar / se, col significáu de ‘introducir`, ‘meter dientro`, hai qu’estremar l’otru enfosar relacionáu cola infusura, masque dambos caltengan la conesión al través del so étimu, deriváu d’infundere, infusus.




Ayer, en LNE: Chapugobierno y dictadoracos

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                               CHAPUGOBIERNO Y DICTADORACOS



Eximamos al Gobierno de algunos errores que no son exclusivamente suyos: otros países europeos han recibido mascarillas (Holanda) o tests (Reino Unido) inválidos, o han tardado en tomar medidas de confinamiento (Reino Unido, China). ¿Que en España esa reacción ha sido más tardía aún? ¿Que tuvo ese retraso motivaciones políticas, las de las manifestaciones feministas? Pues es probable.
Por cierto, en lo tocante al recuento de los casos de muerte por coronavirus no contabilizados, los de las residencias de ancianos, no somos los únicos: Francia venía haciendo lo mismo hasta prácticamente ayer. En cuanto a una de las acusaciones de algunos medios y de la oposición, la de que se procura que no se den imágenes sistemáticas del dolor y la muerte, así como la de no proclamar un luto nacional continuo y sistemático, creo que el Gobierno acierta: no parece conveniente estimular los motivos para la depresión en una población que ya tiene motivos para estar cerca de ella con un enclaustramiento de más de un mes, que va a seguir y que tiene muchos aspectos claramente injustificables.
Pero de lo que no se puede eximir al Gobierno es de sus responsabilidades y sus chapuzas en la gestión de la crisis. Dejemos aparte el asunto de los medios de protección de sanitarios y población, parcialmente disculpable, también el de nuestro récord mundial en número de muertos por millón de habitantes, en lo que algo tendrá que ver su gestión, vamos a sus chapuzas explícitas y a su improvisación.
La primera de ellas es el Decreto de reclusión del 14 de marzo, con una redacción inadecuada y confusa de las libertades coartadas. De él se derivan algunos de los problemas y abusos que padece hoy la población en general y, en particular, algunos “desafortunados” ciudadanos, víctimas de sanciones caprichosas. Tales eran sus errores que en las semanas siguientes se tuvieron que ir introduciendo modificaciones: por ejemplo, que los niños con determinados problemas pudiesen salir a la calle, que quienes solo tuviesen un progenitor pudiesen acompañarlos a la compra o que un matrimonio o pareja (que comparten aire y fluidos en casa) pudiesen viajar juntos en el coche a su trabajo.
Sobre sus defectos y carencias, además, el Decreto ha sido interpretado sistemáticamente de forma literal y restrictiva: se prohíbe la utilización de los espacios especializados en usos deportivos, también las escaleras de tu edificio o los espacios comunes de tu urbanización, y no digamos el correr individualmente al aire libre, lo que casi todos los países permiten; no se contempla explícitamente que se puedan atender fincas rurales, se sanciona.
¿Cuál es el objetivo del aislamiento? Que no entren en contacto unas personas con otras. ¿Por qué razón, pues, una persona no puede hacer equis quilómetros en su coche sin bajarse del él, de venirle en gana? Pues se multa. ¿Y los niños? ¿Cuál es el motivo de que no puedan salir a la calle, como ocurre en muchos otros países, aisladamente y acompañados de sus padres? Explicación del ministro Illa: “son un foco de contagio”. Pero, si están contagiados, estarán contagiando a los de casa, y si no lo están y salen a la rúa sin contactos, ¿a quién van a contagiar? Falta sindéresis. En fin, podría abundar en ello, dejémoslo aquí.
“No se hizo el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre”, recoge San Marcos. Pues bien, tal parece que el objetivo central de las medidas de alarma sea encerrarnos en nuestras casas, y no el de evitar los contactos para eludir los contagios. Da la impresión de que hay detrás de ello, al margen de la buena intención, una cierta pulsión autoritaria.
Y todo ello, además, impulsa la aparición de dictadoracos: policías que te indican a qué supermercado te puedes desplazar y a cuál no; la exigencia del ticket de la compra; la limitación en márgenes estrechos –a voluntad del que dicta o interpreta– de cuántos metros es el paseo del perro; la prohibición en algunos ayuntamientos de comprar vino o la de establecer, por ellos o por la policía, qué compras son de necesidad o cuáles no; o la multiplicación de los despreciables Torquemadas de ventana o de vecindad, increpando al transeúnte o queriendo expulsar de su vecindario a sanitarios o empleados de supermercado y acosándolos.
¿Y las chapuzas del Gobierno? Sobre las rectificaciones señaladas, recuerden el Decreto de la noche del  domingo 29 de marzo, tras haberse ya decidido la primera prórroga del enclaustramiento, con una serie de medidas que deberían establecer las empresas al empezar el trabajo horas después, el lunes. Recuerden sus imprecisiones sobre cuáles eran las empresas que no “hibernaban”, que hubo que ir parcheando, oralmente, en días sucesivos. O el de “deshibernación”, del 13 de abril, cerca de las diez de la noche del domingo, corrector del inmediato anterior, que nadie supo interpretar en su preciso alcance, y que sigue siendo confuso y perturbador, sin demasiada razón, de muchas actividades.
Y, ahora sigan, por favor, los dimes y diretes en torno a la “renta mínima vital” o como se llame: Montero: “dentro de unos meses”; Iglesias: “ya”; Iglesias: “temporal”; Escrivá: “definitivo y dentro de tiempo”; Iglesias: “hoy la presentaremos en rueda de prensa”; Escrivá: “acabo de enterarme por la prensa de lo que dice Iglesias”; ese hoy: no hay presentación; Escrivá, al día siguiente, “será en mayo”. ¡Y todo eso en un par de días! ¡Unos fenómenos! Y aun no saben en qué va a consistir tal artilugio, quiénes serán sus beneficiarios, cuánto va a costar y, mucho menos, cómo se va a pagar. Pero de ese disparate hablaremos.
¿Y qué me dicen del tragisainete de los paseos de los niños, última chapuza?
Hace tiempo, cuando tras la moción de censura, casi toda España, derecha e izquierda, patronal y sindicatos, medios de comunicación suspiraba por un Gobierno, recordé en estas páginas la fábula de las ranas que pedían rey a Júpiter. Hay versiones desde el romano Fedro hasta nuestro Arcipreste de Hita o Samaniego. También extranjeras. Reléanla, aunque sé que la conocen.

Güei, en LNE: Chapugobierno y dictadoracos

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Güei, en La Nueva España:

Chapugobierno y dictadoracos

Los fallos y equivocaciones del Ejecutivo nacional en la gestión de la pandemia. Los escesos y abusos de dalgunes autoridaes, la despreciable secta de los Torquemades del vecindariu.


Profundísimamente imbéciles. ¿Ríense de la xente?

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Nun doi créditu. Nun puedo creelo. Sigo la rueda prensa del tándem Montero-Calviño, y nun puedo creelo.

El Gobiernu anunciara que los neños diben poder salir a partir del 27 a dar un paséu. COMO PUEDEN EN TOA EUROPA.

Pues resulta que sí, que van poder salir, pero non a dar una vuelta, a tomar el aire, sinón A CONTAMINASE.

Esto ye, puen acompañar a un proxenitor a comprar al supermercáu, a la farmacia, a pola prensa o al bancu, PERO NON A PASEAR.

Esto ye, puen llevalos a onde, ente la xente, -yos va ser más fácil ser infectaos, SOBRE TOO POLA SO ESTATURA, porque puen cae-yos enriba más fácil les gotes de saliva.

Porque TAMPOCO PUEN DIR DOS ADULTOS CON ELLOS, de mou y manera qu'un quede fuera del sitiu onde s'entra a facer la compra o'l serviciu, mientres l'otru ta dientro.

Y ello, además, teniendo en cuenta que nin hai mascarilles pa neños nin guantes, DE MOU QUE TENDRÁN QUE DIR ENSIN PROTECCIÓN O CON UN APAÑU CASERU.

Les opciones de los pás son entonces tres:

a) Nun sacar los neños de casa, dempués de qu'ellos saben que diben salir. ¡MENUDA FRUSTRACIÓN!

b) Leavalos y dexalos SOLOS a la puerta l'establecimientu, col riesgu de qu'escapen, salgan a la carretera, los lleven o quién sabe qué.

c) Metelos nel establecimientu (ensin mascarilla, o ensin mascarilla afayaíza) pa que puedan infectase fácilmente.

¿Ven ustedes otres opciones?

Y, enriba, igual s'atreven a traer l'argumentu rabulescu del artículu 7 del 14 de marzu. Más imbecilidá entovía.

Profundísimamente imbéciles.

Yá verán ustedes que marexada de decepción y d'ira se va llevantar. Tal parez QUE SE RÍEN DE LA XENTE.

Ayer, en LNE: Pelayo y los invisibles

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                                       L’APRECEDERU

                               PELAYO Y LOS INVISIBLES



                Revisando archivos, encuentro uno en que voy anotando la recurrente aparición de tres negaciones, la de la idea de Reconquista como un término adecuado; la de la existencia de la batalla de Covadonga (ni siquiera habría habido una “agarradiella”, como tituló una narración Rafael Álvarez-Borbolla); la de rechazar cualquier veracidad sobre lo que la tradición nos venía diciendo sobre la persona de Pelayo: de su nacimiento y genealogía, al lugar de su tumba.
                Que conste que ese negativismo o hipercriticismo no es nuevo. Ya a comienzos del XX nuestro Julio Somoza, aquel gran devoto de Xovellanos, sostenía lo mismo. Seguramente tienen razón todos estos historiadores, pero lo que es indudable es que hubo un estado asturiano, que se expandió, que inventó un arte asturiano e, incluso, la tumba del Apóstol y su camino. Eppur si muove¡, nos veríamos tentados a decir, como Galileo.
                Esa práctica desaparición o borrado de nuestra vista del panorama histórico tradicional me lleva, por caminos diversos, a algunos invisibilizados en estos días de sufrimiento. Los niños, por ejemplo. Además de enclaustrados, lo que no están los perros, ¿alguien pensó en máscaras o guantes de su talla?
En un artículo publicado el 13/4/20 en LA NUEVA ESPAÑA, Campo Vidal da voz a las quejas de mucha gente de los pueblos, quienes protestan que se impida a la gente desplazarse a sus huertos. “En los pueblos no se nos deja ir al huerto, mientras que en las capitales se puede viajar en metro”. Y reflexiona el articulista: “El que redactó el decreto […] lo hizo en una ciudad y pensando solo en las ciudades”. En los urbanitas, corregiría yo, porque cuántos miles de asturianos tienen una huerta o una pumarada y no pueden atenderlas.
                ¡Como si fuese más fácil contagiar a alguien segando o plantando en solitario que viajando o comprando con él!
                ¿“Desescalarán” (o mejor, “desubmergirán”) pronto a esta gente? Lo dudo.

Güei, en LNE: Pelayo y los invisibles

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L'aprecederu

Pelayo y los invisibles


(Les interpretaciones de la historia d'Asturies, los neños, los huertos, los praos y les pumaraes).


Bien por Ángela

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https://www.elmundo.es/internacional/2020/04/16/5e9878c2fc6c83516f8b45f9.html

ÁNGELA MERKEL:

AISLAR A LOS ANCIANOS PARA RECUPERAR LA NORMALIDAD TRAS EL CORONAVIRUS ES ÉTICAMENTE INACEPTABLE


La mio participación na creación d'UVIS móviles

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La Nueva España del 2/4/2020 recordaba y celebraba la puesta en marcha de les primeres UVIS móviles n'Asturies facía 25 años y citaba unes palabres d'un de los impulsores, Luis Alberto Mamés: "Han salvado muchas vidas y evitado muchas secuelas".

Luis Alberto, un profesional del sector, púnxose en contactu comigo pa llograr impulsar la dotación d'eses primeres ambulancies medicalizaes. Sé bien lo que costó que nos ficieren casu, y lo qu'hubo qu'esbrexar nel Parlamentu Asturianu y nos despachos, sobre too nos despachos, pa que la iniciativa fuera p'alantre, esto ye, pa que topase dotación económica.

Asina que, nesti aniversariu, puedo manifestame orgullosu d'aquel trabayu míu y del PAS (¡tantos llogros pa los asturianos se ficieron d'aquella!) pa poner en marcha un serviciu qu'agora ta a "la vanguardia sanitaria d'Europa", como diz Alberto Mamés.


La semeya, de LNE. El de la manzorga, Luis Alberto Mamés. El terceru, Antonio Trigo. L'ambulancia, la primera.


Un aplausu pa Urkullu

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https://www.elconfidencial.com/espana/pais-vasco/2020-04-17/urkullu-pedira-sanchez-permitir-salir-ninos-calle-desde-26-abril-medidas-descompresion-social-apertura-comercios-hacer-deporte_2553939/

Urkullu pide a Sánchez la salida de niños, la apertura de negocios y el deporte desde el 26

Reclama que se activen con "carácter prioritario" varias medidas de "descompresión social y económica", con la urgencia de la salida a la calle de menores y colectivos con necesidades especiales

Aprobáu xeneral. Los problemes de la enseñanza y la evaluación

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                               Asoleyóse en La Nueva España del 16/4/2020.

                                        (Escribióse una selmana enantes)


                  LOS PROBLEMAS DE LA ENSEÑANZA Y LA EVALUACIÓN



                En realidad, el título debería haber sido el de “aprobado general”, porque, ¿para qué vamos a engañarnos?, eso es lo que va a haber en la práctica. No en el sentido de que se haga tabla rasa y se dé a todos una calificación igual, sino en el de que nadie repita curso, que es lo que quiere decir el Consejo Escolar del Estado cuando recomienda que la repetición de curso sea “en casos realmente extraordinarios”. Pero, además, las disposiciones que están tomando las comunidades autónomas van todas en ese sentido. Salvo en el caso del segundo de bachiller, cuyos estudiantes han de enfrentarse a la EBAU, las orientaciones llevan idéntica línea: siguiendo las recomendaciones del citado Consejo, en unas autonomías, como la nuestra, no se avanzará sobre lo visto hasta ahora; además la recomendación es en muchas que, aunque se avance, la nota (la evaluación) se centre más bien en las competencias, y no en los saberes (para los profanos, se llaman competencias a un conjunto de comportamientos sociales, afectivos y habilidades cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo adecuadamente un papel, un desempeño, una actividad o una tarea”, por ejemplo, “aprender a aprender” o “autonomía e iniciativa personal”). Comoquiera que sea, aprobado general, salvo resistencia numantina por parte del alumno.
                Todo ello va a acarrear, sobre una pérdida parcial de los aprendizajes del curso, un marco general de desigualdad e injusticia, especialmente para aquellos alumnos que más se han esforzado o que podían aprovechar más en el tercer trimestre. Y plantea problemas especiales en segundo de bachiller, en la prueba antesala de la universidad.
                Es sabido que la ausencia de clases trata de paliarse, más o menos, mediante la comunicación en casa entre profesores y alumnos por vía telemática, en lo que existen problemas de capacidad de las redes y las conexiones o de la disposición de equipos en las casas. Se habla, a propósito, de la “brecha digital” y se señala esta como el mayor obstáculo para el aprendizaje igualitario entre los alumnos. Observaciones que vienen acompañadas de un pánfilo discurso sobre el beneficio de la telemática y el trabajo a distancia.
                No nos engañemos, el principal problema en continuar las clases en el domicilio no reside en la brecha digital, sino en la “brecha familiar”. El alumno, desmotivado y aburrido en casa, necesita tener unos padres que lo ayuden, que lo estimulen, que lo acompañen en el cumplimiento de las tareas e, incluso, a veces, que le expliquen; y que, en general, lo ayuden a mantener un tono positivo durante el encierro. He ahí el verdadero problema. Carecen, además, los escolinos de dos estímulos, el directo del buen profesor en la interacción dentro del aula y el de la emulación, la competencia y la cooperación que suponen sus compañeros en la misma.
                De modo que, en general, el trabajo, el rendimiento y el aprendizaje tenderán a rebajarse: los buenos alumnos seguirán siéndolo acaso igual, los medianos perderán y quienes ya pasaban de todo en clase o tenían muchas más dificultades seguirán del mismo modo o les será más difícil. Pregunten si no.
                Problemísimo es el de la EBAU, la selectividad universitaria. Malo si se acorta el temario, malo si no. Pero es que, además, la evaluación a distancia provocará calificaciones dispares donde probablemente saldrán perjudicados aquellos que, por sus méritos reales, deberían tener más nota para acceder a sus carreras preferidas.
                Y quedan, por fin, los problemas del examen de todos los aspirantes a universitarios. Seguramente no se podrá efectuar con proximidad física. Para solucionarlo se está proponiendo la realización simultánea e “instantánea” de pruebas por interné. ¿Se imaginan ustedes la logística necesaria para que todo el mundo pueda hacerlo y para garantizar que no habrá trampas?
                Por cierto, vayan pensando en septiembre y la vuelta al colegio. ¿Cómo lo harán? ¿Qué pasará si empiezan los contagios y hay que volver a cerrar las escuelas y los padres tienen que volver a abandonar el trabajo?
                Lo siento, pero no siendo el gobierno, me siento obligado a prevenir.

Güei, en LNE: La enseñanza y la evaluación (aprobáu xeneral)

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La enseñanza y la evaluación

Los problemas de un fin de curso sin clases presenciales


(En realidá, como diz el subtítulu, "aprobáu xeneral", y el profesor que suspenda, castigáu en xunetu).


Marlaska y IIla: desconocimientu, incoherencia

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Una de les recientes intervenciones d'Illa: "Los niños no pueden salir a la calle porque son un foco de contagio".

Al marxen de lo unamuniano del mensaxe (N'Europa sí pueden salir, yá se ve que los Pirineos entamen nel gobiernu de Pedro y Pablo), lo que se deduz ye qu'en casa tán siendo un focu de contaxu. ¿O non? ¿Y entós?

El mesmu día, a continuación, y en vista que, pesie al confinamientu, el númeru d'infectaos hospitalizaos sigue siendo altu, Marlaska: "Los hogares deben estar siendo un foco de contagio". ¡Vaya, hom! ¿Y entós?

Y, en fin, que nun faen lo qu'hai que facer, que nun saben satamente que pasa, que dicen lo que-yos apetez.




Ayer en LNE: Desarmando la bolera

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                                                    L’APRECEDERU

                                           DESARMANDO LA BOLERA


                El coronavirus no deja bolo en pie. No me refiero solo a muertos y enfermos. Más allá de la crisis financiera y de los problemas de las grandes empresas, son especialmente los bolos pequeños, los biches, los que se ven gravemente afectados.
                Como yo, seguirán las noticias diarias de LA NUEVA ESPAÑA sobre autónomos, pequeños empresarios o sectores económicos afectados. Los llagares vuelven la sidra al tonel; los peluqueros no ven el pelo a sus veceros; los fisioterapeutas podrán acaso heñir la masa para hacer pan, pero no las carnes de los dolientes; igual los dentistas; los artesanos de quesos de toda clase, sobre no vender, ven perderse sus productos; las pequeñas empresas dedicadas al turismo activo tienen que entregarse a la meditación contemplativa; los chigreros ven envejecer o agriarse los vinos y la sidra en las botellas; alguien que acababa de abrir un negocio ha tenido que volver a cerrarlo; los pescadores ven caer abismalmente los precios; libreros. Eso sí, impuestos y vencimientos no dejan de correr.
                Algunos comerciantes, en una iniciativa loable, pero de no gran alcance, temo, traman alianzas para llevar sus productos al publico cercano o local a través de interné.
                Lo único que espoxiga en esta coyuntura son los osos y los xabalinos, para alegría de esa clase de misántropos que anteponen las bestias al hombre.
                De lo que no nos libramos es del rigorismo rabulesco de los mandonos. La “patrulla canina”, una iniciativa de la policía de Mieres para entretener a los niños ha sido prohibida. Circulaban en coche, protegidos, con todas las medidas de seguridad. ¿Por qué se prohíbe? Porque esa finalidad, entretener a los niños, no está entre las contempladas en el Decreto. Pero si se limita la circulación no es para que no se circule, sino para que no haya contactos.
                No quiero calificarlo, pero sí recordar que “no se hizo el hombre para el sábado…”.

Güei, en LNE: Desarmando la bolera

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L'aprecederu

Desarmando la bolera

La pandemia se ceba con el pequeño comercio



Chapugobiernu: más y más

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El 27 de marzu asoléyase'l Real Decretu pol que se prorroga la declaración del estáu d'alarma del 14 del mesmu mes. La prórroga trae una novedá, la suspensión de toles actividaes non esenciales. Cuáles son les actividaes esenciales nun se sabe bien, hasta qu'un Decretu de casi les 12 la nueche del domingu 29 vien a embarullalo.

Nesi Decretu del 27 suspéndense les actividaes nun esenciales hasta'l 12 d'abril. Los que dexen de trabayar van seguir cobrando de la empresa, pero tienen que recuperar les hores perdíes cuando vuelvan al tayu, hasta finales d'añu.

A les 9 la nueche del 12 d'abril, tres hores enantes de que los trabayos y trabayadores tornen a trabayar, apaez una Orde de Sanidá especificando que, de tolos trabayadores que teníen que reincorporase de la construcción, los que trabayen n'obres de reparación nun puen facelo, pol peligru que tengan contactos colos vecinos de los edificios colos que trabayen.

¿Y estos trabayadores cómo queden? ¿Tienen que face-yos un ERTE? ¿Tien que despedilos la empresa? ¿Siguen cobrando ensin producir? Nin una palabra por parte'l Gobiernu, que sigue coles sos chapuces de toa triba.

¡Yá, yá verán los enguedeyos xurídicos de too esto!

Por ciertu, cónstame que trabayadores n'obres de reparación taben incorporaos esta mañana al trabayu, y que lo facíen pol Decretu que conocíen, el de la vuelta al trabayu. Nada sabíen de la nocherniega Orde de Sanidá (confusa abondo, como tantes otres, por ciertu). Nin ellos nin la empresa, a lo que camiento.

Ayer en LNE: El peligro amarillo

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                                    EL PELIGRO AMARILLO



Permítanme que retome esta vieja expresión para referirme a la potencia mundial que es hoy China y a lo que representa su poderío, la creciente expansión geográfica de sus intereses y a la presencia cada vez mayor de sus empresas y su dinero en múltiples países. África, América del Sur, Europa, prácticamente ninguna parte del mundo está libre de la presencia e influencia de los intereses del país de Mao-Tse-Tung (o Mao Zedong, si lo prefieren). Quizás el caso más visible para los europeos sea el de su presencia en Grecia. Al socaire de la crisis de deuda de la patria de Sófocles en 2007-2008, la República Popular comenzó su actualmente intensa relación con Grecia, comprando primero varios miles de millones de euros de su deuda soberana, y después comenzando su penetración comercial allí. En 2015 se hicieron con la concesión del puerto del Pireo. A finales de 2019, el presidente Xi Jinping llegó a Atenas para firmar dieciséis acuerdos de cooperación, que incluyen el asentamiento de dos bancos chinos y una importante serie de inversiones.
El crecimiento vertiginoso de su PIB en estos últimos años, así como su expansión comercial por el mundo se han basado en unos cuantos factores anómalos dentro de lo que podemos llamar mercados abiertos: una mano de obra barata y absolutamente controlada que trabaja en las condiciones que toquen, el dumping comercial, la falta de respeto en muchas ocasiones por las licencias y las patentes ajenas, el ofrecimiento de su territorio y su mano de obra barata para la inversión extranjera, entre otras cosas. Ahora bien, el núcleo esencial de su fortaleza y crecimiento consiste en que es una dictadura total y absoluta. Lo fue con millones de muertos con Mao, lo es ahora de forma menos sanguinaria, pero no menos implacable, con cualquier disidencia. Pregunten, si no, en Hong-Kong, acuérdense de Tiananmén, o vengan al primer médico que anunció el coronavirus sin permiso del Partido.
Paralelamente, China se ha puesto a la vanguardia en varios campos de la tecnología y la investigación, y ha sorprendido al mundo, por ejemplo, con algunas actuaciones en torno al coronavirus: el rápido descubrimiento de su genoma, la construcción del famoso hospital de 10.000 camas (hazaña, vista ahora a partir del hospital del IFEMA, no tan notable).
De este modo, la República Popular se ha convertido en una potencia mundial, en lucha por la hegemonía con los EEUU. Desde ese punto de vista, y teniendo en cuenta lo poco ortodoxo de sus conductas en el ámbito comercial, no es de extrañar que los EEUU traten de ponerle freno mediante la imposición de límites y tasas. Ocurre, al respecto, que la “intelectualidad” y, en general, la opinión pública occidental tienen desde siempre una visión disímil con respecto a las dictaduras y aun entre estas, según su signo, y las democracias. Se indignan y movilizan contra las dictaduras de occidente, pero no muestra la menor inquietud cuando son dictaduras comunistas, como si no lo fuesen, no repugnasen o no fuesen visibles. Y no digamos nada ya si comparamos los dicterios contra “el reaccionario (pero democrático) gobierno de Trump” y el silencio frente a la dictadura china.
En las sociedades libres existe desde siempre un no pequeño número de gentes con una amplia pulsión antidemocrática y dictatorial. No se trata solo de la ceguera ante un determinado tipo de dictadura, sino de la aspiración a tenerlas como modelo para conformar en su lecho de Procusto nuestras sociedades libres, con el pretexto, eso sí, del bien general o de la reparación de la injusticia. Aquí ha habido leninistas, estalinistas, maoistas (¿cuántos partidos de esa inspiración vivaquearon aquí?) y, aunque tal vez alguna de esas etiquetas haya caído en desuso o se oculte, el fondo sigue siendo el mismo: establecer una sociedad donde sean el estado y “los sabios”, quienes organicen vida y economía. Naturalmente, quienes así piensan – clase media, la mayoría de ellos, curiosamente– creen que serán los promotores quienes se pondrán al frente del nuevo mundo. Ignoran la historia, por supuesto, desconocen cómo la revolución devora siempre a todos sus hijos menos a uno o unos pocos.
No es, pues, del “Hannibal ad portas” de lo que hablo cuando digo lo del peligro amarillo, sino de los que ya están dentro de la ciudad. Porque he visto en estas semanas cómo un número no pequeño de personas, no políticos ideologizados, no: científicos, intelectuales, comunicadores, se hacen lenguas del modelo chino y de su eficacia, casi, casi, lamentando no seguir sus patrones.
He ahí a lo que me refiero con “el peligro amarillo”, a esa admiración que viene a engordar esa perenne corriente de las sociedades libres que busca ahormar el hombre nuevo en una nueva sociedad.
Escuchen. Manténganse “arrectis auribus”, con los oídos atentos. Y sollertos, que decimos en asturiano.

Un test: recolección, parados y subsidios agrarios

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Hace falta gente para recolectar cosechar. Las estimaciones fueron inicialmente de 200.000 personas. Ahora, por lo visto, unas 80.000. Ya que no pueden venir braceros, como siempre vinieron, el Gobierno ha publicado un Decreto en virtud del cual pueden acudir a trabajar en la recolección parados y perceptores del subsidio agrario, compatibilizando el cobro del trabajo con el mantenimiento de los subsidios. 

¿Cuántos van a acudir a tan golosa invitación? 

He ahí un test. Hagan apuestas. 




¿Desescalar? ¡Por favor!

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¿Desescalada? ¿Por qué lo llamen "desescalada", si nun subimos a ninguna cume?: lo que ficimos ye baxar a un pozu, bien fondu.

Vamos llamalo col so nome "escalada", o meyor, "desenterramientu", lo mesmo que nun tamos "confinaos" -o, polo menos, ye palabra de significáu duldosu-, que ye otra cosa, sinón "recluidos" o "enclaustraos" o ,n'asturianu raigonal, "acorripiaos".


Güei, en LNE: El peligro amarillo

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El peligro amarillo

La admiración en las sociedades libres occidentales por la eficacia de la dictadura china



L'escándalu de los cadáveres nes residencies

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A lo meyor yá lo olvidaron, pero'l 23 de marzu, sí fai tan poco, apaecíen estos titulares na prensa: "El Ejército encuentra ancianos en residencias conviviendo con cadáveres". Y la ministra Margarita Robles, considerada uno de los pocos ministros serios del Gobiernu corría a contalo en rueda prensa. 

La mio primer reacción fue de rechazu. Non al fechu en sí, sinón al fechu de contalo. Parecíame indecente y escandaloso sopelexalo. Si había daqué delitu, a la xusticia, pero en silenciu, ensin ximielgalo, ¿pa qué esfrega-y esa cosa tan morbosa a la población pel focicu? ¿Con qué oxetivu? ¿Pa meyorar qué? ¿Pa tranquilizar a quién? De toes maneres, a mi la información estrañábame. ¿Cuántu tiempu llevaben ellí aquellos cadáveres? ¿Hores, díes, selmanes? ¿Cómo yera posible? ¿Nun había cuidadores neses residencies? ¿Convivíen en silenciu colos cadáveres? ¿Los responsables o propietarios de les residencies teníense fugao y dexao ellí vivos y muertos?

La segunda reacción mía fue d'estrañeza: ¡qué raro! Too pue ser, pero qué raro.

Al día siguiente ficiéron-y al Xefe Superior de la Defensa una pregunta al respective na rueda prensa, entrugándo-y detalles. Nun respondió. Si ustedes conocen un momentu más afayaízu pa emplegar la pallabra "rocea" o "mosquéu", ehí tienen un.

Pasaren los díes y d'aquello nun hai nada. Lo que parez ser ye que sí efectivamente había cadáveres, pero nun ocurrió otro que'l que los servicios funerarios tardaren n'acudir, dada la situación en Madrid d'atascu funerariu.

A lo meyor ye que les residencies yeren privaes.




¡Qué escándalu! El nun informase bien, y el sopelexar una situación asina, en cualquier casu, hubiere delitu o non.


Detrás de la ventana

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                             (Asoleyóse ayer en La Nueva España)

                          DETRÁS DE LA VENTANA



                En el exterior, la naturaleza prosigue su curso. La hierba espoxiga en los prados, los árboles florecen, lo insectos cursan su ciclo.
                El Ayuntamiento de Xixón ha encargado instalar 1.400 trampas, para atrapar a las reinas velutinas que emprenden ahora sus vuelos para formar nuevas colonias.
                Me he manifestado repetidamente contra los decretos de aislamiento del Chapugobierno, porque legislan sobre lo que no conocen, y, así, han de rectificar cada poco; y por lo inútilmente rigoristas que son en muchos aspectos.
                Miles de asturianos tienen huertas o pumaradas. Deberían poder desplazarse a ellas para atenderlas, o para colocar trampas antivelutinas. ¿Por qué no pueden? Porque están prohibidos los desplazamientos. Pero los desplazamientos no se prohíben para no gastar gasolina, sino para que no haya contactos. ¿Qué empece que una persona se desplace sola a su huerto y ejerza allí el lopesco “a mis soledades voy…”? Nada, salvo el rigorismo y desconocimiento del Gobierno, y, especialmente, su desconfianza en las personas.
                En otro orden de cosas, el Ayuntamiento xixonés deja de “atracar” a los ciudadanos anulando la plusvalía para los inmuebles vendidos sin ganancia. Este abuso venía siendo así en toda España desde hace décadas: si usted no ganaba dinero al vender su piso, era igual, se suponía que lo había ganado. Y sobre esa cantidad, le cobraban. Reiteradas sentencias, en estos últimos años, habían ido dando la razón a los expoliados. Ahora, por fin, el Ayuntamiento de Xixón ha rectificado. ¿Devolverá lo indebidamente cobrado?
                Suelen justificarse estas injusticias con el pretexto del bien común. ¿Pero es el bien común que los ayuntamientos despilfarren en voladores, subvenciones inútiles y chorradas con el dinero de esos abusos?
                Lo he reiterado: “ni sus hijos, ni su piso, ni su hórreo”. Nada es plenamente de usted, es del Estado. Carmen Calvo: “El dinero público no es de nadie”, o sea, es del Estado, no de usted, de donde proviene.

Güei, en LNE: Detrás de la ventana

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L'aprecederu
Detrás de la ventana

En el exterior, la naturaleza prosigue su curso. La hierba espoxiga en los prados, los árboles florecen, los insectos cursan su ciclo...


Xusticia, sindicatos, mascarilles y Clemenceau

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Dalgunos sindicatos y sindicalistes presentaren en Madrid (falamos del 24/3/20) una demanda contra'l Gobiernu madrileñu esixendo que se dotase a los trabayadores de la sanidá de lo que nun había (traxes protectores, mascarilles, gafes, etc.) ¡en 24 hores! 

Repito: que-yos diesen lo que nun tenía naide en dalu sitiu, ¡como si lo tuviesen guardao pa fastidiar! 

¿Podíamos pensar qu'estos sanitarios operaben por razones de mena política? ¿A que non?

Pero la cosa non acabó ehí: Un xulgáu de lo Social de Madrid arrespondió a la demanda dándo-y a la Conseyería de Sanidá 24 hores pa que dotase de tol material a tolos trabayadores de la sanidá madrileña.

Dempués, el Tribunal Supremu dio carpetazu inmediatu a la demanda, porque, cenciellamente, nun había casu, esto ye, nin mascarilles, nin caretes, nin.., en dala parte d'España.

Decía'l políticu francés Georges Clemenceau, "El Tigre": "la xusticia militar ye a la xusticia lo que la música militar ye a la música".

Pero, agora que caigo, ¿esto a qué vien?




Aprobáu xeneral

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¿Pa qué nos vamos engañar? Na práctica, esti añu va haber aprobáu xeneral. ¡Qué remediu!

Eso sí, va ser inxusto pa munchos, pa los que trabayaren y s'esforzaren. Y nun se cómo se van arreglar na EBAU, onde la nota sirve pa escoyer carrera.

L'irremediable aprobáu más o menos xeneral va acostinar munchos problemes d'inxusticia y desigualdá y va suponer una inxusticia pa non pocos.

Al marxen de que lo que nun s'aprendió va ser difícil deprendelo y de que pal añu que vien va haber munchos escolinos a los que va costar quita-yos la zuna.




Aislamiento, circulación, cierres y economia

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                          (Asoleyóse en La Nueva España del 3/4/2020

                      AISLAMIENTO, CIRCULACIÓN, CIERRES Y ECONOMÍA




                Ya saben que he venido señalando desde el primer día que en las medidas del Gobierno había mucho de improvisación. Así, tras el cierre de las escuelas, se tardó varios días en conceder a los padres el permiso de quedarse en el hogar con los hijos sin perder su empleo. Del mismo modo, pasó una semana larga hasta que alguien cayó en la cuenta de que un infante no podía quedarse solo en casa si su único cuidador iba a la compra. Algo más de tiempo tardaron las autoridades en percatarse del sinsentido de que una pareja conviviente no pudiese desplazarse en el mismo coche a realizar alguna de las actividades permitidas. ¡Como si, conviviendo todo el día en casa (y acaso en la cama), corriesen un riesgo nuevo al hacerlo en el coche, o como si quien se desplazase estuviese menos amenazado de ir en un autobús o en un coche! También se tardó casi dos semanas en permitir la salida, acompañadas, de personas con ciertas limitaciones.
                Pienso, además, que las disposiciones de aislamiento presentan un excesivo rigorismo, tanto en sí mismas como en la interpretación que de ellas hacen muchas veces las personas o instituciones encargadas de hacerlas guardar. Me gustaría saber, por ejemplo, si se ha sopesado el daño que el confinamiento provoca en personas enfermas que necesitan ejercicio diario, como los diabéticos o los que tienen problemas circulatorios. Es posible, pero no estoy seguro.
                Por otro lado, no se ve muy bien por qué se prohíben determinadas actividades individuales, como correr o discurrir por el monte, salir con los vástagos a pasear controladamente delante de casa o correr por las escaleras del portal. En algunas de estas prohibiciones parece haber una interpretación rigorista o rabulesca de la norma general: el Decreto de alarma prohíbe las carreras pedestres, pues prohibamos toda carrera; limita la circulación de vehículos a determinadas actividades, limitemos su ocupación. Y no digamos ya nada de cuando se realiza una consulta sobre un particular, navegamos ahí entre la negativa  sistemática y el asentimiento con dudas.
                Pero es que, además, algunas de las actividades terminantemente prohibidas aquí se permiten en otros países.  Así, en Alemania, Bélgica o Francia se puede sacar a los niños a pasear (por cierto, en LA NUEVA ESPAÑA del 26 de marzo el pediatra Marcelino-García Noriega reclamaba una medida como esta) o se autoriza hacer deporte de forma individual (también en Italia, pese al endurecimiento de las últimas medidas). En Alemania al menos, pueden pasear dos personas juntas si son de la misma familia.
                En el caso de Asturies concurren además circunstancias particulares. Muchas personas  que no son profesionales de la agricultura tienen huertas o pumaradas que deben atender o en las que plantar; incluso, poner trampas contra la velutina, ahora que llega el momento. ¿Dónde estriba el problema en que una persona vaya y vuelva sola de esa ocupación? Las restricciones a la circulación se instauran para que no se encuentren las personas, no para que no se muevan. Aquí, como siempre, parece que en Asturies nadie es capaz de contemplar nuestras particularidades.
                Ya sé que se puede argumentar que si se abre la mano, luego todo el mundo hace lo que le viene en gana. No soy insensible al argumento. Constituye un insulto a la mayoría, mas no soy insensible al argumento. ¿Pero son distintos a nosotros alemanes, italianos, belgas o franceses, por no hablar de otros países? Veremos a ver qué pasa en los próximos días.
                En pocos meses, nuestro problema será mucho más grave, el económico, que revertirá no solo en el empleo, sino en aquello en que el Estado pueda o no subvenir a los parados, cubrir en sanidad, en dependencia… Y, al respecto, se plantea del debate de si se debe cerrar toda actividad que no sea la estrictamente necesaria. Algunas comunidades, como Cataluña y Murcia, habían planteado tal medida. También algunos epidemiólogos. Y, desde luego, en las consultas internéticas la respuesta era apabullante, “más leña”.
                Mi opinión, la que he sostenido desde el principio de la crisis, era que la actitud inicial del Gobierno era la correcta: hay que mantener en funcionamiento el mayor número posible de empresas no solo para que la recuperación sea más rápida, sino para seguir recaudando y para no aumentar el número de cabezas que pendan de los pechos del Estado. Razonablemente, tanto la patronal (no el IBEX 35, como regurgitan los ultras del discurso huero) como los principales sindicatos, UGT y CCOO, eran de la misma opinión. Inopinadamente (“en la fracción de un segundo cambia la opinión del mundo”) el Gobierno (con discrepancias internas) y los sindicatos variaron de idea y se procedió a la “hibernación de la economía”, lo que se efectuó como un cañonazo de gran potencia y de poca precisión. ¿Se sabía, por ejemplo, si la construcción estaba constituyendo un foco activo o no había prueba alguna de ello? No la había.
                Que la decisión fue una más de las chapuzas del Chapugobierno lo demuestra además lo que ha ocurrido con la gran industria en las horas siguientes a la publicación del nocherniego Decreto del domingo 29: los gobiernos asturiano, vasco y gallego clamaron contra la medida por los daños irreparables a esa industria –también los sindicatos– y tuvo que salir la ministra Nadia Calviño para “aclarar” que ese tipo de actividad no estaba suspendida. De todas formas, no de forma precisa, de modo que algunas empresas no han acabado de fiarse de esa aclaración oral. ¡Qué inseguridad jurídica!
                Anotemos con un aplauso que el Gobierno asturiano ha actuado aquí bien (no lo está haciendo mal, en general), adelantándose el lunes a última hora (seguramente, tras una consulta y una “negociación” con Madrid) a publicar una interpretación del Decreto-Ley de la noche del 29, precisando una serie de industrias básicas que sí podían seguir trabajando, aunque fuese “de aquella manera”.